viernes, 31 de mayo de 2013

ESPERARÉ BAJO EL MUÉRDAGO; capítulo siete.

[Pulsad en el título de la canción que pongo abajo para que os lleve al vídeo de YouTube en el que podéis escucharla mientras leéis]

22 de diciembre; por la noche.

Papá me ha presentado a más gente de la que mi cerebro puede asimilar, así que ya únicamente me limito a sonreír cuando me explica quién es alguien a quien tengo enfrente y que me mira con cierta condescendencia, como si les diera lástima por tener que estar allí, con mi padre y su actual familia. Ya no me molesto en intentar recordar sus nombres, y, sinceramente, no sé si es porque no soy capaz de memorizar ni uno más o porque mis pensamientos se escapan en otra dirección cada vez que me descuido. Esa otra dirección tiene un nombre que empieza por “Z” y acaba por “ayn”.

¿Por qué me ha dicho eso? ¿Cómo voy a gustarle yo? Aparte de que sólo he pasado con él unas horas… me cuesta creer que yo pueda gustarle a alguien. La experiencia me demuestra que no es así, tuve novio durante siete meses –Marcos, se llamaba-, y supongo que si eso ocurrió es porque le gustaba. Y bueno… también está Jaime.

Me llevo la mano al puente de la nariz y resoplo.

-¿Estás bien? –me pregunta papá; en inglés para no ser maleducado con la  mujer que tenemos delante y con la que parecía haber entrado en una animada conversación, quizás sobre mí.

Ahí encuentro mi momento para escabullirme.

-La verdad es que no me siento muy bien… Creo que voy a subir un momento al baño a lavarme la cara a ver si me despejo –le digo.
-Claro –papá me sonríe cariñosamente-. Si luego sigues sintiéndote mal, dímelo, ¿sí?

Asiento con la cabeza y me despido de él y de la mujer, que siguen hablando. Camino por entre la gente, todos con copas o aperitivos en la mano y charlando alegremente, golpeando inconscientemente el suelo con el pie al ritmo de la música, e incluso alguna pareja más joven se atreve a bailar un poco aprovechando algún claro del jardín. En alguna parte, un globo explota, lo que me hace ir más rápido hacia el interior de la casa, donde no haya nadie.

La fiesta sorpresa de bienvenida ha sido un detalle, pero, como ya le dije a Zayn… no me gustan las sorpresas. No soy muy de estar entre la gente haciendo de anfitriona, agradeciendo a todos el haber venido y preguntándoles si todo está en orden. Básicamente porque siento que la gente me mira raro. Me entra un súbito ataque de nostalgia, pienso que si estuviera en España mis amigos estarían conmigo, habrían hecho cualquier broma que quizás al principio me hubiera molestado, pero habría acabado riendo con ellos y pasándomelo bien. Ahora simplemente me siento como una pequeña hormiga perdida del grupo en una calle repleta de personas mucho más grandes que yo, donde todos mis esfuerzos se centran en esquivar las pisadas de la multitud. Mamá siempre dice que debería intentar relacionarme más con gente nueva, y yo siempre le digo que mis amigos son lo suficientemente buenos como para no necesitar tener más. Pero en este momento, esa excusa no me vale.

Bueno, ahora saldré e intentaré relacionarme con alguien. A fin de cuentas, han venido aquí por mí, pienso.

Entro en la casa y subo al cuarto de baño. Sí, lavarme la cara me vendrá bien. Necesito despejarme. Dejar de pensar en Zayn. Y sobre todo, no pensar en Jaime. ¿Soy una mala persona por no haberle dado una respuesta? ¿O estoy haciendo lo correcto? Ese beso me gustó mucho, y de hecho mi amigo es una de las personas a las que más quiero en este mundo. Precisamente por eso, no debo precipitarme. Y menos cuando lo que me ha dicho Zayn en el taxi me ha terminado de confundir. Bastante tengo con mis sensaciones cada vez que lo tengo cerca, como para ahora esto…

Suspiro y entro en el baño. Agradezco el silencio de la casa. Abro el grifo y me echo agua por la cara, como si fuera una poción mágica que fuera a aclarar mis ideas. Dudo que lo sea, pero quizás me ayude a evitar el incipiente dolor de cabeza que siento.

Condenado Zayn… ¿Por qué tiene que ser tan encantador –al menos cuando quiere-? ¿Por qué tiene que ser tan guapo?

