Celia se llevó
una mano a la cabeza, que le dolía muchísimo. Se sentía algo mareada y con el
estómago revuelto. Intentó recordar qué había pasado la noche anterior y cómo
había llegado hasta dondequiera que estuviese en ese momento. Al mirar a su
alrededor y ver las sábanas de la cama revueltas, llegó a la conclusión más
horrible pero a la vez más obvia. Debía haberse acostado con alguien mientras
estaba borracha. Estaba vestida, pero eso no hacía imposible su pensamiento,
podrían haberlo hecho sin ni siquiera quitarse la ropa. Sintió náuseas, y esta
vez no se debían a todo lo que había bebido la noche anterior. También sintió
un profundo asco de sí misma. ¿Con quién lo habría hecho? ¿Estaba lo
suficientemente borracha como para olvidar lo que sentía por Liam?
-Joder
-murmuró, incorporándose.
Entonces la
puerta del dormitorio se abrió, y alguien asomó la cabeza.
-¿P... Payne?
-Celia no daba crédito a lo que veían sus ojos.
-Buenos días,
pequeña bebedora -contestó él entrando a la habitación.
Sin saber muy
bien por qué, se sintió peor al comprender que había sido con Liam con quien lo
había hecho. Tal vez era la decepción por no poder acordarse de cómo había
sido, pero casi con toda seguridad era la rabia porque él se hubiera
aprovechado de ella de semejante forma, ya que debía haber sido muy fácil para
Liam, pues ella estaba borracha.
-Me he... nos
hemos... acostado -no era una pregunta.
-¿Qué? ¡No!
-exclamó él acercándose a la cama.
-¡¿Ah, no?!
-estaba furiosa- ¡¿Dónde estoy?! ¡Estoy en tu cama! ¡Y no recuerdo
absolutamente nada de lo que pasó anoche! -mientras lo decía daba puñetazos al
colchón.
-Tal vez si me
preguntaras lo que pasó en lugar de sacar tus propias conclusiones...
-respondió Liam, dolido.
-Podrías
engañarme -sus labios se fruncieron hasta formar una fina línea.
-Ni siquiera
sabía que no eras virgen -bufó Liam.
La chica soltó
una carcajada nerviosa.
-Payne, que
tengo dieciocho años. ¿Con cuántos años dejaste de serlo tú? O a lo mejor te
has estrenado esta noche, conmigo.
-¡Que no nos
hemos acostado! -dijo él en voz más alta de lo que Celia esperaba-. Y dejé de
serlo a los veintiuno.
-Qué recatado
-un deje de ironía acompañó sus palabras.
-Mira, yo
volvía conduciendo tranquilamente desde el local donde había estado con los del
departamento -dijo, ignorando el comentario de la joven-. Y te vi caminando por
la acera con los zapatos en la mano y tambaleándote. No había ni rastro de tus
amigas.
Celia hizo un
gesto de escepticismo pero no interrumpió.
-Me bajé del
coche pensando en llevarte a tu casa, pero aún no sé dónde vives, así que te
pregunté. No parabas de decir cosas como "no quiero irme a casa" o
"yo también tengo derecho a pasarlo bien".
La chica luchó
por no sonrojarse, ya que estaba segura de que había dicho eso porque se sentía
dolida de que Liam no hubiera pasado la tarde con ella por irse a tapear.
-Te pedí el
móvil para llamar a tus amigas o a unas malas a tus padres, pero no lo llevabas
encima -prosiguió él; eso era cierto-. E ibas tan bebida que sólo podían pasarte
cosas malas si te dejaba sola en la calle. Te subí al coche y te traje aquí a
que pasaras la noche. Yo he dormido en el sofá.
-¿Y por qué
debería creerte? -lo miró con recelo.
-Porque no
tengo ningún interés en acostarme contigo si
tú estás borracha -se llevó dos dedos al puente de la nariz, en un gesto de
cansancio.
-Eres un tío, y
todos los tíos queréis acostaros con una mujer, esté borracha o no –dijo Celia,
sin poder evitar recordar aquella experiencia de su pasado que estaba luchando
por olvidar.
-Te equivocas.
Payne se sentó
en el borde de la cama, aunque no hizo ningún intento de acercarse a la chica.
-¿En serio? –preguntó
irónicamente.
-Sí.
-¿En qué?
-¿Quieres total
sinceridad? –Liam la miró directamente a los ojos.
-La habría
preferido desde el principio.
-No voy a decirte
que te he mentido al contarte lo que pasó anoche, porque es totalmente cierto.
La chica se
cruzó de brazos y él hizo una pausa, intentando encontrar las palabras
adecuadas.
-Celia, no soy
tan estúpido como para creer que no supones que querría acostarme contigo. Me
atraes mucho, muchísimo. Y me gustas… buf, más de lo que crees.
