Estás
sentada en la mesa del fondo de un pub. No hay nadie contigo, todos tenían algo
que hacer o no les apetecía salir, y tú no estabas dispuesta a quedarte en
casa. Así que decidiste salir a la aventura. Mientras das sorbitos a tu
Coca-Cola, observas a la gente que entra y sale del local, que a pesar de ser
viernes por la noche no está muy concurrido. Sin embargo, la puerta se abre y
cinco chicos quizás un par de años mayores que tú aparecen por ella. No están
nada mal. En realidad, están muy, pero que muy bien. Sin querer, tu mirada se
cruza con la de uno de los chicos, de pelo castaño y ojos claros. Él esboza una
sonrisa y tú miras rápidamente a tu Coca-Cola. Los cinco chicos se sientan a
tres mesas de la tuya, y tienes la sensación de que el moreno de ojos azules no
deja de mirarte. No te importaría devolverle las miradas si estuviera solo y
sus cuatro amigos no estuvieran dándole codazos y señalándote discretamente.
Vas a darle un sorbo a tu bebida y te das cuenta de que ya no queda nada. Te
levantas a por otra cosa y esperas en la barra a que te atiendan.
-Déjame
invitarte -escuchas una voz a tus espaldas.
Giras
la cabeza y te encuentras con el chico de ojos azules. Alzas una ceja.
-Una
forma curiosa de empezar una conversación -vuelves a mirar a la barra.
-Yo
diría que es de lo más normal -se coloca a tu lado.
-Por
eso, demasiado típica -lo miras de soslayo-. Hoy día las cosas no se empiezan
así.
-Ah,
¿no? -parece divertido.
-No.
Si ves a una chica en un pub, es obvio que tiene dinero para pagarse ella
solita sus bebidas.
-Pero,
¿y si realmente me apetece invitarla? -sabes que tiene los ojos puestos en ti,
pero tú sigues mirando al frente.
-No te
apetece invitarla, te apetece una excusa para sentarte con ella. En ese caso,
le propones tomar una copa juntos. Al menos eso sería una muestra honesta de
tus intenciones. Y las chicas valoramos la sinceridad -lo miras abiertamente
por primera vez.
Sus
ojos celestes están ligeramente más abiertos de lo que normalmente estarían, y
sus finas cejas se levantan levemente formando un arco. No sabes si lo has
sorprendido o asustado. Entonces, las comisuras de sus labios se alzan formando
una bonita sonrisa y dejando a la vista unos perfectos y blancos dientes.
-Está
bien, tomaré nota -se da la vuelta como si fuera a marcharse, pero vuelve a
girarse otra vez-. Buenas, me llamo Louis -te tiende una mano-. ¿Me dejarías
tomar algo contigo?
Dudas
un momento, pero le estrechas la mano y le dices tu nombre.
-¿No
le importaría a tus amigos que los abandonaras, Louis? -miras hacia ellos, y
los cuatro chicos miran rápidamente al tablero de su mesa, está claro que os
estaban observando.
-Somos
comprensivos cuando el motivo del abandono es una chica guapa -alza un poco un
hombro y ladea la cabeza.
-Ajá...
No hacía falta que dejaras caer un cumplido, te iba a dejar de todas formas
-das golpecitos con los dedos en la barra.
-Todo
lo que he dicho es verdad, independientemente de que lo haya dicho para
conseguir algo o no. Y las chicas valoráis la sinceridad, ¿no?
Niegas
con la cabeza. No le vas a conceder una carcajada tan pronto, por lo que sólo
sonríes. En ese momento aparece el camarero y os pregunta qué queréis.
-Cóctel
tropical -pides.
-Lo
mismo -dice Louis.
El camarero
asiente y se va a preparar las bebidas.
-Otra
cosa típica. ¿Por qué siempre os pedís lo mismo que la chica? Originalidad cero.
