Celia se quedó
totalmente inmóvil, pensando en lo que acababa de escuchar.
-Sería un buen
momento para decir algo -Payne la miró.
-Algo.
-Muy graciosa
-él sacudió la cabeza.
-Sinceramente,
no me lo esperaba -Celia apartó la mirada.
-¿Por?
-Por eso de que
yo podía acabar con tu carrera.
-Dicho así
suena cruel por mi parte...
-No es cruel,
es realista -terció ella.
-Pero...
-Y a pesar de
que no debería, creo que yo también te quiero -esbozó una tímida sonrisa
-¿Y por qué no
me lo has dicho antes? -Payne suspiró, aliviado.
-Porque primero
he pensado en las consecuencias que esto puede tener.
-Pues no las
pienses -la abrazó por la cintura y se acercó más a ella.
-Deberías ser
tú el preocupado por esto -reprochó Celia.
-Prefiero creer
que lo nuestro no va a afectar para nada -la besó en el cuello.
-Liam...
-¿Hm?
-¿Y si sí
afectara?
-Ya lo pensaré
entonces.
-Cualquiera
diría que eres el mismo profesor Payne que en la cafetería me dijo todas las
consecuencias negativas que podría traer una relación con una alumna... -dijo
la chica, aunque sonreía.
-Puede que me
hayas cambiado.
-No quiero
cambiarte.
-Pues a lo
mejor me has rejuvenecido -río levemente.
-No eres tan
viejo.
-Más que tú sí.
-Bah.
Los dos
sonrieron y permanecieron unos minutos abrazados encima de la cama.
-¿Sabes qué?
-dijo Liam de repente.
-Hasta que no
me lo digas, no.
-Estás muy sexy
en la cama, con las sábanas revueltas, el pelo levemente alborotado y la
tiranta caída -alargó la mano para colocarle bien la tiranta de la blusa.
-¡¿El pelo?!
¡Ay, mierda! -se levantó rápidamente de la cama- ¿Dónde hay un espejo?
-Ahí, en el
baño -señaló entre risas una puerta de madera que había en una de las paredes
del dormitorio.
Celia se metió
tan pronto como pudo en el cuarto de baño, y se miró al espejo.
-¡¿He estado todo
el rato con estos pelos?! -bufó.
-Y bien guapa
que estabas -respondió él desde la cama.
La chica asomó
la cabeza por la puerta del baño.
-¿Te has dado
cuenta de que nunca antes me habías dicho que soy guapa?
-¡¿Nunca?! Pues
lo pienso constantemente -sonrió-. Guapa. Guapa, guapa, guapa.
-¡Ya vale!
-volvió a entrar al baño y se arregló un poco el pelo.
Aprovechó para
cumplir sus otras necesidades básicas, y entonces se dio cuenta del dolor de
cabeza que tenía. Seguramente no había dejado de sentirlo en todo el rato, pero
había tenido otras cosas por las que preocuparse.
-Qué dolor de
cabeza -se quejó la chica mientras salía del aseo.
-Eso pasa por
beber tanto.
-Tampoco fue
"tanto".
-Celia, no te
acuerdas de nada.
-Mmm -hizo un
gesto de asentimiento-. Y no me digas "Celia". No me gusta.
-¿Por qué? Si
es un nombre precioso.
-No es que no
me guste el nombre, pero no me gusta que me llamen por él. Siento como si la
gente estuviera enfadada conmigo -se llevó una mano a la frente, como si eso
fuera a reducir su dolor de cabeza.
-¿Te gusta
"Cel"? Suena a "célula" en inglés, que es "cell",
pero no está mal...
-Se me olvidaba
que eres británico -sonrió.
-¿Pero te
gusta?
-Me gusta todo
lo que viene de ti.
Payne se puso
de pie para poder besarla en los labios.
-Joder. ¡Joder!
-exclamó ella cuando volvió a tener sus labios libres.
