Los párpados te
pesan. No estás muy segura de si estás soñando, pero de todos modos una parte
de tu cerebro te dice que es hora de despertar y abrir los ojos.
La habitación
se encuentra tenuemente iluminada, y tus pupilas tardan unos instantes en
dilatarse para captar algo más que sombras de tonos grisáceos. Frunces el ceño,
contrariada. Ese no es tu dormitorio. No son tus sábanas. Entonces, ¿dónde
estás?
Te incorporas,
haciéndote sufrir un repentino mareo, y parpadeas varias veces hasta que el mundo
vuelve a recuperar su posición normal. Distingues una figura sentada en un
pequeño sillón, y reconoces a Harry. No lleva camiseta, y la piel clara del
torso le hace parecer una estatua. Una estatua que te contempla y de repente
esboza una sonrisa.
-Menos mal que
te has despertado, estaba empezando a pensar que iba a tener que besarte, como
con la Bella Durmiente.
-No he dormido
tanto –protestas con voz pastosa.
-Son las doce
del mediodía. Casi hora de comer –ladea la cabeza, y los rizos le rebotan en la
frente.
-Ah –te dejas
caer otra vez en la cama.
Los sucesos de
la noche anterior penetran en tu memoria como un torrente casi incontenible, y
te preguntas cómo es posible que hayas dormido tanto después de todo lo que ha
pasado, y lo difícil que te ha resultado conciliar el sueño desde que
terminaste con Harry. Te revuelves en la cama para quedar mirándole.
Precisamente, tal vez el hecho de que él haya estado allí toda la noche haya
ayudado a que lograras dormir en condiciones.
-¿Qué día de
semana es? –preguntas.
-Uhm, jueves.
-Genial, me he
saltado un día de universidad por la cara –te tapas con las sábanas hasta la
nariz.
-No te he
despertado porque te he visto con un rostro tan angelical… –pone voz teatral.
Tú le lanzas
una almohada en respuesta, y Styles suelta una carcajada cuando ésta ni
siquiera llega a darle, y cae a mitad de trayecto en la moqueta de la
habitación de hotel.
-Vale, vale
–aún queda una sonrisa en sus labios-. Ha sido porque he pensado que había unas
cuantas cosas que arreglar hoy.
Sueltas un
bufido, y subes la sábana hasta por encima de tu cabeza. Lo que menos te
apetece ahora mismo es llamar a tus padres para decirles que tu compañero de
piso es un adicto al sexo que se ha obsesionado contigo y tienes que mudarte.
Algo hace que
la sábana baje cuidadosamente, y ante tus ojos aparece la cara de Harry,
surcada por una sonrisa de medio lado.
-Te encontré
una cama.
-¿Cómo?
–entrecierras los ojos, sin comprender.
-Dijiste que
estaríamos juntos otra vez tan pronto como te encontrase una cama.
-Ah, aquello,
bueno, sí, creo que lo dije…
Las cejas de
Styles se elevan tanto que crees que van a terminar por llegarle hasta la raíz
del pelo.
-Supongo que un
trato es un trato –dices.
Su expresión se
relaja totalmente y tira aún más de la sábana, destapándote por completo.
-Ay, frío
–refunfuñas, abrazándote el cuerpo.
Te das cuenta
de que llevas la misma ropa que ayer; ir al piso a por tus cosas es ya una
necesidad.
-Styles, ¿por
qué no llevas camiseta? –dejas que tus ojos se entretengan unos segundos en sus
dos pezones extra mientras te levantas de la cama.
-Estaba
intentando parecerte tan atractivo que cayeras irremediablemente en mis brazos
–se revuelve el pelo.
-Mmm, quizás en
otro momento –te encoges de hombros y caminas hasta el cuarto de baño.
Te lavas la
cara con ímpetu, pero a pesar de ello tu cara sigue pareciendo la de un muerto
viviente. Las emociones no pasan en balde para nadie. De todos modos, intentas
arreglarte un poco.
Harry abre la
puerta del baño justo cuando tú tiras de la cisterna.
-¿Te apetece
una ducha? –mira a la bañera de forma elocuente.
-¿De verdad
crees que es el mejor momento para pensar en eso? –pones los ojos en blanco.
-No veo por qué
no –sonríe ampliamente.
-Ah, cállate
–sales del baño haciéndote la ofendida.
-Bueno, pues,
¿quieres llamar a tus padres? –te tiende su móvil.
-No, la verdad
es que no quiero –suspiras-. Pero tendré que hacerlo tarde o temprano. Y tengo
mi propio móvil –lo sacas del bolsillo de tu arrugado pantalón.
Antes de
encender la pantalla, te quedas inmóvil y ladeas la cabeza.
-Y esto… ¿quién
lo paga? Porque no llevo ni una libra encima.
-Invita la casa
–Harry coge su chaqueta, que descansa en el respaldo del pequeño sillón, y saca
de ella un buen fajo de dinero.
