Abres
la puerta de tu casa con manos temblorosas. Durante el camino que has recorrido
sola, tu mente ha imaginado las múltiples cosas posibles que Harry puede tener
que llevar al Beer&Bucks. ¿Drogas? ¿Dinero negro? Quién sabe. Quizás las
manos no te tiemblen por lo que acaba de pasar con el tipo corpulento al que os
habéis encontrado, sino que tiemblen por lo que sea en lo que Harry puede andar
metido, y lo cierto es que, aunque a veces sea irritante, ese chico te está
empezando a gustar más de lo que sería recomendable teniendo en cuenta los
círculos por los que parece que se mueve.
-¿Ya
estás aquí? -oyes la voz de Julia proveniente del salón.
-Pues si -reconoces, entrando a la casa.
-Mmm... ¿No te ha caído bien? -tu amiga se acerca a ti.
-Pues si -reconoces, entrando a la casa.
-Mmm... ¿No te ha caído bien? -tu amiga se acerca a ti.
Tú
rompes a reír de una forma un tanto histérica.
-¿Que
si me ha caído bien? ¡Claro! Si exceptuamos el pequeño detalle de que el tal
Mike no se ha callado ni un solo segundo mientras comíamos y que es bastante...
prepotente.
Se
te pasa por la cabeza el pensamiento de que Harry también es prepotente, pero
él... él es diferente.
-¿De
qué se supone que le conoces? -le preguntas a Julia.
-Lo he visto un par de veces en el gimnasio, me pareció mono, y por eso quise que le conocieras... -hace una mueca.
-Pues se ve que allí estaba con la boca cerrada, porque cuando la abre pierde cualquier posible encanto -sonríes, y tu amiga hace lo mismo.
-¿Y cómo es que has llegado tan tarde si la cita ha sido semejante desastre? -entrecierra los ojos.
-Lo he visto un par de veces en el gimnasio, me pareció mono, y por eso quise que le conocieras... -hace una mueca.
-Pues se ve que allí estaba con la boca cerrada, porque cuando la abre pierde cualquier posible encanto -sonríes, y tu amiga hace lo mismo.
-¿Y cómo es que has llegado tan tarde si la cita ha sido semejante desastre? -entrecierra los ojos.
Tú
apartas la mirada. Algo en tu interior te dice que no debes hablarle de Harry
hasta que no compruebes si es alguien de fiar, pues en ese caso, además, seguro
que Julia consigue que no vayas a ese bar. Sería por tu bien, y quizás fuera lo
mejor, pero tienes que ir, lo necesitas.
-No
he sido capaz de conseguir que dejara de hablar para decirle que me venía a
casa hasta ahora -te encoges de hombros.
Te das cuenta de que tu amiga no termina de creerte, pero no dice nada.
-Bueno, ¿quieres ver algo en la tele?
Durante
el resto de la tarde te despejas haciendo cosas con tu amiga, pero no dejas de
pensar en lo que vas a hacer al día siguiente. Antes de irte a dormir, buscas
en Google Maps la localización del bar; pretendes ir mañana bien temprano.
-Ah,
mañana me voy a ir a estudiar a la biblioteca -te asomas al cuarto de Julia-.
Bien temprano.
Ella
te mira con incredulidad.
-¿De
veras? -alza las cejas.
-Pues sí -sonríes de forma inocente.
-Ajá... En fin, que te vaya bien -dice la chica.
-Pues sí -sonríes de forma inocente.
-Ajá... En fin, que te vaya bien -dice la chica.
Esa
noche sueñas que estás a punto de besar a Harry, pero antes de que vuestros
labios se toquen, aparece un tipo con un cargamento de droga, y de repente
Harry tiene un porro en la boca, así que te alejas de él, pero en realidad
sientes que no quieres hacerlo. Él te llama, y tú sigues corriendo hasta que
sus gritos se vuelven un susurro.
Te
despiertas y te levantas a las ocho de la mañana, te vistes con ropa cómoda y
sales de casa media hora después. Miras en el móvil el camino que tienes que
seguir hasta llegar al Beer&Bucks; en unos veinte minutos ya has llegado al
barrio en el que se encuentra. No es que la zona sea mala, es que el lugar
donde está el bar es un desastre. Por fuera, todo está sucio, lleno de cosas
seguramente inservibles, incluso te parece ver algún tipo de aceite o
combustible en el suelo de jardín.
“¿Qué
se le habrá perdido a Harry por aquí?”, te preguntas a ti misma.
No
hay movimiento de gente entrando y saliendo del bar, pero dentro hay luz, así
que debe estar abierto. Te acercas pensando que quizás no haya sido buena idea ir
hasta allí. El nombre del local resalta en luces rojas –algunas fundidas- encima
de la puerta. Pone un cartel de “abierto”, así que empujas la puerta con
indecisión.
