Creo
que el día en que mi madre se vaya, el primer momento que recordaré será
cuando, al llegar de mi casa después de un día nefasto, lo primero que hizo fue
venir corriendo hacia mí y abrazarme entre sollozos. Yo no tenía ni idea de qué
le pasaba, pero había estado conteniendo tantas cosas que no pude evitar
ponerme a llorar yo también. Ni siquiera me acordaba de cuánto tiempo hacía desde
la última vez que había llorado delante de alguien, pues cuidaba expresamente
no mostrar mi debilidad a los demás, y menos todavía a mis padres. Eso debería
haber sido al revés, pero yo no era consciente de ello por esos entonces. Así
que me limité a apoyar la cabeza en el hombro de mi madre como suponía que
había hecho cuando era pequeña, y llorar desconsoladamente no sólo por lo que
había pasado en las últimas veinticuatro horas, sino por todo lo que ellos no
me habían visto llorar.
No
sé exactamente cuándo, pero pasado un rato mi madre se separó de mí y me miró
con los ojos enrojecidos.
-¿Qué
pasa? –pregunté, y me di cuenta de que el orden lógico habría sido preguntar
primero y llorar después.
-Lo
siento –balbuceó mi madre-. Lo siento mucho.
Miré
a mi padre, que seguía sentado en el sillón de la entrada, aunque su cara era
mucho menos seria que de costumbre. Más bien parecía ligeramente pesaroso.
-Sobre
todo lo que pasó ayer… -empezó a decir él.
-Tú
no eres mediocre, cielo. No queríamos decir eso. Lo hemos hecho mal, y lo
siento. Lo sentimos –se corrigió mi madre-. Tendríamos que haber intentado
hablar más contigo, ver qué te pasaba, pero tú tampoco te dejas, ¿sabes? Bueno,
da igual, pero todavía puede arreglarse –decía las frases atropelladamente.
-Mamá,
no sé de qué estás hablando.
-Creemos
que te vendría bien ir a un psicólogo –dijo mi padre.
Veréis,
yo estaba esperando que la noticia que tenían que darme fuera algo… diferente.
¿Un psicólogo? ¿Y por eso mi madre estaba llorando? Bueno, eso tampoco era lo
que más me había sorprendido. Lo que más me había sorprendido era que mi madre
me hubiera abrazado, que me hubiera pedido perdón, que me hubiera dicho que no
era mediocre. Que me hubiera reconocido como algo más que una hija que vino con
defecto de fábrica. Eso fue lo que realmente me asombró, el ver asomar el
cariño maternal que, o bien mi madre llevaba tanto tiempo sin darme, o bien yo
llevaba tanto tiempo sin querer recibir. Hay sólo una fina línea separando esos
dos hechos pero que sin embargo marca una gran diferencia. Así que para nada
esperaba que aquello que tenían que decirme fuera que habían tomado la decisión
de llevarme a un psicólogo.
-¿Un
psicólogo? –pregunté en voz alta (y seguramente confusa).
Mi
madre asintió enérgicamente con la cabeza y sorbió por la nariz.
-Creemos
que lo que necesitas no es… cambiar de instituto o estudiar más horas, sino…
-parecía que a mi padre le costara encontrar las palabras- sino tener una nueva
visión de la vida.
Me
limpié los ojos llorosos con el dorso de la manga de mi camiseta y suspiré.
-Como
no me arranque los ojos y me ponga unos nuevos, no sé cómo va a cambiar ya mi
visión de las cosas.
-Tendrías
que poner un poco de tu parte –respondió mi madre, y parecía realmente
angustiada.
-También
pensamos que habría que… mejorar la comunicación entre nosotros –añadió mi
padre.
-¿Un
psicólogo? –volví a preguntar.
¿Cómo
os sentiríais vosotros si os dijeran que vais a ir a un psicólogo? A ellos va
la gente con problemas, los que no son como los demás, los que son demasiado
débiles para resolver sus problemas por sí mismos. Ir al psicólogo
automáticamente te marca como alguien negativamente diferente. Eso pensaba yo
cuando tenía dieciséis años. Miré a mis padres, con sus ojos casi suplicantes.
¿Necesitaba de verdad ayuda? Nunca me lo había planteado así. Siempre había
pensado que mi situación era la normal, la de cualquier adolescente con
problemas de autoestima y con poca relación con sus padres.
-Nos
han hablado de uno muy bueno –argumentó mi madre-. Podrías ir un día y hacer la
prueba.
