ESPERARÉ BAJO EL MUÉRDAGO; capítulo diez.

23 de diciembre; al mediodía.

Zayn lleva un buen rato jugando con Violet, e incluso le he escuchado intentando enseñarle números y letras. Yo también llevo un rato con un mismo asunto, pero en mi caso no dejo de darle vueltas a lo que he oído que Zayn ha dicho antes. Le gusto. Entonces lo de Alison era cierto... Y a pesar de que le gusto, me dice borde y me trata con prepotencia. No es que yo sea especialmente buena a la hora de mantener conversaciones, pero se me ocurre que tal vez podría aprovechar más sus comentarios irónicos para responderle de la misma forma en que él me habla. Sería divertido.

Ya que he desayunado, salgo al jardín a pasearme un poco. Hace frío, pero no tanto como para no poder estar fuera. Meto las manos en los bolsillos del pantalón y camino tranquilamente por el césped. Me he puesto unas zapatillas, porque no creo que sea procedente ir descalza sobre la hierba, pero aun así noto lo mullido que está el suelo bajo las plantas de mis pies. Es una sensación muy relajante. Aunque ya me he alejado algunos metros de la puerta de la casa, veo que alguien la abre. A los pocos segundos sale Zayn, que anda por el camino de piedra hasta llegar al buzón que hay al otro lado de la gran valla del jardín. Lo observo coger el correo. No sé si ir hacia él o no, pero al final me decido y voy. Me apoyo en la puerta de metal y carraspeo.

-Hola –me sonríe.

-Buenas -saludo.

-¿Dónde estabas? No te he visto al salir -me dice, sacando las cartas.

-Dando un paseo. Me apetecía tomar el aire.

-Ten cuidado no se te vayan a congelar las vías respiratorias -ríe levemente.

-Lo creas o no, en Madrid también se pasa frío. Y nieva y eso -alzo las cejas.

-Dudo que tanto como aquí.

-Pues no sé qué decirte, pero por ahora no es que haya mucha diferencia...

-Eso es porque todavía no se ha metido el frío... Como nos pille una nevada fuerte, vas a ver que tengo razón.

-Según tú, siempre la tienes.

-Y ya verás que lo creo con motivos.

-Sí, tú autosuficiencia.

-Soy bastante menos superficial de lo que crees -ladea la cabeza.

-Me encantaría comprobarlo -esbozo una sonrisa-. Además, si no eres así, ¿porque actúas como si lo fueras?

Zayn levanta por un momento la mirada de las cartas y fija sus ojos en mí. Luego sigue a lo suyo, comprobando de qué es el correo y separando las cartas de publicidad de las demás.

-A la gente le caes mejor si eres así.

-No, a la gente le pareces majo si eres así, pero al final te acaban ignorando. El mundo es muy hipócrita, porque la gente es superficial pero no quieren que los que les rodean lo sean.

-Eres bastante filosófica -sonríe.

-Y no pensaba que fueras de esos que quiere ir cayéndole bien a los demás cueste lo que cueste... –ignoro su comentario.

-Cuando te vienes a vivir a Londres, lejos de tu casa, de tu familia y de tus amigos de siempre, nunca viene mal conocer a gente nueva.

-Pero lo que ellos ven no es tu yo real. Es una versión falsa de ti.

-Tranquila, mis amigos de aquí me conocen, si lo dices por eso. Saben cómo es mi yo real.

Zayn empieza a caminar lentamente por el pasillo de piedra, y yo le imito. Prefiero dejar el tema ya que tampoco puedo saber cuál es su yo real, pues sólo le conozco desde hace unos días.

-El jardín está sorprendentemente limpio -apunto, asombrada.

-Claro, después de la fiesta vino un equipo de limpieza a dejarlo como nuevo.

-¿Anoche?

-Por supuesto. Ellos están acostumbrados a eso, su trabajo consiste en limpiar locales a, por ejemplo, las cuatro y media de la mañana.

-Pobres...

-Las fiestas no se organizan solas. La limpieza es sólo una pequeña parte del total.

-¿Tú hiciste algo aparte de sacarme de aquí para que lo prepararan todo? -alzo las cejas.

-¿Todavía sigues con eso? -pone los ojos en blanco.

-¿Con qué? -finjo que no sé de qué habla.

-Con lo de que te llevé a conocer a mis amigos por quitarte del medio.

-¿Acaso no fue por eso?

-Ya te dije que no –suspira.

-No, no me dijiste que no.

-¿Y qué hice?

-Besarme.

-¿Acaso no viene a significar lo mismo? –responde, exasperado.

-Depende.

-¿De qué?

-De si lo hiciste sólo para que me callara o si lo hiciste porque realmente querías.

-Creo recordar que también nos besamos en la cocina.

-Recuerdas bien.

-Y ahí no estabas hablando.

-También es cierto.

-Con lo cual…

-¡Está bien, está bien! –acepto que lo que dice tiene lógica.

Zayn sonríe, no sé si triunfal o aliviado.

-¿Qué tienes pensado hacer hoy? –me pregunta, cambiando de tema.

-Pues no lo sé. Supongo que dar una vuelta por el jardín no es demasiado entretenido, ¿no? –resoplo.

Él ríe levemente.

-Yo había pensado colocar los adornos de Navidad con Violet. Puedes unirte si quieres –se encoge de hombros.

-Mmm, curioso, ¿ponéis un abeto gigante y todas esas cosas?

El tema de la Navidad al estilo británico puede estar muy interesante. ¿Será realmente como lo ponen en las películas?

