Los
labios de Harry se deslizan sobre los tuyos dulcemente, sin prisa. Sientes que
si alguna vez besaras a un ángel, éste no lo haría ni la mitad de bien que lo
hace Harry.
De
repente, notas que el chico te coge de la muñeca y tira de ti hacia el interior
de un armario. Él también se mete dentro con rapidez, y cierra la puerta con
cuidado de no dar un golpe.
-¿Qué…?
–preguntas, desconcertada.
Harry
no dice nada, sólo te pone dos dedos en los labios, para que no hables. Justo
entonces escuchas unos pasos acercarse y la puerta de la habitación abrirse.
Contienes
la respiración.
Debe
ser alguno de los trabajadores del zoo que vaya a alimentar a los peces o algo
así. La mano de Harry roza suavemente tu mano, y te fijas en que vuestros
cuerpos están totalmente pegados, tu espalda contra su pecho. El armario es un
sitio bastante pequeño, así que no habría otra forma de que los dos cupierais
ahí dentro.
-Toma
tu traje, anda, vamos a darles de comer y nos vamos cuanto antes –escuchas que
dicen, y para tu sorpresa, la voz te suena.
Cierras
los ojos intentando recordar y…
-Mike,
este es el tuyo, el mío es ese de ahí –¡BINGO!
Sí,
ese de ahí fuera es Mike, el tipo con el que tuviste aquella cita fallida.
Jamás hubieras esperado que trabajara en el zoo. No puedes seguir pensando en
eso porque Harry pasa sus labios lentamente por la línea de tu hombro, dándote
pequeños besitos. Te recorre un escalofrío, y sientes que un calor muy intenso
se apodera de todo tu cuerpo. Él aparta con cuidado el pelo de tu espalda y lo
deja caer hacia delante, de modo que tu cuello queda al descubierto. Dibuja la
línea de tu columna vertebral desde la base hasta el cuello con un dedo, muy,
muy despacio, como torturándote. No puedes quejarte ni decirle que pare, pues
en la habitación sigue escuchándose que Mike y su compañero están poniéndose el
traje, pero de todos modos tampoco quieres que pare. Apoyas la parte de atrás
de tu cabeza en el pecho de Harry, cerrando los ojos, y él te da un beso en la
frente. Abres los ojos y te encuentras con los de él, más brillantes que nunca,
y muy abiertos. Ves en ellos esa picardía que caracteriza al chico, y te
preguntas si lo que estás haciendo está bien. Probablemente no.
Harry
coloca sus manos en tu vientre y te pega contra sí. Sientes un bulto en tu
espalda, y al darte cuenta de lo que es, te sonrojas, aunque él no puede verlo.
Aquello…
Aquello te hace darte cuenta de que estás metida en un armario con ese chico al
que conoces desde hace dos días, que se mueve por lugares nada aconsejables, y
al que ya le has entregado más de ti de lo que deberías, lo que está pasando en
ese instante no debe llegar a más. Al menos por el momento.
-Vamos
–escuchas que dice Mike.
Por
lo visto, ya se han puesto los trajes de buceo y van a ir a alimentar a los
peces. En la propia habitación hay una escalera que conduce hasta la parte alta
de la pecera, con lo cual podéis aprovechar mientras ellos suben para salir de
la habitación sin que nadie se entere de que estabais en un sitio en el que no
podíais estar. Y de paso, te sirve para volver a mantener una distancia de
seguridad entre Harry y tú.
Cuando
se escuchan los pasos de los trabajadores subir las escaleras, abres la puerta
del armario y sales de él bruscamente.
-¿Pasa
algo? –pregunta Harry, confundido.
-Sí,
que nos quedamos sin bañarnos con los delfines. Bueno, otra vez será, hala,
vámonos –dices, abriendo la puerta de la habitación.
Él
frunce el ceño, pero sale de allí sin decir nada al respecto. Quizás él también
se haya dado cuenta de que lo que ha pasado en el armario os ha gustado a
ambos, pero estaba fuera de lugar.
-Pues
es una pena… ese baño habría estado bien –comenta él.
-En
fin, se nos han adelantado –dices, subiendo las escaleras que os llevan fuera
del acuario.
Al
salir, os dais cuenta de que está anocheciendo.
-Creo
que es hora de volver a casa –miras a Harry.
-No
eres de vida nocturna, eh, bombón –él sonríe.
-Más
bien no, prefiero la luz del sol y esas cosas.
-Pues
no sabes lo que te pierdes.
-Styles,
quizás tú vivas por la noche y duermas durante el día, pero yo prefiero hacer
las cosas como las personas normales –ladeas la cabeza y ríes levemente.
-Ser
normal es aburrido.
-Los
sitios a los que tú seguramente vas por las noches lo son también para mí –alzas
las cejas.
