sábado, 22 de febrero de 2014

EN UN INSTANTE - Capítulo 13.

Es posible que penséis que pasé todo el viaje de ida a Londres hablando con Niall, pero en realidad no fue así. De hecho, Steph y él estuvieron un rato charlando antes de que yo me metiese en la conversación. No es que lo hiciera a propósito, y probablemente podría considerarse que yo tendría que haber estado deseando exprimir cada segundo cerca de Niall, pero debéis tener en cuenta también que cuanto menos hables, menos posibilidades tienes de decir algo equivocado. Además, siempre he pensado que los trenes tienen algo hipnotizante, porque en cuanto me subo en uno me quedo mirando sin ver a través de la ventana y los pensamientos vuelan por mi mente más rápido de lo que se está desplazando mi cuerpo por el mapa. Sobre todo si tengo algo en lo que pensar.

Ah, por cierto, os estaréis preguntando cuál fue la reacción de Niall ante el descarado comentario de Stephanie sobre la apuesta. Pues no dijo absolutamente nada. Nada de nada. No preguntó, ni nos miró de forma interrogativa. Simplemente observó, y os digo por propia experiencia que muchas veces la observación silenciosa da más fruto que las preguntas.

Volviendo al tema de antes, estuve un buen rato reflexionando, o tal vez sólo repasando mentalmente mi situación en ese momento. Pensé en tantas cosas que en realidad no podría haceros un recorrido ordenado y lógico por ellas, pero os hablaré al menos de las más relevantes. Aparte del hecho obvio de que me iba de viaje –si es que a una excursión de tres días se le puede llamar así- a Londres, y que Niall iba a estar presente, cavilé bastante acerca de la propuesta de mis padres de llevarme al psicólogo. Una propuesta que yo había aceptado, cabe recordar.

Es posible que ahora mismo no tenga mucho sentido para vosotros que yo aceptase ir al psicólogo, o incluso que mis padres me lo propusieran. Os lo explicaré desde mi perspectiva actual, no desde como lo veía en ese momento –porque, sinceramente, no sé cómo lo veía-. Yo acepté porque temía no ir a Londres y porque sabía que mis padres no iban a parar hasta que accediese. Mis padres lo propusieron porque no me veían como una chica feliz, mi relación con ellos estaba cada vez más desgastada y consideraban que necesitaba una ayuda externa que me proporcionara esa motivación que ellos no eran capaces de darme para que dejase de ser mediocre. Y uso esa palabra, mediocre, porque es exactamente lo que era. El diccionario dice de ese término, palabras textuales: de calidad media; de poco mérito, tirando a malo. Yo no destacaba en nada. No tenía buenas notas ni había algo en lo que fuera muy buena (cantar no cuenta porque tampoco lo hacía de forma espectacular). Por lo tanto, era una persona, efectivamente, mediocre. Aunque entonces me costase asumirlo, lo era.

Además, un psicólogo suele ser la solución desesperada cuando una persona tiene un problema y no sabe a quién acudir. Bueno, en realidad se trata de eso, ¿no? Los psicólogos intentan resolver los problemas que las personas no pueden resolver por sí mismas. Y según mis padres, yo tenía un problema. En realidad, quizás lo tuviera, quizás no. Llega un punto en que la adolescencia queda demasiado lejos como para recordar lo que uno sentía y poder compararlo con lo que sienten los demás.

Aclarado esto, retomemos la historia.

Yo iba mirando por la ventanilla, contemplando la imagen difusa de los árboles al pasar al lado, de modo que realmente lo que veía era una mancha verde en constante movimiento. Si bien la que se movía era yo. Steph debió decirme algo, o nombrarme durante su conversación con Niall, porque su mano -que se movía hacia arriba y hacia abajo- ocupó mi campo de visión y escuché que me decía:

-¡Eh! ¿Estás ahí? ¡Stephanie llamando a Tierra!

Giré la cara con descontento y me quedé mirándola.

