EN UN INSTANTE - Capítulo 9.

[Pulsadle a la canción cuando os aparezca el enlace. Disfrutad del capítulo]

¿Cómo os sentiríais si os metieran a la fuerza en la misma habitación que la persona que os gusta? La verdad, yo en ese momento tenía sentimientos encontrados. Por una parte, me parecía maravilloso poder compartir con Niall un momento especial, pero por otra parte, podría estropearlo todo, podía decir o hacer algo inapropiado, podía ser que él no quisiera estar conmigo en esa habitación, podía ser que quedara en ridículo intentando cantar junto a ese chico con tanto talento. Por si fuera poco, encima estaban todos los demás mirando –y escuchando-. Se me pasó por la cabeza la idea de negarme a cantar, cruzar la puerta y desaparecer, pero eso tendría exactamente el efecto opuesto al que yo quería que tuviera. No lo dejarían pasar, sino que sólo conseguiría centrar más la atención en mí, y eso era lo que menos deseaba. Quizás os resulte extraño, pues la mayoría de adolescentes lo único que quieren es que los demás se fijen en ellos, que les presten atención, quieren el reconocimiento que merecen los proyectos de adultos, y muchos sufren porque no lo consiguen. Yo, en cambio, me limitaba a intentar pasar desapercibida. Eso era, probablemente, porque hasta el momento la mayoría de atenciones que había recibido por parte de los demás no habían sido precisamente agradables para mi persona.

Así que agarré el micrófono con las dos manos, como si se tratase de un chaleco salvavidas que fuera a mantenerme a flote en caso de naufragio. Miré fijamente al suelo, y esperé.

Niall no tardó demasiado en acercarse a mí, y aunque suponía que iba a hacerlo, mi espalda se tensó.

-¿Estás bien? –me susurró, de modo que los demás no podían oírlo, pues los micrófonos aún no estaban conectados.

Me encogí de hombros. No sé mentir y no quería decir la verdad.

-No tienes por qué hacerlo si no quieres –dijo con voz dulce.

-No es que no quiera hacerlo.

-¿Entonces qué es?

Era absurdo. Ni siquiera sabía por qué tenía tanto miedo. Ahora sí lo sé, o eso creo. Veréis, yo llevaba tiempo sin cantar. Sin intentar cantar en serio, al menos. Pero cuando lo hacía, lo consideraba como lo único que se me daba bien. No era guapa, ni tenía un cuerpo bonito, ni sacaba notas estupendas en el instituto, ni sabía hacer ningún deporte. Pero tenía una voz aceptable, buena según Steph. Así que me daba miedo darme cuenta de repente de que no sabía hacer lo único que sabía hacer. Peor aún, que eso sucediera delante de mis nuevos amigos –o casi amigos-. Delante de Steph, para decepcionarla. Delante de Niall, para que viera que no tenía ninguna cualidad, nada que hiciera bien. Pero era estúpido contestar eso, porque su respuesta sería sin duda que tendría que cantar para comprobarlo, y ahí radicaba el problema. En fin, que mi adolescencia se basó en huir de las cosas para evitar las decepciones, sí.

-Ni siquiera sé qué canción vamos a cantar –busqué una excusa, pésima, por cierto.

-¡Eh, vosotros dos! –la voz de Louis resonó en la habitación- Habláis alto y claro para que os escuchemos. Los flirteos los dejáis para cuando estéis solos de verdad.

Fui a intentar protestar o negarlo, pero me callé. Sin duda, Louis había creado una especia de broma sobre nosotros, y eso no me gustaba nada porque me confundía todavía más.

-¿Qué vais a cantar? –preguntó Steph, a quien noté ligeramente compungida.

-No lo sé –admití, y le pedí ayuda con la mirada.

-¡Everything has changed!

-Love you more.

-Es mucho mejor Beautiful.

-¡Chasing cars!

Los chicos empezaron a proponer canciones hablando todos a la vez (y no me pasó desapercibido que todas ellas eran más bien lentas y románticas), y Steph me miró como si estuviera entre una manada de locos, lo que me hizo soltar una risita nerviosa.