-No te
gusta la forma normal de acercarse a las mujeres, ¿eh? Bien, pues, ¿qué te
gusta?
-No me
gusta lo "normal" -te muerdes ligeramente el labio inferior-.
Sorpréndeme.
El
camarero aparece con vuestros cócteles y tú echas a andar en dirección a tu
mesa.
-Ah, y
no tienen alcohol -señas tu vaso al ver que Louis camina a tu lado.
-¿Qué
te hace pensar que quería alcohol?
-Todos
soléis querer alcohol -te encoges de hombros.
-Yo no
soy "todos" -te guiña un ojo.
Cuando
pasáis al lado de la mesa de los amigos de Louis, éste les lanza una mirada
cargada de significado y los chicos asienten, divertidos.
Te
sientas en tu mesa y Louis hace lo propio.
-Me
sorprende que estés aquí sola -comenta él.
-Bueno,
no necesito escolta. Me apetecía salir, y lo he hecho -dices.
El
chico asiente con la cabeza y da un sorbo a su cóctel.
-¡Mmmm!
Está realmente bueno.
-Seguramente
lo dirías aunque estuviera vomitivo -lo miras.
-No lo
haría. Una cosa es agradar a una chica y otra muy distinta es tener que
tragarme algo que no me gusta -da otro sorbo sin dejar de mirarte.
-Si no
te pidieras lo mismo que ella, te asegurarías que le agradas y que además te
gusta lo que bebes -juegas con el vaso de cristal celeste de tu cóctel.
-Me
gusta probar nuevas bebidas, y créeme que esta es una buena forma de hacerlo
-sus ojos se inundan de un brillo casi desafiante.
-Ah,
ya veo. Cada día asaltas a una pobre muchacha indefensa para encontrar cosas
que beber -pasas el dedo distraídamente por el filo de la copa.
-¿Te
consideras una muchacha indefensa? -Louis sonríe levemente.
-¿Cómo
me considerarías tú?
-Te he
considerado la chica más guapa del local...
-Tampoco
había mucha variedad donde elegir.
-Pero
hay muchos pubs en la ciudad.
-Vaya,
no sé si sentirme afortunada por ser "la elegida" de esta noche, o
culpable por ser la responsable de que tus amigos estén aquí en lugar de en
otro sitio con chicas para ellos.
Él
vuelve a mostrar sus dientes, y bebe de nuevo.
-Creo
que me estás malinterpretando -comenta.
-¿Por?
-Me
ves como un depredador de señoritas, y no lo soy.
Esta
vez no puedes evitar la carcajada.
-Y si
no lo eres, ¿por qué te has acercado a mí? -bebes por primera vez de tu cóctel.
-No he
podido resistirme a un rato de agradable conversación con una chica guapa -sus
hombros se alzan levemente.
-Mientes.
-Es
verdad, también me has parecido sumamente interesante. Reconozco que me ha
sorprendido muchísimo que estuvieras sola.
-Mmmm
-sabes que va a seguir hablando, así que le dejas continuar.
-Incluso
he pensado que tu novio podría estar en el baño, que saldría y al verme me
partiría la cara -ríe ligeramente-. Peeeeero... bueno, si de verdad tienes novio
y sigue ahí en el baño, he de decirte que deberías buscarte a otro con menos
problemas intestinales.
Explotas
en una carcajada y no eres capaz de parar. Te tapas la boca con la mano, pues
no te gusta que te vean reír de esa forma, pero Louis parece igual de divertido
y ríe también. Cuando por fin vuelves a ser capaz de controlar tu propio
cuerpo, respiras hondo varias veces para recuperar el aire.
-Te he
dicho antes que he venido sola -contestas.
-A lo
mejor era una mentirijilla para esperar a que tu novio saliera y ver cómo le
pegaba al pesado que no sabe empezar una conversación con una dama.
Te
llevas un dedo a los labios, que están ligeramente curvados hacia arriba.
