miércoles, 30 de octubre de 2013

#Imagina de Harry PARTE 27 -2º temporada-

Los párpados te pesan. No estás muy segura de si estás soñando, pero de todos modos una parte de tu cerebro te dice que es hora de despertar y abrir los ojos.

La habitación se encuentra tenuemente iluminada, y tus pupilas tardan unos instantes en dilatarse para captar algo más que sombras de tonos grisáceos. Frunces el ceño, contrariada. Ese no es tu dormitorio. No son tus sábanas. Entonces, ¿dónde estás?

Te incorporas, haciéndote sufrir un repentino mareo, y parpadeas varias veces hasta que el mundo vuelve a recuperar su posición normal. Distingues una figura sentada en un pequeño sillón, y reconoces a Harry. No lleva camiseta, y la piel clara del torso le hace parecer una estatua. Una estatua que te contempla y de repente esboza una sonrisa.

-Menos mal que te has despertado, estaba empezando a pensar que iba a tener que besarte, como con la Bella Durmiente.
-No he dormido tanto –protestas con voz pastosa.
-Son las doce del mediodía. Casi hora de comer –ladea la cabeza, y los rizos le rebotan en la frente.
-Ah –te dejas caer otra vez en la cama.

Los sucesos de la noche anterior penetran en tu memoria como un torrente casi incontenible, y te preguntas cómo es posible que hayas dormido tanto después de todo lo que ha pasado, y lo difícil que te ha resultado conciliar el sueño desde que terminaste con Harry. Te revuelves en la cama para quedar mirándole. Precisamente, tal vez el hecho de que él haya estado allí toda la noche haya ayudado a que lograras dormir en condiciones.

-¿Qué día de semana es? –preguntas.
-Uhm, jueves.
-Genial, me he saltado un día de universidad por la cara –te tapas con las sábanas hasta la nariz.
-No te he despertado porque te he visto con un rostro tan angelical… –pone voz teatral.

Tú le lanzas una almohada en respuesta, y Styles suelta una carcajada cuando ésta ni siquiera llega a darle, y cae a mitad de trayecto en la moqueta de la habitación de hotel.

-Vale, vale –aún queda una sonrisa en sus labios-. Ha sido porque he pensado que había unas cuantas cosas que arreglar hoy.

Sueltas un bufido, y subes la sábana hasta por encima de tu cabeza. Lo que menos te apetece ahora mismo es llamar a tus padres para decirles que tu compañero de piso es un adicto al sexo que se ha obsesionado contigo y tienes que mudarte.

Algo hace que la sábana baje cuidadosamente, y ante tus ojos aparece la cara de Harry, surcada por una sonrisa de medio lado.

-Te encontré una cama.
-¿Cómo? –entrecierras los ojos, sin comprender.
-Dijiste que estaríamos juntos otra vez tan pronto como te encontrase una cama.
-Ah, aquello, bueno, sí, creo que lo dije…

Las cejas de Styles se elevan tanto que crees que van a terminar por llegarle hasta la raíz del pelo.

-Supongo que un trato es un trato –dices.

Su expresión se relaja totalmente y tira aún más de la sábana, destapándote por completo.

-Ay, frío –refunfuñas, abrazándote el cuerpo.

Te das cuenta de que llevas la misma ropa que ayer; ir al piso a por tus cosas es ya una necesidad.

-Styles, ¿por qué no llevas camiseta? –dejas que tus ojos se entretengan unos segundos en sus dos pezones extra mientras te levantas de la cama.
-Estaba intentando parecerte tan atractivo que cayeras irremediablemente en mis brazos –se revuelve el pelo.
-Mmm, quizás en otro momento –te encoges de hombros y caminas hasta el cuarto de baño.

Te lavas la cara con ímpetu, pero a pesar de ello tu cara sigue pareciendo la de un muerto viviente. Las emociones no pasan en balde para nadie. De todos modos, intentas arreglarte un poco.

Harry abre la puerta del baño justo cuando tú tiras de la cisterna.

-¿Te apetece una ducha? –mira a la bañera de forma elocuente.
-¿De verdad crees que es el mejor momento para pensar en eso? –pones los ojos en blanco.
-No veo por qué no –sonríe ampliamente.
-Ah, cállate –sales del baño haciéndote la ofendida.
-Bueno, pues, ¿quieres llamar a tus padres? –te tiende su móvil.
-No, la verdad es que no quiero –suspiras-. Pero tendré que hacerlo tarde o temprano. Y tengo mi propio móvil –lo sacas del bolsillo de tu arrugado pantalón.

Antes de encender la pantalla, te quedas inmóvil y ladeas la cabeza.

-Y esto… ¿quién lo paga? Porque no llevo ni una libra encima.
-Invita la casa –Harry coge su chaqueta, que descansa en el respaldo del pequeño sillón, y saca de ella un buen fajo de dinero.
-Styles, ¡¿de dónde has sacado eso?! –exclamas, alarmada.
-¿Piensas que dejo que me hagan esto –se señala los labios y las cejas magulladas- gratis?
-Ah, lo del boxeo –bajas la mirada.
-Sí, lo del boxeo –se encoge de hombros y guarda el dinero-. Siempre hay algún tonto nuevo que aposta en mi contra.

Así que el Styles prepotente vuelve al ataque. Bueno, estás totalmente segura de que prefieres esa faceta suya a las muchas otras que has conocido en las últimas semanas.

