sábado, 15 de febrero de 2014

EN UN INSTANTE - Capítulo 12

Creo que el día en que mi madre se vaya, el primer momento que recordaré será cuando, al llegar de mi casa después de un día nefasto, lo primero que hizo fue venir corriendo hacia mí y abrazarme entre sollozos. Yo no tenía ni idea de qué le pasaba, pero había estado conteniendo tantas cosas que no pude evitar ponerme a llorar yo también. Ni siquiera me acordaba de cuánto tiempo hacía desde la última vez que había llorado delante de alguien, pues cuidaba expresamente no mostrar mi debilidad a los demás, y menos todavía a mis padres. Eso debería haber sido al revés, pero yo no era consciente de ello por esos entonces. Así que me limité a apoyar la cabeza en el hombro de mi madre como suponía que había hecho cuando era pequeña, y llorar desconsoladamente no sólo por lo que había pasado en las últimas veinticuatro horas, sino por todo lo que ellos no me habían visto llorar.  

No sé exactamente cuándo, pero pasado un rato mi madre se separó de mí y me miró con los ojos enrojecidos.

-¿Qué pasa? –pregunté, y me di cuenta de que el orden lógico habría sido preguntar primero y llorar después.
-Lo siento –balbuceó mi madre-. Lo siento mucho.

Miré a mi padre, que seguía sentado en el sillón de la entrada, aunque su cara era mucho menos seria que de costumbre. Más bien parecía ligeramente pesaroso.

-Sobre todo lo que pasó ayer… -empezó a decir él.
-Tú no eres mediocre, cielo. No queríamos decir eso. Lo hemos hecho mal, y lo siento. Lo sentimos –se corrigió mi madre-. Tendríamos que haber intentado hablar más contigo, ver qué te pasaba, pero tú tampoco te dejas, ¿sabes? Bueno, da igual, pero todavía puede arreglarse –decía las frases atropelladamente.
-Mamá, no sé de qué estás hablando.
-Creemos que te vendría bien ir a un psicólogo –dijo mi padre.

Veréis, yo estaba esperando que la noticia que tenían que darme fuera algo… diferente. ¿Un psicólogo? ¿Y por eso mi madre estaba llorando? Bueno, eso tampoco era lo que más me había sorprendido. Lo que más me había sorprendido era que mi madre me hubiera abrazado, que me hubiera pedido perdón, que me hubiera dicho que no era mediocre. Que me hubiera reconocido como algo más que una hija que vino con defecto de fábrica. Eso fue lo que realmente me asombró, el ver asomar el cariño maternal que, o bien mi madre llevaba tanto tiempo sin darme, o bien yo llevaba tanto tiempo sin querer recibir. Hay sólo una fina línea separando esos dos hechos pero que sin embargo marca una gran diferencia. Así que para nada esperaba que aquello que tenían que decirme fuera que habían tomado la decisión de llevarme a un psicólogo.

-¿Un psicólogo? –pregunté en voz alta (y seguramente confusa).

Mi madre asintió enérgicamente con la cabeza y sorbió por la nariz.

-Creemos que lo que necesitas no es… cambiar de instituto o estudiar más horas, sino… -parecía que a mi padre le costara encontrar las palabras- sino tener una nueva visión de la vida.

Me limpié los ojos llorosos con el dorso de la manga de mi camiseta y suspiré.

-Como no me arranque los ojos y me ponga unos nuevos, no sé cómo va a cambiar ya mi visión de las cosas.
-Tendrías que poner un poco de tu parte –respondió mi madre, y parecía realmente angustiada.
-También pensamos que habría que… mejorar la comunicación entre nosotros –añadió mi padre.
-¿Un psicólogo? –volví a preguntar.

¿Cómo os sentiríais vosotros si os dijeran que vais a ir a un psicólogo? A ellos va la gente con problemas, los que no son como los demás, los que son demasiado débiles para resolver sus problemas por sí mismos. Ir al psicólogo automáticamente te marca como alguien negativamente diferente. Eso pensaba yo cuando tenía dieciséis años. Miré a mis padres, con sus ojos casi suplicantes. ¿Necesitaba de verdad ayuda? Nunca me lo había planteado así. Siempre había pensado que mi situación era la normal, la de cualquier adolescente con problemas de autoestima y con poca relación con sus padres.

-Nos han hablado de uno muy bueno –argumentó mi madre-. Podrías ir un día y hacer la prueba.

