sábado, 29 de noviembre de 2014

TESTIGOS DE LA LUNA - Capítulo 31.

I

Las siguientes semanas pasan rápido para Ayleen. No sólo está inmersa en sus estudios, sino también en su relación con Derek. Pasan juntos la mayoría del tiempo que ella tiene libre, y tal vez por aburrimiento o tal vez por verdadero deseo, Derek va a clase y a veces, sólo a veces, también estudia. 

Ayleen y Connor estuvieron unos días estudiando juntos, otra vez, en las tumbonas de la piscina, de modo que parecía casi casual, pues no implicaba que se fueran a la habitación de ninguno de los dos, y ahora que ha comenzado a hacer frío suelen irse a la sala de estudio de la residencia. Casi no hablan, probablemente porque no saben qué decirse, pero al menos han recuperado esos silencios que no son incómodos. "Poco a poco", piensa Ayleen cada vez que sale, frustrada, de la sala de estudio.

Y así pasan los días. Ayleen se ha permitido volver a acostarse con Derek porque a) Por el momento no le ha demostrado que tenga intenciones de dejarla o que siga con ella sólo por eso y b) Sabe que su fuerza de voluntad no es suficiente como para resistirse permanentemente a Derek, ni tampoco quiere hacerlo.

De modo que el día anterior a su dieciocho cumpleaños, después de ver Elysium en el ordenador con Derek, después de expresar su frustración ante esa forma de acabar de la película, y después de que Derek la bese en la clavícula y le diga que el hecho de que algo acabe mal no implica que la historia no haya sido bonita, Ayleen lo agarra del cuello de la sudadera y lo atrae hasta ella, haciendo que su cuerpo quede sobre el de ella encima de la cama, y se pierde, se pierde en sus labios, en sus manos, en la tinta negra que cubre su piel desnuda.


II

A la mañana siguiente, al despertar, Derek no está en la cama. En cambio, en la parte libre de la almohada, hay un paquete plano y de forma cuadrada envuelto en papel de regalo, con un pequeño lazo dorado en una de las esquinas. En el papel se ve escrito:

Los pelirrojos tenéis que apoyaros entre vosotros, así que he decidido contribuir a la causa. 

Aunque no tiene sentido en ese momento, Ayleen sonríe, y su sonrisa se ensancha al abrir el papel y encontrarse un disco de Ed Sheeran, el primero. No está muy segura de si es que Derek sabe que es un cantante que le gusta o sólo lo ha comprado por el color naranja, pero le da igual, porque en ambos casos le ha hecho ilusión. Se dice a sí misma que tiene que recordar decirle a Derek, una vez más, que no es pelirroja. 

Se levanta de la cama, pone el disco a reproducirse en el ordenador, y se viste mientras lo escucha. Sus padres la llaman mientras se está poniendo las botas, y habla con ellos durante casi media hora. Ventajas de cumplir años en sábado. 

Al bajar a desayunar, a Ayleen se le hace extraño que gente de la residencia con la que casi nunca ha hablado la felicite, pero se siente tan feliz sin motivo aparente que se acerca a darle las gracias a todo el mundo con un abrazo. 

En el comedor sólo están Hugo, Hayley, Mark y Connor.

-Hola –saluda Ayleen alegremente.

Luego se da cuenta de que lleva bastante tiempo sin hablar con ellos, y que tal vez no quieran saber nada de ella. Se muerde el interior del labio inferior, mira al suelo y se da la vuelta para ir a por las cosas del desayuno. Pero antes de que pueda girarse del todo, Hugo la estruja en un fuerte abrazo, y aunque le empiece a faltar el aire, Ayleen lo abraza también con fuerza. 

-¡FELICIDADES! –exclama él cuando la suelta. 

Ayleen no sabe por qué se acuerdan de que es su cumpleaños, si es que alguna vez lo ha comentado, o si es que alguien se lo habrá dicho, pero se alegra cuando todos se acercan a felicitarla. Es como recuperar algo que ya había dado por perdido. 

Connor es el último en ir hasta ella. Sus amigos se sientan de nuevo en la mesa y retoman el tema de conversación que tuvieran antes, creando una especie de espacio íntimo para ellos dos. Ayleen no sabe qué hacer, así que no hace nada. Se miran durante un instante, hasta que los labios de Connor se curvan en una pequeña sonrisa. 

-Feliz cumpleaños –dice.
-Gracias. 

El joven sacude la cabeza y suspira. Abre los brazos y dice ven aquí en voz tan baja que Ayleen no sabe si lo ha esuchado o lo ha leído de sus labios, pero no duda un momento en lanzarse a sus brazos. Entierra la cara en el pecho de él para que no vea que dos lágrimas se han escapado de sus ojos. Connor la rodea por la cintura y aspira ese aroma que tanto echaba de menos. Puede que ese abrazo no cambie nada, y a la hora de mirarse y de hablarse sigan sintiéndose extraños, o puede que no, porque en ese preciso instante todo vuelve a ser como antes, y sólo entonces Ayleen se da cuenta de lo mucho que echaba en falta al chico de la sonrisa encantadora. 


III

Derek entra al comedor y la ve, ve su melena casi pelirroja entre los brazos de Connor. Siente una punzada de incomodidad (y ganas de ir a pegarle un puñetazo a Connor por estar acariciando la espalda de su chica), pero luego recuerda la expresión triste de Ayleen al hablar del distanciamiento con su amigo, las ganas que tenía de reconciliarse con él, y en cierto modo se siente agradecido de el día de su cumpleaños no se vaya a ver nublado por ese sentimiento. Aunque las ganas de pegarle un puñetazo a Connor no disminuyen. 