-¿Y por qué llevas todo ese dinero encima? –lo miras con suspicacia.
-Porque volvía de boxear cuando el ojitos azules asqueroso se acercó a hablar conmigo, y después vine directo hacia aquí.
-¡¿Ganas todo eso en una sola noche?!
-Sí –se encoge de hombros.
-Dios.
-Ya, en fin…

Los dos os quedáis un momento en silencio; una de esas muy contadas ocasiones en las que ninguno sabéis muy bien qué decir.

-Hoy ya no me duelen tanto los labios –rompe el silencio.

No entiendes a qué se refiere, y debe notársete, porque él sonríe y se acerca a ti, todavía con el torso desnudo.

-Vuelvo a ser… besable –dice con voz seductora.

Tú rompes a reír.

-¿Qué? –alza una ceja.
-¿Besable? –no logras contener las carcajadas.
-Ah, destrozas mis momentos de seducción –suspira.
-Venga, ya paro –dices todavía con una sonrisa en los labios.
-Entonces, ¿me besas o no? –te apremia.

Vuelves a reír.

-Que sí, pesado.

Haces que vuestros labios se unan como tantas veces lo han hecho, contenta de que eso esté ocurriendo de nuevo. Harry desliza sus manos por tu espalda, y tú entrelazas tus dedos en su pelo, notando sus mullidos rizos bajo tus manos.

Tras un prolongado beso, te separas de él, y coges el móvil que en algún momento has dejado caer en la cama.

-Eh –protesta.
-¿No decías que tenía que llamar a mis padres? Pues voy a ello.
-Bah –resopla, airado.
-Yo también te quiero –le sacas la lengua.
-No sabes lo mucho que me alegra oírte decir eso –su mirada se pone seria de repente.

Enciendes la pantalla de tu teléfono y…

-¡Siete llamadas perdidas de mis padres! –dices en un grito ahogado.
-Mmm, lo de que tenían poderes de telepatía no me lo habías contado.
-No tiene gracia –le lanzas una mirada con los ojos entrecerrados.
-Si no te importa, voy a fumarme un cigarro –busca el paquete en el bolsillo del pantalón.
-Haz lo que quieras, pero no creo que se pueda fumar aquí dentro –desbloqueas la pantalla del móvil.
-Tienes razón, yo siempre he sido un angelito que hace lo que le dicen que tiene que hacer –esboza una sonrisa.
-Styles, tengo siete llamadas perdidas de mis padres, tiene que haber pasado algo, no estoy para bromas –te dejas caer en la cama.
-Vale, disculpa.

Harry saca un cigarro del paquete y lo hace resbalar por entre sus dedos a la vez que se sienta a tu lado en la cama. Te da un suave golpecito con su hombro en el tuyo.

-¿Por qué no llamas? –pregunta, girando el cigarro entre sus dedos índice y pulgar.
-Porque no sé si quiero oír lo que sea que tengan que decirme –miras el teléfono que descansa en tus manos.
-Siempre es mejor la verdad que no saber lo que pasa –reflexiona.
-Pues alguien decidió que era mejor no contarme lo que había pasado con Jake –reprochas con delicadeza.
-Ya, precisamente por eso he aprendido la lección –de repente hay un mechero en sus dedos.
-No me gusta que fumes.
-Llama a tus padres.
-No fumes más, por favor.

Styles suelta un suspiro exasperado y guarda con un movimiento rápido el mechero y el cigarro en el bolsillo del pantalón.

-¿Vas a llamarles o no? –te mira con dureza.
-Sí.

Pulsas la tecla verde para llamar a tu padre y acercas el móvil a tu oído. Después de dos toques, descuelga.

-Papá, necesito hablar con vosotros, hay… -comienzas, pero él te interrumpe sin ninguna clase de miramientos.
-Ya lo sabemos.
-¿Ah, sí? –preguntas, desconcertada.

-Sí –su voz suena áspera-. Jake nos ha llamado y nos ha dicho que anoche te escapaste con tu novio y dijiste que no ibas a volver. Te hemos llamado más de cinco veces y no lo has cogido. VUELVE AHORA MISMO CON JAKE O NO QUIERAS SABER LO QUE VA A PASAR COMO SIGAS CON ESE DELINCUENTE UN SOLO DÍA MÁS. 



[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]

domingo, 27 de octubre de 2013

#Imagina de Harry PARTE 26 -2º temporada-

Subes las escaleras hasta la puerta de tu casa con abatimiento. Quieres creer que lo que Harry te ha dicho es verdad, pero no puedes hacerlo hasta que no hayas hablado con Jake. Sería horrible por parte de tu compañero de piso si fuera cierto, pero por otro lado esperas que sea así. Habría algo parecido a una justificación lógica al comportamiento de Harry, y merecería la pena volver con él. Y de verdad que deseas hacerlo con todo tu corazón.

Abres la puerta y casi te chocas con Jake, que está de pie en la entrada con los brazos cruzados y una camiseta limpia, sin restos de manchas de sangre.

-¿Y Styles? –es lo primero que pregunta.
-Se ha ido –mientes; en realidad está en el portal, esperando.
-Gracias a Dios –suspira tu compañero de piso.
-¿Por qué fuiste a hablar con él? –preguntas.

Jake se muerde el labio en un gesto que le hace muy atractivo. Él seguramente lo sabe y lo hace a propósito.

-Veía lo mal que lo estabas pasando y…  pensé que haría bien yendo a hablar con él.
-¿Hablar con él para qué? –alzas las cejas con escepticismo.
-Para que no te molestara.
-Yo no te dije que me estuviera molestando.
-Pensé que lo hacía.
-Bueno, ya da igual, ya se ha ido –dices, haciendo un gesto con la mano para quitarle importancia.
-Sí –suspira, aliviado.