-¿Qué? ¿Qué
pasa? -preguntó él, alarmado.
-¡Mis padres!
¡Que no he dormido en mi casa, tienen que estar llamando a la policía!
-Fuck!
A pesar de
todo, Celia sonrió.
-¿Qué?
-preguntó Payne.
-Que has dicho
"fuck".
-¿Y? ¡Ahh! Ya,
esas cosas me salen solas en inglés.
-Ya veo.
-Bueno, ¿qué
vamos a hacer con tus padres?
-Pues... ¿me
dejas un teléfono?
-Claro -se
dirigió hacia la puerta.
-Y ya de paso,
¿podrías traerme un vaso de agua? Necesito hidratarme el cerebro para que deje
de pegarle patadas a mi cráneo.
-Marchando.
Celia dio una
vuelta por la habitación mientras esperaba a que Liam volviera. Observó con
detenimiento un cuadro que presidía la cabecera de la cama de matrimonio del
centro de la habitación. Representaba un paisaje bastante sencillo, era un
campo verde al fondo del cual se observaba una casita campestre y una mancha
roja. Era... ¿una cabina? Sí, parecía una de esas típicas cabinas de teléfono
británica. A pesar de llevar varios años fuera, estaba claro que Payne echaba
de menos su tierra.
En la pared
contigua había dos puertas de una madera casi negra similar a la de la puerta
del baño, que debían ser un armario. De uno de los pomos colgaba un pequeño
cazador de sueños.
Antes de que
pudiera seguir mirando, el joven llegó al cuarto con el teléfono en una mano y
un vaso de agua en la otra.
-¿Te gusta mi dream catcher? -preguntó al ver lo que
ella miraba.
-Mucho. Y es el
más pequeño que he visto nunca -cogió el vaso y vació el contenido de una vez.
-Me lo
regalaron unos amigos que se quedaron allí en Reino Unido.
-Pues es muy
bonito -pasó distraídamente un dedo por la pequeña pieza de madera.
Liam le tendió
el teléfono y la chica miró el aparato un momento, pensando a quién llamar. A
sus padres mejor no, prefería que le regañaran cuando Payne no estuviera
presente.
Marcó el único
número de una amiga que se sabía de memoria, el de Eli. La chica le había hecho
aprendérselo alegando que las buenas amigas tienen
que saberse los números de teléfono de la otra. Bueno, al menos había acabado
sirviendo de algo.
Durante los
pitidos de espera hasta que contestara a la llamada, Liam le hizo señas a Celia
indicándole que se iba de la habitación para dejarla hablar con tranquilidad.
La chica se
sentó en la cama con las piernas cruzadas al estilo indio.
-¿Diga? –la voz
de Eli sonó más seria de lo que su amiga estaba acostumbrada a escuchar.
-Soy yo, Celia
–contestó, y antes de poder decir nada más, la otra muchacha empezó a
despotricar.
-¡¿Pero se
puede saber qué hiciste anoche?! ¡Estuvimos un buen rato buscándote y NO
ESTABAS! Vale que estuvieras borracha perdida, ¡¿pero a quién se le ocurre irse
sin decirnos nada?! ¡Te hemos mandado millones de whatsapps y no contestabas!
¿Dónde tienes el teléfono? NO-VUELVAS-A-HACERLO.
Celia resopló,
llevándose dos dedos al comienzo de las cejas y masajeándose la frente.
-¿Podrías
hablar un poco más bajo? Me duele la cabeza, y así no ayudas…
-¡Pues anda que
si eso es todo lo que me vas a decir…! –sin embargo, suavizó el tono de voz.
-Mira, no me
acuerdo de nada de lo que pasó anoche… -arrugó la nariz en un intento por
recordar- De hecho, lo último que sé es que te vi bailando con alguien.
-Ah, sí, bueno
–Celia intuyó cómo su amiga sonreía al otro lado del teléfono-. Era majo. Pero
tía, ¡¿cómo es posible que no te acuerdes de nada?!
