#Imagina de Harry PARTE 30 (ÚLTIMA PARTE) -2º temporada-

-Harry.

-¿Hm?

Su mano recorre tu espalda perezosamente de arriba abajo una y otra vez. Tú levantas la cabeza de su hombro para poder mirarle a los ojos.

-Mis padres quieren que pases el día de Navidad con nosotros.

Estudias su reacción, y observas que sus labios se cierran con un poco más de fuerza de la normal, sustituyendo su habitual color rojo por el blanco.

-Sabes que yo nunca celebro el día de Navidad –contesta, con cautela.

-Sí, lo sé. Porque no tienes con quién celebrarlo. Pero este año sí.

Cruzas las piernas al estilo indio en lo alto del sofá, y Harry alarga el brazo para quitarle el volumen a la música de los créditos de la película que acabáis de ver.

-¿No crees que sería todo muy tenso? –pregunta.

-No, no lo creo. Ya lo sabes, han cambiado el concepto que tenían de ti –coges una de los manos y la aprietas entre las tuyas-. A mí me gustaría mucho que vinieras.

-No sé, tengo que pensarlo –aparta la mirada.

-¿Te pasa algo?

-No, claro que no –frunce el ceño-. ¿Por qué lo preguntas?

-Te noto raro. ¿Ha sido la película demasiado sentimental para ti? –bromeas.

-Sí, la relación que había entre Los Croods era tan tierna –finge que se seca una lágrima.

-¿Ya estás riéndote de mí? –protestas.

-¿Por qué iba a estar riéndome de ti?

-Por haber llorado –lo miras con los ojos entrecerrados.

-¡Ah! ¿Eso eras tú llorando? Pensaba que era una especie de elefante sonándose la nariz –ríe.

Tú le das un puñetazo en el brazo, y con toda seguridad te haces tú más daño que él.

-Si vas a pegarme, al menos dame con fuerza –te pincha.

-No tengo tanta experiencia como tú, lo siento, yo no voy por ahí haciendo peleas de boxeo ilegales.

-Ya no las hago.

-Ya, lo sé.

Os quedáis en silencio durante un momento, y tú le das vueltas en tu mente a la idea que lleva rondando por tu cabeza desde una de las escenas de la película.

-¿Has pensado alguna vez que quizás tus padres hicieran contigo lo que el padre de la película ha hecho con su familia?

El cuerpo de Harry se tensa.

-¿A qué te refieres? –te mira muy serio.

-Bueno… -tal vez no haya sido buena idea nombrarlo- En la película, el padre se iba a quedar atrás para que su familia sobreviviera.

-Ajá.

-A lo mejor tus padres no podían sacarte adelante, y te intentaron dar una mejor vida con una familia de acogida.

-¿Y por qué iban a haberme tenido si no podían sacarme adelante? –se muestra escéptico.

-Yo pensé que podía estar embarazada, y tampoco es que esté en las mejores condiciones de criar a un niño –intentas explicar-. Quiero decir que… creo que cuando piensas en tus padres lo haces como si fueran unas personas crueles que te abandonaron.

-Es que lo hicieron.

-Pero no lo hicieron porque no te quisieran, Harry, tendrían otros motivos.

-En cualquier caso, nosotros no podemos saber eso.

-Sí que puedes saberlo. Cuando yo pensaba que estaba embarazada… sentí cariño a esa cosita que podía haber en mi interior, aunque luego allí dentro no hubiera nada. Me imagino algo así durante nueve meses, y te aseguro que cualquier madre quiere a su hijo, aunque sólo fuera por el simple hecho de haberle dado la vida.

Ves cómo la nuez de Harry se desplaza cuando traga saliva, y acaricias sus rizos con una mano. Sacude la cabeza, y comprendes que no deberías haber sacado el asunto, aunque necesitabas intentarlo.

Te arrebujas en el interior de la sudadera que Styles te ha dejado. Te queda enorme, pero es muy calentita y huele a él.

-¿Te he dicho alguna vez lo bien que te queda mi ropa? –te atrapa por la cintura y te arrastra hacia él, cambiando totalmente de tema.

Suspiras, pero no quieres que acabéis enfadados, así que tú también lo dejas correr.

-Mmmm, quizás –sonríes.

-Pues te lo repito: te sienta genial –te besa en el cuello.