Empiezas a andar por el pasillo pero de repente te paras y te das la vuelta para volver a mirarle.

-Jake.
-Dime.
-¿Tú me quieres? –preguntas sin más preámbulos.
-Claro.
-¿Y por qué me has mentido?
-¿Cómo? –un relámpago de miedo cruza sus ojos.
-Me has dicho que ibas a la casa de un amigo cuando en realidad ibas a Londres…
-No quería que lo pasaras mal –se apresura a contestar.

Sin previo aviso, te sacas la camiseta y le miras. Puedes ver con claridad hacia dónde van sus ojos, y el brillo de lujuria que los invade. Camina hacia ti a toda velocidad, pero tú te das la vuelta y te apartas el pelo para que tu espalda quede al descubierto.

-¿Te suena de algo? –cuestionas, girando la cabeza para poder ver su reacción.

Mira hacia la pequeña mancha de nacimiento que queda aproximadamente debajo del cierre del sujetador, pero niega con la cabeza.

-No sé a qué te refieres.
-Me refiero a la mancha –te das la vuelta y te vuelves a poner la camiseta.
-¿Q… qué? –balbucea.
-¿Sabes cuál habría sido la reacción de una persona normal cuando me he quitado la camiseta? –te arreglas el pelo despreocupadamente.

Jake guarda silencio.

-Una persona normal habría dicho: “¡¿pero qué haces?!”, incluso si esa persona estuviera supuestamente enamorada de mí –clavas tus ojos en los suyos-. Pero tú no eres una persona normal. No sé cómo no me he dado cuenta antes.
-No… no entiendo a qué te refieres…
-¡SI VAS A IR A DECIRLE A MI NOVIO QUE NOS HEMOS ACOSTADO, AL MENOS QUE SEA VERDAD QUE LO HEMOS HECHO! –exclamas.

Él tensa los músculos.

-Yo no… -intenta excusarse.
-Por favor, Jake. Pensaba que eras un chico que merecía la pena, de verdad que lo pensaba –tu voz suena muy cansada-. Y en realidad eres un cerdo asqueroso que lo único que ha intentado ha sido separarme de mi novio. ¿Por qué?
-¿Es que no te das cuenta del efecto que tienes sobre los hombres? –dice, desesperado.
-De los hombres como tú, no –sueltas, con desprecio.

Ya está. No lo ha negado. Si no fuera cierto, lo habría negado, eso es obvio. Y Jake no lo ha hecho. Recuerdas lo que pasó con el tipo del bar, aquel que apareció en la casa de Harry cuando él no estaba, y te recorre un escalofrío de miedo.Ya no sabes lo que Jake sería capaz de hacer y lo que no.

-Me voy –dices, dirigiéndote a la puerta.
-Seguro que a tus padres les encanta que te fugues con tu novio el delincuente –ironiza.
-Seguro que les gusta más que comparta piso con un ninfómano –dejas que tus palabras se impriman de todo el veneno posible, odiándolo por lo que ha hecho.
-Joder, qué manía con lo de llamarme ninfómano –niega con la cabeza-. Seguro que tu querido Harry también lo es. Si yo lo soy, todos los tíos lo somos.
-Te aseguro que no. Ve al médico a que te mire eso, pero a mí déjame tranquila –abres la puerta de la casa.
-¿Y qué vas a hacer, irte a vivir a otro sitio? –intenta sonar arrogante, pero parece alterado.
-Eso mismo. A ser posible muy lejos de ti. No te preocupes, que mañana vendré a por mis cosas –sales y ves la intención de Jake justo antes de que intente agarrarte.

Bajas las escaleras tan rápido como puedes, consciente de que él está corriendo detrás de ti. Claro, piensa que Harry se ha ido. Notas su mano agarrarte la tela de la camiseta, pero logras zafarte después de varias sacudidas. Cuando estás a punto de abrir la puerta del portal, Jake te coge por la muñeca y te gira con violencia. Te atrae hacia él y la similitud con lo que pasó hace algo más de un año te provoca náuseas.

-No he hecho todo esto para… -dice, y tú das varios golpes con fuerza a la puerta, que de repente se abre.

Alguien te aparta con ferocidad de Jake y te empuja fuera del portal, y bajo la tenue luz de una farola que queda a varios metros distingues junto a Jake un pelo rizado de color castaño claro.

Escuchas un aullido de dolor que con toda seguridad ha salido de la garganta del otro joven, y la voz de Harry suena amenazadora diciendo algo que no consigues escuchar.

Te apoyas en la pared del edificio, llevándote una mano al costado por culpa del flato. Tras un nuevo golpe sordo, Harry sale del portal abriendo y cerrando las manos, como si intentase reactivar su circulación.

-¿Estás bien? –pregunta con voz ronca, acercándose rápidamente a ti.
-Sí, sólo estoy… sorprendida –buscas con tus ojos los suyos.
-¿Sorprendida? –él te escruta, como esperando encontrarte algún rasguño.
-No esperaba que Jake fuera a hacer eso…
-Te lo dije.
-Me refiero a que no me esperaba que fuera a correr detrás de mí. No sé qué habría hecho si esto hubiera pasado sin ti aquí abajo –suspiras.
-Mejor no pensar en eso, ¿sí?

Styles abre los brazos ligeramente, invitándote a que te refugies en ellos pero dándote la posibilidad de negarte sin que parezca un rechazo absoluto. Durante unos instantes en los que tu respiración se niega a normalizarse, contemplas su rostro que, salpicado de heridas en las cejas y los labios, te mira con aparente serenidad, aunque el ligero rubor de sus mejillas dé a entender que por su mente están pasando muchas cosas.

