sábado, 14 de febrero de 2015

ESPECIAL SAN VALENTÍN HARRY Y BOMBÓN

(Para que os situéis, digamos que esto pasa entre la primera y la segunda temporada. Disfrutad del especial de San Valentín, y por favor, agradecería comentarios.)

~~~

Abres los ojos perezosamente, hasta que la consciencia del día que es te hace incorporarte en la cama de un salto. 

-¡Buenos días! -Julia aparece por la puerta, como si hubiera sabido en qué momento te ibas a despertar- ¡Feliz San Valentín!

Todo lo que contestas es un gruñido de protesta, y mientras ella sube tu persiana, te dejas caer en la cama y te entierras bajo las sábanas.

-¿Qué te pasa? -notas el peso de tu amiga hundir un poco el colchón al sentarse.
-No me apetece -resoplas desde debajo de tu parapeto.
-¿No te apetece pasar el día con ese fantástico -y guapo- chico con el que sales? -sus palabras se posan en tus hombros con un leve deje de reproche.
-No es eso -asomas sólo hasta la nariz para mirar a Julia-. Es que no sé, el día de San Valentín es mucha presión. "¿Le gustará mi regalo?" "¿Haremos algo interesante?" Es como que te obligan a querer a la otra persona, y yo ya le quiero sin necesidad de que me digan que lo haga.
-Tú siempre tan antisistema -tu amiga y compañera de piso se ríe y tira de ti para levantarte-. Lo pasaréis bien, ya lo verás.

Es tu primer 14 de febrero que estás con alguien, y no estás muy segura de cómo debes actuar. Es una tontería, y lo sabes, pero un cosquilleo de inseguridad se ha asentado en tu estómago.

Julia sigue sentada en la cama mientras sacas un jersey marrón y unos vaqueros claros del armario. 

-¿En serio? -alza las cejas cuando coges un sujetador celeste del cajón.

Ella coge un conjunto negro de encaje y te lo pone en las manos en lugar del otro. Sonríe, satisfecha.

-Pero...
-Nada de peros -y sale de la habitación tarareando una canción.

Miras un segundo el conjunto de lencería que descansa entre tus manos. Bien, aumentando la presión.

Te vas a la ducha, y después de un buen rato, sales liada en una toalla y con el pelo mojado. Vas a tu cuarto para vestirte, pero te quedas paralizada en la puerta.

Allí está, sentado en la cama.

Tarda un breve instante en darse cuenta de tu presencia, pero cuando lo hace, sus ojos verdes te recorren desde los pies hasta la cabeza, parándose un poco más de lo estrictamente necesario en tus piernas desnudas. Se pasa una mano por el pelo, que lleva algo más largo que normalmente, y se muerde sin ser consciente el labio inferior. Tú no puedes sino sonrojarte. 

-Hola, bombón -sus labios se curvan en una sonrisa.
-Hola -contestas entrando por fin, y cerrando la puerta tras de ti. 
-Guau, esto sí que es un buen recibimiento -sus dedos rozan el encaje de tu sujetador, que está en la cama.
-No te hagas ilusiones -tus mejillas arden al tiempo que coges tu ropa.
-¿Por qué te sonrojas? He visto hasta el más oculto rincón que escondes ahora mismo con esa toalla.
-Ah, cállate, Styles -le lanzas los vaqueros pero él los coge en el aire.
-Míos -dice, triunfal.
-Harry, mis pantalones.
-Ven a por ellos -su risa inunda la habitación.

Por un momento te lo planteas, pero lo más probable es que la toalla acabe en el suelo y la sangre de todo tu cuerpo se vaya a tu cara, y entonces Harry conseguiría lo que quiere, así que alzas un poco la barbilla y te vas al baño. 

-Gracias por dejarle entrar sin avisarme, Julia, gran maniobra -gritas mientras caminas por el pasillo, de forma claramente irónica.
-¡De nada! -contesta ella.

Harry ríe de nuevo.


