Las horas
anteriores a la clase de inglés tardaron una eternidad en acabar. Ni siquiera
la clase de literatura se le hizo amena, y eso que era la asignatura favorita
de Celia. En realidad, era plenamente consciente de que no iba a poder tocarle
o hablarle como solían hacer, pero el simple hecho de ver a Liam le era
suficiente. Tenía una hora entera para observarlo, y es que no podía evitar
verlo tremendamente sexy cuando se comportaba como un profesor.
Cuando por fin
sonó el timbre y los alumnos salieron fuera de la clase a esperar al profesor
Payne, Celia notó que estaba nerviosa. Y por lo visto, Eli también se dio
cuenta de ello.
-¿Se puede
saber qué te pasa? Deja de dar golpes con el pie en el suelo, que me estás
poniendo histérica -se quejó su amiga.
-Es que...
ahora tenemos inglés...
-¿Y? Ya hemos
tenido varias veces y no estabas así.
-Pero esta es
la primera vez que tenemos inglés desde que el profesor y yo nos besamos -dijo
en voz baja.
-¡Ahhh, que es
por eso! -exclamó Eli.
-¡¿Quieres
bajar la voz?! -bufó.
Su amiga hizo
un gesto de disculpa, y entonces apareció por el pasillo el profesor Payne,
cargado de unas cosas extrañas que Celia no supo identificar. El joven abrió la
puerta a duras penas y dejó rápidamente todos los cachivaches en su mesa.
Esperó a que todos los alumnos estuvieran sentados y comenzó a hablar.
-Buenos días
-sonrió-. Hoy vamos a ver una película.
Un murmullo
animado invadió la clase.
-En inglés,
claro.
Ese hecho no
pareció importar, además, era obvio. Pero el ver una película siempre es motivo
de relajación y de alegrarse por hacer una actividad diferente.
-Sin subtítulos
-añadió el profesor.
Aquello sí
provocó alguna expresión de fastidio, pero a Payne no pareció importarle.
-Así es como
realmente se aprende inglés, chicos. Además, estoy seguro de que ya habéis
visto esta película antes, o al menos sabréis de qué va. Es ¡El Rey León!
Por fin Celia
comprendió qué eran todos esos aparatos. Uno era el cañón para proyectar la
película en la pizarra, también estaban los altavoces, el portátil… Mientras
toda la clase se dedicaba a hablar entre ellos aprovechando que el profesor
estaba ocupado, ella no quitó los ojos de él en ningún momento. Le gustaba
observarlo haciendo cosas. En un par de ocasiones, sus ojos se encontraron, y
Liam le respondió con sendas sonrisas radiantes
La verdad es
que Celia no le prestó demasiada atención a la película. Le costaba bastante
concentrarse sabiendo que lo tenía tan cerca, y sin embargo, tenían que fingir
que entre ellos no ocurría nada. Tal vez Leire tuviera razón, y el morbo de lo
prohibido hiciera esa especie de relación algo aún más atrayente… Pero no.
Estaba segura de que si se hubiera cruzado por la calle con un tipo igual que
Payne, éste le habría resultado igual de atractivo. Y si hubiera hablado con él
varias veces, habría acabado enamorándose de él.
Al acabar la
hora, el profesor pidió la ayuda de alguien para llevar todas las cosas al
departamento de inglés.
-Nosotras
podemos –dijo rápidamente Eli.
Celia le lanzó
una mirada asesina.
-¿Qué?
–preguntó la amiga en un susurro.
-Eres una
descarada –bufó.
-Encima de que
os busco una excusa para estar a solas –protestó Eli.
-Ya, pero se va
a notar much…
-Chst. No hay
más que hablar. Tira –le dio un pequeño empujoncito en la espalda en dirección
a Liam.
Celia pasó la
mirada por la clase, comprobando que todos se habían ido ya, probablemente
intentando escaquearse de tener que cargar con los bártulos hasta el
departamento, ya que era última hora y estarían deseando llegar a casa.