-¿Pensando en mí? –escucho una voz familiar detrás de mí; él, claro.

Ah, se me olvidaba… ¿por qué tiene que ser tan prepotente?

-Sin duda –digo en tono irónico mientras me seco la cara con una toalla.
-Lo suponía –sonríe.
-Tú y yo tenemos que hablar –suelto.
-¿Sobre?
-Ah, no sé, tú sabrás. Antes has dicho cosas…
-Cuando se dice algo, suelen ser cosas –ríe por lo bajo.
-Ja, ja, ja. Eres tan gracioso –enfatizo el tan.
-Forma parte de mi encanto –da un suave golpe de cabeza para apartarse el flequillo de la frente.
-Quiero hablar sobre lo que has dicho en el taxi –especifico.
-Hablemos –se sienta en el suelo del pasillo, como hizo ayer cuando llegué a la casa, y yo hago lo mismo.
-¿No tienes novia?
-No.
-¿Seguro?
-Totalmente.
-¿Me lo juras?
-Jurado.
-Vale.

Tomo aire para seguir, pero él me interrumpe.

-Aclarado eso, creo que ya no hace falta explicar nada más, ¿no? –me da la sensación de que intenta ocultar su nerviosismo.
-Pero…
-Pero eso era lo único que daba lugar a dudas. Las cosas que se dicen, se dicen porque son verdad, si no lo fueran, se rectificarían. Ya está, así es siempre. Con lo cual, no creo que haya que darle más vueltas a nada.

No quiere hablar de lo que ha dicho. Es eso. ¿Será que lo ha dicho sin querer? Está dando a entender que lo ha dicho porque es así, si no fuera verdad, rectificaría. Entonces… ¿se supone que le gusto? Sin embargo, no quiero poner tensa la situación, puesto que no parece que a él le apetezca comentarlo. Lo dejo correr, pero no pienso olvidarlo. En realidad, sé que me pasaré un buen rato dándole vueltas a lo mismo.

Miro a Zayn, y veo en sus ojos algo parecido al agradecimiento. Ambos tenemos en mente la misma frase que ha salido de sus labios hace un rato, pero ninguno nos atrevemos a pronunciarla.

-¿Te gusta Alison? –pregunto.
-No en ese sentido. Es simplemente una buena amiga, como todas las del grupo, a la que quiero mucho. Pero no de la forma en que ella cree –no vacila, no piensa antes de contestar; no miente.
-Si ella cree que la quieres de esa forma, es porque tú permites que lo crea.
-No quiero hacerle daño. Está pasando por un mal momento.

Lo miro, inquisitiva.

-Sus padres se están separando.
-Yo también pasé por eso, y créeme, se supera –pongo los ojos en blanco.
-Ya. Pero en su caso, su padre le fue infiel a su madre…

Voy a contestar, pero Zayn me interrumpe.

-Fue Alison la que lo pilló en la cama con otra.

Vaya. Eso sí que no me lo esperaba.

-Impactante, ¿eh? –me mira, y yo asiento con la cabeza- Nos necesita a su lado.
-Pero engañándola sólo le vas a hacer más daño…
-Yo no la engaño. Pero no soy capaz de mirarla a los ojos y decirle “no me interesas en ese sentido, no te quiero” cuando sé lo mucho que está sufriendo.
-Lo entiendo…

No sé por qué todo este asunto de Alison me provoca una inquietud especial. ¿Qué más me debería dar a mí que Zayn la quiera o no?

-¿No te está gustando la fiesta? –me pregunta él, sacándome de mis pensamientos.
-No es eso… ya te dije que no me gustaban las sorpresas.
-Ya. Quizás debía haberle dicho a tu padre que la cancelara, pero parecía tan ilusionado…
-¿Tú lo sabías? –alzo las cejas.
-¡Claro! ¿Por qué piensas que nos fuimos fuera toda la tarde? Las cosas no se preparan solas –sonríe.

Así que era eso. Lo de conocer a sus amigos era sólo una excusa para hacer la fiesta. En realidad no tenía ningún interés en hacer que me lo pasara bien. Era un mero trámite. Me entran unas súbitas ganas de llorar, y bajo la vista.

-¿Qué pasa? –se da cuenta de que algo no va bien.
-Nada –miento.