Si os digo la verdad, acabé aceptando porque veía peligrar mi viaje a Londres. No es que tuviera la sensación de que mis padres me lo decían porque sólo quedaban tres días para el viaje y lo estuvieran usando como modo para presionarme, pero si aceptaba ir al psicólogo, tendrían que dejarme ir a Londres, y si no me dejaban, me negaría a ir al psicólogo.

Asentí con la cabeza, y les prometí que iría a la sesión de prueba cuando volviéramos de Londres. Puesto que aceptaron, comprendí para mi gran alivio que el viaje seguía en pie.

Quizás os estéis preguntando por qué he dicho antes que recordaré con tanta importancia ese momento. Pues bien, después de varios años sintiendo que mis padres no se preocupaban por mí, aquel abrazo fue una especie de punto de inflexión. Tal vez por una conjunción de circunstancias, la situación en mi casa a partir de aquello fue mejorando exponencialmente, y volví a sentir una clase de seguridad que hacía mucho que no sentía.

Cuando llegamos a la estación del tren que nos pondría rumbo a Londres, la mayoría de la gente de mi clase ya estaba allí. Bajé mi pequeña maleta llena de todo lo que iba a necesitar durante tres días del maletero del coche y respondí con la mano al efusivo saludo de Steph desde una de las puertas del tren.

-Me voy ya –anuncié a mis padres.

Mi madre se acercó y me besó en la mejilla.

-Pásalo bien –esbozó una sonrisa y mi padre la imitó.

Casi sin creerme ese cambio de actitud por su parte, me despedí y caminé hacia donde estaba Steph. Tenía la maleta en la mano y los ojos emocionados. Sin duda estaba esperándome para que entrásemos al tren a buscar los asientos en los que pasar la hora y media de viaje.

-Menos mal que has podido venir, me estaba preocupando al ver que no llegabas–me dijo mientras andábamos por el pasillo central del tren.
-Sabías perfectamente que me dejaban venir.
-Pero a lo mejor había surgido algún problema de última hora –señaló dos butacas libres y asentí con la cabeza.
-Te habría avisado –razoné.
-Es que estoy nerviosa.
-Lo sé.

Colocamos nuestras maletas –la suya considerablemente más voluminosa que la mía- en los compartimentos del techo y nos sentamos una enfrente de la otra, pues se trataba de cuatro asientos dos a dos con una mesa en el centro.

-En cualquier caso, tendrías a los chicos –comenté.
-Pero sin ti no sería lo mismo.
-Qué romántica eres cuando quieres –bromeé.

Stephanie rió con un ligero nerviosismo y yo sonreí ante su entusiasmo infantil.

-Te noto mejor –dijo mi amiga.
-¿Mejor de qué? ¿Y que cuándo?
-Mejor de… ánimo. Más alegre.
-Pues no sé.
-Sí, sí –me aseguró ella-. Se nota que la situación en tu casa ha mejorado mucho.
-Tampoco ha sido mucho.
-Al menos ahora le das los buenos días a tus padres.
-Antes también lo hacía –le di un golpe a mi Steph en la pierna y ella rió.
-Sabes a qué me refiero.

Miré por la ventanilla del tren inmóvil y vi que el profesor de historia estaba llegando a paso acelerado al andén con su maleta en la mano y una mochila colgada de un hombro.

-Por cierto, ¿y los chicos? –pregunté a Steph.
-Aún no han llegado.
-¿Nos echábais de menos? –la voz de Louis sonó a nuestro lado.

Mi amiga y yo giramos la cara y nos encontramos con cinco pares de ojos mirándonos con un deje de diversión. Siempre resulta interesante escuchar a alguien hablar de ti, pero el que ha hablado se muere de vergüenza, al menos en mi caso, y me puse colorada cual tomate bien maduro.

-Es que no podemos vivir sin vosotros –bromeó Steph con naturalidad.
-Ohhh –Harry se llevó las manos al corazón en gesto teatral.
-Sí, ya le he dicho que hoy está muy romántica –intervine, tratando de disimular mi bochorno.
-Es una pena que no nos hayáis guardado un hueco –comentó Zayn.
-Pues ya me dirás cómo encontramos unos asientos para siete –Steph alzó las cejas.
-Esto… -Louis se llevó la mano a la barbilla, como si estuviera reflexionando.
-¡Ya sé! –mi amiga sonrió de esa forma que indica que ha tenido una idea fantástica para salirse con la suya- Niall se viene con nosotras y vosotros cuatro os vais a esos asientos de ahí –señaló otro grupo de butacas.
-Me parece bien–Harry los empujó a todos hasta los asientos que Steph había propuesto… a todos menos a Niall.