-Styles… -lo miras cariñosamente.

-¿Qué? –sigue besándote por toda la línea del hombro.

-Que te conozco, y sé lo que pasa cuando te pones así.

-¿Y no te apetece? –sonríe.

-Son las seis y media de la tarde. ¿No crees que podríamos aprovechar el día un poco más? –contienes el impulso de besarle, porque entonces no te tomaría en serio.

Harry bufa, desencantado, pero luego te regala una de sus preciosas sonrisas con hoyuelos.

-Es que te voy a echar mucho de menos cuando vuelvas a irte –aparta la mirada.

-Oh.

Ha sonado tan infantil y tan indefenso que sientes ganas de ser tú la que, por una vez, lo rodee entre sus brazos y le susurre al oído que todo va a ir bien. Sin embargo, lo que haces es acariciar sus mejillas con tus manos, y la incipiente barba te hace cosquillas en las palmas.

-Seguiremos viéndonos, ¿recuerdas? –lo obligas a alzar la cara para mirarte.

-Ya, pero…

-Y no tendrás de qué preocuparte –le sonríes, aunque tú también sabes que les va a echar muchísimo de menos-. No más compañeros de piso psicópatas.

-¿Estás segura de que en esa residencia me dejarán quedarme a pasar la noche? –Harry hace una mueca.

-Si no, siempre puedes colarte.

Consigues que ladee una sonrisa.

-Vamos a aprovechar las vacaciones, y luego ya veremos, ¿te parece bien? –te permites besarle en los labios.

-Bueno, pero creo que tenemos conceptos de aprovechar las vacaciones distintos, bombón –te mira con picardía y comprendes que ya se ha relajado.

-Siempre podremos llegar a un acuerdo –le guiñas un ojo y te levantas del sofá.

Harry te sigue con la mirada.

-¿A dónde vas?

-A cambiarme de ropa –te giras para sonreírle-. Me encanta tu sudadera, pero creo que es mejor que para salir a la calle me ponga otra ropa.

-¿Vamos a salir a la calle?

Asientes con la cabeza.

-Me gustaría comprobar si una cosa que llevo sin ver desde hace mucho tiempo sigue en su sitio –contestas con voz misteriosa.

Él frunce el ceño, pero sabes que en el fondo le encantan esas cosas.

-Y coge tu cazadora de cuero, que la vas a necesitar.

-Uh, ¿paseo en moto? –se levanta también, visiblemente contento.

-La moto es un buen medio de transporte, sí.

Te encoges de hombros y caminas hasta el dormitorio de Harry, donde tienes todas las cosas que necesitas para pasar allí las vacaciones de navidad.

-No decías eso hace un año –escuchas su voz, divertida, detrás de ti.

-Styles, han cambiado muchas cosas desde que tú y yo empezamos a salir.

-Sí, nunca pensé que hablarías de sexo conmigo sin ponerte colorada.

Instantáneamente, sientes que tus mejillas se encienden como farolillos rojos. Harry, que debe haber adivinado cuál iba a ser tu reacción, avanza más rápido y se coloca delante de ti, taponando la puerta de su dormitorio.

-Vaya, a lo mejor no has cambiado tanto, bombón –alza las cejas.

-Tú tampoco lo has hecho. Sigues siendo un imbécil –ladeas la cabeza y lo apartas para entrar al cuarto.

Cierras la puerta, dejándole al otro lado.

-¿No me vas a dejar entrar? –suplica Styles.

-No, por mala persona, ahora te aguantas y te esperas fuera.

Te cambias con toda la tranquilidad del mundo y cuando terminas sales, con la cazadora de Harry en la mano. Os miráis un momento, y tienes la sensación de que él está analizando si de verdad te has enfadado con él o era sólo una broma. Sabes que lo descubre cuando rodea tu cintura con un brazo y te pega mucho a él. Sus labios rozan los tuyos.

-En el fondo me quieres –dice.

-Muy en el fondo –ríes, separándote de él-. Vamos.

Salís de la casa y os subís en su moto. Te encanta abrazarte al cuerpo de Harry y sentir que el mundo se desvanece a vuestro alrededor; meter tus manos debajo de su cazadora de cuero para que no se congelen con el frío londinense, y sentir el calor de su piel a través de su camiseta.

-Por cierto… -dice de repente- ¿Hacia dónde vamos?