Definitivamente,
fue una mala idea entrar ahí.
Hay
un tipo en la barra lavando unas copas con desgana, y varios clientes bebiendo
en unas mesas orientadas hacia un pequeño escenario donde una chica no
demasiado agraciada, pero con curvas bastante pronunciadas, se mueve alrededor
de una barra de striptease. Sin embargo, al escuchar chirriar la puerta, todas
las miradas se vuelven hacia ti. Incluso la bailarina te observa, al darse
cuenta de que los hombres han dejado de mirarla a ella. En ese momento piensas
que deberías haberte puesto unos pantalones largos, no unos cortos, pues todos
los ojos se posan en tus piernas.
-Anda,
pero mirad a quién tenemos aquí –dice el tipo de la barra; te das cuenta de que
es el mismo que os encontrasteis Harry y tú el día anterior.
-¿La
conoces? –pregunta uno de los clientes, con tono incrédulo.
-Te
aseguro que ella me conoce a mí –suelta una carcajada ronca-. Ayer iba con
Harry, supongo que será una de sus putas.
-¿Y
cuánto cobras? –pregunta otro.
Un
escalofrío te recorre la espalda. ¿Con qué clase de personas se mueve Harry? Lo
mejor que en ese momento podrías hacer sería echar a correr. Pero el miedo te
tiene paralizada.
-¿Te
ha comido la lengua el gato? –pregunta el de la barra.
-¿Q…
qué es lo que tiene que traerte Harry? –consigues preguntar.
-Uy,
¿tú no sabes eso de que la curiosidad mató al gato? –deja la copa que está
limpiando.
-Tampoco…
creo que sea tan difícil decirme lo que te tiene que traer –dices.
-Bueno,
pero hay otras cosas mucho más fáciles que eso… ¿no crees? –sale de detrás de
la barra.
Con
pánico, ves cómo el tipo se acerca a ti poco a poco, con ojos brillantes y una
sonrisa torcida. Está claro que no te piensa decir qué es lo que Harry lleva a
ese sitio. Intentas moverte, pero no eres capaz de que tus músculos reaccionen.
El tipo alarga una mano áspera y acaricia tu mejilla, para después bajarla
lentamente por tu cuello. Cuando consigues que tus piernas reaccionen y te das
la vuelta para salir corriendo de allí, chocas contra alguien que acaba de
entrar al bar.
-¡¿Pero
qué…?!
Alzas
la vista y te encuentras con los ojos de Harry mirándote con una mezcla entre
sorpresa y miedo.
-Lo
que faltaba –resopla el tipo de la barra.
-¿QUÉ
COÑO ESTABAS HACIENDO? –le grita Harry.
-¿Qué?
Oye, mira, no es mi culpa que tus putas vengan aquí a buscarte, eh.
-¡COMO
VUELVAS A TOCARLA UNA SOLA VEZ TE MATO, ¿TE ENTERAS?! TE M-A-T-O –agarra el
cuello del tipo con una mano y lo estampa contra la pared.
-V…
vale, tranquilo, lo pillo –dice él, intentando respirar.
Harry
lo suelta, y el hombre se lleva las manos al cuello, dolorido.
-Y
ahí tienes tus mierdas –lanza un saco que llevaba en la otra mano al suelo, y
logras ver que dentro hay cosas que parecen de metal-. Vámonos.
Harry
te coge de la muñeca con más fuerza de la necesaria y tira de ti fuera del bar.
Camináis a paso rápido durante al menos diez minutos, y luego deja de andar de
golpe. Tú no eres capaz de pensar ni sentir nada.
-¡¿Pero
se puede saber qué se te ha pasado por la cabeza al venir aquí?! –exclama; a
pesar de su tono de enfado, te parece ver preocupación en sus ojos- ¡Dime!
-N…
no sé –murmuras.
-¡¿No
sabes?!
Te
sacudes su mano de tu muñeca con un movimiento brusco.
-Quería
saber en qué estabas metido, ¿CONTENTO?
-No,
para nada. ¿De verdad pensabas que con venir aquí y preguntar por mí te lo iban
a decir? –resopla.
-Oye,
perdona si no me he traído una armadura y un lanzallamas, yo no sé con qué
clase de personas te relacionas –te cruzas de brazos.
-¡¿Y
no lo pudiste intuir ayer?! No sé, pregunto –ironiza-. O a lo mejor me podrías
haber preguntado.
-¿Y
ME LO HABRÍAS DICHO? –gritas, al borde de las lágrimas.
Harry
se queda callado durante un segundo.
-Probablemente
no –reconoce al final.
-Ah.
