viernes, 9 de agosto de 2013

#Imagina de Liam PARTE 12

Celia se llevó una mano a la cabeza, que le dolía muchísimo. Se sentía algo mareada y con el estómago revuelto. Intentó recordar qué había pasado la noche anterior y cómo había llegado hasta dondequiera que estuviese en ese momento. Al mirar a su alrededor y ver las sábanas de la cama revueltas, llegó a la conclusión más horrible pero a la vez más obvia. Debía haberse acostado con alguien mientras estaba borracha. Estaba vestida, pero eso no hacía imposible su pensamiento, podrían haberlo hecho sin ni siquiera quitarse la ropa. Sintió náuseas, y esta vez no se debían a todo lo que había bebido la noche anterior. También sintió un profundo asco de sí misma. ¿Con quién lo habría hecho? ¿Estaba lo suficientemente borracha como para olvidar lo que sentía por Liam?

-Joder -murmuró, incorporándose.

Entonces la puerta del dormitorio se abrió, y alguien asomó la cabeza.

-¿P... Payne? -Celia no daba crédito a lo que veían sus ojos.
-Buenos días, pequeña bebedora -contestó él entrando a la habitación.

Sin saber muy bien por qué, se sintió peor al comprender que había sido con Liam con quien lo había hecho. Tal vez era la decepción por no poder acordarse de cómo había sido, pero casi con toda seguridad era la rabia porque él se hubiera aprovechado de ella de semejante forma, ya que debía haber sido muy fácil para Liam, pues ella estaba borracha.

-Me he... nos hemos... acostado -no era una pregunta.
-¿Qué? ¡No! -exclamó él acercándose a la cama.
-¡¿Ah, no?! -estaba furiosa- ¡¿Dónde estoy?! ¡Estoy en tu cama! ¡Y no recuerdo absolutamente nada de lo que pasó anoche! -mientras lo decía daba puñetazos al colchón.
-Tal vez si me preguntaras lo que pasó en lugar de sacar tus propias conclusiones... -respondió Liam, dolido.
-Podrías engañarme -sus labios se fruncieron hasta formar una fina línea.
-Ni siquiera sabía que no eras virgen -bufó Liam.

La chica soltó una carcajada nerviosa.

-Payne, que tengo dieciocho años. ¿Con cuántos años dejaste de serlo tú? O a lo mejor te has estrenado esta noche, conmigo.
-¡Que no nos hemos acostado! -dijo él en voz más alta de lo que Celia esperaba-. Y dejé de serlo a los veintiuno.
-Qué recatado -un deje de ironía acompañó sus palabras.
-Mira, yo volvía conduciendo tranquilamente desde el local donde había estado con los del departamento -dijo, ignorando el comentario de la joven-. Y te vi caminando por la acera con los zapatos en la mano y tambaleándote. No había ni rastro de tus amigas.

Celia hizo un gesto de escepticismo pero no interrumpió.

-Me bajé del coche pensando en llevarte a tu casa, pero aún no sé dónde vives, así que te pregunté. No parabas de decir cosas como "no quiero irme a casa" o "yo también tengo derecho a pasarlo bien".

La chica luchó por no sonrojarse, ya que estaba segura de que había dicho eso porque se sentía dolida de que Liam no hubiera pasado la tarde con ella por irse a tapear.

-Te pedí el móvil para llamar a tus amigas o a unas malas a tus padres, pero no lo llevabas encima -prosiguió él; eso era cierto-. E ibas tan bebida que sólo podían pasarte cosas malas si te dejaba sola en la calle. Te subí al coche y te traje aquí a que pasaras la noche. Yo he dormido en el sofá.
-¿Y por qué debería creerte? -lo miró con recelo.
-Porque no tengo ningún interés en acostarme contigo si tú estás borracha -se llevó dos dedos al puente de la nariz, en un gesto de cansancio. 
-Eres un tío, y todos los tíos queréis acostaros con una mujer, esté borracha o no –dijo Celia, sin poder evitar recordar aquella experiencia de su pasado que estaba luchando por olvidar.
-Te equivocas.

Payne se sentó en el borde de la cama, aunque no hizo ningún intento de acercarse a la chica.

-¿En serio? –preguntó irónicamente.
-Sí.
-¿En qué?
-¿Quieres total sinceridad? –Liam la miró directamente a los ojos.
-La habría preferido desde el principio.
-No voy a decirte que te he mentido al contarte lo que pasó anoche, porque es totalmente cierto.

La chica se cruzó de brazos y él hizo una pausa, intentando encontrar las palabras adecuadas.

-Celia, no soy tan estúpido como para creer que no supones que querría acostarme contigo. Me atraes mucho, muchísimo. Y me gustas… buf, más de lo que crees.