Mordiéndote el labio inferior, aceptas con gusto ese abrazo, y dejas que tu cabeza descanse sobre su pecho. Sus brazos te rodean y el familiar olor que significa seguridad penetra en tu cerebro, haciéndote sentir mucho más relajada. Notas que ejerce sobre ti tanta presión que casi te quedas sin respiración, pero ahora mismo prefieres eso a que te suelte. ¿Cómo has podido ser tan tonta de intentar dejarle escapar? Más bien, ¿cómo has podido ser tan cobarde? Sabes perfectamente que tu felicidad depende de él y… en este momento, a pesar de todo lo que acaba de pasar, no hay ningún otro sitio en el que preferirías estar.

-Bombón… -sus palabras susurradas en tu oído te provocan una descarga eléctrica.

Haces un ruidito, incapaz de hablar.

-Voy a besarte –anuncia.

Se separa de ti lo justo para poder inclinar la cabeza y dejar que sus labios se posen en los tuyos. Tú te pones de puntillas, anhelando el contacto, y presionas con fuerza vuestras bocas.

-¡Ay! –se aparta unos centímetros.
-¿Qué? ¿Qué pasa? –lo miras, desconcertada.
-Ten cuidado, que hoy mis labios se han llevado ya varios golpes –sonríe a pesar de ello.
-Lo siento –rozas con las yemas de tus dedos la piel rojiza-. ¿Duele?

Harry se encoge de hombros.

-No hace falta que te hagas el duro conmigo –acaricias su mejilla.
-No lo hago. Es sólo que hay otras cosas que duelen mucho más.

Le das un rápido beso que es más bien casi un roce.

-Por cierto, ¿y Jake? –giras la cabeza y miras hacia el interior del portal, aunque no ves nada porque está oscuro.
-Probablemente con la cabeza en el váter, vomitando –se rasca la nuca.
-¡Styles!
-¿Qué? Se lo merece. Además, tampoco le he dado tan fuerte. Sólo quería asustarle.
-¿Por?
-¿Quieres la lista de motivos completa? Puedo tardar años…
-Sabes a qué me refiero.
-Bueno, tus cosas todavía están ahí arriba –señala con un dedo en esa dirección-. Aunque ya no creo que se atreva ni a tocarlas.

Es verdad. No habías pensado que todas tus pertenencias seguían allí, y que en un arrebato igual que el que le ha dado cuando ha corrido detrás de ti por las escaleras podría pagarla con tus cosas.

-No te preocupes –dice Harry adivinando tus pensamientos-. No está acostumbrado a estas cosas, no tendrá fuerzas ni para pensárselo.
-Gracias –suspiras, repentinamente agotada.
-Mañana puedo venir a recogerlo todo, si quieres.
-¿Y a dónde voy a ir? –cierras los ojos un momento- Supongo que debería llamar a mis padres. En esa casa no me pienso volver a quedar.
-Yo tampoco te dejaría…
-No empecemos.
-… por tu propio bien.

Te apoyas en Styles, temiendo que las piernas te fallen.

-¿Seguro que estás bien? –te mira con preocupación.
-Seguro. Creo que necesito una cama.
-Bombón, no es el mejor momento para pensar en… -en sus ojos se adivina un destello pícaro.
-¿Dormir? Siempre es momento para pensar en dormir –esbozas una sonrisa.
-Vamos, seguro que hay algún sitio por aquí donde pasar la noche –te rodea por la cintura con el motivo principal de ayudarte.
-No sé por qué estoy tan cansada –cavilas.
-Ha sido un día muy largo –sentencia Harry.
-Cierto.

Él te ayuda a subir en la moto y te mira con la cabeza ladeada.

-¿Significa esto que estamos juntos otra vez? –una de sus perfectas sonrisas con hoyuelos amenaza con ocupar su rostro.

Ríes lánguidamente. 


-Tan pronto como me encuentres una cama.


[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]

viernes, 25 de octubre de 2013

#Imagina de Harry PARTE 25 -2º temporada-

-Ven –dice Harry con dulzura, y tira de ti hasta que llegáis a un parque, aquel que Jake te enseñó el día que llegaste a Guildford.

Camináis en silencio en dirección a un pequeño banco de madera que queda justo bajo una farola. Os sentáis uno al lado del otro, y agradeces poder mirar al frente en lugar de a él, pues sabes que si tuvieras que mirarle a los ojos mientras te habla, no serías capaz de contener el impulso de besarle.

-¿Puedo hacerte yo una pregunta primero? –dice.

Alzas las cejas unos milímetros.

-Depende de qué sea.
-¿Tú me quieres?

Sueltas todo el aire que tenías en los pulmones y entrelazas tus manos, jugueteando con tus propios dedos nerviosamente.

-Es que necesito saberlo porque si rompiste conmigo porque has dejado de quererme, entonces nada de esto tiene sentido –habla más despacio aún que de costumbre-. Pero si rompiste conmigo por mis celos y porque te mentí, entonces tal vez pueda intentar explicártelo todo.
-Querer o dejar de querer a una persona no se activa con un botón. Y las personas no siempre se separan porque dejen de quererse –das por toda respuesta.
-¿Quieres a Jake?
-Eso ya son dos preguntas.
-Lo sé.
-¿Y no te sirve la respuesta que acabo de darte también a esta pregunta?
-No sé si es posible, pero hay gente que dice que se puede querer a la vez a dos personas.
-No, no le quiero –dejas de mirar tus manos y sigues con los ojos a una hormiga solitaria que parece perdida en el suelo del parque.

Harry suspira con un tremendo alivio.

