En
este mundo hay muchos tipos de personas. Sólo clasificándolas por sus gustos,
hay miles de tipos de personas. Sin embargo, una cosa es cierta. Con respecto a
las sorpresas, sólo hay dos tipos: las personas a las que les gustan y las
personas a las que no. Nadie permanece indiferente ante una sorpresa. O gustan,
o no. O te hacen feliz, o te asustan. Me refiero, claramente, a las sorpresas
buenas, no a un accidente de coche inesperado o a la erupción de un volcán al
lado de un pueblo. Me refiero, por ejemplo, a una fiesta de cumpleaños
sorpresa. A mucha gente le gustan, de hecho mucha gente se lamenta porque sus
amigos nunca le han celebrado una. Es normal, supongo, disfrutar de esos
momentos de expectación en los que sabes que algo bueno está pasando pero no
tienes ni idea de qué es. No obstante, no todo el mundo se siente así. En lo
que a mí respecta, las sorpresas nunca han sido santo de mi devoción. Es cierto
que no suelen dármelas, pero me pongo nerviosa cuando no sé qué está
ocurriendo, cuando siento que las cosas se escapan de mi control. Por lo menos,
eso me pasaba con dieciséis años. Estaba tan acostumbrada a mi monotonía que
cualquier cosa diferente a ella me sacaba de quicio.
Así
que ya podréis suponer cómo me encontraba mientras cenábamos en el hotel
aquella noche. Con el pensamiento de la misteriosa sorpresa de Niall imposible
de salir de mi cabeza, le daba vueltas a la comida en el plato, sin llegar a
probar más de un par de bocados. Me di cuenta de que no había comido mucho
durante mi estancia en Londres, entre unas cosas y otras.
-¿Sientes
curiosidad? -me preguntó Niall, con tono divertido.
-No sé
lo que es, Horan, pero sé que no me gusta -bufé, en voz lo suficientemente baja
para que sólo me oyera él, que estaba a mí lado, y quizás Steph, que quedaba al
otro lado.
-Vaya,
es la primera vez que me llamas por mi apellido -él sonrió como si nada.
-Y
deberías desear que fuera la última.
Niall
me respondió con una carcajada cantarina. Yo hice como que comía un rato más, y
noté la mirada de desaprobación de Steph. Mi amiga se preocupaba mucho por mí.
Aunque ella no me lo decía abiertamente, sé que a veces llegaba a pensar si yo
sería anoréxica, o bulímica, o padecería algún trastorno alimentario por el
estilo, porque yo me veía gorda y según ella no lo estaba. De modo que no debió
hacerle gracia ver que casi no comía. Quizás pensara que lo hacía a propósito,
pero la verdad era que tenía un nudo en el estómago que me impedía tragar. Y
no, jamás vomité para adelgazar, pero tampoco vi como un inconveniente si mis
nervios y las caminatas me hacían dejar peso durante esos días.
En
cuanto los chicos se levantaron de la mesa, yo también lo hice y Steph nos
imitó. El profesor Jackson ya había dado las instrucciones para el día
siguiente, por lo que nos fuimos a nuestra habitación después de que los chicos
nos dijeran que pasarían a por nosotras en media hora.
-Tú
sabes qué es -acusé a Steph cuando entramos a nuestra habitación.
-¿Yo?
-ella puso su mejor cara de inocente, lo que me corroboró que estaba en lo
cierto.
-Sí,
tú -dejé la llave de la habitación en una mesita.
-No lo
sé -reiteró Steph.
-Eres
una mala amiga por no decírmelo.
Rebusqué
en mi bolso de viaje para encontrar algo que ponerme. No me había llevado nada
especialmente bonito. Tampoco tenía nada bonito, de hecho, excepto por el
jersey que me regaló Steph que decía “I
don’t care”. Lo cogí y me dirigí con él al cuarto de baño.
-Admítelo,
cuando volvamos querrás que vayamos a comprar ropa -me dijo Steph antes de que
cerrarse la puerta.
-Cuando
volvamos iré al psicólogo, que no es lo mismo.