-No
sabes empezarla, pero continuarla no se te da tan mal -reconoces.
Louis
hace una imitación de reverencia.
-Gracias,
gracias.
-No te
acostumbres.
-¿A
qué?
-A los
cumplidos -lo miras fijamente.
-¿No
sueles hacerlos?
-Los
hago siempre que son verdad.
-¿Y
podemos considerar lo de antes como un cumplido?
-¿El
qué?
-Lo de
que sé mantener una conversación agradable con una chica -sonríe.
-Yo no
he dicho exactamente eso -elevas una ceja.
-Bueno,
me entiendes.
-Supongo
que sí es un cumplido.
-Me
consideraré afortunado entonces.
-Mucho.
Los
dos esbozáis sendas sonrisas y Louis mira de forma que intenta ser disimulada
hacia detrás.
-No
han dejado de observarnos en todo el rato -informas, pues tú tienes a sus
amigos enfrente y los ves directamente.
-Son
majos cuando los conoces.
-Parecen
muy interesados en nosotros -les sonríes a los cuatro chicos.
-¿Y
yo?
-¿Tú
qué? -preguntas.
-¿Soy
majo?
Ríes.
-¿Cuál
es tu concepto de "majo"?
-Pues...
simpático... agradable... no sé, la verdad -hace una mueca.
-Para
mí un chico majo es alguien que no es guapo pero cae relativamente bien. Es un
adjetivo muy genérico y poco concreto. Una buena frase para despachar a alguien
suele ser: "eres majo, pero no eres mi tipo" -das otro sorbo a tu
cóctel.
-Entonces
he dicho que mis amigos son lo peor que les podía decir, ¿no?
-Lo
peor de entre lo bueno, al menos desde mi concepto de majo -sonríes.
-Que
se aguanten -Louis adquiere una expresión que tal vez podría ser descrita como
salvaje-. ¿Y yo que sería?
-¿En
general? -preguntas, para ganar tiempo de pensar una respuesta.
-Sí,
supongo -vacía todo el líquido que quedaba en su vaso.
-Apenas
te conozco.
-Eso
habría que corregirlo para un futuro. Pero por ahora, con tu primera impresión
me vale.
Asientes
con la cabeza y te paras a reflexionar un momento. Necesitas encontrar
adjetivos que le definan -o al menos su faceta que tú conoces- pero que a la
vez no le inflen demasiado el ego.
-Atrevido.
Bromista. Sociable. Tal vez encantador. Ligeramente guapo -guiñas un ojo.
En el
rostro de Louis se distingue que está verdaderamente complacido.
-¿Ligeramente?
-dice, sin embargo.
-Tienes
suficiente buen concepto de ti como para que te vaya a provocar un trauma con
eso -tú también terminas el contenido de tu copa.
-Está
bien, me conformaré con eso -ladea una sonrisa.
-No te
quejes, que te he puesto por las nubes.
-Término
medio. Entre las nubes y el suelo, que ese "ligeramente" y ese
"tal vez" tiran hacia abajo.
-Es
suficiente.
-Tal
vez -te mira con ojos brillantes.
-¿Y yo?
Está
claro que ya los tenía pensados, porque los dice sin vacilar.
-Guapa.
Inteligente. Mordaz. Cautelosa. Con un aire interesante.
-¿Un
aire interesante? -no puedes evitar reír.
-Ajá
-clava sus ojos en los tuyos-. Las chicas tenéis la absurda creencia de que
nosotros sólo nos fijamos en el aspecto en un primer momento. Pero muchas veces
es más importante ese aire interesante, que o se tiene o no se tiene.
-Curioso.
-Tú me
enseñas, yo te enseño.
-¿Vamos
a por algo de beber? -le muestras tu vaso vacío.
-Claro
-sonríe a la vez que se levanta de la mesa.
Louis
te hace un gesto con la mano para que pases delante de él, y tú lo haces.