-Al puente.

-¿Al puente? –parece desconcertado.

-Sí –eres consciente de que él sabe a cuál te refieres.

En efecto, unos minutos más tarde, Styles frena la moto en la acera de un grueso puente de piedra, y tú te subes sin pensarlo en el bordillo, desde el cual se ven las aguas tranquilas –y probablemente tóxicas- del río.

-¿No irás a…? –te mira con sorpresa.

-Ajá.

Das un saltito y caes en una terraza que queda justo debajo del bordillo pero por el otro lado. Cualquiera que te haya visto habrá pensado que eras una loca saltando al río. Eso era lo que tú creías que Harry quería que hicieras la primera vez que te llevó allí. Alzas la cabeza, y ves que Styles ya está en saltando también. Te apartas a un lado para dejarle caer y bajas tranquilamente las escaleras de piedra que os llevan justo a la orilla del río.

-No me puedo creer que me hayas traído aquí –comenta Harry con incredulidad.

-Me apetecía venir –das por toda respuesta.

-¿Te acuerdas cuando fui yo el que te trajo a ti? –te toma de la mano, y tú agradeces el contacto.

Los recuerdos te inundan de repente la memoria con el sabor agridulce de la felicidad y la nostalgia.

-¿Qué haces? ¡Baja de ahí, te vas a matar! –exclamas con preocupación.

-Así te librarías de mí –dice con tono dramático-. Tranquila, bombón, no voy a tirarme al río. ¿Vienes o qué?

-¿Cómo? ¿De verdad quieres que me suba ahí? –abres mucho los ojos.

-Oh, vamos, que es sólo un segundo… -te mira- Te va a gustar lo que voy a enseñarte… espero.

-Creo que debería haber escrito ya mi testamento –murmuras, pero te acercas a donde está él.

Harry te tiende una mano, y tú se la tomas a regañadientes, tras lo que te ayuda a subir. Sientes su suave piel sobre la tuya. El borde no está muy alto en comparación con la carretera, pero una vez que estás arriba no te atreves a mirar hacia el río. Eso sí está bastante abajo.

-Bueno, ¿qué ocurre con estar aquí?

-Lo que quiero que veas está abajo, no aquí –sonríe.

-¿Abajo… dónde?

El joven se da la vuelta y empieza a bajar por el otro lado, apoyándose quién sabe en qué.

-¿Vas a quedarte ahí todo el rato, bombón? –pregunta, desde abajo.

-Me voy a matar como intente bajar, además, ¿qué pretendes? ¿Tirarme al río?

Escuchas cómo Harry resopla. Entonces notas algo tirar de tu pierna y pierdes el equilibrio. El pánico te atenaza cuando te notas caer, pero un segundo después sientes que unos brazos fuertes te sujetan. Ves a Harry mirándote con una sonrisa en los labios, y notas su cuerpo contra el tuyo, sus músculos presionando contra tu piel.

-¿Cómo…?

Resulta que sólo había que dar un pequeño saltito para llegar a una sólida escalera de piedra, que parece acabar en la orilla del río. Te sonrojas, sintiéndote estúpida.

Harry acerca su cara a la tuya, y por primera vez, no puedes alejarte, pues te tiene fuertemente sujeta entre sus brazos. Ya que vuestros rostros están a milímetros, rompe a reír, y te deja en el suelo.

-¿Qué pasa? –preguntas.

-Eres muy graciosa –sigue riendo.

-¿Ah, sí? –dices, irónicamente.

-Sí. Bueno, vamos a bajar las seguras y estables escaleras. ¿Te ves capaz? –se mete contigo.

Sonríes mirando al suelo, a esas escaleras que no parecen haber cambiado absolutamente nada, a pesar de que hace más de un año de que las viste por última vez.

-Sí que hemos cambiado –suspiras.

-¿Eso es malo?

-No necesariamente. Sólo diferente.

Styles te da un apretón de manos y por fin llegáis a la orilla. Miras a tu alrededor.

-¿Qué buscas? –pregunta él.

-¿De verdad no te lo imaginas? –ladeas una sonrisa con tus labios cortados por el frío.

-Pues no…

Avanzas un poco por la orilla, y finalmente, localizas un bulto recubierto por un gran plástico negro.