La joven
intentó ignorar el cosquilleo que sintió en el estómago al escuchar esas
palabras, pues aún estaba convencida de que Payne no le había dicho toda la
verdad.
-Precisamente
por eso –continuó-. La simple idea de que haya querido aprovecharme de ti de
ese modo me resulta, disculpa que lo diga, estúpida.
-Y así sois
vosotros, decís palabras bonitas cuando os conviene, para intentar…
-¡¿Podrías
dejar de generalizar?! ¡No todos los hombres somos iguales! –gritó Liam.
Celia se quedó
boquiabierta. Nunca le había visto gritar, ni siquiera en clase. Parecía
realmente enfadado.
-La mayoría de
las mujeres hacéis lo mismo. Generalizáis. Decís que todos los hombres somos
iguales, como si hubiera un gen atrofiado en nosotros que nos hiciera ser
clones. Como si de esa forma consiguierais ocultar la inseguridad que os da que
un hombre sea diferente a los demás y no cumpla todos esos esquemas que os han
inculcado, en los que no podéis confiar en nosotros porque sólo buscamos una
cosa que es supuestamente el sexo, y por eso os da miedo cuando aparece alguien
que quiere algo más de vosotras, y preferís creer que os está engañando antes
que considerar la opción de que tal vez no
todos seamos iguales.
Se quedó
callado, mirando a la pared del dormitorio y con la respiración entrecortada,
como si le hubiera costado un gran esfuerzo decir todo aquello. Y Celia estaba
aún más sorprendida que cuando le había escuchado gritar. Porque quizás tenía
razón. Había sonado muy cierto, de hecho pensó que probablemente lo fuera. Para
ella especialmente. Admitía que le costaba confiar en los hombres después de su
primera y desastrosa experiencia amorosa. De modo que tal vez no creía a Payne
porque le daba miedo pensar que fuera distinto a los demás, y no saber
enfrentarse a ello.
-Supongo que
tienes razón –dijo ella en un susurro.
-¿En qué? –preguntó
Liam también en voz baja, parecía que ambos se hubieran desinflado, y toda la
rabia hubiera desaparecido y sólo quedara frustración.
-En todo.
-Me alegro de
que me creas –suspiró.
-Es que yo…
bueno, lo siento. Mi primera y única experiencia… seria con los chicos no fue
demasiado bien y…
Liam se
desplazó sobre la cama y se sentó al lado de la chica, esperando a que
continuara.
-Bueno, él… en
fin, yo le quería, pero por lo visto él sólo me quería para una cosa. Y cuando
yo no estaba dispuesta, pues… se volvía un poco violento conmigo.
-¡¿Te pegaba?! –se
mostró horrorizado.
-¡No! No, no
llegó a eso. Mis amigas me convencieron para que lo dejara antes de que llegara
a pasar, aunque me costó más de una pelea con ellas –Celia notó que las
lágrimas estaban a punto de escapar de sus ojos.
-Lo siento, yo…
no lo sabía –tomó su mano en las de él y la acarició con dulzura.
-No tenías por
qué saberlo –se secó las lágrimas con el dorso de la mano que quedaba libre.
-Te juro que
anoche no hicimos nada.
-Te creo –Celia
esbozó una sonrisa.
Payne acercó su
rostro al de ella lentamente, casi temiendo que la chica fuera a apartarlo. Sin
embargo, ella fue la que dio el paso y unió sus labios a los de Liam. Fue un
beso cargado de sentimientos, quizás el más profundo que se habían dado nunca. Él
acarició con la yema de sus dedos la mejilla de Celia con una dulzura infinita,
sin dejar de besarla. Entonces la chica notó algo incómodo en el sujetador. De
repente, se acordó de que anoche al vestirse se había puesto el sujetador
enrollado, y no había tenido tiempo de arreglárselo. Y así seguía, rizado. Lo
cual probaba que la noche anterior no se lo había quitado, pues de haberlo
hecho se lo habría vuelto a poner bien. Aquello demostraba que había hecho bien
creyendo al joven al que ahora mismo estaba besando y que le había dicho la verdad.
-Liam…
-Dime.
-Gracias por
recogerme anoche.
-No tienes por
qué darlas –sonrió.
-Por cierto…
-¿Sí?
-Antes has
dicho que no tenías interés en acostarte conmigo si yo estaba borracha.
-Y eso es
verdad –jugueteó con los dedos de la chica.
-¿Y si no
estuviera borracha?
Payne soltó una
carcajada.
-Pensaba que te
darías cuenta antes –volvió a sonreír.
-Puedes
aclarármelo ahora también.
-A lo mejor no
te gusta lo que tengo que decirte… -puso cara de afectación, aunque Celia sabía
que estaba bromeando.
-Prefiero
comprobarlo por mí misma.
-Está bien, tú
lo has querido… Quizás no me importaría acostarme contigo si no estuvieras borracha –le dio un besito
en el hombro.
Esta vez, la
chica dejó que el escalofrío le recorriera todo el cuerpo, y que al llegar a
sus labios se transformara en una sonrisa.
-Mmmm…
-¿Qué? –preguntó
él.
-Tal vez a mí
tampoco me importaría –su sonrisa se ensanchó aún más.
-Me aseguraré
de que estés completamente sobria entonces, ya que sé que no te negarás.
-He dicho “tal vez”.
-Pues entonces
tal vez me asegure de que no has bebido antes de proponértelo.
La chica
sonrió, una vez más.
-Ah, ya que
estamos siendo sinceros… -empezó él.
-¿Sí? –le instó
a seguir.
-Bueno, que me
habría sido imposible, por muchas ganas que pudiera haber tenido de ello,
aprovecharme de la persona a la que me he dado cuenta de que quiero. Es decir,
tú.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]
Pues...que decir me has dejado son palabras!!!! de verdad amo este imagina es estupendo de verdad no puedo creer que tengas tanta imaginación, muchas felicidades! amo demasiado tus imagina...sigue asi y llegaras lejos ;) un besote!!! :)x
ResponderEliminarAna!! Eres Unica! Sos Una GENIA! Beso Sigue Asiiii
ResponderEliminarEsto va genial Ana, alucinante, gracias por todo, gracias por tus imaginas, y gracias a ti por ser como eres <3
ResponderEliminarAtentamente, de una anónima para que sonrías.
Puede que tengas futuro si quieres dedicarte a la literatura juvenil, a la romántica. Esto se parece a cualquiera de esas novelas pastelosas. Más que imaginativo, es tópico, pero efectivo si lo que buscas es algo comercial que te garantice unos cuantos seguidores y cumplidos.
ResponderEliminarSi tu pasión es escribir, podrías vivir de ello (o no, que hay mucha competencia en ese mercado). No creo que tengas la voluntad de ser la mejor, si me permites mi opinión. Pero yo te escribo mi crítica de buena fe, considerando la posibilidad de que mis prejuicios sean erróneos. Primero, le falta imaginación y originalidad. Es todo muy plano. Además, también le falta calidad. El vocabulario es pobre y no hay ni una mísera metáfora o símil. No sé si utilizas algún recurso. Si utilizas bien un par de recursos y no cambias el tema, venta asegurada, porque estas cosas siempre están de moda. Si quieres escribir buena literatura, vuélcate sobre todo en la forma de escribir y busca un argumento más serio, aunque no creo que sea lo que tú quieras por el momento.
Hay que esforzarse, hay que poner imaginación, hay que idealizar, no limitarse a crear copias de novelas pastelosas en busca de un par de aplausos. Yo hablo con dureza, pero al menos soy veraz y, en mi opinión, la verdad, aunque hiera o arañe, es un privilegio y, en ocasiones, una meta.
Buenas tardes y mucha suerte.
Alucinante enserio, me encanta es genial la novela y tu!! Me encanta esta relacion!! Es tan PER-FECT ASDFLKGHJ
ResponderEliminarAna escribes genial!!! no dejes que te afecten las críticas de aquellos que con la escusa de darte un consejo lo que buscan en el fondo es insultar. Leo muchos imaginas y te aseguro que los tuyos siempre logran sorprenderme por su originalidad y su frescura. Puede que esto no sea cumbres borrascosas ni historia de dos ciudades pero tampoco creo que sea eso lo que estas buscado. Sigue así que lo estás haciendo genial.
ResponderEliminarSi sólo quisiera insultar, lo que hubiera hecho sería dar un voto negativo a lo que ha escrito y decir que es pésimo, pero no he dicho ninguna de las dos cosas. De hecho, duela o no mi comentario, yo creo que podría ser provechoso para la autora. Los aplausos no le faltan (y tal vez la constancia que muestra en este blog los merezca), le faltan las críticas. Los aplausos animan a seguir, sí, pero las críticas ayudan a progresar. Lo que falta en este blog con 203611 visitas en el momento en el que escribo este comentario no son personas que animen a la escritora a continuar. Una crítica como la mía tiene que ser inocua, más si aparece gente como tú que dice que lo único que quiero es insultar (lo cual, en cierto modo, agradezco, porque yo no pretendo truncar los sueños de nadie).
ResponderEliminarAdemás, la autora tendrá unos diecisiete años. Le sobra tiempo para aprender a utilizar los recursos y escribir literatura comercial, quién sabe si hasta buena literatura, si es lo que quiere.
ANAAAA ES PERFECTAA me encantaa :) siguela cuando puedas porfavor! :D
ResponderEliminar