-Alegra un poco esa cara, ¡que nos vamos a Londres! –sonrió de oreja a oreja.
-Estaba pensando –contesté simplemente, pues cuando me sacan abruptamente de mis reflexiones suelo tardar unos minutos en volver en mí.
-¿Y en qué pensabas? –Steph me miró con una mezcla entre curiosidad y diversión.
-En que tengo una amiga muy cotilla –alcé las cejas.
-Ah, pensaba que eso ya lo tenías más que claro –hizo un gesto de irrelevancia con la mano y miró a Niall-. ¿Y usted en qué está pensando ahora, nuestro querido caballero irlandés?

Niall curvó ligeramente las comisuras de los labios con un gesto tan lánguido y natural que pensé que nunca había visto sonreír a nadie de forma más hermosa.

-Mi joven amiga inglesa, es cierto que es usted una persona muy curiosa –él le siguió la broma, y de alguna forma yo me sentí excluida.
-Así es como se aprenden las cosas –se enorgulleció Steph.
-La curiosidad mató al gato –rebatió Niall.
-Que suerte que yo no sea un gato –mi amiga soltó una risa cantarina, y Niall se limitó a mirarla, divertido.

Yo también la miré durante un momento, sin saber muy bien si decir algo o no, y de todos modos tampoco sabía qué decir, así que esperé a que Stephanie volviera a iniciar una conversación en un breve período de tiempo o volvería a abstraerme en la ventana del tren. Ella pareció saber exactamente lo que estaba pensando, porque de repente se levantó de su asiento.

-Voy al servicio –anunció-. No os divirtáis mucho sin mí.

Me guiñó un ojo y se marchó, sin ninguna prisa, en dirección al baño. Benditos –o malditos- cuartos de baño. Siempre se usan como excusa para dejar solas a dos personas. A veces pienso que si hubiera una cámara dentro del aseo se vería que la mayoría de la gente que va se pasa unos cinco minutos ahí dentro sin hacer nada en lugar de usar los servicios para lo que se usan. Lo más curioso de todo es que es una excusa tan obvia que todos los presentes saben que en realidad nadie necesita ir al baño, pero en lugar de decir: “me voy para que tengáis un ratito de intimidad”, parece que suena mejor lo otro.

Niall, efectivamente, tenía muy claro por qué Steph se había ido, pues me miró intentando evitar sonreír y me guiñó un ojo de la misma forma en que mi amiga lo había hecho unos instantes antes, lo cual me resultó llamativo porque era imposible que él hubiera visto que Steph había hecho exactamente el mismo gesto. Ni que decir tiene que ese simple parpadeo hizo que los latidos de mi corazón se acelerasen, porque como podréis imaginar yo no estaba precisamente acostumbrada a que los chicos me fueran guiñando los ojos por la vida. De hecho, creo que hasta ese día ninguno lo había hecho. No al menos con esa complicidad.

-¿Cómo llevas los cafés? –preguntó Niall, que probablemente ya sabía que yo no sería capaz de empezar una conversación, y los esfuerzos de mi amiga habrían sido en vano.
-¿Qué cafés? –intenté recordar, pero no tenía ni idea de qué me estaba hablando.
-En los que hacías dibujitos en la espuma –la sonrisa se le escapó y asomó a sus labios.
-¡Ah! –me ruboricé, acordándome de aquel día en la biblioteca en que fingí que me interesaba el arte del latte- Bien, supongo.
-Algún día querría probar uno.
-Todavía tengo que perfeccionarlo –me excusé, aunque era absurdo, porque ambos sabíamos que yo no tenía ni idea de hacer figuras en el café.
-Por supuesto –Niall se pasó una mano por el pelo-. Yo terminé de leer El niño con el pijama de rayas ayer por la noche.

Ya me había olvidado de que se lo había prestado, así que sentí una nueva punzada de satisfacción porque Niall estuviera leyendo algo que yo le había prestado. Infantil, pero real.

-¿Qué te ha parecido?
-Trágico –me contestó él-. ¿Qué te pareció a ti?
-Surreal
-¿Por qué?
-Porque no creo que un niño alemán pudiera hacerse amigo de un niño judío.
-¿Por qué no? –Niall me miró con el ceño fruncido, y he de decir que incluso eso le sentaba bien.
-Porque… no sé, no se les enseñaba eso.
-Hay gente que es capaz de ir al revés de lo que le enseñan –él se mordió el labio inferior, para mi tortura-. No todo el mundo sigue los estereotipos.

No sé en qué habréis pensado vosotros, pero cuando Niall me dijo eso yo pensé en mí, y en él, claro. Me explico. Al decirme que no todo el mundo sigue los estereotipos pensé que quizás se estaba refiriendo a que él no pensaba que una chica para ser guapa tuviera que ser delgada, por ejemplo, sino que él no tenía esas cosas en cuenta. Pensé que quizás me estaba dejando entever que lo que al resto de personas le gustaba no tenía que ser necesariamente lo que le gustaba a él. Quizás había sido sólo un comentario sobre un libro. Pero yo entendí en él algo más, un mensaje más profundo, una indirecta.

-Los estereotipos son estereotipos por algo –objeté, sin embargo.
-Porque es lo que le pasa a la mayoría. Que la mayoría de los ingleses sean rubios no quiere decir que no existan los pelirrojos. De hecho, yo he visto últimamente a más de uno, y me pareció que eran bastante reales.

Sonreí sin pretenderlo y sin saber muy bien por qué. Simplemente me gustaba lo que Niall decía. Me gustaba cómo lo decía. Me gustaba Niall. Y eso, no entiendo cómo, me hacía sonreír.

-Niall –murmuré, sin estar muy segura de lo que le iba a decir.
-¿Qué? –sus llameantes ojos celestes me miraron con interés.
-Paso, por favor –Steph pasó para sentarse en su sitio y rompió el contacto visual y toda la expectación que se acababa de generar.

Así son las amigas. Si por un lado siempre intentan abrirte el camino yendo al servicio para que te quedes a solas con el chico que te gusta, por otro lado son las personas más inoportunas del planeta y siempre aparecen cuando no tienen que hacerlo. Claro que quizás fue mejor así, porque Dios sabe qué habría sido capaz de decirle a Niall si no hubiera aparecido Steph.

Pasé el resto del trayecto mucho más metida en la conversación, e incluso a veces yo aportaba cosas sin que se me preguntase directamente, todo un logro para mí. Harry estuvo un rato lanzándonos bolitas de papel hasta que un trabajador del tren le pidió de forma poco amable que no tirase cosas al suelo del vehículo. Ya podéis imaginar las risas del resto de los chicos en cuanto el trabajador se marchó. En conclusión, el viaje se hizo mucho más rápido de lo que esperaba, y antes de que me diera cuenta, ya habíamos llegado a Londres.

Nuestro profesor de historia nos pidió que cogiéramos nuestras maletas y no nos olvidásemos nada en los asientos del tren, y poco después estábamos caminando por las calles de la capital como auténticos turistas, en dirección a nuestro hotel para dejar las maletas e iniciar la visita turística. Yo había estado en Londres un par de veces antes de aquella, pero había sido cuando era pequeña y lo cierto era que no recordaba prácticamente nada. Steph, aunque sí había ido numerosas veces, sacó su recientemente adquirida cámara de fotos nueva y se la colgó al cuello. Tras ella, muchos de nuestros compañeros de clase hicieron lo mismo, y en el aire se respiraba excitación contenida.

Llegamos al hotel a eso de media mañana, y el señor Jackson nos pidió que nos agrupásemos a su alrededor para ir asignándonos las habitaciones. Catherine y Violet. Robin y Samuel. Amber y Debbie. Las habitaciones eran para dos personas, pero los chicos habían conseguido una de tres, de modo que Louis y Harry iban en una, y Liam, Zayn y Niall en otra. Steph y yo teníamos la número 314, en la misma planta en que los chicos tenían las suyas. Y en la misma en la que estaba Amber.