La joven intentó ignorar el cosquilleo que sintió en el estómago al escuchar esas palabras, pues aún estaba convencida de que Payne no le había dicho toda la verdad.

-Precisamente por eso –continuó-. La simple idea de que haya querido aprovecharme de ti de ese modo me resulta, disculpa que lo diga, estúpida.
-Y así sois vosotros, decís palabras bonitas cuando os conviene, para intentar…
-¡¿Podrías dejar de generalizar?! ¡No todos los hombres somos iguales! –gritó Liam.

Celia se quedó boquiabierta. Nunca le había visto gritar, ni siquiera en clase. Parecía realmente enfadado.

-La mayoría de las mujeres hacéis lo mismo. Generalizáis. Decís que todos los hombres somos iguales, como si hubiera un gen atrofiado en nosotros que nos hiciera ser clones. Como si de esa forma consiguierais ocultar la inseguridad que os da que un hombre sea diferente a los demás y no cumpla todos esos esquemas que os han inculcado, en los que no podéis confiar en nosotros porque sólo buscamos una cosa que es supuestamente el sexo, y por eso os da miedo cuando aparece alguien que quiere algo más de vosotras, y preferís creer que os está engañando antes que considerar la opción de que tal vez no todos seamos iguales.

Se quedó callado, mirando a la pared del dormitorio y con la respiración entrecortada, como si le hubiera costado un gran esfuerzo decir todo aquello. Y Celia estaba aún más sorprendida que cuando le había escuchado gritar. Porque quizás tenía razón. Había sonado muy cierto, de hecho pensó que probablemente lo fuera. Para ella especialmente. Admitía que le costaba confiar en los hombres después de su primera y desastrosa experiencia amorosa. De modo que tal vez no creía a Payne porque le daba miedo pensar que fuera distinto a los demás, y no saber enfrentarse a ello.

-Supongo que tienes razón –dijo ella en un susurro.
-¿En qué? –preguntó Liam también en voz baja, parecía que ambos se hubieran desinflado, y toda la rabia hubiera desaparecido y sólo quedara frustración.
-En todo.
-Me alegro de que me creas –suspiró.
-Es que yo… bueno, lo siento. Mi primera y única experiencia… seria  con los chicos no fue demasiado bien y…

Liam se desplazó sobre la cama y se sentó al lado de la chica, esperando a que continuara.

-Bueno, él… en fin, yo le quería, pero por lo visto él sólo me quería para una cosa. Y cuando yo no estaba dispuesta, pues… se volvía un poco violento conmigo.
-¡¿Te pegaba?! –se mostró horrorizado.
-¡No! No, no llegó a eso. Mis amigas me convencieron para que lo dejara antes de que llegara a pasar, aunque me costó más de una pelea con ellas –Celia notó que las lágrimas estaban a punto de escapar de sus ojos.
-Lo siento, yo… no lo sabía –tomó su mano en las de él y la acarició con dulzura.
-No tenías por qué saberlo –se secó las lágrimas con el dorso de la mano que quedaba libre.
-Te juro que anoche no hicimos nada.
-Te creo –Celia esbozó una sonrisa.

Payne acercó su rostro al de ella lentamente, casi temiendo que la chica fuera a apartarlo. Sin embargo, ella fue la que dio el paso y unió sus labios a los de Liam. Fue un beso cargado de sentimientos, quizás el más profundo que se habían dado nunca. Él acarició con la yema de sus dedos la mejilla de Celia con una dulzura infinita, sin dejar de besarla. Entonces la chica notó algo incómodo en el sujetador. De repente, se acordó de que anoche al vestirse se había puesto el sujetador enrollado, y no había tenido tiempo de arreglárselo. Y así seguía, rizado. Lo cual probaba que la noche anterior no se lo había quitado, pues de haberlo hecho se lo habría vuelto a poner bien. Aquello demostraba que había hecho bien creyendo al joven al que ahora mismo  estaba besando y que le había dicho la verdad.

-Liam…
-Dime.
-Gracias por recogerme anoche.
-No tienes por qué darlas –sonrió.
-Por cierto…
-¿Sí?
-Antes has dicho que no tenías interés en acostarte conmigo si yo estaba borracha.
-Y eso es verdad –jugueteó con los dedos de la chica.
-¿Y si no estuviera borracha?

Payne soltó una carcajada.

-Pensaba que te darías cuenta antes –volvió a sonreír.
-Puedes aclarármelo ahora también.
-A lo mejor no te gusta lo que tengo que decirte… -puso cara de afectación, aunque Celia sabía que estaba bromeando.
-Prefiero comprobarlo por mí misma.
-Está bien, tú lo has querido… Quizás no me importaría acostarme contigo si no estuvieras borracha –le dio un besito en el hombro.

Esta vez, la chica dejó que el escalofrío le recorriera todo el cuerpo, y que al llegar a sus labios se transformara en una sonrisa.

-Mmmm…
-¿Qué? –preguntó él.
-Tal vez a mí tampoco me importaría –su sonrisa se ensanchó aún más.
-Me aseguraré de que estés completamente sobria entonces, ya que sé que no te negarás.
-He dicho “tal vez”.
-Pues entonces tal vez me asegure de que no has bebido antes de proponértelo.

La chica sonrió, una vez más.

-Ah, ya que estamos siendo sinceros… -empezó él.
-¿Sí? –le instó a seguir.

-Bueno, que me habría sido imposible, por muchas ganas que pudiera haber tenido de ello, aprovecharme de la persona a la que me he dado cuenta de que quiero. Es decir, tú. 


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8 comentarios:

  1. Pues...que decir me has dejado son palabras!!!! de verdad amo este imagina es estupendo de verdad no puedo creer que tengas tanta imaginación, muchas felicidades! amo demasiado tus imagina...sigue asi y llegaras lejos ;) un besote!!! :)x

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  2. Ana!! Eres Unica! Sos Una GENIA! Beso Sigue Asiiii

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  3. Esto va genial Ana, alucinante, gracias por todo, gracias por tus imaginas, y gracias a ti por ser como eres <3
    Atentamente, de una anónima para que sonrías.

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  4. Puede que tengas futuro si quieres dedicarte a la literatura juvenil, a la romántica. Esto se parece a cualquiera de esas novelas pastelosas. Más que imaginativo, es tópico, pero efectivo si lo que buscas es algo comercial que te garantice unos cuantos seguidores y cumplidos.
    Si tu pasión es escribir, podrías vivir de ello (o no, que hay mucha competencia en ese mercado). No creo que tengas la voluntad de ser la mejor, si me permites mi opinión. Pero yo te escribo mi crítica de buena fe, considerando la posibilidad de que mis prejuicios sean erróneos. Primero, le falta imaginación y originalidad. Es todo muy plano. Además, también le falta calidad. El vocabulario es pobre y no hay ni una mísera metáfora o símil. No sé si utilizas algún recurso. Si utilizas bien un par de recursos y no cambias el tema, venta asegurada, porque estas cosas siempre están de moda. Si quieres escribir buena literatura, vuélcate sobre todo en la forma de escribir y busca un argumento más serio, aunque no creo que sea lo que tú quieras por el momento.
    Hay que esforzarse, hay que poner imaginación, hay que idealizar, no limitarse a crear copias de novelas pastelosas en busca de un par de aplausos. Yo hablo con dureza, pero al menos soy veraz y, en mi opinión, la verdad, aunque hiera o arañe, es un privilegio y, en ocasiones, una meta.
    Buenas tardes y mucha suerte.

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  5. Alucinante enserio, me encanta es genial la novela y tu!! Me encanta esta relacion!! Es tan PER-FECT ASDFLKGHJ

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  6. Ana escribes genial!!! no dejes que te afecten las críticas de aquellos que con la escusa de darte un consejo lo que buscan en el fondo es insultar. Leo muchos imaginas y te aseguro que los tuyos siempre logran sorprenderme por su originalidad y su frescura. Puede que esto no sea cumbres borrascosas ni historia de dos ciudades pero tampoco creo que sea eso lo que estas buscado. Sigue así que lo estás haciendo genial.

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  7. Si sólo quisiera insultar, lo que hubiera hecho sería dar un voto negativo a lo que ha escrito y decir que es pésimo, pero no he dicho ninguna de las dos cosas. De hecho, duela o no mi comentario, yo creo que podría ser provechoso para la autora. Los aplausos no le faltan (y tal vez la constancia que muestra en este blog los merezca), le faltan las críticas. Los aplausos animan a seguir, sí, pero las críticas ayudan a progresar. Lo que falta en este blog con 203611 visitas en el momento en el que escribo este comentario no son personas que animen a la escritora a continuar. Una crítica como la mía tiene que ser inocua, más si aparece gente como tú que dice que lo único que quiero es insultar (lo cual, en cierto modo, agradezco, porque yo no pretendo truncar los sueños de nadie).
    Además, la autora tendrá unos diecisiete años. Le sobra tiempo para aprender a utilizar los recursos y escribir literatura comercial, quién sabe si hasta buena literatura, si es lo que quiere.

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  8. ANAAAA ES PERFECTAA me encantaa :) siguela cuando puedas porfavor! :D

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