Cuando vuelves del baño, vestida completamente excepto por los pantalones -al menos el jersey te llega a la mitad del muslo-, vuelves a pedirle a Harry los pantalones, y él se niega a dártelos de nuevo. Pero ahora ya sí estás dispuesta a luchar. Te lanzas a la cama para cogerlos, pero él se da cuenta y los quita de tu alcance. Has caído encima de Harry, de modo que te atrapa con un brazo por la cintura para que no llegues a tu prenda. Como tiene las manos ocupadas, te roza el cuello con la nariz. Sabe dónde tienes cosquillas. Sueltas una carcajada y sigues forcejeando por librarte de él, pero entrelaza sus piernas con las tuyas y te inmoviliza por completo. Dejas de luchar y miras hacia abajo, a sus ojos. Tu pelo húmedo cae a ambos lados de tu cara, mojando un poco las mejillas de él, pero no parece importarle. Sus labios rozan los tuyos un instante, y después Styles susurra:

-Feliz San Valentín, bombón.

Sonríes en sus labios y le besas, aprovechando ese momento de distracción para quitarle los pantalones de la mano. 
Te levantas, triunfal, y riendo te pones la prenda.

-Y luego las mujeres decís que somos nosotros los que os utilizamos a vosotras -suspira él.
-No te he utilizado. Sólo he sabido reconocer cuándo estás con la guardia baja -le guiñas un ojo y coges tu mochila-. ¿Vamos?

Styles asiente con la cabeza y coge una pequeña bolsa de la que no te habías dado cuenta antes.

-Mmm, ¿qué llevas ahí? -preguntas.

Sus cejas se arquean levemente.

-Ya te enterarás -sonríe y sale con autosuficiencia de la habitación.

Niegas con la cabeza pero no insistes. Desde la entrada, te despides de Julia con una voz y salís del edificio.

-Bueno... -te quedas quieta una vez que estáis en la calle y él también se para- ¿Adónde vamos?

Harry suelta una carcajada.

-¿Qué? -frunces el ceño.
-¿Te he contado alguna vez con antelación los sitios a los que voy a llevarte?
-No -no necesitas siquiera pensarlo.
-¿Y qué te hace pensar que hoy va a ser diferente?
-Quizás porque es San...
-Valentín, ya -hace un gesto quitándole importancia con la mano-. Espero que no estés pensando que te voy a llevar a un restaurante empalagoso lleno de corazones y velas y parejitas cogidas de la mano porque...

No puedes evitarlo. Das un paso al frente y le besas. Inmediatamente, sin que parezca importarle que le hayas interrumpido, te rodea por la cintura y responde a tus labios.

-Me encantas tus impulsos -dice Harry, tú aún entre sus brazos-, pero no estoy seguro de haber entendido por qué.

Te muerdes el labio y le miras.

-Porque te aseguro que no quiero ir a un restaurante empalagoso lleno de corazones y velas. No sería nada parecido a lo que... nosotros somos.
-¿Verdad? -te regala una sonrisa con hoyuelos.

Tú asientes con la cabeza.

-Pues venga, vámonos por ahí a un antro de mala muerte -te coge de la muñeca y tira de ti.

Le das un golpe en el brazo.

-Ay -protesta, aunque es evidente que no le has hecho daño.
-Término medio, Styles.
-¡A sus órdenes, mi Capitana Bombón! -se pone erguido y hace el saludo militar.
-Eres un payaso -contestas, riendo.
-Pero precisamente por eso te enamoraste de mí.
-No, me enamoré de ti por tu moto -señalas el vehículo que descansa en la acera, enfrente de vosotros.
-iPero si te daba miedo!
-No. Tú me dabas miedo -haces énfasis en ese tú-. Anda, vamos. 

Te subes en la moto, como ya has hecho tantas veces, y dejas que Styles te lleve a quién sabe dónde.