Entonces me levanto del suelo y echo a andar rápidamente escaleras abajo. Escucho que Zayn me llama, pero no me vuelvo para mirarle. Soy una estúpida por pensar que de verdad puedo gustarle a alguien. Salgo al jardín y el sonido de la música y las voces de la gente inunda mi cabeza. Así está un poco mejor, evita que piense. Sé que estoy comportándome como una inmadura, no tiene sentido que actúe así, que me sienta mal por eso. Pero pensaba que Zayn pretendía que estuviera a gusto allí, pensaba que a esos chicos y chicas les había caído bien, no que simplemente fueran un pretexto sin más. Mamá dice que soy muy impulsiva y me lo tomo todo muy a pecho, y ahora tengo que darle la razón. La verdad es que casi siempre la tiene.

Veo que hay gente que ya ha empezado a bailar al lado de los dos grandes altavoces negros que hacen sonar la música y me acerco; cuanto más cerca esté de la música, menos escucharé mis pensamientos. No sé quién habrá elegido las canciones, pero en este momento suena una lenta, “Be your everything de Boys Like Girls, y las parejas aprovechan para unirse a los pocos que había bailando antes, abrazarse y moverse al ritmo de la música.

Cruzo por la improvisada pista de baile y me apoyo en el tronco de un roble mientras observo bailar a la gente. Quiero volver a España.

-¿Te apetece bailar? –escucho la voz de Zayn a mi lado.

No me giro para mirarle, simplemente niego con la cabeza.

-¿Se puede saber qué he dicho mal?
-Las cosas nunca se dicen mal. Todo se dice bien; otro asunto es que le guste o no a quien las escucha.
-¿Y qué no te ha gustado de lo que he dicho?

Muevo un poco mi cara hasta que nuestros ojos se encuentran. Qué mirada más intensa; qué ojos tan preciosos. Brillan aun en la oscuridad.

-Nada.
-No habrías salido corriendo si eso fuera cierto.
-Zayn, déjalo estar, ¿sí? –aparto la vista, pero él coge mi mentón con sus dedos y me obliga a mirarle; me estremezco ante el contacto de su piel.
-No, no lo dejo estar.

Resoplo.

-Ya no hace falta que finjas interés por mí. No es necesario. Ya se ha hecho la fiesta, ya me has quitado del medio esta tarde y ya ha sido una sorpresa. Simplemente estabas haciendo lo que mi padre, tu jefe, te había dicho que hicieras y ya est…

Antes de que pueda continuar, Zayn me coge de una muñeca y tira un poco de mí, apoyándome en la parte trasera del roble, de forma que el árbol está entre nosotros y el resto del mundo. Posa una mano en el tronco, a la altura de mi cara, y sin que yo sea consciente de lo que está pasando, posa sus cálidos labios sobre los míos. En un primer momento no reacciono, pero luego respondo a esa boca que busca con avidez la mía, y no sólo él me besa, sino que yo le beso también. Sus labios suaves se deslizan sobre los míos como con prisa pero a la vez con ternura, y la mano que antes sujetaba mi muñeca ahora sube por mi brazo lentamente hasta llegar a mi cuello. Acaricia mi piel con delicadeza, pasa por mi mejilla y me recoge el pelo detrás de la oreja, todo sin separar nuestros labios. Siento como si estuviera sufriendo miles de pequeñas descargas eléctricas que me recorren todo el cuerpo y que hacen que mi respiración sea entrecortada, y el latido de mi corazón vaya a un ritmo mayor que el natural. Separa sus labios de los míos y los lleva a mi oído, haciendo que lo rocen a propósito. Me recorre un escalofrío.


-Y ahora… ¿bailamos, my darling



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10 comentarios:

  1. INCREIBLEE!!!! QUIERO MASSS, ME ENCANTAAA :$:$:$

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  2. Meee encanta, exijo siguiene capitulooo!!!

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  3. Me ha encantado!! Es genial que discutieran y Zayn asddhjfkkfl PERFECTO

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  4. MAAAIIGAAASSHHH BEEESSSSSOO DEUIHQWUIDH2QJIDHWUBEWVCY

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  5. Ahhhh lo adorooooo!!!

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  6. hermoso!!! me encantoooo!! deberas que me encanto!!! perfecto!! ;D

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  7. NO LO PUEDES DEJAR ASIII ******_******* UFFF

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  8. ¡Adoro tu historia de verdad!
    Quisiera llegar a escribir y expresarme como tu.

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Motivos para sonreír.