-Tienes
razón, bombón, esos sitios no son un lugar seguro para una señorita inocente
como tú –sonríe con descaro.
-No
podría estar más de acuerdo. ¿Y qué tal tu primera vez? La cita, me refiero –bromeas.
-Pues
has conseguido que no sea tan doloroso como suele ser, gracias, he disfrutado –dice
él, siguiéndote el juego haciendo como si fuera una chica.
-¡Acaba
de salir de tus labios la palabra “gracias”! –exclamas, sorprendida.
-Uy,
se me ha escapado, tranquila, no volverá a ocurrir –hace una mueca y luego
sonríe.
Camináis
por entre las jaulas de los animales sin decir nada durante unos minutos.
-He
pensado que… -comienza a decir Harry cuando pasáis la puerta del zoo, pero en
ese momento una chica se acerca a él y le da un fuerte abrazo.
-¡Harry!
–exclama ella.
Tú
te separas un paso de ellos y alzas una ceja. Cuando la joven se separa de él,
ves a una chica con una larga melena negra y rizada, y unos ojos verdes que
miran a Harry con intensidad. Lleva una falda vaquera extremadamente corta y un
top que deja ver su vientre plano. Seguramente es el prototipo de chica a la
que los hombres llamarían “sexy”.
-Deborah…
Cuánto tiempo –dice él, como cohibido.
-¿Cuánto
tiempo? –la chica te ignora completamente- ¡No me dirás ahora que no te
acuerdas de lo que pasó anoche, eh! No bebiste tanto –guiña un ojo.
Algo
te hace pensar que ese “lo que pasó anoche” no se refiere precisamente a que se
fueron juntos de copas y ya está.
-Eh,
no, claro que me acuerdo –dice él, sonriendo, y no eres capaz de saber si es
una sonrisa real o una forzada.
-Podríamos
repetirlo esta noche… –ella suelta una melodiosa carcajada,
y se pasa la lengua por el labio inferior deliberadamente.
-Esto…
-Creo
que se me ha caído el móvil ahí dentro, en el acuario. Ahora vengo –dices.
La
tal Deborah te mira por primera vez, y Harry ladea la cabeza. Tú echas a andar
y le dices a la chica que vende las entradas que se te ha caído el teléfono
dentro, y como acabáis de salir, te deja volver a entrar. Obviamente eso no es
cierto, tu móvil está en el bolsillo, como siempre, pero no piensas aguantar
como esa mujer y Harry quedan para acostarse, igual que hicieron anoche.
“¡Dios!
¿De verdad pensabas que no iba a ser así? Sólo hay que pasar cinco minutos con
él para darse cuenta de qué es lo que quiere de las mujeres”, te dice tu
cerebro.
Intentas
contener las ganas de llorar, pero un par de lágrimas se escapan de tus ojos.
Ese beso, eso que ha pasado dentro de la habitación del acuario ha significado
para ti algo, que claramente él no ha sentido. ¿A cuántas más liará para que
salgan un rato con él? Luego se las llevará a la cama y listo. ¿Por qué? ¿Por
qué tiene que ser así? Te gusta. Sí, lo admites, te gusta. Y no sabes qué te
duele más en ese momento, si el hecho de que esa noche haya estado con esa
chica, Deborah, después de haberte conocido, después de haberse mostrado
interesado en ti, o el hecho de que al día siguiente de estar con ella tenga la
desvergüenza de besarte a ti, como si nada tuviera que ver. O puede que lo que
más te duela sea simplemente que haya estado con ella, mucho más guapa que tú,
con muchas más curvas. Algo que tú nunca podrás alcanzar, con lo cual, es
imposible que él se interese más por ti que por ella. Tal vez a ella la tratara
igual que te ha tratado a ti, luego consiguió lo que quería y sencillamente fue
a por otra.
Ahora
las lágrimas corren por tus mejillas sin ningún control.
“Capullo.
Imbécil.
Gilipollas.
Subnormal.”
Pero,
a pesar de todo, no puedes evitar sentir eso que has sentido durante toda la
tarde. Tal vez eso sea lo que sienten las personas cuando comienzan a
enamorarse. No lo sabes, nunca has estado realmente enamorada.
Te
sientes impotente. Quizás en ese momento incluso estén quedando para esa noche,
o besándose. Se te hace un nudo en la garganta. Sí, definitivamente una de las
cosas que te está haciendo llorar son los celos.
Entonces
te das cuenta de que has llegado a las escaleras del acuario. Puede que Mike y
su compañero sigan dando de comer a los peces…
…Mike…
Se
te ocurre algo. Estás convencida de que Harry sólo está intentando utilizarte.
En ese caso no le importaría demasiado… Te secas las lágrimas y sonríes
levemente.
Bajas
las escaleras y llegas al acuario abriendo y cerrando los ojos para intentar
que tus ojos dejen de estar rojos por el llanto y recuperen su color natural.