Durante todo el trayecto llevas la mejilla apoyada en su espalda, tus brazos alrededor de su torso, sintiendo el reconfortante calor que desprende su cuerpo en contraste con el frío aire londinense que choca contra vosotros. Todavía no estás tan familiarizada con los viajes en moto como para sentirte cómoda separándote de él, o tal vez es sencillamente que te gusta su proximidad. En cualquier caso, no sabes dónde estáis hasta que Harry para la moto y te invita a bajar. Son las afueras de la ciudad, y hay…

-¿Una feria? –preguntas, mirando la noria que sobresale por encima de los puestos.
-¿No te gusta? –te mira con preocupación.
-¡Me encanta! –lo agarras de la muñeca y tiras para ir al interior del recinto.
-Bombón…

Te giras para mirarlo.

-El casco –dice, riéndose.

Te ruborizas, guardas el casco en la moto, y por fin entráis a la feria. Hay una afluencia considerable de gente –no sois la única pareja que ha decidido pasar el día de San Valentín allí-, pero no está tan lleno como para que sea agobiante. 

-¡Consígale un peluche a su dama! ¡Gane para ella uno de estos fantásticos regalos! –grita sistemáticamente un tipo de uno de los puestos.

Styles lo escucha y te mira.

-¿Quiere mi dama un peluche? –ladea una sonrisa.
-¿Soy tu dama? 
-La otra opción es mi moto, pero sinceramente, te prefiero a ti.

Es absurdo que te haga ilusión que te diga que te prefiere antes que a un objeto inanimado, pero te la hace. No es un objeto cualquiera… es su moto. Su posesión más preciada. Sonríes de oreja a oreja.

-Me lo tomaré como un sí. 

Te lleva hasta el puesto.

-Buenas tardes, buenas tardes –os saluda alegremente el dueño-. ¿Quiere un regalo para la dama?

Harry asiente con la cabeza.

-Es muy sencillo. Aciertas tres veces, eliges peluche normal. Aciertas tres veces en el centro, eliges peluche gigante –explica mecánicamente al tiempo que le tiende una escopeta de bolitas.

Styles se coloca en posición, respira hondo y dispara. Da en la diana, aunque no en el centro. Vuelve a disparar, y vuelve a darle. La tercera vez que dispara, falla. Suelta un bufido y tú no puedes evitar una carcajada ante su gran orgullo herido. 

-Estaba calentando –murmura.
-Claro, Styles, lo que tú digas.

Y como no hay persona más cabezota en el mundo que Harry Styles (sobre todo cuando se trata de su autosuficiencia resentida), juega dos veces más para intentar conseguirte el peluche. Va a pagar la cuarta ronda cuando tú pones tu dinero en el mostrador. 

-Tal vez yo pueda conseguirle el peluche al caballero –sonríes ampliamente y coges la escopeta. 

Harry alza las cejas.

-¿Qué pasa? ¿No crees que pueda darle? –entrecierras los ojos.
-Yo no he dicho nada –alza las manos, exculpándose.
-Pues ya veremos qué pasa.

En tu vida has jugado a eso, pero ya se dice por ahí eso de la suerte del principiante. Por algún motivo que no tú comprendes, consigues darle las tres veces. 

Cuando te giras para mirar a Harry, ves que está con la boca abierta.

-Así que no pensabas que pudiera acertar... -esbozas una sonrisa de autosuficiencia- ¿Qué peluche quiere el señorito?
-Te dejo que elijas tú.
-No, yo he acertado, tú escoges -alzas las cejas.
-Mmm... -Styles estudia todas las opciones y el tipo del puesto os mira con aire divertido- Ese de ahí.

Señala al peluche de un delfín. El hombre lo coge y se lo tiende. 

-¿Quiere volver a probar a conseguirle algo a la dama? -sugiere.
-Creo que ya estamos bien -se disculpa Harry. 

Camináis unos minutos, Harry con el delfín bajo el brazo, hasta que se para y te mira.

-Es tuyo -te lo ofrece.
-Con lo que me ha costado ganarlo para ti... -te metes con él.
-Ja, ja, muy graciosa. A lo mejor yo he fallado a posta.