Me
encerré en el baño, me duché a toda prisa y me vestí. No me miré al espejo
porque quería pensar que iba "guapa",
y como obviamente no era así, no quería destrozar mis ilusiones. Steph
salió de la ducha justo cuando yo terminaba de lograr hacerme una cola en la
que no me quedaran pelos sueltos flotando alrededor de la cabeza. Me miró como
si ella fuese una escultora y yo su escultura a la que sólo le faltan unos
retoques. Cogió su estuche de belleza y me quitó la cola antes de que pudiera
protestar. Yo tenía el pelo algo húmedo, por lo que no le resultó muy difícil
pillármelo en una trenza. Os juro que nunca he visto hacer una trenza de espiga
tan rápido y con tan buenos resultados como hizo ella aquella noche.
Como
ya me vais empezando a conocer, es posible que penséis que me quejé en cuanto
que Stephanie comenzó a modificar mi aspecto. Pues no, no lo hice. Yo quería
verme lo mejor posible, y mi amiga me ayudó sin necesidad de que yo se lo
pidiera. Es más, si me hubiera preguntado, seguramente le habría dicho que en
realidad mi aspecto no me importaba, que no tenía remedio de todos modos.
Steph
sacó potingues que no tengo ni idea de qué eran de su estuche de maquillaje y
me echó unos polvos, entre otras cosas. Me puso máscara en las pestañas,
colorete en las mejillas y –con esto si protesté- pintalabios. Me obligó a
mirarme en el espejo. Para ser sincera, tampoco se notaba tanto que me había
maquillado. No parecía que hubiera metido la cara en un bote de chocolate en
polvo, como yo creía. Más bien mi cara había adquirido un tono menos apagado
que de costumbre, mis mejillas estaban algo rosadas y mis ojos parecían algo
más grandes. Además, el pintalabios era de un color sutil que conseguía crear
la sensación de más volumen. Digamos que jamás en toda mi vida me había visto
así. No estaba guapa, porque aunque la
mona se vista de seda, mona se queda, pero estaba más cerca de serlo que
nunca.
Los
chicos tocaron a la puerta antes de que Steph hubiera tenido tiempo de
arreglarse ella. La miré, sin saber si abrir o no.
-¡Voy!
–dijo ella.
Antes
de abrir se dobló por la cintura y se revolvió el pelo, luego se lo atusó un
poco mientras se miraba al espejo, cogió su chaqueta y abrió la puerta.
-Ya
estamos listas –anunció.
Yo
la miré a ella y a los chicos, intermitentemente. Me sentí bien. Tenía una
amiga que me había antepuesto a sí misma, que había preferido arreglarme a mí
antes que arreglarse ella, y unos amigos que estaban ahí, esperándonos porque
iban a salir con nosotras. Empezaba a pensar que tal vez no estuvieran ahí sólo
por Steph, sino también por mí. Dejadme que os diga una cosa. Hay gente que
tiene muchísimos amigos, decenas de ellos, o al menos eso es lo que ellos
dicen. Sin embargo, a la hora de la verdad, esos supuestos amigos desaparecen,
y esa persona que creía que era tan querida, no lo era cuando verdaderamente lo
necesitaba. Yo no tenía muchos amigos. Antes de los chicos sólo tenía a Steph.
Pero ella era la mejor amiga que yo podría haber querido, era tan buena conmigo
que muchas veces me reprocho no haber sabido corresponder y tratarla yo también
así. Así que os daré un consejo. No busquéis muchos amigos. Buscad que los que
tengáis de verdad lo sean, y no olvidéis serlo vosotros también, y agradecerles
lo que hacen por vosotros.
-¡Guau!
–exclamaron los chicos al verme salir.
Me
sonrojé, aunque confié en que no se notara mucho gracias al colorete que me
había echado. Ellos me silbaron y yo no sabía dónde esconderme.
-Estás
preciosa –me dijo Niall en voz baja cuando echamos a andar para salir del
hotel.
-Gracias
–murmuré, mirando al suelo.
Entonces
lo miré. Llevaba unos pantalones negros, una camiseta blanca con una camisa de
cuadros azules encima, y por supuesto una cazadora en la mano, pues el invierno
en Londres no es precisamente caluroso. El azul de la camisa resaltaba aún más
sus ojos, que me miraron con intesidad un instante.
-Tú
también lo estás –me atreví a decir, porque en realidad no sabía cómo se
actuaba cuando te halagan.
Niall
sonrió, y no sé si me dijo algo porque me quedé embobada en sus labios. Yo
había sentido muchas veces curiosidad sobre cómo sería besar a alguien. Había
tenido ganas de hacerlo, incluso, pero no de una persona en concreto. Siempre
era por el hecho de experimentarlo, o porque eso implicaba tener a alguien que
te consideraba especial. Pues bien, esa noche fue la primera en la que sentí un
deseo real de besar a alguien en particular. El estómago me dio un vuelco y
empecé a sentir un cosquilleo en las puntas de los dedos al imaginarme besando
a Niall. Tuve que cerrar los ojos y hacer una inspiración profunda para volver
a concentrarme.
