domingo, 11 de agosto de 2013

#Imagina de Liam PARTE 13

Celia se quedó totalmente inmóvil, pensando en lo que acababa de escuchar.

-Sería un buen momento para decir algo -Payne la miró.
-Algo.
-Muy graciosa -él sacudió la cabeza.
-Sinceramente, no me lo esperaba -Celia apartó la mirada.
-¿Por?
-Por eso de que yo podía acabar con tu carrera.
-Dicho así suena cruel por mi parte...
-No es cruel, es realista -terció ella.
-Pero...
-Y a pesar de que no debería, creo que yo también te quiero -esbozó una tímida sonrisa
-¿Y por qué no me lo has dicho antes? -Payne suspiró, aliviado.
-Porque primero he pensado en las consecuencias que esto puede tener.
-Pues no las pienses -la abrazó por la cintura y se acercó más a ella.
-Deberías ser tú el preocupado por esto -reprochó Celia.
-Prefiero creer que lo nuestro no va a afectar para nada -la besó en el cuello.
-Liam...
-¿Hm?
-¿Y si sí afectara?
-Ya lo pensaré entonces.
-Cualquiera diría que eres el mismo profesor Payne que en la cafetería me dijo todas las consecuencias negativas que podría traer una relación con una alumna... -dijo la chica, aunque sonreía.
-Puede que me hayas cambiado.
-No quiero cambiarte.
-Pues a lo mejor me has rejuvenecido -río levemente.
-No eres tan viejo.
-Más que tú sí.
-Bah.

Los dos sonrieron y permanecieron unos minutos abrazados encima de la cama.

-¿Sabes qué? -dijo Liam de repente.
-Hasta que no me lo digas, no.
-Estás muy sexy en la cama, con las sábanas revueltas, el pelo levemente alborotado y la tiranta caída -alargó la mano para colocarle bien la tiranta de la blusa.
-¡¿El pelo?! ¡Ay, mierda! -se levantó rápidamente de la cama- ¿Dónde hay un espejo?
-Ahí, en el baño -señaló entre risas una puerta de madera que había en una de las paredes del dormitorio.

Celia se metió tan pronto como pudo en el cuarto de baño, y se miró al espejo.

-¡¿He estado todo el rato con estos pelos?! -bufó.
-Y bien guapa que estabas -respondió él desde la cama.

La chica asomó la cabeza por la puerta del baño.

-¿Te has dado cuenta de que nunca antes me habías dicho que soy guapa?
-¡¿Nunca?! Pues lo pienso constantemente -sonrió-. Guapa. Guapa, guapa, guapa.
-¡Ya vale! -volvió a entrar al baño y se arregló un poco el pelo.

Aprovechó para cumplir sus otras necesidades básicas, y entonces se dio cuenta del dolor de cabeza que tenía. Seguramente no había dejado de sentirlo en todo el rato, pero había tenido otras cosas por las que preocuparse.

-Qué dolor de cabeza -se quejó la chica mientras salía del aseo.
-Eso pasa por beber tanto.
-Tampoco fue "tanto".
-Celia, no te acuerdas de nada.
-Mmm -hizo un gesto de asentimiento-. Y no me digas "Celia". No me gusta.
-¿Por qué? Si es un nombre precioso.
-No es que no me guste el nombre, pero no me gusta que me llamen por él. Siento como si la gente estuviera enfadada conmigo -se llevó una mano a la frente, como si eso fuera a reducir su dolor de cabeza.
-¿Te gusta "Cel"? Suena a "célula" en inglés, que es "cell", pero no está mal...
-Se me olvidaba que eres británico -sonrió.
-¿Pero te gusta?
-Me gusta todo lo que viene de ti.

Payne se puso de pie para poder besarla en los labios.

-Joder. ¡Joder! -exclamó ella cuando volvió a tener sus labios libres.
-¿Qué? ¿Qué pasa? -preguntó él, alarmado.
-¡Mis padres! ¡Que no he dormido en mi casa, tienen que estar llamando a la policía!
-Fuck!

A pesar de todo, Celia sonrió.

-¿Qué? -preguntó Payne.
-Que has dicho "fuck".
-¿Y? ¡Ahh! Ya, esas cosas me salen solas en inglés.
-Ya veo.
-Bueno, ¿qué vamos a hacer con tus padres?
-Pues... ¿me dejas un teléfono?
-Claro -se dirigió hacia la puerta.
-Y ya de paso, ¿podrías traerme un vaso de agua? Necesito hidratarme el cerebro para que deje de pegarle patadas a mi cráneo.
-Marchando.

Celia dio una vuelta por la habitación mientras esperaba a que Liam volviera. Observó con detenimiento un cuadro que presidía la cabecera de la cama de matrimonio del centro de la habitación. Representaba un paisaje bastante sencillo, era un campo verde al fondo del cual se observaba una casita campestre y una mancha roja. Era... ¿una cabina? Sí, parecía una de esas típicas cabinas de teléfono británica. A pesar de llevar varios años fuera, estaba claro que Payne echaba de menos su tierra.

En la pared contigua había dos puertas de una madera casi negra similar a la de la puerta del baño, que debían ser un armario. De uno de los pomos colgaba un pequeño cazador de sueños.

Antes de que pudiera seguir mirando, el joven llegó al cuarto con el teléfono en una mano y un vaso de agua en la otra.

-¿Te gusta mi dream catcher? -preguntó al ver lo que ella miraba.
-Mucho. Y es el más pequeño que he visto nunca -cogió el vaso y vació el contenido de una vez.
-Me lo regalaron unos amigos que se quedaron allí en Reino Unido.
-Pues es muy bonito -pasó distraídamente un dedo por la pequeña pieza de madera.