-¿Conoces A thousand years? –me preguntó Niall, ignorando el jaleo que se había montado fuera.

Busqué en mi repertorio mental de canciones y en efecto, la encontré en un rinconcito de mi cerebro. Asentí con la cabeza.

-¿Te parece bien?  

-Sí –dije, sin pensar.

Justo después de decirlo recordé que antes del estribillo había una parte en un tono más agudo que nunca me había salido bien del todo, pero ya no era momento para echarme atrás.

Niall sonrió, se volvió a colgar la guitarra al cuello, conectó el micrófono y le dio un par de golpecitos.

- En Everything has changed cantan chico y chica, es más adecuada… -seguían discutiendo los otros.

Niall dio un golpe algo más fuerte, pero aun así le ignoraron.

-¡EH! –exclamó.

Todos guardaron silencio de repente, y nos miraron.

-Por favor, callaos –pidió Niall.

-Vale, pero ¿cuál…?

El chico negó con la cabeza, y me miró.

-¿Estás lista?

-Sí –no.

Me sonrió de una forma perfecta y maravillosa, lo cual he de decir que me puso aún más nerviosa de lo que ya estaba.

Los chicos tenían un silencio sepulcral en la otra habitación, y Niall comenzó a tocar unas cuantas notas que vibraron a través de ese silencio. Pasaron tantas cosas en mi cabeza en ese instante que no sería capaz de enumerarlas todas. Sentí pánico porque pensé que iba a olvidárseme la letra, sentí alegría porque estaba delante de un micrófono profesional y se grabaría lo que cantara aunque sólo fuera para yo tenerlo de recuerdo, sentí miedo de estropearlo todo de alguna forma, sentí tanto que ni siquiera me di cuenta de cuando empecé a cantar.

“Heart beats fast

colors and promises

how to be brave

how can I love when I'm afraid to fall

but watching you stand alone

all of my doubt suddenly goes away somehow

one step closer”

Tampoco fui consciente de esa parte aguda que no sabía si me saldría bien, y antes de que me diera cuenta, Nial estaba cantando la siguiente parte con su increíble voz.

“I have died everyday waiting for you

darling don't be afraid I have loved you

for a thousand years

I'll love you for a thousand more”

Ahí sí que capté cada palabra como si fuera la última que fuera a escuchar en toda mi vida. Sabía que Niall no me lo estaba diciendo a mí, pero a la vez sí lo estaba haciendo, aunque no lo sintiera. Pensaba que ni me quería ni me querría nunca, y mucho menos durante mil años, pero me reconfortó escucharle decir aquello.

Por primera vez, fui capaz de quedarme mirándole a los ojos sin apartar la vista. Le miré, él me miró. Sus ojos azules parecían traspasarme, atravesarme por completo, y supe que él sabía que le estaba entregando lo único que creía que merecía la pena de mí.

Fui a cantar la siguiente parte, pero de alguna forma, su mirada me pidió que no lo hiciera, que se la dejara a él. Así que agarré con aún más fuerza el micrófono, y me limité a mirarle y escucharle.

“Time stands still

beauty in all she is

I will be brave

I will not let anything take away

what's standing in front of me

every breath

every hour has come to this

one step closer”

No creáis que ignoré el conjunto entre la letra de la canción y el hecho de que Niall me hubiera pedido cantarla él. Me perdí en sus palabras, en su voz, y retomé el estribillo un poco más tarde de lo que debería haberlo hecho, pues ni siquiera me acordaba de que yo también tenía que cantar. Él seguía tocando la guitarra, aunque yo prácticamente no la escuchaba. Tampoco me escuchaba a mí misma, y quizás debería avergonzarme decir que no me preocupé por mi voz. No fue una de esas muchas veces en las que eres consciente de que tienes que hacerlo perfecto y pones todos tus esfuerzos en cada nota, no. Más bien fue una de esas pocas veces en las que conseguía dejarme llevar, abandonarme al momento y a la situación.

