ESPERARÉ BAJO EL MUÉRDAGO; capítulo tres.

21 de diciembre; después de la cena.

Observo a mi media-hermana jugueteando con una de sus muñecas y murmurando cosas en un inglés bastante infantil aún. En cierta forma, me recuerda a Charlie, la hija pequeña de la familia Duncan en la serie de Disney Channel “Buena Suerte, Charlie”. Aunque Violet es más guapa.

Me sorprendo al pensar en lo fácil que se le puede llegar a coger cariño a una niñita de casi tres años. Sólo llevo un rato con ella, pero ya la miro con mucho más afecto.

-¡Bueno, pequeñaja, hora de irse a la cama! –dice Zayn, entrando en el salón.

-¡Noooooo! ¡No quiero! –protesta ella.

-¡Claro que sí! Whiskers te está esperando arriba, se va a poner triste si se entera de que no quieres ir con él… Y no querrás que llore, ¿verdad?

La pequeña duda.

-No, pero…

-¡Pues vamos! Ya verás qué contento se pone de verte –el joven abre los brazos y la niña se deja coger para ir a dormir.

-Buenas noches –me dice Violet, haciéndome un gesto con la mano desde los brazos de Zayn.

-Buenas noches, princesa –me llevo la mano a los labios y después soplo, como lanzándole un beso.

Ella sonríe, y después se va con Zayn a la cama. ¿Quién será Whiskers?

Miro a mi alrededor con algo de fastidio. Me han dejado sola en la habitación, sin tener ni idea de qué hacer allí. Podría irme a dormir, pero no tengo sueño. ¡Son las ocho de la tarde! Creo que me voy a aburrir bastante en el tiempo que esté aquí. Encima, el wi-fi de la casa no se conecta a mi móvil por nosequé error en el sistema y tengo que esperar a mañana a que un técnico venga a arreglarlo.

Repaso la tarde en mi cabeza. He llegado a tiempo a la cena porque simplemente me he dado una ducha rápida y me he puesto ropa cómoda, pues no me ha dado tiempo a ordenar la maleta. El encuentro con mi padre ha sido menos malo de lo que pensaba. Me ha abrazado, yo le he correspondido, y después me ha estado haciendo preguntas sobre cosas sin demasiada importancia como el instituto, las amigas, los posibles novios… No ha sido para nada dramático, como esperaba que fuera. Ha sido un poco raro comer con ellos, pero creo que me acostumbraré.

Ya que pasan los minutos y no aparece nadie por allí –papá y Marga se fueron al estudio del sótano a seguir trabajando al acabar la cena-, decido irme a ordenar mi maleta. Salgo sin prisa del salón y subo las escaleras. Cuando voy por el último escalón, no calculo bien la distancia y me tropiezo. Veo el suelo acercarse cada vez más a mis ojos hasta que… noto que algo me sujeta con fuerza por la cintura justo antes de que mi cara se estampe contra el suelo.

Miro –aunque supongo quién me ha socorrido-, y en efecto, veo que es de Zayn el brazo que me sujeta. Él sonríe, y el lugar de ayudarme a incorporarme sin más, me gira como si de una pluma se tratase, de forma que quedamos cara a cara. Se inclina levemente hacia delante, con lo que noto su torso contra el mío, y me recorre un leve escalofrío. Estamos más cerca de lo que quizás debiéramos, y eso no me gusta. Me mira a los ojos, y yo le aguanto la mirada. Alarga un poco más ese instante en que nuestros cuerpos han estado tocándose, y luego quita su brazo de mi cintura tras terminar de ayudarme a incorporarme.

Instantáneamente, retrocedo un paso. Eso hace que ya estemos a una distancia prudencial. No sé por qué la presencia de Zayn me perturba, tampoco entiendo el porqué de ese escalofrío, pero sé que él sabe que tiene algún tipo de efecto en mí, y la situación le divierte.

-Deberías tener más cuidado –dice, sonriente.

-Ajá.

-Por cierto, de nada –alza las cejas.

-Eh, sí, gracias –respondo, algo seca.

-¿Sueles ser así o es que hoy no estás especialmente simpática? –me pregunta de repente.

-¿Disculpa? Oye, yo no tengo por qué darte explicaciones de nada.

-Tampoco te las he pedido. Sólo quiero saber si este es el humor que nos vas a regalar en los próximos veinte días –no deja de sonreír.

-Puede ser. Preferiría estar en otra parte, echo de menos mi casa, Internet y a mis amigos. ¿Es tan raro que no esté amable? –frunzo el ceño.

-No, no lo es. Pero tienes dos opciones.

-¿Cuáles?

-La primera: tirarte las vacaciones amargada porque tu madre te ha enviado casi a la fuerza a la aburrida casa de tu padre…

Se calla y se sienta en el pasillo, apoyando la espalda en la pared. Aunque es algo un poco raro, le imito y me siento enfrente de él, apoyada en la otra pared. Supongo que no va a seguir hasta que le muestre cierto interés por lo que me está diciendo, así que le insto a continuar.

-¿Y la segunda?

-Tomarte este viaje como una experiencia única para volver a entablar relación con tu padre y para conocer nuevos lugares… y nuevas personas.

No estoy muy segura de que ese “y nuevas personas” no haya ido con segundas intenciones, pero lo dejo estar.

-Creo que me quedo con la primera.

-Bah, esa es la opción fácil. Qué aburrida –dice para picarme.

-Pues me da igual, esa es la que escojo.

-¿Por qué?

-Porque dudo que pueda conocer nuevos lugares y nuevas personas estando aquí en esta casa, y no le voy a pedir a mi padre que me lleve de excursión por ahí cuando tiene trabajo –resoplo.