Si
os digo la verdad, acabé aceptando porque veía peligrar mi viaje a Londres. No
es que tuviera la sensación de que mis padres me lo decían porque sólo quedaban
tres días para el viaje y lo estuvieran usando como modo para presionarme, pero
si aceptaba ir al psicólogo, tendrían que dejarme ir a Londres, y si no me
dejaban, me negaría a ir al psicólogo.
Asentí
con la cabeza, y les prometí que iría a la sesión de prueba cuando volviéramos de Londres. Puesto
que aceptaron, comprendí para mi gran alivio que el viaje seguía en pie.
Quizás
os estéis preguntando por qué he dicho antes que recordaré con tanta
importancia ese momento. Pues bien, después de varios años sintiendo que mis
padres no se preocupaban por mí, aquel abrazo fue una especie de punto de
inflexión. Tal vez por una conjunción de circunstancias, la situación en mi
casa a partir de aquello fue mejorando exponencialmente, y volví a sentir una
clase de seguridad que hacía mucho que no sentía.
…
Cuando
llegamos a la estación del tren que nos pondría rumbo a Londres, la mayoría de
la gente de mi clase ya estaba allí. Bajé mi pequeña maleta llena de todo lo
que iba a necesitar durante tres días del maletero del coche y respondí con la
mano al efusivo saludo de Steph desde una de las puertas del tren.
-Me
voy ya –anuncié a mis padres.
Mi
madre se acercó y me besó en la mejilla.
-Pásalo
bien –esbozó una sonrisa y mi padre la imitó.
Casi
sin creerme ese cambio de actitud por su parte, me despedí y caminé hacia donde
estaba Steph. Tenía la maleta en la mano y los ojos emocionados. Sin duda
estaba esperándome para que entrásemos al tren a buscar los asientos en los que
pasar la hora y media de viaje.
-Menos
mal que has podido venir, me estaba preocupando al ver que no llegabas–me dijo
mientras andábamos por el pasillo central del tren.
-Sabías
perfectamente que me dejaban venir.
-Pero
a lo mejor había surgido algún problema de última hora –señaló dos butacas
libres y asentí con la cabeza.
-Te
habría avisado –razoné.
-Es
que estoy nerviosa.
-Lo
sé.
Colocamos
nuestras maletas –la suya considerablemente más voluminosa que la mía- en los
compartimentos del techo y nos sentamos una enfrente de la otra, pues se
trataba de cuatro asientos dos a dos con una mesa en el centro.
-En
cualquier caso, tendrías a los chicos –comenté.
-Pero
sin ti no sería lo mismo.
-Qué
romántica eres cuando quieres –bromeé.
Stephanie
rió con un ligero nerviosismo y yo sonreí ante su entusiasmo infantil.
-Te
noto mejor –dijo mi amiga.
-¿Mejor
de qué? ¿Y que cuándo?
-Mejor
de… ánimo. Más alegre.
-Pues
no sé.
-Sí,
sí –me aseguró ella-. Se nota que la situación en tu casa ha mejorado mucho.
-Tampoco
ha sido mucho.
-Al
menos ahora le das los buenos días a tus padres.
-Antes
también lo hacía –le di un golpe a mi Steph en la pierna y ella rió.
-Sabes
a qué me refiero.
Miré
por la ventanilla del tren inmóvil y vi que el profesor de historia estaba
llegando a paso acelerado al andén con su maleta en la mano y una mochila
colgada de un hombro.
-Por
cierto, ¿y los chicos? –pregunté a Steph.
-Aún
no han llegado.
-¿Nos
echábais de menos? –la voz de Louis sonó a nuestro lado.
Mi
amiga y yo giramos la cara y nos encontramos con cinco pares de ojos mirándonos
con un deje de diversión. Siempre resulta interesante escuchar a alguien hablar
de ti, pero el que ha hablado se muere de vergüenza, al menos en mi caso, y me
puse colorada cual tomate bien maduro.
-Es
que no podemos vivir sin vosotros –bromeó Steph con naturalidad.
-Ohhh
–Harry se llevó las manos al corazón en gesto teatral.
-Sí,
ya le he dicho que hoy está muy romántica –intervine, tratando de disimular mi
bochorno.
-Es
una pena que no nos hayáis guardado un hueco –comentó Zayn.
-Pues
ya me dirás cómo encontramos unos asientos para siete –Steph alzó las cejas.
-Esto…
-Louis se llevó la mano a la barbilla, como si estuviera reflexionando.
-¡Ya
sé! –mi amiga sonrió de esa forma que indica que ha tenido una idea fantástica
para salirse con la suya- Niall se viene con nosotras y vosotros cuatro os vais
a esos asientos de ahí –señaló otro grupo de butacas.