-Ni lo sueñes -coges el delfín y lo aprietas contra ti-. Dime una cosa...
-Una cosa -te regala su sonrisa con hoyuelos.
-Imbécil -le das un golpe en el hombro con el peluche.
-Vaaaale, perdón. ¿Qué cosa?
-¿Has cogido el delfín porque sabes que es mi animal favorito?

Harry ladea la cabeza.

-Pues claro. Me lo dijiste aquella vez que fuimos al zoo, poco antes de nuestro primer b...

Igual que has hecho antes, le interrumpes en mitad de frase y le besas. Tú te acuerdas perfectamente de aquel día, cuando te llevó al zoo y os disteis vuestro primer beso. Lo que no pensabas era que él se fuese a acordar de aquel detalle.

-Guau bombón, hoy estás pero que muy efusiva -parpadea un par de veces.
-No todos los días son 14 de febrero.
-No, de hecho es uno cada 365, a menos que sea año bisiesto que entonces...

Vuelves a pegarle con el delfín.

-Vamos a la noria.

Él ladea una sonrisa y te coge de la mano.

-Sus deseos son órdenes.


Después de todo el día en la feria, decidís ir a casa de Harry. Toda la despreocupación que habías conseguido desaparece, y no estás muy segura de por qué. Quizás porque se acerca el momento de darle el regalo... y de otras cosas.

-¿Qué pasa, bombón? -te pregunta Harry mientras sostiene la puerta de su piso para que entres.
-Nada -te encoges de hombros, pero Styles no se lo cree.
-¿Segura?
-Cien por cien.
-Bueno... 

Caminas hasta el salón y te sientas en uno de los sillones. El piso de Harry es para ti casi como tu segunda casa. De hecho Julia dice que pasas más tiempo allí que en vuestro piso.

-¿Quieres beber algo? -pregunta él desde la cocina.
-¿Agua? 

Styles aparece un momento más tarde con sendos vasos de agua en las manos. Los deja en la mesita que hay delante del sofá y te mira. En su ausencia, has sacado el paquete envuelto en papel de regalo que llevabas en la mochila. La bolsa que él ha llevado todo el día descansa en el suelo, apoyada en el sillón.

-¿Por qué no la has dejado aquí? Has tenido que ir cargando con ella... –das un sorbo a tu vaso de agua.
-Porque así te creaba intriga -guiña un ojo.
-Pues no lo ha hecho -mientes.
-Sé que sí.

Te sonrojas. ¿Por qué no puedes saber mentir?

-Já, te pillé.

Sueltas un bufido y le tiendes su regalo. 

-Feliz San Valentín -murmuras.
-Podría decir algo que sonaría totalmente pasteloso y pegajoso y ñoño...
-Prueba.
-Que cuando es contigo, todos los días son como San Valentín.

Te quedas mirándolo un momento y sueltas una risita.

-Demasiado pegajoso, sí -aunque en el fondo te parece bonito escuchar algo así de vez en cuando.
-Vale pues... -carraspea y adopta voz más ronca de lo que ya la tiene- Feliz día, nena.

Ahora sí que no logras evitar la carcajada.

-Prefiero bombón.
-Pues antes no te gustaba...
-Pero ahora sí. Además, nena no te pega nada, Styles.
-Bueno, es que es a ti a quien tiene que pegarle, no a mí.

Niegas con la cabeza, divertida.

-Ábrelo -señalas tu regalo.

Sus ojos se iluminan en cuanto ve una chaqueta de cuero negra. La estudia por delante y por detrás, como un niño con un juguete nuevo, alucinado. De repente deja caer la chaqueta a su regazo y te mira con preocupación.

-Pero esto vale una fortuna...
-¿Te gusta?
-Sí, pero...

Un Harry sin palabras es difícil de ver, por lo que sonríes, fascinada.

-Harry -empleas su nombre, su nombre propio, ese que reservas para ocasiones importantes-. Es mi regalo. Sólo quiero que lo uses con seguridad, que te pongas casco... esas cosas.