El chico se quedó en mitad del pasillo mirándonos con aire dubitativo.

-No te vamos a comer –Steph puso su cara más encantadora.
-A lo mejor queréis matarme para llevaros todas mis barritas –Niall abrió su mochila y nos enseñó el cargamento que llevaba de barritas de chocolate.

Nosotras rompimos a reír, y me sentí verdaderamente contenta de estar a punto de hacer ese viaje.

-No somos tan violentas –Stephanie se hizo la ofendida.
-Eso espero –Niall nos guiñó un ojo y dejó su maleta junto a las nuestras, tras lo que se sentó al lado de mi amiga.

El hecho de que no se sentara a mi lado me decepcionó un poco, pero a lo largo del trayecto pude comprender que así el contacto visual era mucho mayor, y podía mirarlo –y él mirarme a mí- sin que fuera excesivamente descarado.

En cuanto Niall se sentó, el profesor de historia –también llamado el señor Jackson- asomó por el pasillo y empezó a pasar lista para ver quiénes faltaban por llegar. En ese vagón ya estábamos prácticamente todos, y escuché con atención por si Amber se había partido un dedo y no había podido ir, pero el presente que se escuchó cuando el señor Jackson pronunció su nombre desvaneció mis esperanzas.

-Por cierto, Niall, ¿al final cómo has hecho para que tus padres te firmen la autorización para venir? –pregunté, acordándome de que nos había comentado que al vivir sus padres en Irlanda quizás no podría ir al viaje.
-Bueno, me dijisteis que hablase con el director, y no ha habido problema –contestó, aunque en un tono claramente evasivo.

Me limité a asentir con la cabeza, recordando de pasada que Amber me había dicho que creía saber cosas de los chicos pero que en realidad no era así. Pensaba que sólo lo había dicho por envidia, pero… ¿quién sabe?

Cuando terminó de pasar lista, el profesor se sentó en uno de los asientos que quedaban a mis espaldas y sonó un aviso de que el tren saldría en unos pocos minutos, con lo que pegó un rebote en su sitio porque todavía faltaban dos chicos por llegar. Con creciente excitación, saqué la hoja con la planificación de los tres días de viaje y la volví a leer, aunque ya me la sabía de memoria. Era una excursión eminentemente turística, lo que en realidad suponía también un recorrido por los detalles históricos de la ciudad, con visita al British Museum incluida. No me importaba, en realidad. Lo que quería era hacer algo diferente rodeada de mis nuevos amigos y de Steph, y a eso era a lo que me disponía.

Noté que mi amiga me miraba.

-¿Qué? –le pregunté, guardando la planificación.
-Nada –se encogió de hombros.

Los dos chicos que faltaban pasaron a paso rápido por nuestro lado en busca de asiento, y me despistaron por un momento. Sin embargo, insistí.

-Dímelo.

-No es nada –una sonrisa ocupó su rostro, y Niall nos miró con atención-. Únicamente que tengo una apuesta que ganar. 

[Espero que os haya gustado aunque no haya tenido mucha acción. A partir de ahora, con el viaje a Londres, los capítulos serán más intensos. Por favor, comentad en el blog, mencionadme en twitter o ambas cosas, y seleccionad en las casillas de abajo la que más se ajuste a vuestra opinión. Muchas gracias por leer.]

10 comentarios:

  1. Me encanta, me encanta, sos, me encanta.

    Qué perfecto, socorro.

    Las miradas de Niall desde el sitio de en frente *mil caritas enamoradas del wa* Quiero algo así in the real life, oh ma god. ¿Te imaginas? Obvio que sí, bc esto es un imagina. Soy tonta, sorry not sorry. Amber es kk, porque me hace dudar. Y Steph es una cabrona, porque seguramente Niall se pondrá a preguntar y me pondré roja , él insistirá y okokok. Me estreso, sube pronto pls <3<3<3

    PD: Te adoro, teo @Rachelforever99

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A ver, soy yo otra vez, que se me olvidó comentar sobre lo de mis padres y psicólogo... O sea, what? Por qué me van a llevar a un psicólogo, que no tiene sentidooooooooooooo