-Pues quería hacerle una visita a esta señorita –quitas el plástico, dejando que se vea una vieja barca de madera.

-¡Joder! –exclama Harry.

-Pues sí –sonríes-. Ella es la culpable de que acabáramos juntos.

-O ella o mi gran encanto.

-Ella –señalas la barca con gesto de obstinación.

-La Reina de los Mares –murmura Styles.

Pasa los brazos por tu cintura desde detrás y aprieta tu espalda contra su pecho.

-¿Se puede saber a dónde vamos? –preguntas, aunque no con reproche.

-Yo la llamo “La Reina de los Mares”.

-¿Qué? –ladeas la cabeza, sin entender.

Entonces él deja de andar delante de un gran plástico negro que cubre algo, y al quitarlo, deja ver una pequeña barquita de madera.

-¡Tachán! –exclama.

-¿Esto… esto es “La Reina de los Mares”? –señalas la barca, con una sonrisa asomando de tus labios.

Ahí es cuando Harry ve la oportunidad.

-Bueno, sí, me planteé llamarla “La Reina de los Charcos”, pero no iba a quedar tan bien…

Sin darte cuenta, una leve carcajada se escapa de tu garganta. Cuando te das cuenta de lo que acabas de hacer, te tapas la boca con las manos y abres mucho los ojos, aunque sigues conteniendo una sonrisa. Harry sonríe de oreja a oreja.

-¡Te has reído! ¡Te acabas de reír! ¡Y eso no ha sido irónico! –dice, triunfal.

-Pero… -intentas excusarte.

-Nada de “peros”, bombón. He ganado la apuesta –ríe.

Tú miras el reloj para ver si el tiempo se había acabado ya, pero aún os quedan diez minutos. Aunque quizás eso ya sea puro teatro. Algo en tu interior te dice que ese chico te gusta. “No, no, no”, te dices a ti misma. “Bueno… quizás, pero sólo un poquito”.

-No lo intentes, no estoy fuera de tiempo. He ganado –se cruza de brazos, con esa sonrisa con hoyuelos permanentemente en los labios.

-¿Y ahora qué? No me dijiste qué pasaba si ganabas tú, Styles –levantas una ceja.

Miras mordiéndote el labio a la barquita.

-Esto era lo que pasaba si ganaba la apuesta –susurra Harry en tu oído.

Te das la vuelta y dejas que tus manos reposen en el pecho de Styles.

-Nunca he agradecido más haber perdido una apuesta –sonríes.

Él te besa con dulzura.

-Espero que pienses eso para siempre, bombón.

Sonríes y asientes con la cabeza. Ese para siempre no ha sonado nada, pero que nada mal. 

FIN.

[Guau. ¿Quién me iba a haber dicho a mí que iba a hacer una segunda temporada del #Imagina de Harry y 'bombón'? Recuerdo cuando propuse hacerla, y me dijisteis que sí, que os gustaría. Pues aquí acaba, ya ha terminado. Sinceramente, no creo que haga una tercera temporada, pero ya se sabe, 'nunca digas nunca'. No sé, ya no sé cómo daros las gracias. No sé qué hacer para que comprendáis que sois el motivo de la mayoría de mis sonrisas, que me hacéis feliz todos los días, que el apoyo que me dais me está haciendo creer que a lo mejor podría soñar y que ese sueño quizás se llegaría a hacer realidad. Gracias, gracias y gracias. Sois geniales, en serio. Os quiero mucho, muchísimo, más que eso. Me ha encantado cada comentario que me hacíais, cada vez que os implicabais y me decíais que odiabais a Jake, cada vez que veía en alguno de vuestros tweets una frase de esta historia, o cuando me poníais todas los comentarios en mayúsculas porque Harry y bombón no podían haberse peleado. Así como indirecta os diré que me encantan los comentarios largos, y os pido por favor que, corto o largo, pero comentéis si habéis leído, aunque sólo sea en esta entrada y antes no hayáis comentado ni una vez, pero agradecería muchísimo saber que habéis leído, qué os ha gustado y qué no. Podéis comentar aquí en el blog, o mencionarme, o las dos cosas. Grac... Ah, deberían inventar un sinónimo para la palabra "gracias", porque no paro de repetirme. Habéis hecho que esta historia sea muy especial para mí, y no tenéis ni idea de lo que os quiero por ello.

Atte: Ana]