-Pero tal vez podría llegar a quererle… algún día –te muerdes el labio.
-No –contesta él con rotundidad.

Por primera vez, lo miras. De repente parece tan aterrado que recuerdas por qué habías accedido a hablar con él.

-Quiero la verdad. Quiero saber por qué ha ido Jake a verte, y por qué me has hecho antes esa pregunta tan rara.
-Qué curioso –dice, sin ganas-. Las dos cosas tienen la misma respuesta.
-Pues dámela.
-Está bien.

Styles se rasca la nuca con nerviosismo. De todos modos, sabes que va a hablar, así que le dejas que se tome su tiempo.

-¿Sabes esa mancha de nacimiento tuya que me encanta? –empieza de forma totalmente diferente a como esperabas.
-Este no es momento para…
-No, de verdad. Contéstame, por favor.
-Te refieres a la de la espalda, ¿no?

Asiente con la cabeza.

-¿Qué le pasa a mi mancha de la espalda?
-Que Jake llegó hablándome de ella.
-¿Qué? –ahora sí que todo ha perdido el poco sentido que pudiera tener.
-¿Vas a creer todo lo que te diga?
-Si me dices que te has comprado un burro volador, probablemente no.

Se le escapa una sonrisa, y tú apartas la mirada.

-Con eso me vale –vuelve a guardar silencio por un momento-. Jake no te quiere.
-¿Y cómo se supone que tú sabes lo que siente?
-Porque me lo ha dicho.
-A ti. Claro. Y tampoco veo que eso tenga mucho que ver con mi mancha de la espalda.
-Sí que me lo ha dicho. Que, por cierto, tú acabas de decirme que ibas a creerme en lo que te dijera.
-No exactamente.
-Mejor empiezo por el principio.
-Sí, por favor.

Sientes los dedos de Harry, repentinamente fríos, bajo tu barbilla, haciéndote que gires la cara para mirarle.

-¿Por qué no me miras?
-¿Quieres que yo también te diga la verdad? –respondes en voz baja.
-Vendría bien, sí.
-Porque si te miro, siento unas ganas enormes de besarte, y no creo que deba hacerlo –suspiras.
-Yo no te pondría ninguna pega –las comisuras de sus labios se curvan ligeramente hacia arriba.
-Ya, pero yo corté contigo –intentas explicarte.
-Por mis celos. Y te los voy a explicar ahora mismo.

Sin apartar la mirada de él, escuchas todo lo que tiene que decirte.

-La primera vez que vine a verte, Jake y yo tuvimos una… pequeña charla.
-¿Y no me lo dijiste? –reprochas.
-Sé que sabes cómo soy. Habrías pensado que soy un paranoico, y de hecho lo pensabas cada vez que sugería que Jake podía quererte como algo más que una amiga.
-Porque yo creía que tú no podías saber cómo me veía él. ¿Qué te dijo?
-Que sería tu amigo hasta que tú te cansaras de mí, y entonces, palabras textuales: te consolaría.
-¿De verdad dijo eso? –tus ojos se abren de par en par.
-Sí.

Guardas silencio, incrédula. Una parte de ti te dice que lo que Harry te está contando no tiene por qué ser cierto, que puede estar mintiéndote para que le elijas a él, que Jake no parece la clase de persona que haría eso, pero por otro lado crees que está siendo sincero.

-¿Crees que a partir de eso yo podía estar tranquilo sabiendo que vivías con ese tío? –sus ojos te miran, anhelantes de comprensión.
-Yo no lo habría estado.
-Empecé con el boxeo y a fumar porque era la única forma que tenía de… descargar todo lo que sentía –es él el que ahora mira al suelo-. No sabía qué hacer. Cada vez que volvía de pasar el fin de semana contigo, me sentía vacío, pensaba en los que el ojitos azules me había dicho y me desesperaba. Esta fue la… forma que tuve de intentar escapar. Boxear como si siempre fuera ese capullo al que le estaba pegando, acabar tan cansado que fuera incapaz de sentir nada en absoluto.
-¿Por qué no me lo dijiste?
-¿Le habrías visto sentido? Me habrías dicho que estaba loco, que estaba exagerando. No te lo podía decir porque no te había contado la conversación que habíamos tenido Jake y yo, ¿lo entiendes?

Asientes con la cabeza, porque por lo menos algunas cosas empezaban a aclararse.

-Cuando me dijiste que ese maldito cabrón –parece esperar que le reproches llamarle así, pero no lo haces- te había besado, y que tú le habías correspondido, entonces… Pensé que ya te había perdido por completo.
-No fui a verte para cortar contigo. Sólo quería contártelo, estaba confusa –notas cómo tus hombros se hunden-. Sabía que te quería, pero me sentía culpable por lo que había pasado. Fui a sincerarme y me encontré con alguien que no parecías tú.
-Soy un estúpido, lo sé.
-Aceptaste sin más que lo dejáramos –dices con algo de resentimiento-. Pensaba que… no sé, que irías detrás de mí, y todo se arreglaría. Malditas películas románticas, todas mienten.
-Creía que sólo lo estropearía más haciendo eso.

Vuestras miradas se cruzan durante un momento y rozas con suavidad tu mano con la de él. Harry atrapa tus dedos de forma aparentemente inconsciente, y sigue hablando.