En lugar de decir nada, se inclina hacia ti y te da un suave beso en los labios. Recorre con sus dedos índices las líneas de tu mandíbula, hasta que te sostiene por la barbilla y la alza para que le mires. Vuestras miradas entran en contacto, y como siempre te pierdes en sus ojos, esos preciosos ojos verdes que te vuelven loca, que te producen escalofríos. Dios, ¿cómo puede ser tan guapo? Pasas una mano por su pelo, y lo acercas a ti para besarlo de nuevo.

-Todavía falta tu regalo, bombón -susurra, en tus labios.

Reticente, te separas de él. 

-¿Te he dicho alguna vez lo preciosa que eres? ¿Y la suerte que tengo de que voluntariamente hayas decidido aguantarme? -pregunta al tiempo que coges la bolsa.
-He de admitir que es una tarea ardua pero satisfactoria.

Styles pone los ojos en blanco y tú te ríes. Al abrir la bolsa encuentras dos paquetitos, uno del doble de tamaño que el otro.

-Sé que no se puede comparar con tu regalo, pero...
-Shhh.

Coges primero el más grande y lo sopesas. Como no tienes ni idea de qué puede ser, lo abres. Aparece ante ti una caja de tapa transparente con un montón de bombones -cada uno distinto- dentro, y en el hueco para cada uno, una palabra escrita. Al quitar la tapadera lees algunas: 

"Felicidad"
"Fortuna"
"Locura"

-Es de una tienda que te deja hacer una selección... Cada bombón tiene un nombre, y bueno yo he cogido los que tienen nombres de emociones que me haces sentir, porque en fin, yo te llamo bombón y eso son bombones así que es como una metáfora o algo así...

Sigues leyendo, maravillada, ahora viendo cada palabra como un tesoro.

"Amor"
"Libertad"
"Deseo"

Te sonrojas levemente ante esta última.

-Me encanta -dices en voz bajita.
-¿Qué? -Harry se revuelve en el sillón con nerviosismo.
-Que me encanta. De verdad, es maravilloso.

Su alivio es casi palpable. 

-Falta el otro... -te recuerda. 

Asientes con la cabeza, y dejando con cuidado los bombones en la mesa, coges el paquete más pequeño. 

Es un portafotos de color madera, que dentro tiene una foto que os hicisteis Harry y tú un día sentados en el césped, tú entre las piernas de él con una enorme sonrisa en los labios. Harry sale besándote la mejilla. 

-Está escrita... por detrás.

Sacas delicadamente la foto del marco y le das la vuelta. Ves a Styles mirarte ansioso, de esa forma en que no se le ve muy a menudo, cuando deja de lado su típica prepotencia y se convierte en alguien sensible y casi tímido. Te encanta. Todo él te encanta. Eres consciente de lo afortunada que eres, y un enorme sentimiento de calidez y de amor te invade y casi te quema por dentro. Todos los nervios que has sentido antes desaparecen por completo.

-Te quiero -dices, todavía sin haber leído lo que pone.
-Yo también te quiero -se inclina para darte un beso en la frente.

Entonces lees, su letra desordenada pero para ti tan bonita escrita con rotulador negro.

"Quería algo perfecto para regalarte, y me di cuenta de que no hay nada más perfecto que momentos como este contigo. Así que te regalo esta captura de uno de esos momentos, pero también todos los que espero que queden por venir. Te quiero. 
-H"

jueves, 5 de febrero de 2015

NUEVA NOVELA... PRÓXIMAMENTE


Bueno, como yo siempre digo, mi mente no descansa y no, no tengo intención de dejar de escribir, y de hecho ya tengo un proyecto de nueva novela. Una chica que hace ballet, cuya vida se ve determinada por las decisiones que toma, y cuyos sentimientos ni ella misma es capaz de terminar de comprender. Aquí os dejo el trailer, espero que os guste, y ¡comentad qué os parece! 


Ana.