-Te
va a gustar –escuché que me dijo Niall cuando volví en mí.
-No
lo sé –me encogí de hombros, nerviosa.
-Quizás
no le guste –Louis se metió en la conversación.
-Si
tienes en cuenta lo tímida que es… -añadió Liam.
-Le
gustará –sentenció Steph.
-Entonces
sí que sabes lo que es –alcé las cejas al mirarla.
Ella
abrió mucho los ojos y se tapó la boca con las manos.
-Demasiado
tarde –se me escapó una especie de risa nerviosa.
-Al
menos está preparado con buena intención –Niall buscó mi mirada con la suya.
Asentí
con la cabeza, consciente de que sería injusto decir lo contrario. Sospechaba
lo que podía ser, y no estaba muy segura de si me gustaría o no. Al salir del
hotel, el frío de la noche nos golpeó con fuerza, y caminamos a buen paso hasta
el pub en que Niall había entrado un rato antes.
Entramos,
y sólo había dos personas en la barra, pues ni siquiera eran las nueve. Todavía
quedaba al menos una hora para que el local se llenara.
-Ahora
vuelvo –informó Niall, que se fue a hablar con uno de los camareros.
-Podemos
sentarnos, si queréis –propuso Zayn.
Buscamos
una mesa en la que cupiéramos todos, y miré a mi alrededor en busca de algún
indicio que me revelara qué era mi sorpresa. No vi nada en absoluto, sólo
mesas, sillas, la barra y la puerta de los servicios.
-¿Creéis
que el profesor Jackson se dará cuenta de que hemos salido? –preguntó Liam.
-Bah,
seguro que se pasa la noche buscando en Internet alguna historia cultural sobre
el Támesis, así que no –Harry hizo un ademán despectivo con la mano.
-Como
se entere nos cae una buena –admití con un suspiro.
-No
puede cortarnos la cabeza ni nada por el estilo, tampoco será tan grave.
-Esperemos
que no se haya traído ningún hacha por si acaso –bromeó Louis.
-Ya
está –Niall apareció de repente de la nada-. Ven.
Lo
miré, sin ser consciente de que quería que me levantara. Él exhaló un bufido
impaciente y me cogió de la muñeca para ponerme en pie.
-Alguien
quiere hablar contigo –informó mientras tiraba de mí en dirección a la barra.
-Pues
yo no sé si quiero hablar con ese tal Alguien
–giré la cara, mirando a Steph con cara de pena, aunque no creo que me
viera porque el pub no destacaba precisamente por una buena iluminación.
-No
seas dramática –Niall sonrió.
-Niall,
no sé si esto es una buena idea –me estaba volviendo a poner nerviosa.
-¡Pero
si no sabes lo que es!
-Pues
por eso.
Llegamos
a la barra y las dos personas que estaban allí bebiendo me miraron con
curiosidad. El camarero con el que Niall se había acercado a hablar antes vino
hacia nosotros.
-¿Es
ella? –me señaló con la barbilla.
Por
un momento me sentí como una oveja en el mercado a la que están usando para una
transacción.
-Sí
–Niall asintió enérgicamente con la cabeza.
-Bien,
pues no sé cuánto rato necesitas para calentar, pero esto se llenará en más o
menos cuarenta minutos –se dirigió directamente a mí, como si yo tuviera idea
de lo que me estaba diciendo-. Me fío de Horan, y él te ha pedido un cuarto de
hora. Si la gente se anima, puedes estar más rato a menos que venga alguien más
a pedirlo. ¿Todo bien?
Asentí
sistemáticamente con la cabeza, y el camarero se encogió de hombros.
-Esto
te da derecho a una consumición gratis, cuando la quieras sólo tienes que
pedirla –dijo, tras lo cual se marchó a fregar platos, o algo así.
Miré
a Niall desconcertada.
-Niall,
¿qué se supone que me ha dicho ese hombre?
Él
esbozó una bonita sonrisa. En realidad, dejaba entrever una mezcla de
culpabilidad, expectación, emoción y orgullo. Le quedaba preciosa decorando su
cara.