-Hoy iba a mi casa –duda- después de estar boxeando, cuando Jake se ha acercado a hablar conmigo.
-¿Qué quería?
-Decía que tú le habías pedido que viniese a hablar conmigo…
-¿Yo?
-Sí. Y de repente me soltó que os habíais acostado.
-¡¿QUE DIJO QUÉ?! –te levantas del banco como un resorte, no sabes si por la sorpresa o por la rabia.
-No le creí –se apresura a decir Harry.
-¿Y entonces por qué le has pegado? –pones los brazos en jarras.
-Escúchame –pide, sabiendo que estás enfadándote otra vez.
-Explícate.
-Sabía que me estaba mintiendo. Sé que no os habéis acostado –te mira con seguridad.
-¡Pues claro que no lo hemos hecho! –exclamas.

Algo parece encenderse en tu cabeza, y te das cuenta de que Harry no te ha pedido que lo niegues, no ha dudado. Notas tus músculos relajarse un poco ante ese poco común voto de confianza por su parte.

-Entonces me habló de la mancha de tu espalda –sigue él.

Ah, claro. Ahí ya creyó que Jake decía la verdad y fue cuando le pegó. Eso teniendo en cuenta que Jake realmente dijera eso, lo cual parece poco probable.

-Y le creíste.
-¡NO! No le creí –se levanta también-. ¿De verdad piensas que podría pensar que tú harías algo así? Puede que pensara que estabas enfadada conmigo, o que habías dejado de quererme, o mil cosas más, pero jamás pensaría que cuatro días después de romper conmigo te acostarías con otro tío.
-¿Entonces por qué le pegaste? –no sabes si sentir alivio o no.
-¡Porque me habló de…! –se calla repentinamente.
-¿De qué? Quiero saberlo.
-No, no quieres –cierra los ojos y sus manos se convierten en puños.
-Sí quiero.
-Hizo insinuaciones de… -no continúa.
-Bueno, está bien. Lo que sea.
-Y le pegué. No debería haberlo hecho, pero él tampoco debería haber llegado diciéndome eso. Te aseguro que lo único que quiere es acostarse contigo. Si te quisiera, no habría sido tan asqueroso como para venir a decirme eso, ¿no crees?

Te obligas a cerrar la boca que se te ha abierto por la incredulidad. ¿Es posible que todo eso sea cierto? ¿Cómo puede saber Jake lo de la mancha de tu espalda? Es imposible que te la haya visto alguna vez…

-Pero ¿por qué fue a decirte eso? Si tú y yo ya no estábamos juntos –las palabras te queman la garganta.
-No lo sé. Supongo que tenía miedo de que nos reconciliáramos, y quiso que yo estuviera tan enfadado que viniera a hablar contigo para terminar de pelearnos.
-¿Y para qué has venido, en realidad? –dejas que tus brazos caigan inertes en tus costados.

Contesta en voz tan baja que no eres capaz de escuchar lo que dice.

-¿Qué? –preguntas.
-Para pedirte perdón –dice, ahora con decisión.
-Vaya, tú pidiendo perdón… Eso es nuevo –dejas que una tímida sonrisa asome a tus labios.
-Lo sé –él se permite imitar tu gesto.
-Harry, todo esto es demasiado… enrevesado.
-¿No me has creído? –la sonrisa desaparece de su rostro.
-No es eso, es que se me hace muy difícil imaginarme a Jake haciendo todo eso, él… no es así –te miras los zapatos.
-Yo no te dije que te quería antes de que te acostaras conmigo.

Alzas la vista, perpleja.

-¿A qué te refieres?
-¿Te acuerdas de cuando te dije que te quería por primera vez? –tiene las mejillas levemente sonrojadas, y sabes que no es por vergüenza sino por desesperación.

Asientes con la cabeza. ¿Cómo ibas a olvidar ese momento? Tu mente vaga por tus recuerdos, pero entonces escuchas la voz de Harry ahora, en el presente.
-¿Bombón?
-¿Sí? –tu respiración se vuelve irregular.
-Todavía te quiero.
Sus palabras te golpean en el pecho y te dejan sin aire durante un momento. Recuerdas tan bien ese instante, el efecto que aquello tuvo sobre ti, que volver a escucharle decir casi exactamente lo mismo te ha hecho preguntarte por qué cortaste con él. ¿Por miedo? Quizás. Por cobardía probablemente. No fuiste capaz de enfrentarte a sus celos junto a Harry, así que sólo te quedaba separarte de él.

-No podría olvidarlo –murmuras.
-Te lo dije… después de que me pidieras que lo hiciéramos.
-También lo sé.
-¿Sabes por qué no te lo dije antes? –te mira con ojos brillantes.

Sacudes la cabeza.

-Tenía miedo de que pensaras que sólo te lo decía para conseguir acostarme contigo.
-¿Por qué iba a…?

Él te interrumpe.

-Porque es exactamente lo que Jake ha hecho –afirma-. Y es lo que muchos hacen.

De repente, es como si Harry hubiera colocado un foco de luz dentro de tu cerebro, y todo se hace más claro, más comprensible. Es muy posible que esté diciendo la verdad, al menos esto sí tiene sentido. Aunque lo de la mancha en la espalda sigue inquietándote. Para habértela visto, tendrías que haber estado sin ropa o como mucho en ropa interior, y Jake nunca…

-¡Claro! –exclamas, y Styles da un respingo.
-¿Qué? –te mira con apremio.
-La mancha –dices más para ti misma que para él-. Tuvo que verla aquel día que salí en ropa interior.
-¿Qué? –repite él, confuso.

Tú te sonrojas, y esperas que con la oscuridad de la noche Harry no pueda verlo.

-Un día por la mañana… bueno, nada más llegar. Estaba medio dormida, y como siempre lo hago… salí de mi cuarto en ropa interior y… -ladeas la cabeza- Jake me vio. Me di la vuelta corriendo y entré en mi cuarto, pero debió darse cuenta de la mancha entonces.