-Eso se puede arreglar –sonríe más abiertamente que a lo largo de la conversación.

-¿Cómo?

-Yo, aunque cuide de tu hermana, también tengo vida social, ¿sabes?

-¿Y?

-Que puedo presentarte a mis amigos. Puedes salir con nosotros y esas cosas, aunque dudo que si eres tan borde con ellos como lo eres conmigo os vayáis a llevar bien.

-¡No soy borde contigo! –me quejo.

-Sí lo eres.

-No lo soy.

-Sí.

-¡Que no!

-Y encima, cabezota –niega con la cabeza.

-Me vas a deprimir…

-No te deprimas, my darling, estoy seguro de que en el fondo eres buena chica.

-Gracias por la confianza –digo en tono sarcástico.

-Tú imagínate que todos somos Violet y problema solucionado.

-¿Por qué me iba a imaginar eso? –hago una mueca.

-Porque a ella sí que la tratas con cariño –se encoge de hombros.

Me dan ganas de decirle cuatro cosas después de todas las cosas malas que me ha sacado, pero luego pienso que me ha ofrecido que salga con él y sus amigos y que en realidad me está animando a que no esté encerrada en esta casa todo el día, sino que me lo pase bien. Quizás sólo me esté diciendo tanto que estoy de mal humor para que me dé cuenta de ello e intente estar más alegre. O quizás no, pero creo que en el fondo Zayn no es mal chico. ¿Que por qué lo creo? Supongo que por cómo trata a Violet.

-¿Quién es Whiskers? –pregunto, cambiando de tema; aún estamos sentados en el pasillo, pero al menos no estoy aburrida en mi cuarto.

Zayn ríe.

-Un gato. ¿Es que no es obvio?

Ahora que lo pienso, sí. “Whiskers” en inglés significa bigotes. Me siento bastante estúpida porque no se me haya ocurrido.

-Ah.

-Duerme en el cuarto de Violet, y suelo usarlo como excusa para hacerla irse a la cama –aclara.

-Bien pensado… -admito; me sorprende que un joven tenga dotes como cuidador de niños pequeños, pero está visto que al menos éste es bueno.

-Es mucho tiempo ya el que llevo con ella –se encoge de hombros quitándole importancia.

-Ya veo.

-Por cierto, hablas muy bien inglés –sonríe.

Ahora noto como el rubor se apodera de mis mejillas. Genial.

-Vaya, muchas gracias –se me escapa una sonrisilla tonta.

-No las des, es la verdad.

Esa es una de las mejores cosas que me pueden decir. Bueno, en algo se tenía que notar que toda la música que escucho es en inglés, y que cada vez que puedo veo las películas en versión original. Además, me hace sentir bien que Zayn me haya dicho algo bueno después de las cosas malas sobre mi personalidad que me ha soltado antes. Pero supongo que tiene razón.

-¿Te acabas de imaginar que soy Violet o es que en realidad eres simpática? –bromea.

-Sí, te he imaginado jugando con muñecas –río.

-¿Ves? ¡Sabes ser normal! –exclama- Si te comportas así, seguro que harás muchos amigos aquí.

-No sé si lo que me acabas de decir es bueno o es malo…

-Es bueno, claro –sonríe.

-Mmmm… -dudo.

-Mañana es viernes y Violet tiene clases de baile por la tarde, así que libro, y he quedado con mis amigos. ¿Te apetece venir? Volveríamos para la cena.

-No sé…

-Vamos, lo pasaremos bien –me anima.

Este chico es bipolar. Primero no deja de meterse conmigo y luego me habla amablemente sobre salir un rato y pasarlo bien.

-Bueno, me lo pensaré y mañana te lo digo.

-Vale. No será que te da vergüenza, ¿no?

Pues un poco sí, pero eso ya lo tengo asumido. Yo soy una persona vergonzosa, me cuesta bastante hacer nuevos amigos. Soy bastante insegura, sí.

-No, bueno, a lo mejor un poco, pero eso es normal –le resto importancia.

-Claro, claro. Dicen que si te da vergüenza estar con otra gente, te imagines que están desnudos, ¿lo sabías?…

-Sí, ¿por?

-Simple curiosidad. Quería saber si me has imaginado desnudo cuando te he abierto la puerta esta tarde –dice, tan normal.

Si antes me he puesto colorada, ahora debo parecer un tomate. ¡Pues claro que no me lo he imaginado desnudo! ¡Será descarado! Pero ahora que lo acaba de decir… Sacudo la cabeza e intento borrar los pensamientos sobre lo que habrá debajo de su ropa de mi mente.

-¡Pero bueno…!

-Tranquila, tranquila, no pasa nada, no me importa que lo hayas hecho –me interrumpe, riendo.

-¡No lo he hecho, estúpido! –exclamo, aún roja.

-Claro –me da la razón como a los locos.

-Piensa lo que quieras –me cruzo de brazos.

-Lo haré –sonríe.

Me levanto y él me mira, divertido.

-¿Te vas?

-Sí.

-Vamos, no te enfades.

Me doy la vuelta y echo a andar. No es que esté enfadada, pero Zayn me pone nerviosa, y cualquiera sabe qué más cosas puede decirme. Cuando llego a la puerta de mi cuarto veo que él está de pie, en el pasillo.

-Ya has dejado de ser simpática otra vez –niega con la cabeza.

-¿Quieres que te trate como trataría a Violet?

-Mejor que como me estás tratando ahora sería, así que…

-Pues buenas noches, princeso –digo, cerrando la puerta de mi dormitorio de un portazo.

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