Liam le tendió el teléfono y la chica miró el aparato un momento, pensando a quién llamar. A sus padres mejor no, prefería que le regañaran cuando Payne no estuviera presente.

Marcó el único número de una amiga que se sabía de memoria, el de Eli. La chica le había hecho aprendérselo alegando que las buenas amigas tienen que saberse los números de teléfono de la otra. Bueno, al menos había acabado sirviendo de algo.

Durante los pitidos de espera hasta que contestara a la llamada, Liam le hizo señas a Celia indicándole que se iba de la habitación para dejarla hablar con tranquilidad.

La chica se sentó en la cama con las piernas cruzadas al estilo indio.

-¿Diga? –la voz de Eli sonó más seria de lo que su amiga estaba acostumbrada a escuchar.
-Soy yo, Celia –contestó, y antes de poder decir nada más, la otra muchacha empezó a despotricar.
-¡¿Pero se puede saber qué hiciste anoche?! ¡Estuvimos un buen rato buscándote y NO ESTABAS! Vale que estuvieras borracha perdida, ¡¿pero a quién se le ocurre irse sin decirnos nada?! ¡Te hemos mandado millones de whatsapps y no contestabas! ¿Dónde tienes el teléfono? NO-VUELVAS-A-HACERLO.

Celia resopló, llevándose dos dedos al comienzo de las cejas y masajeándose la frente.

-¿Podrías hablar un poco más bajo? Me duele la cabeza, y así no ayudas…
-¡Pues anda que si eso es todo lo que me vas a decir…! –sin embargo, suavizó el tono de voz.
-Mira, no me acuerdo de nada de lo que pasó anoche… -arrugó la nariz en un intento por recordar- De hecho, lo último que sé es que te vi bailando con alguien.
-Ah, sí, bueno –Celia intuyó cómo su amiga sonreía al otro lado del teléfono-. Era majo. Pero tía, ¡¿cómo es posible que no te acuerdes de nada?!
-Creo que me pasé con el alcohol.
-Eso es obvio.
-Y el móvil está en mi casa…

Se produjo un breve silencio, hasta que Eli llegó a la conclusión correcta.

-Entonces tú… ¿dónde estás? ¿Dónde has pasado la noche?
-Adivina.
-Mmm… -otro silencio, éste aún más corto- Ni idea.
-En casa de nuestro profesor de inglés –dijo, balanceándose levemente hacia delante y detrás.
-¡¿CÓMO?! –gritó.
-Gracias –cerró los ojos un momento, escuchando retumbar la voz de su amiga en su cabeza dolorida.
-Lo siento… ¿Os habéis acostado? –preguntó con repentina seriedad.
-No.
-¿Y cómo estás tan segura si no te acuerdas de nada? –se notó un deje de escepticismo.

Celia le resumió lo que acababa de pasar después de que se despertara, y le contó por qué había acabado en casa de Liam.

-Qué suerte tienes, perra –ya había dejado su tono de sermón y volvió a recuperar su naturaleza dicharachera.
-Por una vez. Oye… ¿mis padres te han llamado?
-¿Tus padres? ¡Ah, joder! –se la imaginó dándose un manotazo en la frente- Tienen que estar histéricos. Pero no, no me han llamado.
-Ya… -echó la cabeza hacia atrás- ¿Te importa que les diga que me quedé a dormir en tu casa?
-Como quieras. Pero se van a cabrear también…
-Lo sé –lanzó un suspiro-. Por eso, bastante se enfadarán porque haya dormido fuera como para contarle en casa de quién lo he hecho.

Eli se quedó callada durante un momento.

-Oye Celia, mi madre me está llamando hecha un basilisco, tengo que irme –dijo atropelladamente.
-Vale, tranquila, ya hablamos. ¡Y dile a las chicas que estoy bien!
-Claro –y colgó.

La joven se levantó de la cama y fue hasta la puerta del dormitorio para abrirla. Un instante después, Payne se asomó.

-¿Tienes coartada? –preguntó.
-Muy pobre –se mordió el labio con frustración-. Pero tranquilo, tú no apareces en mi historia alternativa.
-Bueno, si crees que no es momento de conocer a tus padres… -bromeó.
-Eso creo, sí –esbozó una sonrisa.
-Pero lo que sí es seguro es que me van a tener castigada una buena temporada…


Cogió sus tacones, que descansaban al lado de la cama, y, con ellos en la mano, salió del dormitorio.


[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]

6 comentarios:

  1. Mm Soy el primer comentario :D Primero quería decirte que escribes genial, creo que ya me habrás visto comentar algunas veces por aquí aunque sea una anónima sabrás porque lo digo, y segundo, que no dejes de hacerlo pese a los comentarios que recibas, o que no recibas ninguno.
    Atentamente, una anónima para que sonrías.

    ResponderEliminar
  2. ME HA ENCANTADOOOOO, SIGUELAAAAA CUANDO PUEDAS, TE QUIEROOOO <33333

    ResponderEliminar
  3. Escribes genial Ana, no dejes de hacerlooo, y sube el siguiente capítulo cuando puedaaas <333 xx

    ResponderEliminar
  4. Uoooo, que pasarááá tininini xD Sube el otro cuando te vaya bienn :* xx

    ResponderEliminar
  5. Ana, hacía mucho que no leía tus imaginas, los tenía un poquillo olvidados, pero me he leído todo el imagina de Liam, bueno, lo que llevas de golpe. Te juro que estoy impresionada, me encanta como escribes y la forma en la que relatas la historia.
    Ahhhh, no tardes mucho en subir capitulo porque moriré en la espera, lo juro.
    ¡Besos y pasa un buen verano! Lo que queda de él jajaja.

    ResponderEliminar

Motivos para sonreír.