-Ah,
se me ha olvidado una cosa -dice desde detrás de ti.
-¿Qué?
-Que
tienes un culo realmente bonito -adivinas una sonrisa pícara en sus labios.
Te das
la vuelta y quedáis cara a cara. Intentas que tu expresión sea indescifrable.
En efecto, Louis está sonriendo.
-Si
hablamos de culos, me ganas tú -alzas una ceja.
Él
gira la cara tratando de verse el trasero, tan inútilmente como cuando un perro
intenta morderse la cola.
-No es
verdad -protesta.
-Sí lo
es. ¿Te lo habían dicho alguna vez antes? -llegas hasta la barra.
-¿Qué
más da eso? -bufa, colocándose a tu lado.
-Que
demuestra que tengo razón -apoyas tus manos en el tablero de imitación de
madera y miras al joven.
-No me
gusta que hablemos de mi culo.
-Tú
has empezado a hablar del mío -replicas.
-Ya,
pero tú eres una chica y...
-Y
nada. Louis, tu culo es tan digno de mirar como el de una chica. Quizás incluso
más, porque los tíos no soléis tenerlo así. Acéptalo.
Suspira,
y tú le lanzas una mirada divertida.
-Anda,
elige bebida tú esta vez -le dices.
-Te
arriesgas a que no te guste...
-En
ese caso no te preocupes, que me encargaré de hacértelo saber -retrocedes un
poco para que tenga más espacio para pedir.
Te
regala una sonrisa ladeada y cuando el camarero se acerca le pide algo que no
llegas a entender.
-¿Qué
es? -preguntas mientras vais de nuevo hacia la mesa.
-Ahh
-contesta en tono misterioso-. Ahora lo probarás.
Miras
hacia el líquido del interior de la copa que llevas en la mano. Tiene un tono
oscuro, aunque el color exacto no se distingue debido a la no demasiado intensa
iluminación del local.
-Entonces
tienes... ¿diecinueve años? -os sentáis en vuestros respectivos sitios.
-¿No
sabes que a una chica esas cosas no se le preguntan? -lo miras ocultando una
sonrisa.
-Yo
sólo...
-Lo sé
-dejas que la sonrisa asome en tu rostro-. Era broma -la expresión de Louis se
relaja-. Aunque no sé cómo tomarme lo de los diecinueve.
-Entonces
eres menor, ¿verdad? -asientes- Y ahora me preguntarás si es que pareces más
vieja.
-En
realidad, lo he considerado un halago.
-¿Ah,
sí? -parece verdaderamente sorprendido.
-Ajá.
Tú tienes claramente esa edad o más, así que me lo tomaré como una percepción
errónea de tu cerebro que quiere que tú y yo seamos de una edad parecida
-sonríes ante su expresión atónita.
-Confías
mucho en mi interés por ti, ¿no? -se repone fácilmente.
-Bueno,
te has tragado el cóctel a pesar de que no te gustaba -te encoges de hombros.
-¿Qué?
¿Cómo...? -está claro que lo has pillado.
-Si te
hubiera gustado lo habrías pedido otra vez, primero porque te asegurarías que
me gusta a mí también, lo cual haría la conversación más larga y agradable y
segundo porque nunca desagrada repetir de lo que está bueno. En cualquier caso,
se te ha notado en la cara cuando lo has probado -ríes levemente.
-Vale,
me has descubierto -reconoce agachando la cabeza-. Ahora prueba éste -señala tu
vaso.
-Pero
yo seré totalmente sincera -coges la copa.
-Eso
significa que no estás tan interesada en mí como yo en ti.
-No,
eso significa que como me gusta que la gente sea sincera conmigo, yo soy la
primera que debe serlo -das un sorbo y pones cara de póker.
-¿Y
bien?
-No
está mal -bebes un poco más-.¿De qué es? ¿Cereza?
-Mora
-sonríe.