Styles alza una ceja, pero no dice nada.

-Tiene que ser eso –asientes distraídamente con la cabeza.
-Bombón…

Le miras.

-Vuelve conmigo –te pide.
-Harry…
-Sé que desde que has venido aquí no nos ha ido muy bien. Pero no es porque estés lejos, es por ese cabrón. Encontraremos otro piso para que vivas, y ya verás como entonces es mucho más fácil. Soy muchas cosas malas, y tus padres no me quieren para ti, pero… el mayor daño que te hago es quererte demasiado.

Jadea, como si le hubiera costado muchísimo decirte aquello. Notas un nudo en la garganta que quiere impedirte hablar, pero después de tragar saliva un par de veces parece aclararse un poco.


-Harry… te quiero. Pero necesito hablar unas cuantas cosas con Jake.


[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]

miércoles, 23 de octubre de 2013

#Imagina de Harry PARTE 24 -2º temporada-

-Gilipollas –escuchas que masculla Harry.
-¿Qué has dicho? –Jake se acerca un paso a vosotros.
-Que has llegado muy rápido, ¿no? –sonríe falsamente.
-Tengo mis métodos –se encoge de hombros.
-Lo que tienes es una moto –te escuchas decir a ti misma.

De repente, los dos chicos te miran como si se hubieran olvidado de que estabas allí. Styles tiene una ligera expresión de sorpresa en los ojos, pero no dice nada.

-¿Qué? –te cruzas de brazos, molesta.
-Nada –contesta Jake con tranquilidad.

Cuando tu mirada se posa en tu compañero de piso, te das cuenta de que tiene un ojo más cerrado que el otro, en el pómulo se le está formando una fea zona morada y hay varias gotas de un color oscuro y aparentemente rojizo en su camiseta.

-¡¿Pero qué…?! –en un par de pasos te pones a su lado, dejando a Harry atrás- ¿Qué te ha pasado?

Tu mente empieza a hilar acontecimientos antes de que Jake pueda responderte. Styles y él se han visto. Los nudillos ensangrentados de Harry y la cara herida de Jake. Los celos del chico al que ahora te has girado para mirar han… ¿han hecho eso de verdad?

-Harry –tu voz suena inquisidora y fría.
-¿Puedes escucharme? –pide él.
-No, no creo que pueda.

Le das la espalda y pasas la mano con suavidad por la mejilla de Jake. Te sientes mal por ello, pero sólo haces ese gesto para que Harry lo vea.

-¿No quieres saber qué ha pasado? –insiste.
-Déjala en paz –interviene Jake.
-Tú te callas –dice Harry con más furia de la que estás acostumbrada a oír en su voz.

Te apartas un poco de tu compañero de piso y te colocas entre ambos, con la sensación de que en cualquier momento van a empezar a pegarse. Y lo que ves te demuestra que son capaces de hacerlo. O Harry de pegarle a Jake, porque lo que él tiene parece más por golpear que por ser golpeado.

-Os calláis los dos –te cruzas de brazos.

No sabes qué está pasando, cómo habéis llegado a esta situación. ¿Qué se supone que ha ocurrido? Te están poniendo histérica, Harry ya te ha puesto nerviosa cuando ha dicho tu nombre de esa forma tan dulce y tan sincera, a punto de decir algo más… que nunca sabrás qué era. Y ahora Jake aparece con la cara amoratada y la camiseta manchada de sangre. En realidad, necesitas que hablen para saber qué ha pasado.

Instintivamente, te vuelves hacia el chico de pelo rizado.

-Tienes un minuto para explicármelo –apremias.

Tal vez no estés en condiciones de ordenar nada, pero ellos lo están menos. Especialmente si actúan de esa forma infantil entre ellos.

-Iba a entrar a mi casa cuando se me ha acercado –señala con la cabeza a Jake-. Me ha dicho unas cuantas cosas que no me han gustado, eso es todo.
-Styles –intentas responder con calma-. ¡No puedes pegarle a cualquiera que diga algo que no te gusta!
-Pregúntale qué ha dicho –una fugaz e inexpresiva sonrisa asoma a sus labios.

Tú te giras hacia Jake.

-¿Por qué has ido a hablar con Harry y qué tengo yo que ver en esto?
-¡Coño, pues tienes que verlo todo! –replica Styles.
-Shh –giras la cabeza hacia él brevemente y vuelves a mirar al joven de ojos azules, pero el comentario de Harry te hace sentir un gran peso en el pecho.

Él parece desconcertado.

-¿Qué más da?
-A mí me da –resoplas.
-No merece la pena. ¿Qué opinas, Styles? –le mira.
-Que me da asco estar de acuerdo contigo en algo, pero me parece que es mejor dejarlo estar –responde él, para tu sorpresa.

Notas que la boca se te abre formando una “o”. ¡¿Cómo que no te lo van a decir?!

-Ah, perfecto –ironizas con enfado.
-¿Y ahora te importa dejarme hablar con ella a solas? –Harry mira a Jake con los ojos cargados de ira contenida.
-Sí, me importa mucho –replica.

Te llevas los dedos al puente de la nariz y te lo masajeas cansinamente mientras ellos discuten.

-Me da igual que te importe. Intentaba ser civilizado, no quieres, pues largo o te echo a patadas –te parece que dice Styles.
-No es de personas civilizadas pegarle a los demás a la primera de cambio.
-Si te hubiera pegado la primera vez que quise esto habría pasado hace mucho tiempo.
-Guau, menudo malote estás hecho –contesta Jake en tono socarrón.
-¡BASTA! –exclamas antes de que ninguno de los dos pueda decir nada más.

