sábado, 1 de noviembre de 2014

TESTIGOS DE LA LUNA - Capítulo 27.

I

Connor hace girar distraídamente la taza de chocolate entre sus manos. Ni siquiera es consciente de que lo está haciendo, pues su cabeza está muy lejos de allí. O no tanto, teniendo en cuenta que MacMurray’s está justo enfrente de la residencia y que él está pensando en Ayleen. Cuanto más lo piensa, más le cuesta comprender qué hace una chica tan fantástica como ella con alguien como Derek. 

-Connor, cariño, el chocolate caliente se suele beber caliente –la señora MacMurray se acerca hasta su mesa.
-Lo sé, lo sé –dice él dándole un sorbo para contentar a la mujer.
-¿Qué te pasa? –lo mira con ojos tristes.
-¿Por qué hay siempre personas que se llevan lo que no se merecen?

La mujer piensa durante unos segundos.

-Bueno, el mundo no es un lugar justo –hace una breve pausa-. Pero muchas veces no somos nosotros quienes debemos decidir qué merecen los demás. En realidad nunca sabemos por completo sus circunstancias y… en fin, en cualquier caso, que nosotros deseemos algo no quiere decir que no haya otros que lo deseen también.

El joven asiente con la cabeza y da un pequeño sorbo a su bebida.

-No estés triste, cielo. El tiempo siempre pone las cosas en su sitio.

La campanilla de la puerta tintinea a la llegada de un nuevo cliente y la señora MacMurray se marcha para atenderlo. 

Sí, tiene razón. El tiempo siempre pone las cosas en su sitio. Pero ese sitio no siempre es en el que querríamos que estuvieran.


II

Natasha deja que el movimiento del autobús la balancee y cierra los ojos un instante. Las visitas al psicólogo la hacen acabar agotada. No sabe mucho de esas cosas, pero cree que el suyo es un buen psicólogo. Tiene un diván en la habitación, pero a ella siempre la ha dejado quedarse en la silla. Puede que los psicólogos sólo usen los divanes en las películas; en cualquier caso, este en concreto pasa el tiempo de la consula charlando con ella. Le hace preguntas sutiles, le habla de la vida, la escucha como nunca nadie la había escuchado y sobre todo, habla con ella de temas no-Owen.

Desde que salió del hospital, todos le preguntan por lo mismo. Natasha prefiere responder de forma ambigua, porque no le apetece que medio Chicago sepa que quien fue su novio había intentado violarla. De todos modos, un cuarto de Chicago ya lo sabe. Posiblemente gracias a las conversaciones con el psicólogo, no se avergüenza de ello, pero le duele y mucho, y no soporta cuando la gente siente lástima por ella, o cuando creen saber lo que le está pasando. Igual que Natasha no puede comprender lo que están pasando millones de personas que sufren de diferentes formas en el mundo, nadie excepto los que realmente hayan vivido lo mismo que ella pueden comprenderla. No pueden, porque no saben lo que es que la persona a la que amas, aquel que debería protegerte, el que debería ser tu refugio del mundo, sea en realidad el que te haga daño. 

Pero Natasha es fuerte. O al menos intenta serlo, y lucha contra ese sentimiento de humillación y de abandono que crece en su interior cada vez que piensa en lo ocurrido, porque no está sola, y aunque le cueste admitirlo el apoyo silencioso que le están transmitiendo Derek, Axel, Ayleen e incluso Connor no tiene precio. Hasta sus padres han estado en Chicago todo el tiempo que estuvo en el hospital más varios días estando ya fuera de él. A Natasha les costó convencerles para que se fueran, pero la realidad es que tienen que trabajar. En cualquier caso, su madre va a ir hasta allí tres veces a la semana sólo para asegurarse de que su hija está bien. 

El hombro de Natasha choca con el de Axel y la muchacha abre los ojos con sobresalto. Él la mira y sonríe. Axel tenía que hacer unas cosas por el centro de Chicago y han ido y venido juntos en el autobús.

-¿Cómo te sientes? –pregunta él.
-No lo sé –responde ella con sinceridad.

Se produce un breve silencio.

-¿Te apetece ir a ver una película? –propone Axel de repente.
-¿Ahora?
-¿Por qué no?

Natasha se encoge de hombros.

-¿Cuál sugieres? –pregunta.
-Ya lo decidiremos cuando estemos en el cine.

Ambos se sonríen mutuamente. Axel está proporcionándole una ayuda inestimable en todo este tiempo, pues es una de esas pocas personas que parece acordarse de que su vida es algo más que un ex novio maltratador.

El cansancio de Natasha casi se desvanece ante la perspectiva de una tarde diferente a la rutina, y los dos jóvenes se bajan en la siguiente parada, en busca del cine más cercano. Cuando llegan, miran la cartelera para decidir qué película ver.

Natasha se gira hacia Axel para preguntarle cuál le parece mejor, pero se da cuenta de que él no está mirando a las películas, sino que la mira a ella. 

-¿Qué pasa?
-Nada –esboza una leve sonrisa y su mirada sigue fija en la de ella.

Es justo en ese momento cuando la bombillita se enciende en la cabeza de Natasha y por fin lo comprende. Esa forma en que la mira… Ya la ha visto antes, hace mucho tiempo, pero hubo una época en que Owen la miraba así. Tristemente, ella siguió mirándole a él de esa forma durante mucho más tiempo. Ahora el brillo de los ojos de Axel y esa permanente sonrisa le delatan, aunque tampoco parece que esté haciendo nada en especial por ocultarlo. 

-Axel…
-Me gustas –suelta él de repente.

Bum. Lo ha dicho. Natasha suspira, insegura. No sabe qué contestar porque no sabe qué siente.