-Me
parece bien–Harry los empujó a todos hasta los asientos que Steph había
propuesto… a todos menos a Niall.
El
chico se quedó en mitad del pasillo mirándonos con aire dubitativo.
-No
te vamos a comer –Steph puso su cara más encantadora.
-A
lo mejor queréis matarme para llevaros todas mis barritas –Niall abrió su
mochila y nos enseñó el cargamento que llevaba de barritas de chocolate.
Nosotras
rompimos a reír, y me sentí verdaderamente contenta de estar a punto de hacer
ese viaje.
-No
somos tan violentas –Stephanie se hizo la ofendida.
-Eso
espero –Niall nos guiñó un ojo y dejó su maleta junto a las nuestras, tras lo
que se sentó al lado de mi amiga.
El
hecho de que no se sentara a mi lado me decepcionó un poco, pero a lo largo del
trayecto pude comprender que así el contacto visual era mucho mayor, y podía
mirarlo –y él mirarme a mí- sin que fuera excesivamente descarado.
En
cuanto Niall se sentó, el profesor de historia –también llamado el señor Jackson- asomó por el pasillo y
empezó a pasar lista para ver quiénes faltaban por llegar. En ese vagón ya
estábamos prácticamente todos, y escuché con atención por si Amber se había
partido un dedo y no había podido ir, pero el presente que se escuchó cuando el señor Jackson pronunció su nombre
desvaneció mis esperanzas.
-Por
cierto, Niall, ¿al final cómo has hecho para que tus padres te firmen la
autorización para venir? –pregunté, acordándome de que nos había comentado que
al vivir sus padres en Irlanda quizás no podría ir al viaje.
-Bueno,
me dijisteis que hablase con el director, y no ha habido problema –contestó,
aunque en un tono claramente evasivo.
Me
limité a asentir con la cabeza, recordando de pasada que Amber me había dicho
que creía saber cosas de los chicos pero que en realidad no era así. Pensaba
que sólo lo había dicho por envidia, pero… ¿quién sabe?
Cuando
terminó de pasar lista, el profesor se sentó en uno de los asientos que
quedaban a mis espaldas y sonó un aviso de que el tren saldría en unos pocos
minutos, con lo que pegó un rebote en su sitio porque todavía faltaban dos
chicos por llegar. Con creciente excitación, saqué la hoja con la planificación
de los tres días de viaje y la volví a leer, aunque ya me la sabía de memoria.
Era una excursión eminentemente turística, lo que en realidad suponía también
un recorrido por los detalles históricos de la ciudad, con visita al British
Museum incluida. No me importaba, en realidad. Lo que quería era hacer algo
diferente rodeada de mis nuevos amigos y de Steph, y a eso era a lo que me
disponía.
Noté
que mi amiga me miraba.
-¿Qué?
–le pregunté, guardando la planificación.
-Nada
–se encogió de hombros.
Los
dos chicos que faltaban pasaron a paso rápido por nuestro lado en busca de
asiento, y me despistaron por un momento. Sin embargo, insistí.
-Dímelo.
-No
es nada –una sonrisa ocupó su rostro, y Niall nos miró con atención-. Únicamente
que tengo una apuesta que ganar.
[Espero que os haya gustado aunque no haya tenido mucha acción. A partir de ahora, con el viaje a Londres, los capítulos serán más intensos. Por favor, comentad en el blog, mencionadme en twitter o ambas cosas, y seleccionad en las casillas de abajo la que más se ajuste a vuestra opinión. Muchas gracias por leer.]
[Espero que os haya gustado aunque no haya tenido mucha acción. A partir de ahora, con el viaje a Londres, los capítulos serán más intensos. Por favor, comentad en el blog, mencionadme en twitter o ambas cosas, y seleccionad en las casillas de abajo la que más se ajuste a vuestra opinión. Muchas gracias por leer.]
Me encanta, me encanta, sos, me encanta.
ResponderEliminarQué perfecto, socorro.
Las miradas de Niall desde el sitio de en frente *mil caritas enamoradas del wa* Quiero algo así in the real life, oh ma god. ¿Te imaginas? Obvio que sí, bc esto es un imagina. Soy tonta, sorry not sorry. Amber es kk, porque me hace dudar. Y Steph es una cabrona, porque seguramente Niall se pondrá a preguntar y me pondré roja , él insistirá y okokok. Me estreso, sube pronto pls <3<3<3
PD: Te adoro, teo @Rachelforever99
A ver, soy yo otra vez, que se me olvidó comentar sobre lo de mis padres y psicólogo... O sea, what? Por qué me van a llevar a un psicólogo, que no tiene sentidooooooooooooo
EliminarAishhh!!!!!! Mmmmmm
ResponderEliminarAsdf
¡me has dejaso con ganas de mas Ana; deberian prohibirtelo! No se esta ultima frase de Sthep fue tremendamente impactante (Y) ¡me ha dejado picada! Como cuando vi amanecer parte 1 y la pelicula queda en donde Bella abre los ojos ¡asi mismo! O peor incluso.... hubo poca accion pero.... haces que queramos seguir leyendote...... El Niall tan comelon como siempre..