-Creo que me
pasé con el alcohol.
-Eso es obvio.
-Y el móvil
está en mi casa…
Se produjo un
breve silencio, hasta que Eli llegó a la conclusión correcta.
-Entonces tú… ¿dónde
estás? ¿Dónde has pasado la noche?
-Adivina.
-Mmm… -otro
silencio, éste aún más corto- Ni idea.
-En casa de
nuestro profesor de inglés –dijo, balanceándose levemente hacia delante y
detrás.
-¡¿CÓMO?!
–gritó.
-Gracias –cerró
los ojos un momento, escuchando retumbar la voz de su amiga en su cabeza
dolorida.
-Lo siento… ¿Os
habéis acostado? –preguntó con repentina seriedad.
-No.
-¿Y cómo estás
tan segura si no te acuerdas de nada? –se notó un deje de escepticismo.
Celia le
resumió lo que acababa de pasar después de que se despertara, y le contó por
qué había acabado en casa de Liam.
-Qué suerte
tienes, perra –ya había dejado su tono de sermón y volvió a recuperar su
naturaleza dicharachera.
-Por una vez.
Oye… ¿mis padres te han llamado?
-¿Tus padres?
¡Ah, joder! –se la imaginó dándose un manotazo en la frente- Tienen que estar
histéricos. Pero no, no me han llamado.
-Ya… -echó la
cabeza hacia atrás- ¿Te importa que les diga que me quedé a dormir en tu casa?
-Como quieras.
Pero se van a cabrear también…
-Lo sé –lanzó
un suspiro-. Por eso, bastante se enfadarán porque haya dormido fuera como para
contarle en casa de quién lo he hecho.
Eli se quedó
callada durante un momento.
-Oye Celia, mi
madre me está llamando hecha un basilisco, tengo que irme –dijo
atropelladamente.
-Vale, tranquila,
ya hablamos. ¡Y dile a las chicas que estoy bien!
-Claro –y
colgó.
La joven se
levantó de la cama y fue hasta la puerta del dormitorio para abrirla. Un
instante después, Payne se asomó.
-¿Tienes
coartada? –preguntó.
-Muy pobre –se
mordió el labio con frustración-. Pero tranquilo, tú no apareces en mi historia
alternativa.
-Bueno, si
crees que no es momento de conocer a tus padres… -bromeó.
-Eso creo, sí
–esbozó una sonrisa.
-Pero lo que sí
es seguro es que me van a tener castigada una buena temporada…
Cogió sus
tacones, que descansaban al lado de la cama, y, con ellos en la mano, salió del
dormitorio.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]
Mm Soy el primer comentario :D Primero quería decirte que escribes genial, creo que ya me habrás visto comentar algunas veces por aquí aunque sea una anónima sabrás porque lo digo, y segundo, que no dejes de hacerlo pese a los comentarios que recibas, o que no recibas ninguno.
ResponderEliminarAtentamente, una anónima para que sonrías.
ME HA ENCANTADOOOOO, SIGUELAAAAA CUANDO PUEDAS, TE QUIEROOOO <33333
ResponderEliminarEscribes genial Ana, no dejes de hacerlooo, y sube el siguiente capítulo cuando puedaaas <333 xx
ResponderEliminarUoooo, que pasarááá tininini xD Sube el otro cuando te vaya bienn :* xx
ResponderEliminarme encanta <3.
ResponderEliminarAna, hacía mucho que no leía tus imaginas, los tenía un poquillo olvidados, pero me he leído todo el imagina de Liam, bueno, lo que llevas de golpe. Te juro que estoy impresionada, me encanta como escribes y la forma en la que relatas la historia.
ResponderEliminarAhhhh, no tardes mucho en subir capitulo porque moriré en la espera, lo juro.
¡Besos y pasa un buen verano! Lo que queda de él jajaja.