Te miras en uno de los paneles informativos, que es tan brillante que refleja.
Ya estás bien. Buscas con la mirada a los dos empleados dentro de la pecera,
pero no ves a nadie. Quizás ya se hayan ido, y entonces lo que se te ha
ocurrido se vaya al traste.
Pruebas
a entrar en la habitación donde se guardan las cosas, y encuentras a Mike solo,
limpiando unos cubos.
-No
se puede entrar aqu… -ladea la cabeza y esboza una sonrisa- ¡Anda! ¡Pero si
eres tú!
-Pues…
sí, soy yo –te encoges de hombros y sonríes.
-¿Qué
haces aquí? ¿Pasa algo? Bueno… -va a comenzar a hablar, como de costumbre, pero
tú le interrumpes.
-Quería
proponerte volver a quedar –dices directamente.
-Eh…
¿Cómo sabías que trabajo aquí?
-Julia
me lo dijo –respondes sin pensar.
-Que
yo sepa… yo no se lo he dicho a ella –frunce el ceño.
-Sí
que se lo has dicho, lo que pasa es que no te acordarás. Si no, ¿cómo iba a
saber yo que te podría encontrar aquí? –respondes con tu mejor sonrisa.
-Tienes
razón –deja el cubo que tiene en las manos en el suelo-. Bueno, pues está bien,
quedemos otra vez. No sé por qué tenía la sensación de que no querrías volver a
verme –se ríe él mismo de lo que acaba de decir, creyendo que estaba
equivocado.
-¡Claro
que no! –mientes- ¿Te parece bien mañana?
-Sí,
¿por qué no? ¿A dónde te apetecería ir?
-Al
restaurante de ayer –te apresuras a contestar.
-¿Allí?
No sé, ya hemos estado, y el servicio no era demasiado bueno…
Casi
se escuchan los engranajes de tu cerebro moviéndose a toda prisa. Necesitas que
sea allí. Necesitas que sea allí porque quieres que Harry os vea. Quizás sea
una forma de actuar infantil eso de intentar darle celos tú también a él, pero
no se te ocurre otra cosa que puedas hacer.
-A
mí la comida me gustó… No sé, me gustaría repetir… ¿Por favor? –le miras.
-Está
bien –sonríe.
-Genial
–tú también sonríes, ampliamente, y esta vez realmente sientes que tienes un
motivo para tu sonrisa-. En fin, mañana nos vemos –abres la puerta para
marcharte.
-¿A
qué hora?
-Pues…
a la de ayer. ¡Hasta mañana!
Sales
de allí con los ánimos algo renovados. En el fondo crees que así vas a descubrir
si Harry siente algo por ti. Si lo siente, se pondrá celoso, y tú te darás
cuenta de ello. Si no reacciona de ninguna forma en especial… bueno, eso
significaría que todo esto no ha sido nada para él. Sea como fuere, vas a
descubrirlo al día siguiente.
Al
llegar a donde está Harry –y allí sigue estando Deborah-, sonríes y sacas el
móvil del bolsillo.
-Pues
sí, se me había caído –te das una palmadita en la frente-. Qué despiste.
-Bueno,
Deborah, me voy. Nos vemos –dice él a la chica.
Ella
va a despedirse con un beso en los labios, pero Harry gira la cara y se
convierte en un beso en la mejilla. Deborah hace una mueca, pero no dice nada,
tan solo se despide con la mano mientras os alejáis.
-Esto…
-comienza a decir él.
-Es
igual –te encoges de hombros-. No hace falta que me expliques nada.
Y
de hecho no hace ninguna falta. Ya te vas a enterar mañana de qué es lo que
siente Harry por esa chica, o más bien, de qué es lo que siente por ti.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, gracias.]
Parte 8 !! Ya! :3
ResponderEliminarMe encanto! capitulo 8 cuanto antes por favor, no tengas prisa, saludos =)
ResponderEliminarEsto me supera. No podré esperar hasta el lunes. Es genial besos<3
ResponderEliminarPor dios! Deborah me cae mal, y a Harry que hizo la noche esa? Siguela porfaaa adiooss :)
ResponderEliminarMe encantaa!! Por favor siguelo cuanto antes;))
ResponderEliminar¡Preeeciosa! Que ganas de leer el siguiente capítulo, espero que tenga un buen final :)
ResponderEliminarHola, me encanta afshdkald me he leído todos los Imaginas que llevas hasta ahora y son perfectos. Me encanta como escribes! :D
ResponderEliminarbueno, yo tengo una fic, si quieres simplemente entra en mi blog y comenta :)
Vengaaa sube sube sube D:
ResponderEliminarMe ha encantado, espero qe subas mas y que no deje cn tanta intriga, es genial :)
ResponderEliminarNatalia Calleja Ruiz
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar