sábado, 8 de febrero de 2014

EN UN INSTANTE - Capítulo 10.

Puede que no os creáis lo siguiente que hice, pero lo hice. Intentando que no pareciera demasiado descarado, separé mi mano de la de Niall. Qué estúpida, pensaréis. Y sí, probablemente lo fuese, pero permitidme que os recuerde lo poco acostumbrada que estaba a esa clase de contacto. En realidad, ni siquiera sabía qué tipo de contacto era ese, de modo que la situación me resultaba aún peor. Os pondré un ejemplo que quizás os ayude más a entender lo que me pasaba. Si una persona lleva mucho tiempo sin comer –y me refiero a días- y se le pone delante una mesa repleta de comida, nuestro primer pensamiento podría ser que empezaría a comer y no pararía hasta acabar con cada plato de la mesa. Sin embargo, nuestro amigo a dieta no podría hacerlo. Así de sencillo, no podría. Aunque intentara comer con voracidad, a los pocos instantes se daría cuenta de que su cuerpo no podría asimilar tal diferencia de repente, y tendría que parar de engullir, seguramente sin haberse acabado ni el primer plato. Si su cuerpo lleva días sin alimentarse, no puede pretender pegarse un atracón sin más. Tiene que ir poco a poco, para volver a acostumbrarse. Pues igual que el señor de nuestro ejemplo, yo no podía comerme toda la comida de una vez. Con la canción emotiva ya había tenido una dosis más que aceptable de… cambios.

Niall me lanzó una mirada interrogativa, como si no comprendiera por qué separaba mi mano de la suya, pero me limité a exhalar un pequeño suspiro que no sé si él vio.

-No deberías haber dejado de cantar –fue lo primero que me dijo Steph cuando salimos a su encuentro.
-No deberías decir que no sabes cantar –la corrigió Louis.
-Me he enamorado de vosotros dos –Harry nos sonrió con sinceridad.
-¿Puedo vender la grabación de la canción? Porfa, sé que me haría rico –bromeó Zayn.
-Sencillamente maravilloso –sentenció Liam.

Como podéis imaginar, un par de zonas de color rojo ya se habían colocado en mis mejillas, ya que no estaba acostumbrada a tanta atención positiva hacia mi persona.

-Gracias –musité-. Pero no ha sido para…
-Calla –me cortó Steph.
-¿Estás segura de que no quieres vender la canción? –volvió a preguntar Zayn, sonriendo.
-No creo que tuviera muchas ventas –contesté con sinceridad.
-¡Pues yo creo que sí!
-No es justo –protesté débilmente-. Vosotros también habéis cantado, lo habéis hecho fenomenal, y no nos habéis dejado felicitaros como es debido.
-En otro momento –Louis le quitó importancia con un gesto de la mano-. Hoy lo importante era que te atrevieras tú a hacerlo.

Miré a Niall de forma ligeramente acusatoria, porque cuando él me invitó a ir al estudio, supuestamente no había sido con la intención de que yo cantara si no con la de que viera –o más bien escuchara- cómo lo hacían ellos. Quizás fuera un poco de ambas, porque me extrañaba que se hubieran tomado tantas molestias sólo para que yo cantase.

Estuvimos un rato más allí, escuchando la grabación de los chicos y hablando de cosas varias. Bueno, como podréis imaginar, yo no hablé mucho, pero escuché, y escuchando es como más cosas se aprenden. Sí es cierto que les pedí que me gustaría tener la grabación de la canción que habíamos cantado Niall y yo, más que nada porque quería escucharla en mi casa para ver cómo lo había hecho realmente, ya que no me creí que dijeran con sinceridad lo de que cantaba tan bien, y porque quería tener una parte de ese momento que había compartido con Niall. Así, cogieron un CD virgen que había por allí y me grabaron la canción. Guardé el CD en mi mochila como si fuera un tesoro, y pasé el resto de tarde mirando de reojo a Niall cuando sabía que él tenía los ojos en otra parte.



Al regresar a casa, tenía un humor cuando menos agradable. Habían pasado bastantes cosas esa tarde. Me había gustado mucho cantar junto a Niall, y el propio hecho de cantar también me había reconfortado. De hecho, estaba tarareando A thousand years cuando abrí la puerta de mi casa.

Automáticamente, me callé, para poder subir a mi cuarto antes de que mis padres iniciaran alguna tentativa de hablar conmigo. Sin embargo, eso no habría servido de nada, pues estaban esperando en un pequeño sillón que había en la entrada de casa. Y sus miradas no eran precisamente amistosas.