-Ah, bueno,
tampoco son tantas cosas –comentó Eli en voz alta-. Entonces con que ayude sólo
una de nosotras es suficiente –se encogió de hombros y salió de la clase
alegremente-. ¡Hoy te vas sola, que tengo hambre! –gritó ya desde fuera.
La chica
suspiró y alzó la vista para encontrar sus ojos con los de la única persona que
quedaba en la habitación.
-Hola –dijo,
como si acabaran de encontrarse en lugar de haber pasado una hora en la misma
habitación.
-Hola
–respondió él, sonriente.
-Me sorprende
que seas capaz de traerte todo esto pero luego no puedas llevártelo tú solo
–apuntó Celia, que poco a poco se iba sintiendo menos cohibida.
-Es que puedo
llevármelo yo solo –soltó una musical carcajada.
-¿Entonces…?
–pestañeó un par de veces.
-Sabía que si
tú no te ofrecías, ya se encargaría Elísabet de hacerlo –ladeó una sonrisa.
La chica notó
que su boca se abría un poco en señal de sorpresa.
-Eso no me lo
esperaba –admitió.
-Se me está
pegando de ti.
-¿El qué?
-El descaro
–Payne guiñó un ojo.
-Yo no soy
descarada –se cruzó de brazos.
-Cuando no
tienes la suficiente confianza como para que te importe, sí lo eres.
Celia se quedó
pensativa durante un momento. Quizás tuviera razón, y fuera descarada solo
cuando no le importaba la reacción que tuvieran los demás ante su descaro, es
decir, cuando no tenía nada que perder, pero sí mucho que ganar.
-¿Prefieres esa
faceta mía? –sonrió.
-Aún la sacas
de vez en cuando –el profesor le puso un altavoz en las manos.
-Pues anda que
si te tengo que ayudar para llevar esto –la
chica señaló el aparato.
-No necesito
ayuda, ya te lo he dicho. Sólo quería estar contigo a solas.
-Ya, pero el
caso es que va a ser muy poco convincente para quien nos vea, ¿no? –alzó las
cejas.
-Supongo que
tienes razón –suspiró, y puso el segundo altavoz encima del primero.
La joven no
pudo evitar romper a reír.
-¡Qué
diferencia! –ironizó.
-Qué más da, si
de todos modos ya se habrá ido casi todo el mundo del instituto.
-Como quieras.
Cogió su
mochila y se la echó a un hombro, tras lo que salieron de la clase. Celia
esperó a que Payne cerrara la puerta con llave, y se dirigieron hasta el
departamento.
-¿Ves? Desierto
–dijo él cuando llegaron al hall,
completamente vacío.
-Tenías razón,
¿quieres una estatua? ¿De qué material? ¿De oro? –bromeó la chica en tono
sarcástico.
-Prefiero otra
clase de premios –ladeó la cabeza, y al ver la expresión de Celia se apresuró a
añadir:- ¡No esa clase de premios!
-Ya, ya, seguro
–sonrió.
-No querría
abusar de una pobre muchachita –abrió la puerta del departamento; tampoco había
nadie.
-Esta pobre
muchachita podría abusar de ti si quisiera –entrecerró los ojos.
-Ah, ¿sí? –se
fingió sorprendido, siguiéndole el juego.
-Más de lo que
imaginas –esbozó una sonrisa pícara y dejó los altavoces en la mesa.
Mientras Payne
colocaba el proyector en una estantería, Celia aprovechó para colocarse justo
detrás de él sin que se diera cuenta. Se puso de puntillas y acercó sus labios
al oído de Liam.
-Puedo hacerte
una pequeña demostración, si quieres –susurró con voz melosa.
Inmediatamente
después, introdujo una mano en la camiseta de su profesor y acarició su
espalda. Notó que él se quedó totalmente quieto, sin respirar siquiera. Llevó
su mano a lo largo de su costado hasta llegar a sus abdominales, que recorrió
con deliberada lentitud. Payne soltó todo el aire que había contenido y se dio
la vuelta. Celia pensó que iba a apartarla y decirle que aquello estaba mal,
pero en su lugar le colocó ambas manos en las caderas y la besó con fiereza.