-Axel –repite ella-. Yo ahora mismo no puedo… no puedo.
-Lo sé.
-Ni siquiera sé si alguna vez seré capaz de tener una relación.
-Sólo he dicho que me gustas, no te he pedido que te cases conmigo –la sonrisa vuelve a aparecer en su rostro-. Sólo como nota informativa.
-Como nota informativa –repite ella, ligeramente divertida y algo aliviada.
-Exacto.
-Bueno, pues, como nota informativa… si alguna vez vuelvo a creer en las relaciones, serás el primero en saberlo.

La sonrisa de Axel se ensancha de satisfacción.

-Con eso me basta.


III

Unas horas más tarde, Derek y Ayleen contemplan silenciosamente el cielo desde la parte más alta del edificio del piso de él. Allí arriba no hay nada ni nunca va nadie, pero eso –o quizás eso- lo hace un sitio agradable. 

Derek está sentado en el pequeño muro que separa la terraza del vacío, dándole la espalda a la calle, y Ayleen, con la espalda apoyada en ese mismo muro y los brazos rodeándose las rodillas, descansa la cabeza en el lateral de la pierna derecha de él. 

La joven lleva un rato mirando la luna. Sólo le falta una pequeña parte para estar completa, y su brillo, junto con el de las farolas de la calle, permite que no estén totalmente a oscuras. 

-¿En qué piensas? –pregunta de pronto Derek, después de un buen rato de silencio.
-En nada –miente ella.
-Según Mark, no se puede pensar en nada porque la nada también es algo. 
-Psicólogos –dice Ayleen quitándole importancia, y Derek lo deja estar.

Claro que está pensando en algo, y ese algo no es la nada. Esa mañana se le ha ocurrido algo que en un principio le resultó totalmente absurdo, pero que cuanto más lo piensa más sentido tiene. Según Connor, Derek está con ella porque quiere sexo, y por algún motivo lo quiere con tantas ganas que sigue ahí, intentando conseguirlo aunque podría haber abandonado en su empeño y haberse buscado a otra que fuera más fácil. Esa es una posibilidad. La otra es que Derek esté con ella porque quiera estar con ella, interés físico aparte, o al menos no sólo interés físico. Y esa duda está corroyendo a Ayleen por dentro. Necesita salir de dudas. Necesita saber si Connor tiene o no razón, aunque eso implique perder lo que ahora tiene. Y sólo hay una forma de saberlo. Pero no sabe cómo plantearlo. 

-Derek.
-Dime.

Ayleen tira del pantalón de él para que se siente abajo, a su lado. Ya refresca por la noche y la chica lleva puesto un jersey, pero Derek no parece tener frío y sólo lleva una camiseta de manga corta. La muchacha recorre con dos dedos uno de sus tatuajes del brazo y luego se inclina para besar la piel que acaba de tocar. Él la observa hacer, sorprendido ante ese cambio tan brusco de la situación. Ayleen se inclina sobre él y le besa. Todavía entrelazados en ese beso, Derek la rodea con los brazos y se la coloca sobre las piernas, reajustando sus cuerpos para estar más cómodos. En algún momento, la boca de ella avanza hasta debajo del oído de él, y tras un suave mordisquito en el cuello, susurra en su oído con voz entrecortada:

-Quiero hacerlo.

La chica siente perfectamente el respingo de él al escucharla. Por suerte, no hay suficiente luz como para que él vea que se ha sonrojado. Derek todavía la sujeta por la cintura, y sus ojos están muy cerca, mirándola fijamente.

-Ayleen…
-No irás a decirme ahora que tú no quieres –su preocupación es real, pues nunca se ha planteado la posibilidad que él se niegue.
-Evidentemente, quiero.
-¿Entonces…?

Derek parece dudar.

-¿Cuál es el problema? –Ayleen está cada vez más nerviosa, pensando que quizás haya sido una estupidez- Es algo natural, todo el mundo lo hace, los animales lo hacen, las parejas lo hacen y…
-Es que no sé si es el momento adecuado para una primera vez –confiesa él con voz trémula.

La joven pelirroja rompe a reír en una sonora carcajada provocada por la tensión que ha acumulado en muy poco tiempo.

-¿Qué…? –los ojos de Derek la miran sin comprender- ¿No eres…?
-¿Virgen? –dice ella aún riéndose- No. ¿Qué te hace pensar que sí?

Derek parpadea varias veces, avergonzado. Carraspea y vuelve a recuperar su habitual actitud unos segundos después.

-Bueno, nunca nadie se me había resistido tanto, y esa es mi única explicación… o lo era.
-¿Y qué te pasaba? ¿Te daba miedo ser mi primero?
-No es eso, sólo que… ese es un tema al que hay que tenerle cierto respeto.
-Entonces, ¿quieres o no?
-No debería ser necesario que diera una respuesta a esa pregunta.

Ayleen le coge de la mano y tira de él para que se levante. Juntos bajan las escaleras y juntos se deslizan entre las sábanas. Y pausadamente, todo lo más cerca que se puede estar de pensar en nada, sólo bajo la luz que entra por la ventana de esa luna casi llena, hacen el amor.  


[Pueeees... ya ha pasado. Ahora queda esperar a qué hará Derek. ¿Qué os ha parecido? Por favor, comentad en el blog y mencionadme en twitter, muchísimas gracias por leer y por comprender que no tengo mucho tiempo de escribir]

2 comentarios:

  1. Ana, me encanta muchisimo como escribes, todas tus historias, todo♥
    Por favor, que Derek no sea malo.. Connor encontrara a otra ts
    me encanta esta historia y esta pareja ojdwnbofan me encantas Ana!

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  2. Aiiiiii, necesito mas Ana!!!!!!! Es increíble como escribes me tienes enganchadisima. SUBE PRONTO LOVED U ��������

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Motivos para sonreír.