-Hola –murmuré, al ver que ellos no decían nada.
-Tenemos que hablar contigo –contestó mi padre, sin preámbulos.

Solté un fuerte resoplido de descontento. No me gustaba hablar con mis padres porque normalmente no me gustaba lo que tenían que decirme.

-¿Qué pasa? –mi voz debió sonar bastante cansina.
-Hemos estado en tu instituto.
-Me parece estupendo.
-Déjate de ironías. Esto es serio –espetó mi madre.
-Oh, perdón –imité una absurda reverencia.

Mi padre se puso en pie y me miró fijamente a los ojos, enfurecido.

-Esto tiene que cambiar.

Ni siquiera me limité a preguntar a qué se refería, porque sabía que lo acabaría soltando él solito.

-Los estudiantes tenéis una única responsabilidad, sólo una. Vuestro deber es tener un buen rendimiento en el estudio, y tú no lo tienes.
-No he suspendido ni una sola asignatura –me defendí.
-¡Eso no es un buen rendimiento!
-Además, los profesores dicen que casi no te relacionas con tus compañeros –intervino mi madre.
-¡¿Y eso qué más da?! –ahora la que estaba enfadada era yo.
-Que deberías hacerlo.
-¿Por qué debería hacerlo? Yo no os digo a vosotros lo que tenéis que hacer, ni con quién tenéis que llevaros bien y con quién no.
-Precisamente por eso tú eres la hija y nosotros los padres –replicó mi madre con frialdad.
-Pues yo no puedo cambiarme, soy así, y punto.
-¡Ése es el problema! –exclamó mi madre- Te conformas con lo que sea, no buscas más, no tienes ambiciones, la mediocridad te resulta suficiente y eso NO debería ser así.

Aquello terminó con los pocos restos que quedaban de mi buen humor. Sé que mis padres estaban intentando alentarme a superarme, querían que mis resultados académicos y mis relaciones sociales mejorasen, pero sinceramente, ni creo ahora ni en ese momento creí que ésa fuera la forma. Decirle a tu hija adolescente que es mediocre difícilmente va a ayudarla a algo, en todo caso puede acabar hundiéndola más. Claro que tampoco les había dado otras opciones anteriores a esa para hablar conmigo, de modo que cuando vieron la oportunidad, no midieron sus palabras y simplemente descargaron toda su frustración contra mí, igual que yo hice con ellos.

-¡Vaya, perdonad si no soy perfecta! Perdonadme por haber nacido así, por no ser ni inteligente ni guapa, y perdonadme si os molesta que no tenga casi amigos, seguro que para vosotros es mucho más problemático que para mí, ¿a que sí? Seguro que sí. A fin de cuentas, vuestra hija es una vergüenza para vosotros, pero para ella misma no, ¿verdad? Claro que no, ella sólo tiene que convivir consigo misma –ironicé, aunque sabía que mis propias palabras me estaban haciendo más daño a mí que a ellos-. Lo siento, ¿pero sabéis qué? Igual que vosotros no habéis elegido tener a una hija mediocre, yo tampoco he elegido tener a unos padres que parecen el manual de perfección, todo el rato recordándome cómo debería ser y cómo no soy.

Mis padres se quedaron boquiabiertos, y yo me quedé resollando después de mi discurso espontáneo. Como siempre me pasa, cuando se enciende la mecha dentro de mí ya no hay forma de pararlo, ni siquiera aunque yo misma lo intente, y acabo diciendo más de lo que querría decir. Siendo sincera, no me paré a pensar si a mis padres podría afectarles todo lo que les acababa de decir, no tuve en cuenta sus sentimientos porque tenía la sensación de que ellos tampoco estaban teniendo en cuenta los míos.

-No… -mi padre iba a decir algo, pero cambió de opinión.
-Habíamos pensado que quizás cambiar de instituto podría venirte bien –soltó mi madre, ignorando por completo todo lo que yo acababa de decirles.

Ahora la boquiabierta fui yo. Después de haber expresado todo lo que sentía, ellos me decían que querían que cambiara de instituto. No, eso sí que no. De todos modos, estaba demasiado sorprendida como para decir nada, así que me marché rápidamente escaleras arriba. No podían cambiarme de instituto. No, ahora no. No es que tuviera especial cariño a ese lugar, ni al 99% de sus estudiantes. Pero Steph, mi única amiga, estaba allí. Los chicos estaban allí. Niall estaba allí. Si me cambiaban de instituto, sería aún peor. Me quedaría completamente sola.

Me metí en mi cuarto y cerré la puerta con un fuerte golpe. Tremendamente enfadada, iba a lanzar la mochila al escritorio, pero recordé justo a tiempo que dentro iba el CD con la canción que había cantado con Niall, y lo saqué para depositarlo con cuidado en un cajón de mi mesita de noche; en ese momento no tenía ningunas ganas de escucharlo. No tenía ningunas ganas de nada.

Me dejé caer en la cama. Yo ya sabía que era mediocre, pero no es lo mismo cuando tú sabes una cosa que cuando te la dicen. Es cierto que a mucha gente la mediocridad no le importa en absoluto, pero yo no era de esas, y de hecho llevaba mucho tiempo construyendo un fino muro a mi alrededor para que eso no me afectara. Pues acababan de destruir mi muro de papel con una bola de demolición, e indefectiblemente yo me había llevado algunos golpes en el proceso. Además de eso, estaba la propuesta de cambiarme de instituto. No lo habían dicho como algo definitivo y sin remedio, pero era aún peor, era una especie de amenaza, algo así como que o cambiaba de actitud y de notas o me iba a otra parte. Rompí a llorar, y me puse el cojín en la cara para intentar impedir que mis padres me escuchasen. En cualquier caso, yo ya estaba acostumbrada a llorar en silencio.

Si alguna vez os habéis peleado con vuestros padres, sabréis que es bastante complicado ignorarse mutuamente durante mucho tiempo. Yo ya era experta en ese campo, porque de todos modos la relación con mis padres siempre había sido muy fría, pero una cosa es hablar con ellos justo lo necesario, y otra es intentar no hablar absolutamente nada con ellos.

Pensé en llamar a Steph, pero no serviría de nada. Me diría que me reconciliase con mis padres, que seguro que no querían decir lo que yo había entendido, que tenía que llevar una mejor relación con ellos, que lo del instituto era sólo un toque de atención.

La verdad, me asombra lo bien que Steph llevó su propia adolescencia. Siempre parecía saber qué hacer, siempre tenía la solución a los problemas, siempre llevaba una gran sonrisa en los labios. Pero yo nunca hacía caso de lo que ella me decía, no al menos en lo referente a la relación con mis padres. Yo los veía como mis enemigos, y aunque no debía hacerlo, lo hacía.

Esa noche no cené, y al día siguiente intercambié tres palabras –contadas- con mi madre; por suerte mi padre ya se había ido al trabajo. En el instituto, mi cara debía ser de desolación, porque tanto los chicos como Steph me lanzaron miradas preocupadas.

-¿Qué ha pasado? –me preguntó Steph mientras sacábamos las cosas de nuestras taquillas, aprovechando que los chicos ya se habían ido a clase.
-Nada –mentí, y sabía que mi amiga sabía que lo estaba haciendo.
-Dímelo.
-Mis padres –suspiré.
-¿Qué ha sido esta vez?
-Aparte de admitir que tienen una hija mediocre y hacer la pequeña amenaza de cambiarme de instituto, nada en especial.

Mi amiga me miró con verdadera alarma.

-¿Pero qué has hecho?
-Nada –me encogí de hombros-. Eso es lo mejor de todo.
-Algo habrás hecho.
-No. Vinieron al instituto, hablaron con los profesores, y se ve que no les gustan mis notas.
-No pueden cambiarte de instituto –dijo, con ojos asustados.
-Pueden hacerlo.
-¿Sabes lo que tienes que hacer?
-“Llevarme mejor con mis padres” –imité la voz de Steph.
-Pues sí. Al menos durante los días que estemos en Londres puede que se tranquilicen las cosas en tu casa…

Cerramos nuestras taquillas y caminamos en dirección a la clase.

-¿Londres?
-Sí, Londres, la capital de Reino Unido, el Big Ben, ¿me sigues? –Steph me miró con las cejas levantadas.
-¡Londres! –exclamé.
-Exacto. Veo que ya lo recuerdas.


Quizás Steph estuviera bromeando, pero se me había olvidado por completo que quedaban tan solo tres días para el esperado viaje a Londres. Bueno, en realidad era tan esperado porque según mi amiga, en él pasaría algo entre Niall y yo. Sinceramente, yo no tenía muchas esperanzas puestas en ello, y menos ahora con lo desanimada que estaba. Claro, que también podía ser que de repente llegase a mi casa esa tarde y mis padres me dijeran que estaba castigada sin ir. 

[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, gracias.]

6 comentarios:

  1. Hola hola caracola :)
    Bueno, este comentario es cortito porque estoy en el móvil, pero decirte que me gustó mucho :)
    Sigue pronto, que quiero que se vayan a Londres ya Asdfghjkl
    Besos xx

    ResponderEliminar
  2. JDJDDDDSBKDBDKD,tengo prisa,así que este comentario no sera especialmente largo...
    VIAJE A LONDRES,VIAJE A LONDRES,ME DEMAYO *-*
    El imagina es perfecto y,por Dios,Niall es Asdfghjkl.
    Necesito el siguiente :''(
    Besooos (:

    ResponderEliminar
  3. ME ENCANTA, ME ENCANTA, ME ENCANTA. Ana nunca dejes de escribir porque realmente se te da genial. No importa la gente que lea o comente si te gusta a ti, lo demas no importa. Descubri tus historias hace unos dias y me las he leido en una noche pirque me has enganchado. Son tan perfectas. Intentare comentarte cuando pueda. Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Ana llore..... llore.... no se que decir; es como si estuvieras contando mi historia. Como si de pronto agarraras todo lo que me ha sucedido en la vida y lo contaras aqui. Se me salieron las lagrimas por que es asi como me siento cada dia; MEDIOCRE.... como queriendo ser mejor pero a la vez saber que no podre... y en este instante estoy llorando... Ana Gracias; gracias por ser tan buena escritora; gracias por que pareces conocerme a mi misma mejor que yo. Es el mejor #imagina que habeis escrito.... y quiero que lo sigas y no le cambies nada ¿sabes? Por lo menos asi me quedara la felicidad que nuestra rayis es feliz al final.
    espero con ansias el siguiente capitulo... por que hay cosas que quiero saber ¿que pasara en Londres? ¿la cambiaran de instituto? ¿que pasara si la cambian? ¿y Niall and the Potatoes que se traen entre manos? C: no se cuan largo es este comentario; pero quiero que sepas que siempre estoy al pendiente del Blog (: bue Ana; me despido (: bye
    Besos abrazos y Bendiciones

    Att. Lulhee
    P.D. Os Quiero un monton <3 ★

    ResponderEliminar
  5. ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ENSERIO!!! YO TMBN ME SIENTO MEDIOCRE CADA DIA DE MIERDA DE MI VIDA ES QUE SE ASEMEJA TANTO A MI EXCEPTO QUE YO SACO BUENAS NOTAS PERO POR LOS AMIGOS SOLO TENGO TRES NO TENDRE SOLO UNO PERO TRES TMBN ES DECIR COMO SI NO TUVIERA A NADIE Y A VECES SIENTO QUE NI SIQUIERA SON DE VERDAD QUE ELLOS JAMAS ME TIENEN EN CUENTA QUE PARA ELLOS SOY UNA DE OTRAS MUCHAS PERSONAS QUE TIENEN DE AMIGOS... ES QUE PFF... Y LUEGO PIENSO CUANDO ME VAYA DE ESTE INSTITUTO PORQUE SOLO TIENE HASTA CUARTO DE LA ESO SE ME HARÁ MUY DIFÍCIL HACER AMIGOS SUPONGO QUE TENDRE BUENAS NOTAS O NI SIQUIERA ESO.. NO TENGO NI IDEA DE COMO ME LAS APAÑARE SIENTO HABERTE SOLTADO TODO ESTE ROLLO QUE SEGURO NO TE INTERESA PERO ES QUE HE COMENZADO A ESCRIBIR Y NO HE PODIDO PARAR XD. PUES ESO QUE ME HA ENCANTADO TU IMAGINA Y ESPERO ANSIOSAMENTE EL SIGUIENTE, YO ESTOY HACIENDO UNA HISTORIA PERO NO SE COMO SEGUIRLA PERO ME GUSTARIA SER COMO TU! MUCHOS BESOS Y QUE SEPAS QUE TUS IMAGINAS ME AYUDAN MUCHO TODO LOS DÍAS :)

    ResponderEliminar
  6. ¿Me creerías si te dijera que esta malana mi profesora me dijo exactamente lo mismo refiriéndose a la mediocridad? Me dijo que no me podía conformar con la mediocridad, que yo podía sacar más nota y el remdimiento que tengo últimamente no es suficiente para mí. ¿Me crees? Porque yo no me puedo creer que haya tanta semejanza. Te diría que copias mi vida para hacer esta historia si no fuera porque esto lo has escrito antes de que me pasara lo que me pasó esta mañana.

    ¿Recuerdas que dije que eran las dos y me iba a ir a dormir porque mañana tengo examen? Pues no he podido resistirme a seguir leyendo un poco más jajajajajaja.

    ResponderEliminar

Motivos para sonreír.