      Eliminar
  2. Aishhh!!!!!! Mmmmmm
    Asdf
    ¡me has dejaso con ganas de mas Ana; deberian prohibirtelo! No se esta ultima frase de Sthep fue tremendamente impactante (Y) ¡me ha dejado picada! Como cuando vi amanecer parte 1 y la pelicula queda en donde Bella abre los ojos ¡asi mismo! O peor incluso.... hubo poca accion pero.... haces que queramos seguir leyendote...... El Niall tan comelon como siempre..
    .. ha estado taaan lindo y perfecto como siempre *-* ♥♥∞……
    bueno (no te olvides de Sthep y Harry)

    Te Dejo XOXO

    Att. Lulhee

    P.D.1 ya se que fue un poco corto pero es mi cell se esta quedando sin carga

    P.D.2 ¿que es TODO lo que pasara en el siguiente cap? ESTOY ANSIOSA!!!!!!!! X3
    TE QUIERO

    ResponderEliminar
  3. ¿Psicólogo? ¿Qué? ¿Por qué? No estoy loca D:
    QUIERO EL SIGUIENTE YA. ¡Se van a Londres! Steph tiene que ganar la apuesta SÍ o SÍ.
    En fin, me encantó. Espero que subas el siguiente muuuy pronto.
    Besoos xx
    PD: Ahora te menciono en Twitter para que seas feliz :3

    ResponderEliminar
  4. Hola Ana! Casi nunca comento, lo sé. Pero yo siempre leo todo lo que escribes! Hasta gasto crédito de mi celular cuando no tengo internet. Aunque ultimamente no pude estar muy conectada porque estaba en la costa, pero cuando podía leía c:
    Bueno, sobre el capítulo, me encanta! Es genial, sigo sin entender como tienes tanta... imaginación, como se te ocurren tantos escenarios diferentes. Yo traté de escribir muchas veces pero jamás tuve la suficiente imaginación para inventar tantas cosas, tampoco me salen bien los dialogos o cosas asi.
    Siempre nos dejas a todas con ganas de más y lo sabes!
    PD: Todavía recuerdo cuando apenas empezabas a escribir y yo ya te leía y te recomendaba por todas partes.
    Sabe que siempre leo todo, @AsCrazyAsHappy

    ResponderEliminar
  5. ME ENCANTA! DEBERIAN PROHIBIRTE DEJARLO ASÍ COMO BIEN HAN DICHO MAS ARRIBA ES COMO EN AMANECER PARTE 1 K SE QUEDA QUE BELLA ABEE LOS OJOS PUES IGUAL! SUBE PRONTO PLISSSSS TE QUIERO ERES MI IDOLA CUANDO SEAS ESCRITORA COMPRE TODOS TUS LIBROS!

    ResponderEliminar
  6. Holoo. No voy a decir quien soy xd soy anonima aunque haya comentado antes y con twitter (no en este imagina) me gusta mucho, la personalidad de la chica se parece en algunos aspectos a mí, no en la autoestima (que no la tengo excesivamente alta, pero tampoco baja, solo normal) pero sí en lo demas. Hasta me pasó algo así con una caída el año pasado, y sé exactamente cómo se siente. Horrible, y encima con un profesor delante... Pero que no voy a contar mi vida. Amber es la hija del director, ¿no? Pues ya está, los chicos han llegado por algo más que por su música, y el director (y por lo tanto Amber) tienen que ver. Niall se pone tenso cuando se habla del director, poralgo será... Por mucho respeto que te dé el director no te pones tenso o evades hablar de él, creo yo. Son asuntos misteriosos(lol) que va más allá de un ansiado sueño. No sé, Amber sabe cosas por ser la hija del director. Por cierto, me encanta la protagonista, y que el chico sea Niall(me da muchos feels sos) Es que me siento muy identificada por la relación con los padres, por ejemplo, que no es fría, solo que unos días no podemos ni vernos y otros hablamos normal(no de cosas sobre mí, la verdad que falta confianza) una relación poco estable. Bueh, que estoy contando aquí mi vida, resumo que me encanta la narración que utilizas, como omnisciente pero en primera persona, y la protagonista, y Niall, y los chicos, y Steph, y y y y todo xd. Siguela cariño, me encanta.
    Atte: anónima estúpida con twitter que te admira y quiere ser tu amiga.

    ResponderEliminar
  7. Como se puede escribir tan bien?? Nunca has pensado en escribir un libro?? Te iria muy bien jajajajaj xd bueno q subas prkntitoo pliss!!! Gracias por escribir!!!! bsss xx

    ResponderEliminar

Motivos para sonreír.