El joven espera en la puerta hasta que Ayleen y Connor se separan, y entonces uno de los amigos de Connor, el que lleva el pelo de colores cuyo nombre Derek no es capaz de recordar, señala tímidamente en su dirección, y Ayleen se gira y le ve. Los ojos llorosos de la muchacha se iluminan, una sonrisa se extiende por sus labios, y Derek sonríe y se olvida de que hace un momento estaba abrazando a otro. 

Ayleen camina hasta él, y cuando Derek se dispone a besarla, ella agacha la cabeza de manera que los labios de él sólo encuentran su frente. Todos les están mirando, claro, y sin duda Ayleen no quiere poner en riesgo su frágil y reciente reconciliación con Connor. La felicita en un susurro y ella le mira pidiéndole disculpas por su poca efusividad. 

-¿Has desayunado ya? –pregunta Ayleen.
-Sí –Derek duda un instante-. Tú deberías ir y desayunar con tus amigos.

Ella asiente con la cabeza. 

-Me alegro de que os hayáis reconciliado –dice él, y de verdad lo piensa.
-Gracias –Ayleen se pone de puntillas, le da un fugaz beso en los labios y se va a por su desayuno. 

Un rato después, Ayleen le manda un mensaje a Derek diciéndole que va a pasar la mañana con Hugo, Mark, Hayley y Connor, pero que le encantaría salir a comer con él. Derek contesta que le parece bien, y se pasa las horas que quedan hasta la comida preguntándose cómo es posible que una chica se haya colado en su vida de esa forma tan desconocida para él.


IV

A la semana siguiente, Derek y Ayleen quedan con Natasha y Axel para ir a la bolera. Ayleen ha jugado muy pocas veces, pero para su sorpresa no se le da nada mal, y al final Derek y ella consiguen ganarle a la otra pareja. Derek la levanta del suelo en un fuerte abrazo y le da una vuelta, sus fuertes brazos rodeando la cintura de ella. 

-Si me llegan a decir esto hace tres meses, no me lo hubiera creído –comenta Naty.
-Yo sigo pensando que los alienígenas han abducido a tu hermano y han metido a otra persona en su cuerpo –apostilla Axel.
-Ja, ja –Derek se quita los zapatos de la bolera y se pone sus botas negras.
-Pues sí, ya no sé a quién tengo que darle las gracias por este cambio, si a Ayleen o a los marcianos.
-Quizás Ayleen sea una marciana.

Todos ríen. 

-En fin, nosotros nos vamos ya –Axel lleva al mostrador todos los zapatos.
-¿Tan pronto? 
-Sí –Natasha suspira-. Ya sabes, mi madre se ha empeñado en venir a verme de vez en cuando, por todo lo que pasó… En fin, no te preocupes querido hermano, ya te buscaré alguna excusa.
-Naty, si es que te tengo que querer –el joven le da un abrazo exagerado a su hermana.
-Qué cariñoso es el nuevo Derek 2.0 –bromea Axel cuando vuelve de dejar las cosas. 
-Es que es mi hermanita pequeña –la estruja otra vez y ella lucha por soltarse, riendo.
-¡Pero si somos mellizos! –protesta ella, con la voz amortiguada por la camiseta de su hermano.
-Pero yo nací antes.
-Agg –logra escapar del abrazo y se separa de Derek para que no vuelva a cogerla. 

Ayleen contempla la escena con una sonrisa en los labios, como siempre que Derek deja entrever esa faceta tierna suya.

-Adiós –Natasha  se despide también sonriente; en el fondo le gusta que su hermano sea así. 

Se dicen adiós con la mano y la pareja se queda sola.

-¿Qué te apetece hacer? –pregunta él.
-Mmmm –los ojos de Ayleen buscan los suyos-. Había pensado que tal vez podríamos volver a la residencia… -la punta de su pie resbala hacia delante y detrás en el suelo.
-Me parece una muy buena idea –sus labios se curvan en una bonita sonrisa. 

De modo que vuelven a la residencia y se van a la habitación de Ayleen. La muchacha pone a reproducir en el ordenador el disco de Ed Sheeran que él le regaló por su cumpleaños, y pasan un rato intentando que ella aprenda a jugar al póker, que Ayleen descubre que es una de las aficiones de Derek. Le pega tanto jugar al póker que casi parece que lo haga a propósito.

Sin embargo, después de que quede claro que Ayleen va a necesitar mucha práctica antes de comprender del todo como funciona el juego, deciden echar las cartas a un lado y simplemente besarse, que eso es algo que sí se le da bien a los dos. Kiss me suena de fondo cuando se desnudan y hacen el amor. 

No se duermen, sino que se quedan tumbados uno al lado del otro, la mano de Ayleen sobre el pecho de él, sintiendo los latidos de su corazón. Derek tiene la vista fija en el techo, pero su mano viaja distraídamente por la espalda de ella, acariciándola sólo con las yemas de los dedos. Ayleen contempla sus ojos negros, la línea de su mandíbula, sus labios, su piel, que refleja la luz del atardecer que entra por la ventana. Y no puede evitarlo. La misma fuerza que le atrae hacia él cada vez que lo ve, la misma fuerza que le hace olvidarse del resto del mundo cuando él la mira, la hace abrir los labios y decirlo, antes de poder echarse atrás.

-Te quiero –susurra.


[Hala, ya lo ha soltado. Ahora queda ver cómo reacciona Derek, qué responde... A lo mejor Ayleen se ha precipitado, o a lo mejor no. En fin, os recuerdo que quedan 3 capítulos para que acabe la novela, y os pido por favor que comentéis en el blog y me mencionéis en twitter, muchas gracias por leer]

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