.. ha estado taaan lindo y perfecto como siempre *-* ♥♥∞……
bueno (no te olvides de Sthep y Harry)
Te Dejo XOXO
Att. Lulhee
P.D.1 ya se que fue un poco corto pero es mi cell se esta quedando sin carga
P.D.2 ¿que es TODO lo que pasara en el siguiente cap? ESTOY ANSIOSA!!!!!!!! X3
TE QUIERO
¿Psicólogo? ¿Qué? ¿Por qué? No estoy loca D:
ResponderEliminarQUIERO EL SIGUIENTE YA. ¡Se van a Londres! Steph tiene que ganar la apuesta SÍ o SÍ.
En fin, me encantó. Espero que subas el siguiente muuuy pronto.
Besoos xx
PD: Ahora te menciono en Twitter para que seas feliz :3
Hola Ana! Casi nunca comento, lo sé. Pero yo siempre leo todo lo que escribes! Hasta gasto crédito de mi celular cuando no tengo internet. Aunque ultimamente no pude estar muy conectada porque estaba en la costa, pero cuando podía leía c:
ResponderEliminarBueno, sobre el capítulo, me encanta! Es genial, sigo sin entender como tienes tanta... imaginación, como se te ocurren tantos escenarios diferentes. Yo traté de escribir muchas veces pero jamás tuve la suficiente imaginación para inventar tantas cosas, tampoco me salen bien los dialogos o cosas asi.
Siempre nos dejas a todas con ganas de más y lo sabes!
PD: Todavía recuerdo cuando apenas empezabas a escribir y yo ya te leía y te recomendaba por todas partes.
Sabe que siempre leo todo, @AsCrazyAsHappy
LONDRES HERE WE GO !
ResponderEliminarME ENCANTA! DEBERIAN PROHIBIRTE DEJARLO ASÍ COMO BIEN HAN DICHO MAS ARRIBA ES COMO EN AMANECER PARTE 1 K SE QUEDA QUE BELLA ABEE LOS OJOS PUES IGUAL! SUBE PRONTO PLISSSSS TE QUIERO ERES MI IDOLA CUANDO SEAS ESCRITORA COMPRE TODOS TUS LIBROS!
ResponderEliminarHoloo. No voy a decir quien soy xd soy anonima aunque haya comentado antes y con twitter (no en este imagina) me gusta mucho, la personalidad de la chica se parece en algunos aspectos a mí, no en la autoestima (que no la tengo excesivamente alta, pero tampoco baja, solo normal) pero sí en lo demas. Hasta me pasó algo así con una caída el año pasado, y sé exactamente cómo se siente. Horrible, y encima con un profesor delante... Pero que no voy a contar mi vida. Amber es la hija del director, ¿no? Pues ya está, los chicos han llegado por algo más que por su música, y el director (y por lo tanto Amber) tienen que ver. Niall se pone tenso cuando se habla del director, poralgo será... Por mucho respeto que te dé el director no te pones tenso o evades hablar de él, creo yo. Son asuntos misteriosos(lol) que va más allá de un ansiado sueño. No sé, Amber sabe cosas por ser la hija del director. Por cierto, me encanta la protagonista, y que el chico sea Niall(me da muchos feels sos) Es que me siento muy identificada por la relación con los padres, por ejemplo, que no es fría, solo que unos días no podemos ni vernos y otros hablamos normal(no de cosas sobre mí, la verdad que falta confianza) una relación poco estable. Bueh, que estoy contando aquí mi vida, resumo que me encanta la narración que utilizas, como omnisciente pero en primera persona, y la protagonista, y Niall, y los chicos, y Steph, y y y y todo xd. Siguela cariño, me encanta.
ResponderEliminarAtte: anónima estúpida con twitter que te admira y quiere ser tu amiga.
Hola viole
ResponderEliminarComo se puede escribir tan bien?? Nunca has pensado en escribir un libro?? Te iria muy bien jajajajaj xd bueno q subas prkntitoo pliss!!! Gracias por escribir!!!! bsss xx
ResponderEliminar