-¡¿Pero
es que no te das cuenta de lo que podría haber pasado con esos tíos?! ¿LO HAS
PENSADO? Dios, es que… -se pasa una mano por la frente con desesperación.
-Bueno,
pero no ha pasado –evitas su mirada.
Harry
te toma de los hombros y te sacude ligeramente, sin hacerte daño, sólo para que
reacciones.
-¡Ni
se te vaya a pasar por la cabeza volver a ir ahí!
-No
soy tonta, ¿sabes?
-Pues
has ido una vez.
-¡Porque
no sabía cómo era!
-Bff…
-es incapaz de decir algo.
Tú
te muerdes el labio. Quizás no eres realmente consciente de lo que podría haber
pasado. Y todo es más estúpido aún porque te sientes bien de que Harry esté
preocupado por ti. Sin embargo, recuerdas algo que te han dicho en el bar…
-Pues
se ve que no te importa que tus putas sí que vayan por allí –murmuras.
Él
echa la cabeza hacia atrás, en gesto de “lo que faltaba”.
-No
son “mis putas”.
-¿Y
qué son? Si puede saberse, claro.
-Soy
un tío, ¿vale? Salgo con chicas –se lleva una mano a la nuca y luego se
revuelve el pelo-. Bueno, y esas chicas, pues… no siempre son como tú, a ver,
me refiero… ellas pues… son chicas que, obviamente no son putas, pero son…
Supongo que la forma de describirlas es que son como yo.
-Ajá…
¿Y cómo eres tú, Styles? ¿Qué clase de cosas haces? ¿Vendes droga?...
No
puedes seguir hablando porque Harry te interrumpe con una sonora carcajada. Ya
vuelve a ser él.
-¿Droga?
¿Pero tú estás loca? –sigue riendo- Así que eso pensabas… ¡Claro que no vendo
droga! No soy precisamente la mejor persona del mundo, pero a eso todavía no he
llegado.
-¿Entonces…?
–alzas las cejas.
-Bombón,
¿ese es el concepto que tienes de mí? Le traigo chatarra a ese capullo, sobre
todo piezas de motos del desguace, y él me da dinero a cambio.
-Eso
es ilegal.
-Descargar
música también, y estoy seguro de que tienes el móvil llenito de canciones –sonríe
con prepotencia.
Resoplas.
-No
es lo mismo.
-¿Dónde
está la diferencia?
-Tú
ganas dinero con lo que haces, yo no.
-Ah,
bombón, te aseguro que yo necesito hacerlo.
-Trabajas
como camarero, con eso también se gana dinero –le miras.
-Ya,
pero no todo el que se necesita para vivir.
-¿Y
tus padres?
-Hay
temas que mejor no tocamos, ¿sí? Pues venga, fin de la conversación, yo no te
juzgo por las cosas ilegales que haces, tú no me juzgas por las que yo hago,
punto.
Por
extraño que parezca, saber que lo que hace no tiene nada que ver con drogas ni
cosas por el estilo te hace sentir aliviada. Y lo de las chicas… bueno, era de
esperar que soliera tener sus cosas con mujeres.
-Oye…
Ese tipo, ¿te ha hecho algo? Aparte de tocarte el cuello, agg.
-No.
¿Es que te has preocupado por mí, Styles?
-Curiosidad.
-Ah,
claro –ocultas una sonrisa.
-¿Quieres
que te lleve a casa?
-Si
es con la moto, mejor no.
-Bueno,
pues andando –se encoge de hombros.
-Te
voy a hacer dejar peso, vas a tener que ir andando a todas partes por mi culpa –ríes
levemente.
-Bueno,
bombón, es que yo soy un caballero.
-Seguro.
-Aunque,
pensándolo mejor… Por aquí pasa un autobús que va al zoo… Sé que a ti te van
más esas cosas, aunque ayer me dijeras que no.
-¿Esto
es una clase de cita o algo así? ¿O los tipos duros como tú no tienen citas?
-Pues
creo que sería mi primera vez en esto… -sonríe.
-¿Te
da miedo dejar de ser virgen conmigo?
-Eso
no suena bien…
-No
pretendía que lo hiciera –ladeas una sonrisa.
-Claro
que no me da miedo… ¡desvírgame! –exclama, riendo.
Tú
le imitas.
-Está
bien, acepto tu proposición de cita.
-Pues
nos vamos al zoo, bombón –te tiende una mano y tú se la tomas.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, gracias.]
Mooolaaaa :) siguelo podrias hacer un maraton como te fuiste a Madrid y no has podido en varios diaas :D jiiji sigueloo
ResponderEliminarohh dios mio amo este blog escribes genial!!!!!!!!!!!!!! por favor sige prontoooo
ResponderEliminarMe encantaaa:)
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