Sonará estúpido o tremendamente idealizado, pero en cuanto nos pusimos a cantar a la vez, fue como si una barrera invisible se hubiera roto entre nosotros. Una barrera puesta por mí, seguro, y que solamente yo debí notar que existiera o que se rompiera, pero a pesar de ello para mí fue un instante especial. Creo que me atreví a sonreír, pero también me atreví a sentir. Fue sólo un momento, pero tuve la sensación de que nos compenetrábamos a la perfección, de que quizás no fuera tan imposible que él llegara a sentir algo por mí, de que tal vez no fuera tan malo abrir el corazón a otras personas.  

Pero la canción terminó, y a Cenicienta le dieron las doce. Niall tocó los últimos acordes con la guitarra, y escuché los fuertes aplausos de los demás, pero no les presté atención. En un momento de efusividad, o de complicidad, o puede que sólo de compañerismo, Niall se acercó a mí y me abrazó.

Como os he dicho en alguna ocasión, yo no soy muy dada a las muestras de afecto. Por eso, aquel abrazo me resultó sumamente extraño (bueno, además de que la guitarra quedaba en medio de forma poco cómoda). Sin embargo, en cuanto fui capaz de reaccionar, le correspondí al abrazo, y noté su aroma dulce y fresco de forma más intensa que nunca. Recuerdo que pensé que si el verano tuviera un olor, ése sería el mismo que desprendía Niall.

Ajena a todo lo demás, grabé cada contacto de su cuerpo con el mío hasta que finalmente se separó de mí. Me dio un beso en la frente –que quedaba más o menos a la altura de sus labios- y me escondió un mechón de pelo tras la oreja, como ya había hecho antes.

-¿Puedo decirte algo?

-Supongo –me mordí el labio inferior, visiblemente nerviosa después del momento de adrenalina.

-Eres una cantante excelente.

-Pero…

-Shh –me puso un dedo en los labios.

-Niall –murmuré.

-¿Qué?

-No me mientas.

-No lo hago.

-Es que…

-Mírame –me cogió la cara entre las manos y me obligó a fijar mis ojos en los suyos-. Vales mucho más de lo que piensas.

-Nadie parece creer eso –dije en voz baja.

-Yo lo creo –me sonrió.

Suspiré, queriendo decir muchas cosas pero sin saber exactamente cuáles eran esas cosas.

-Venga, ve, que tu público te está esperando.

Sin dejar de sonreír, señaló a donde los que podría llamar nuestros amigos estaban observándonos. Vi que Steph me miraba con orgullo, y me relajé un poco. Quizás no había estado tan mal después de todo. Quizás no había olvidado cómo cantar. Quizás Niall me veía de forma diferente a como yo lo hacía. Quizás… intenté no pensar en ello, pero era demasiado tarde. Imaginé el viaje a Londres, tres días con los chicos, y por tanto con Niall. Pensé en la apuesta que había hecho con Steph, y en que estaba segura de que la perdería. Pero, por algún alocado motivo, ahora empezaba a tener mis dudas. ¿Y si mi amiga tenía razón? Solía tenerla, en realidad. Para no hacerme más esperanzas de las estrictamente necesarias, me dirigí hacia la puerta para encontrarme con los chicos. Claro que el hecho de que Niall me cogiera de la mano mientras salíamos de la habitación tampoco ayudó a desvanecer mis ilusiones. 

[Espero que os haya gustado el capítulo. He tenido en cuenta todas las canciones que me habéis propuesto, pero no quería que fuera de los chicos porque esas las reservo para que las puedan componer ellos a lo largo de la novela, por eso he escogido una de otro artista. Como siempre, acepto sugerencias o intentos de adivinar lo que va a pasar en los próximos capítulos. Por favor, comentad aquí en el blog o mencionadme por twitter (o ambas cosas), y seleccionad abajo en los cuadros la opción que más se ajuste a vuestra opinión. Muchas gracias por leer.]