-Más o
menos -te llevas la copa a los labios, pero miras a Louis en lugar de beber.
-¿Qué?
-pregunta.
-Nada
-bebes-. O sí, algo. Me gustan tus ojos.
-Gracias
-deja asomar una expresión de satisfacción-. Tu sonrisa.
-¿Mi
sonrisa, qué?
-Que
me parece muy bonita.
Le
regalas una.
-Tu
trasero -dices, divertida.
Él
niega con la cabeza, pero ríe.
-Tú
-te mira directamente a los ojos, y tú sientes que un escalofrío te recorre
desde la base de la columna vertebral.
Louis
da un largo trago de su copa y sus ojos adoptan un brillo de inusitada
sinceridad.
-Lo
siento -murmura, al comprender que no vas a responderle-. Supongo que eso no
debería haberlo dicho.
-No,
no es eso -te apresuras a decir.
-¿Entonces?
-Pues
que no sabía qué contestarte que no fuera otro "tú" -admites en un
momento de total (sinceridad).
-Eso
me ha sorprendido, la verdad -mira fijamente su bebida de mora-. Pero estaba en
lo cierto. Tenías un aire interesante y "eres" interesante.
-¿En
qué sentido?
-En
todos. A la gente como tú le pasa eso. Sois impredecibles, sorprendentes con
cada cosa que hacéis o decís.
-Vaya,
lo consideraré un halago -sonríes.
-Debes
hacerlo.
Se
produce un breve silencio que, aunque no es incómodo, sientes la necesidad de
llenar. Vas a decir algo que probablemente no sea nada especial cuando tus ojos
se posan arbitrariamente en un reloj de aspecto antiguo que cuelga encima de la
barra. Es la una y cuarto de la mañana, llevas allí más rato del que
pretendías, y casi con toda seguridad Louis también. Eso quiere decir que
tendrá que irse pronto... Decides que quieres ser tú la que se vaya primero, y
no parecer una desesperada o algo así.
-Es
muy tarde -comentas señalando el reloj.
Louis
gira la cabeza y mira a donde van tus ojos.
-Pues
sí -asiente-. ¿Tienes que irte a casa?
-Debería.
-Vaya
-parece realmente decepcionado-. Te acompaño.
-No
hace falta -te levantas de la mesa tras dar un último sorbo a tu bebida de mora
y coges tu chaqueta vaquera del respaldo de la silla.
-Es
tarde...
-En
serio, no es necesario -vas hasta al lado de su mesa y le pasas una mano
distraídamente por el hombro.
Él te
mira, y hace amago de levantarse. Presionas un poco su hombro para que se quede
sentado.
-¿Volveremos
a vernos? -pregunta.
-Eso
depende de si queremos o no. ¿Queremos?
-Yo sí
-dice él con rotundidad-. Me gustaría muchísimo.
-Pues
toma.
Coges
una servilleta del servilletero, sacas un pequeño bolígrafo del bolsillo de la
chaqueta y apuntas en él tu número de teléfono.
-Para
cuando te vuelva a interesar aprender a sorprender a una chica -sonríes.
Le das
un beso en la mejilla que prolongas quizás algo más de lo que sería necesario,
pues sientes muy agradable el contacto de su piel en tus labios.
-Buenas
noches, Louis -susurras.
Él te
mira con ojos brillantes mientras te alejas en dirección a la barra para pagar
tu parte. Te parece escuchar que te desea las buenas noches desde la mesa. Has
resistido el impulso de pedirle a él su número porque estás casi segura de que
te llamará, y porque además es mejor que sea él quien decida cómo de pronto
debéis volver a veros. Una amplia sonrisa ocupa tu rostro mientras sales del
local sintiendo los ojos de Louis clavados en tu nuca, o tal vez en tu trasero.
Aquel chico ha sido un curioso regalo que el destino se ha permitido poner en
tu camino esta noche.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]