-Styles, ¡¿de
dónde has sacado eso?! –exclamas, alarmada.
-¿Piensas que
dejo que me hagan esto –se señala los labios y las cejas magulladas- gratis?
-Ah, lo del
boxeo –bajas la mirada.
-Sí, lo del boxeo –se encoge de hombros y
guarda el dinero-. Siempre hay algún tonto nuevo que aposta en mi contra.
Así que el
Styles prepotente vuelve al ataque. Bueno, estás totalmente segura de que
prefieres esa faceta suya a las muchas otras que has conocido en las últimas
semanas.
-¿Y por qué
llevas todo ese dinero encima? –lo miras con suspicacia.
-Porque volvía
de boxear cuando el ojitos azules asqueroso se acercó a hablar conmigo, y
después vine directo hacia aquí.
-¡¿Ganas todo
eso en una sola noche?!
-Sí –se encoge
de hombros.
-Dios.
-Ya, en fin…
Los dos os
quedáis un momento en silencio; una de esas muy contadas ocasiones en las que
ninguno sabéis muy bien qué decir.
-Hoy ya no me
duelen tanto los labios –rompe el silencio.
No entiendes a
qué se refiere, y debe notársete, porque él sonríe y se acerca a ti, todavía
con el torso desnudo.
-Vuelvo a ser…
besable –dice con voz seductora.
Tú rompes a
reír.
-¿Qué? –alza
una ceja.
-¿Besable? –no
logras contener las carcajadas.
-Ah, destrozas
mis momentos de seducción –suspira.
-Venga, ya paro
–dices todavía con una sonrisa en los labios.
-Entonces, ¿me
besas o no? –te apremia.
Vuelves a reír.
-Que sí,
pesado.
Haces que
vuestros labios se unan como tantas veces lo han hecho, contenta de que eso
esté ocurriendo de nuevo. Harry desliza sus manos por tu espalda, y tú
entrelazas tus dedos en su pelo, notando sus mullidos rizos bajo tus manos.
Tras un
prolongado beso, te separas de él, y coges el móvil que en algún momento has
dejado caer en la cama.
-Eh –protesta.
-¿No decías que
tenía que llamar a mis padres? Pues voy a ello.
-Bah –resopla,
airado.
-Yo también te
quiero –le sacas la lengua.
-No sabes lo
mucho que me alegra oírte decir eso –su mirada se pone seria de repente.
Enciendes la
pantalla de tu teléfono y…
-¡Siete
llamadas perdidas de mis padres! –dices en un grito ahogado.
-Mmm, lo de que
tenían poderes de telepatía no me lo habías contado.
-No tiene
gracia –le lanzas una mirada con los ojos entrecerrados.
-Si no te
importa, voy a fumarme un cigarro –busca el paquete en el bolsillo del
pantalón.
-Haz lo que
quieras, pero no creo que se pueda fumar aquí dentro –desbloqueas la pantalla
del móvil.
-Tienes razón,
yo siempre he sido un angelito que hace lo que le dicen que tiene que hacer
–esboza una sonrisa.
-Styles, tengo
siete llamadas perdidas de mis padres, tiene que haber pasado algo, no estoy
para bromas –te dejas caer en la cama.
-Vale,
disculpa.
Harry saca un
cigarro del paquete y lo hace resbalar por entre sus dedos a la vez que se
sienta a tu lado en la cama. Te da un suave golpecito con su hombro en el tuyo.
-¿Por qué no
llamas? –pregunta, girando el cigarro entre sus dedos índice y pulgar.
-Porque no sé
si quiero oír lo que sea que tengan que decirme –miras el teléfono que descansa
en tus manos.
-Siempre es
mejor la verdad que no saber lo que pasa –reflexiona.
-Pues alguien
decidió que era mejor no contarme lo que había pasado con Jake –reprochas con delicadeza.
-Ya,
precisamente por eso he aprendido la lección –de repente hay un mechero en sus
dedos.
-No me gusta
que fumes.
-Llama a tus
padres.
-No fumes más,
por favor.
Styles suelta
un suspiro exasperado y guarda con un movimiento rápido el mechero y el cigarro
en el bolsillo del pantalón.
-¿Vas a
llamarles o no? –te mira con dureza.
-Sí.
Pulsas la tecla
verde para llamar a tu padre y acercas el móvil a tu oído. Después de dos
toques, descuelga.
-Papá, necesito
hablar con vosotros, hay… -comienzas, pero él te interrumpe sin ninguna clase
de miramientos.
-Ya lo sabemos.
-¿Ah, sí? –preguntas,
desconcertada.
-Sí –su voz
suena áspera-. Jake nos ha llamado y nos ha dicho que anoche te escapaste con
tu novio y dijiste que no ibas a volver. Te hemos llamado más de cinco veces y
no lo has cogido. VUELVE AHORA MISMO CON JAKE O NO QUIERAS SABER LO QUE VA A
PASAR COMO SIGAS CON ESE DELINCUENTE UN SOLO DÍA MÁS.
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