-Ahora lo verás –sonríe y abre la puerta de la casa.

Zayn deja el correo en el aparador de la entrada, las cartas de publicidad separadas de las otras, y empezamos a subir las escaleras para ir a buscar a mi media-hermana a su cuarto.

-¿Y esas cosas no las querrán hacer mi padre y Marga con Violet? –pregunto.

-Pues la verdad es que no suelen mostrar interés en eso. Supongo que ya sabrás que tu padre no es especialmente navideño, y tanto él como Marga prefieren que lo haga yo –ladea la cabeza.

Entonces recuerdo que Zayn es musulmán. ¿Ellos celebran la Navidad? Arrugo la nariz, intentando recordar. No quiero decir algo que no sea cierto y meter la pata. Escucho su risa y alzo los ojos para mirarlo. Me está observando con una sonrisa en los labios.

-¿Qué pasa? –me cruzo de brazos.

-Has hecho un gesto muy gracioso –explica, todavía riéndose.

-¿Cuál? –arrugo de nuevo la nariz, contrariada.

-¡Ése!

-¿Ése?

-Sí, te da un aire infantil.

-No sé si eso es bueno o malo…

-¡Es bueno! Estás guapa cuando lo haces –se rasca la nuca.

-Vaya, gracias –sonrío.

-¡Bien! Has aprendido a decir “gracias” en lugar de “yo no soy guapa” –me felicita-. Me atribuiré ese logro.

-No tienes remedio –río-. Y ahora que lo pienso… tendré que ir a partir de ahora siempre con la nariz arrugada.

-¿Por qué?

-Porque si así estoy guapa y de otras formas no…

Zayn suelta una carcajada.

-¡Le cambias el significado a todo!

-Mira, pues a lo mejor podría hacerme abogada, o política –bromeo.

-Pues no te iría mal.

Vuelvo a recordar lo que estaba pensando antes de que Zayn se riera de mi gesto, y decido preguntarle.

-Por cierto…

-¿Sí? –me insta a seguir cuando me quedo callada.

-Nada, bueno, que… tú eres musulmán, ¿no?

-Sí –me mira, intrigado.

-Y vosotros, esto… la Navidad…

Deja de andar, se queda muy serio durante un momento y luego empieza a reír, seguramente al ver mi expresión tímida.

-No, nosotros no la celebramos. Pero no hay nada de malo en poner unos cuantos adornos ya que en la casa en la que trabajo sí que se celebra.

-Ah, vale –desvío la mirada.

Unos pasos acelerados se acercan a nosotros, y veo a Violet aparecer a nuestro lado. Me doy cuenta de que mira a Zayn con complicidad, y él le responde guiñándole el ojo. Tal vez sea por mi presencia y por la conversación que tuvieron antes mientras jugaban a las muñecas.

-¿Vas a poner los adornos de Navidad con nosotros? ¡Porfa, porfa, porfa! –me pide la pequeña.

Sonrío al pensar que seguramente lo hace para ayudar a Zayn a que pasemos un rato juntos.

-¡Claro! –exclamo.

-¡Bieeeen! –se pone a saltar a nuestro alrededor.

-Venga, pequeñaja, quédate con tu hermana que voy a ir a buscar las cajas con las cosas al garaje –Zayn sonríe y vuelve a salir de la casa.

Cuando nos quedamos solas, Violet me coge de la mano y tira de mí escaleras abajo hasta el salón.

-¡Aquí se pone el árbol! –me dice, contenta.

-¿Y es muy grande? –me muestro exageradamente curiosa, actuando como lo hace todo el mundo cuando habla con niños pequeños.

-No lo sé –suspira-. Lo trae papá esta tarde.

-Entonces, ¿qué vamos a poner ahora?

-¡Las luces! Por todo esto –corre por todo el perímetro de la habitación-. ¡Y en el tejado! ¡Y en el jardín! –está rebosante de felicidad.

Me vuelve a tomar de la mano y me lleva hasta la puerta de la casa, que está abierta; supongo que Zayn la ha dejado así para volver a entrar ahora con las cajas.

-¿Y sabes qué se pone aquí? –señala a la puerta.

-Pues… -pienso un instante.

-El muérdago –escucho la voz de Zayn a mis espaldas, quizás un poco más cerca de lo que debería.

-¡Sí! –Violet sonríe abiertamente al ver que alguien ha acertado.

-¿Conoces la tradición del muérdago? –me pregunta Zayn mientras entra en la casa y deja las cajas en el salón.

-Me suena algo, sí –Violet y yo lo seguimos.

-Pues ten cuidado, no sea que coincidas con algún chico bajo el muérdago y tengas que besarlo –sonríe mordiéndose la lengua-. Y yo tendré que entrar y salir bastante de la casa durante estos días…

-Tranquilo, tendré cuidado de no coincidir con nadie a menos que yo quiera–me muerdo el labio.

Violet va corriendo a las cajas y empieza a sacar cosas y esparcirlas por el suelo para luego colocarlas. Me doy cuenta de que Zayn me está mirando con atención y una mirada… ¿sugerente?, pero yo voy hasta donde está la pequeña y la ayudo a sacar cosas. Si es cierto que Zayn está interesado en mí, que me lo demuestre, y que me lo demuestre de verdad. No voy a dejarme ganar tan fácilmente, y menos teniendo en cuenta las consecuencias que puede tener en España lo que yo haga en Inglaterra. Así que… que me demuestre que merece la pena, porque yo no se lo voy a poner fácil. 

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