-Bueno, acomodad vuestras cosas y bajad todos dentro de media hora –nos ordenó el profesor-. Esta tarde tenemos la visita al Museo Británico.

Se escucharon algunos resoplidos de fastidio, supongo que porque la gente preferiría pasarse la tarde buscando a otros turistas con los que hacer amistad y quién sabe qué más, pero me pareció bastante ilógico porque ya sabían desde el principio el horario que teníamos de excursiones.

Steph y yo subimos rápidamente a nuestra habitación, y dejamos nuestro equipaje en el suelo de la habitación. Mi amiga sacó su neceser y estuvo peinándose porque decía que el trayecto le había dejado el pelo aplastado, y mientras yo rebusqué entre los jabones y demás utensilios de aseo que nos habían dejado en el baño, por si había algo interesante. Quince minutos después, alguien tocó a nuestra habitación. No sé por qué, pero pensé que sería Amber para molestar un rato. Me acerqué sigilosamente y miré por la mirilla. Suspiré de alivio al ver a los chicos y abrí la puerta.

-¿Ya os habéis instalado? –pregunté antes de que ellos dijeran nada, de un repentino buen humor.
-Si instalarse es dejar la maleta en la habitación, entonces sí –Zayn sonrió.

Señalé a nuestras maletas, también cerradas y en mitad del cuarto.

-Vosotras sois de nuestro estilo –Louis me dio una palmadita en el hombro, y no me retiré al contacto.
-¡Hola! –Steph salió del baño, radiante como siempre, y no me preguntéis por qué pero vi algo iluminarse en el rostro de Harry en cuanto ella apareció; sonreír para mis adentros.
-¿Vamos? –Niall me miró.
-Claro –cogí mi mochilita, que había dejado en la cama, y me la colgué a los hombros.

Steph pasó la cabeza por la cinta de su cámara y cogió la llave de la habitación.

-Lista –dijo, contenta.


Se notaba que todos estábamos de un humor bastante bueno, y salimos de la habitación hablando de cualquier tontería que ahora mismo no recuerdo. Lo que sí recuerdo es que Niall se colocó a mi lado y de vez en cuando me hacía algún comentario en voz más baja, solo y exclusivamente para mí. En efecto, y por extraño que resulte, en aquel momento casi podría haber afirmado que mi estado de ánimo estaba rozando la felicidad.


[Siento haber tardado tanto en subir, necesitaba estudiar, pero aquí estoy otra vez, con un capítulo algo más largo que de costumbre. Espero que os guste la relación especial que está empezando a haber entre Niall y la protagonista, porque tienen tres días para pasar en Londres en los que pueden (y van a) pasar muchas cosas. ¿Qué creéis que pasará? ¿Ganará la apuesta Steph o la protagonista? Dejádmelo en los comentarios, y por favor, comentad aquí en el blog, mencionadme en twitter, o ambas cosas. Os agradezco mucho el apoyo.]

7 comentarios:

  1. ASAGFGDFYSEYTDGUYFEGYH PERFECCIÓN tu imagina me encanta. Sube más seguido!!!! Eres muy buena escritora, sigue así!!

    ResponderEliminar
  2. No te disculpes, toleta, si sabemos que tenías que estudiar, no pasa nada.

    Pues, pienso que va a ganar Steph la apuesta bc están pasando muchas cosas bonicas y que me hacen afkñhfñkehewje entre Niall y la protagonista aka me, y pues me muero. Y en esos tres días, supongo serán tres capítulos muy largos que espero con más ansia de la que debería bc primero leo tus imaginas y luego existo.

    That's me, hahaha. Okno. Me voy dejando de rollos, y voy a decirte que: el eso va dpm y que me encanta, que es perfecto, que no lo pares y que no te deprimas por los unfollow o porque poca gente lea este eso, es increíble y seguirá siéndolo hasta su final. Hazme caso, ¿vale?
    Pues eso.