Miras al techo, desesperada.

-Jake, no sé por qué has ido a ver a Harry y quiero que me lo digas –pides-. Y Harry, creía que ya habíamos hablado todo lo que teníamos que hablar.

Le miras, y notas su expresión de dolor. A ti también te duele, especialmente el verle ahí sufriendo, con su perfecto rostro surcado por el dolor y la furia. Le quieres, no tienes la menor duda de eso. Pero sólo con mirarle se ve que no es la clase de chico que más… convendría. Especialmente con vistas al futuro. Jake, al otro lado, justo al final de la escalera, te mira con sus grandes ojos azules. Si quitas las magulladuras –que le ha hecho precisamente Harry-, se ve como el joven ideal con el que mantener una relación. Atento, cariñoso, encantador, inteligente, guapo. Pero a él no le quieres.

Se te viene a la mente lo que le dijiste a Jake, aquello de que no hay un motivo lógico para querer a una persona. Que muchas veces la persona a la que amamos tiene más defectos que otras muchas, pero aun así provoca en nosotros ese rápido latir del corazón, ese cosquilleo en las yemas de los dedos al tocarle. Dios, cuánto desearías tocar a Harry ahora mismo.

Te obligas a mirar de nuevo al techo.

-No entiendo nada –murmuras.
-Es sencillo. Te quiero, ya está –escuchas que dice Jake.
-¡¿Pero qué…?! –Styles lo mira con mitad horror y mitad repugnancia.

Se produce un silencio en el que no sabes qué decir, y de todos modos seguramente ellos dos empiecen a pelearse de un momento a otro.

-Si nosotros tenemos claro lo que sentimos, a lo mejor deberíamos dejar que ella dijera qué siente –dice Styles, conteniendo alguna emoción que no eres capaz de distinguir.

Tu compañero de piso emite un gruñido, pero no contesta. En realidad, es a ti a la que le toca hablar.

-¿Y qué sientes tú, Harry? Dímelo, porque yo ya no lo tengo tan claro –te muerdes el labio, nerviosa.
-Lo sabes perfectamente –contesta con estupefacción.
-Si eso fuera así, ten por seguro que también tendría claros mis sentimientos. Pero no es tan sencillo.
-¿Por qué no lo es? –pregunta, casi suplicante.

Tragas saliva. ¿Qué respuesta puedes darle? No tienes ni idea. Por algún motivo, siempre es más complicado cuando dos personas se quieren que cuando el amor no es correspondido. ¿Por qué?

Antes de que digas nada, Jake carraspea.

-Si se me permite decir algo…
-No, no se te permite –le interrumpe Styles.

Él le ignora.

-… creo que sus sentimientos están bastante claros.

El chico de pelo rizado pone los ojos en blanco, pero tú estás demasiado atenta a lo que dice Jake.

-Me besó, rompió contigo, y… ya sabes –le mira de forma elocuente-. No sé qué más quieres, Styles.
-¿Qué sabe? –preguntas frunciendo el ceño.
-Nada –contestan los dos a la vez.
-¿Sabéis qué? Que estoy harta, esto es absurdo –te cruzas de brazos y te diriges hacia la escalera-. Ninguno de vosotros dos tiene derecho a decidir lo que siento.

Vas a poner el pie en el primer escalón cuando sientes que una mano rodea tu muñeca. Ni siquiera tienes que girarte para ver cuál de los dos es, lo sabes perfectamente. Esa mano rugosa, grande y cálida sólo puede ser de Harry.

-¿Qué? –preguntas, las lágrimas a punto de asomar a tus ojos.
-Sabes muy bien lo que siento. Sabes que soy un capullo que te he hecho daño, pero también que te quiero más de lo que te puede querer nadie, incluido él –susurra en tu oído, causándote un estremecimiento-. Te toca.

Dos gotas saladas resbalan cada una por cada mejilla, y cierras con fuerza los ojos para que sean las únicas.

-Es complicado –murmuras.
-No lo es. Hablemos, por favor.

Jake no puede escuchar lo que estáis diciendo, pues vuestras voces suenan tan bajas que incluso te cuesta escuchar lo que Harry te dice.

-Por favor –repite él.
-Harry…
-Dime al menos que no te ha hecho hacer nada que no quisieras hacer.

Dudas un momento, desconcertada.

-No entiendo…
-Creo que está bastante claro.
-No, no me ha hecho hacer nada que no quisiera hacer –contestas, frunciendo el entrecejo; ¿por qué se supone que ha dicho eso?
-Gracias –suspira, aliviado.
-Está bien, hablemos –necesitas saber de qué va todo esto.

Con disimulo, te limpias las lágrimas con el dorso de la mano y te das la vuelta.

-Jake… -no eres capaz de mirarle- ¿Puedes dejarnos que hablemos un momento, por favor?
-Ah, genial. Vas a volver a creerte sus mentiras –dice con toda la dignidad posible-. Buena suerte. E intenta que no te pegue si dices algo que no le gusta.

Se mete en la casa dando un portazo. De repente, el contacto con los dedos de Harry en tu muñeca parece quemarte, pero no de forma desagradable, al contrario. Es como un doloroso placer, sentir su piel sobre la tuya una vez más. Vuestras miradas se encuentran, y como por acuerdo tácito bajáis las escaleras hasta llegar al portal. Al salir al frío aire nocturno sientes un escalofrío.


-Quiero saberlo todo. Absolutamente todo –le miras, preguntándote qué verdades pueden esconderse tras sus ojos angustiados.


[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]