Hundió su cara en el cuello de ella y besó cada centímetro de su piel, con más
apremio del que la chica lo hubiera creído capaz. Sin dejar de besarla, cerró
la puerta tras de sí y echó el cerrojo a tientas, a la vez que ella le sacaba
la camiseta y la tiraba a algún rincón del departamento. Con un salto, enredó
sus piernas en la cintura de él, que caminó hacia delante hasta que chocaron
con la mesa en la que Celia aprovechó para sentarse, todavía rodeando a Liam
con sus piernas. Llevó sus manos por toda la espalda de él, cuya lengua ahora
forcejeaba con los labios de la joven para abrirse paso entre ellos. Comenzó
una exploración de ambos tanto con las lenguas como con las manos, rozando cada
centímetro de piel. Celia palpó los fuertes brazos de Liam, y él subió su mano
por el costado de ella hasta llegar a su pecho izquierdo, que rozó en una
caricia demasiado suave en comparación con el ritmo frenético que llevaban. La
chica gimió.
Entonces Payne
separó sus labios de los de ella, y se apartó un paso hacia atrás. Se pasó una
mano por el pelo y miró a la chica, que permanecía sentada en la mesa con
expresión de incomprensión. Sus ojos revelaban un repentino tormento interior.
-Liam… -susurró
ella.
Por un momento,
las respiraciones agitadas de ambos inundaron la habitación. La muchacha no
pudo evitar llevar sus ojos al perfecto torso de él, de un tono ligeramente
bronceado y con músculos marcados en el término justo. Parecía una escultura.
-Esto no… no
puede estar bien –murmuró él, más para sí mismo que para la chica.
-Shhh –Celia
extendió su mano y tomó la del joven, tras lo que tiró un poco de él para
obligarlo a acercarse.
-Es que eres…
demasiado joven y…
-No lo soy
tanto –dijo ella con firmeza-. Lo soy menos de lo que tú te crees.
-Pero yo…
siento que me estoy… aprovechando de ti –la miró con sus ojos brillantes y
luego bajó la vista.
-Liam –le cogió
la barbilla y le hizo alzar el rostro para que la mirase de nuevo-. No te estás
aprovechando de nadie. Hago lo que hago porque yo quiero. ¿Entiendes?
No respondió.
-¿Entiendes?
–volvió a preguntar ella.
-Sí –susurró.
La chica se
bajó de la mesa, cogió la camiseta de Payne y se la tendió.
-Toma –él la
cogió y se la puso.
Celia quitó el
cerrojo y abrió la puerta del departamento.
-¿Mejor?
Liam asintió
con la cabeza. La joven enredó una mano en su pelo y le dio un tierno beso en
los labios, tras lo que salieron de la habitación, cerrando la puerta tras de
sí. Sólo esperaba que no hubiera pasado nadie por allí mientras estaban dentro
y les hubiera escuchado, pues en ese caso estarían metidos en un buen lío.
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sexy!!!!! primer comentario coooollll seguilaaaaa esta dihwxnluixhs
ResponderEliminarASDFGHJKLÑ! ME ENCANTA! NO CAMBIARIA NADA, ES MUY ASDFGHJKLÑ
ResponderEliminarLots Of Loves:3 <3 :*
-G
¡¡¡joder!!! ¡
ResponderEliminarMe encanta!
hay dios mioooo!!!! no sabes cuanto me encanto!!!! esta tan asdfghjklñ!!! la amo!!!! sigue :)
ResponderEliminarDios mio, no se por donde empezar, la historia es genial y mas si es con Liam JAJJAJA enserio siguelay no cambies nada escribes muy bien, el dia que publiques tus libros sere la primera en comprartelos jejeje si son de los chicos mucho mejor :) un besoo
ResponderEliminarTú forma de escribir, tú, y tus escritos son geniales, no te rindas aunque haya comentarios en contra, enhorabuena.
ResponderEliminarAtentamente, una anónima para que sonrías.