    PD: Te adoro, teo <3 @Rachelforever99

    ResponderEliminar
  3. Hola, hola caracola :) Aquí Marta sin saber que decir a parte de que es PERFECTO.

    Quiero que pasen cositas entre Niall y la protagonista (No penséis mal, que os conozco e.e me refiero a que... Bueh, vosotras me entendéis... espero)

    No te preocupes por tardar en subir, tu estudia :)

    ¿Qué mas? La apuesta la gana Steph o me muero aquí mismo... Nagh, tampoco tanto.

    I think que no tengo nada más que decir... Bueno, lo de siempre ¿no?: Que sigas pronto, que me encantó, que sigas pronto, que sigas así, que ahora te menciono en Twitter para sacarte una sonrisa, que sigas pronto, que te adoro, que sigas pronto, que adoro tus imaginas, que sigas pronto y... ¡Ah! Que sigas pronto :)

    En fin, me dejo de tonterías.

    Besos xx Mucho love <3

    PD: Quiero saber qué le iba a decir la protagonista a Niall antes de que Steph les interrumpiera. En serio, me quedé muy trabada :/

    PD2: ¿Qué me dices de hacer un maratón un día de estos? *Carita de cachorrito irresistible*

    ResponderEliminar
  4. asñdlkfjañlskdgjñalksdfjlañ Adorable. En serio. Cada día esto es más bonito. No sé qué tienes Ana, pero leer lo que escribes me provoca una sensación de paz y de bienestar que ni siquiera sé muy bien cómo explicarla. Espero que sigas ya, le veo un lado más... personal a este Imagina de Niall, no sé, más realista. Y eso está bien ;) Continúa pronto. (@_mysexymalik)

    ResponderEliminar
  5. Asdfghjklñ...... Ana... aun no invento la palabra que te prometi que inventaria... pero en el proximo capitulo te juro que la tendre lista.
    Estoy segura (re segura) De que Sthep ganara la apuesta. Aunque...... nah olvidalo . El punto es que el coqueteo y la cosa del Niall, algo se trae. Y harry y Sthep..... (suspiro romantico) .... nuestra querida protagonista no controla su lengia y Creo que morire sin saber que le iba a decir al Niall cuando Sthep interrumio. El hecho de que Amber haya quedado en el mismo piso.... algo se traen ....
    Bueno me despido... besos

    Att. Lulhee
    P.D. estoy en una fiesta, por eso tan corto...
    P.D.2 el proximo capitulo si comentare laaaaaargo y aaaaanchoooo

    ResponderEliminar
  6. HEY! I'M BACK!! kajhsdliebf No sabes lo mucho que amo este imagina, YA ESTAN EN LONDRES QUE SAKJDFHNBWLISAFVB amo Londres, quiero ir alla, en serio, pero nooo aqui no hacen escurciones ggg bueno, hay que hablar del imagina, que te puedo decir? es perfecto, no, no me refiero a los chicos, aunque bueno, ellos lo son jajaja, pero me refiero al imagina, eres demasiado buena escribiendo, tienes una imaginacion de lo mejor, :D el coqueteo de Niall ;jjjjjj Hmmmm algo se trae ¿no? Sigo pensasndo en que se traeran los chicos.. pero, se que lo sabremos... que esten en el mismo piso los chicos y las chicas me trae algo... tu sabes... algo va a pasar.... y que esten en el mismo piso de Amber, se que esa va a hacer algo, y nada bonito si me permites decir -.- ...... OK comentaria mas pero mi cerebro esta mas seco de lo que piensas, y siempre termino hablando de mi, y no del imagina, lo cual, bueno, no deberia hacer si quiero mantenerme en anonimo muajajaj

    Shadowhunters looking beter in black than their enemies widows since 1234
    -G

    ResponderEliminar
  7. Ya sé que el imagina es niall y eso, y la verdad es que me encanta (oviamente) pero ese comenrio dr harry cuando ve a esteph me toca la fibra jijijijijiji sigue asi y espero que pase lo que todas queremos que pase!

    ResponderEliminar

Motivos para sonreír.