-Te
ha dicho que en cuarenta minutos vas a cantar en un pub lleno de gente.
[Pues ya sabéis qué sorpresa era. ¿Qué creéis que pasará después? ¿Será sólo cantar o habrá algo más? ¿Accederá la protagonista? Porque podría negarse a cantar delante de la gente... Decidme lo que pensáis en un comentario en el blog, mención en twitter o ambas cosas. No os olvidéis de marcar en los cuadros de abajo la opción que más se ajuste a lo que os ha parecido el capítulo. Muchas gracias por leer]
Hola Anaaa! Se podría decir que soy una lectora fantasma pero he decidido comentar por lo que has puesto hace poco en Twitter de que no era bueno pero mejor que comentaramos. Bueno tienes razón no es bueno ni un poco comparado con eso porque es PERFECTO siempre lo digo y pienso pero no me cansaré tu escribes muy pero que muy bien (cuando publiques libro avisa eh) tu eres mi escritora preferida aunque todavía no lo seas pero me da igual. Tu siempre dices k esta mal todo lo que haces siempre eso y bueno quiero que dejesde pensar así, entendido? Te quiero mucho Anitaw y espero que esto te haya ayudado a entender que no escribes mal k este y todos los capítulos estan perfectos y que tu siempre seras mi escritora favorita y cuando saques un libro sere la primera en comprarlo no te pongas mal por cosas k imagina tu mente ♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥¤
ResponderEliminarBy: seguidora tuya desde que descubrió este blog por casualidad a principios de verano
EliminarASDFGHJKLÑ *-* Cada día te superas más, en serio.
ResponderEliminarYo creo que al final van a cantar los dos juntos :3
En fin... mi imaginación ultimamente está de vacaciones o algo :/
Bueno, espero que sigas prontito prontito :)
Besoooos xx
Siiiiiiiiii.
ResponderEliminarEra lo que suponia que iva a pasar.
Alfin y al cabo,mi intuicion no es tan mala.
Me esta enacantando y no quiero porque lloro y sufro y no.
Dijiste que el proximo no iba a ser sobre uno de los chicos,y me parece genial.
Pongamos como ejemplo este imagina.
Aunque aparezca otro chico sabemos que al final se quedara con Niall,mientras que en el siguiente si te inventas unos presonajes,nos dejas con la intriga.
Bueno,me despido ya,como siempre,un Imagina perfecto.
Besooos (:
Uy jajaja Se complica la cosa.
ResponderEliminarPrimero antes de nada: ¿cómo te atreves a decir que este capítulo está mal? Para mí está muy bien. Lo tuyo es magia con las palabras.
Segundo: a la protagonista me da a mí que no le va a gustar jajaja pero quién sabe, se animará supongo. Aunque es tan tímida... Ay ¿ves? Si es que nos dejas con la intriga y no puede ser. En fin, que me ha encantado, espero que sigas pronto.
¡Ah! y otra cosa que se me olvida: yo por supuesto que leería algo que viniese de ti, aunque no fuese de los chicos. Escribes muy bien, y merecerá la pena, sea del tema que sea. Así que tienes otra lectora más :)
Bueno, me despido ya. Síguela pronto eh jaja (@_mysexymalik)
Omg pobre chiquilla. Sabiendo como es al oír esa última frase debe de haberse muerto. Yo si fuera ella me iba al baño y mentía diciendo que me había quedado encerrada lol, qué vergüenza. Aunque también está la posibilidad de acabar con Niall por hacerle esto, pero es menos probable y apetecible.
ResponderEliminarEl capítulo está genial Ana, como siempre.
Un besito <3
:OOOOO OSEA QUE EN EL SIGUIENTE CAPITULO ESTAMOS DONDE EMPEZO LA HISTORIA?!?!?! QUE ELLA ESTABA EN LA BARRA, CANTANDO :OOOOO ASOMBROSO ERES UNA GENIA!!!<3<3<3<3
ResponderEliminarThe fire is catching, and if we burn you burn with us
-G
Holaaaaaaaaaaaaaaa.
ResponderEliminarNecesito el siguiente ya. Es tan interesante y tan aifdnuiregbtgib *___*
Sigue así.
Besos.
Me encanta tu novela !!! Es la primera que me leo tuya y me encanta luego me leeré las demás :)
ResponderEliminarPD: Me gustaría que me dieras tu opinión sobre una fanfic que acabo de empezar , no es la gran cosa pero bueno jajaja (solo si quieres claro)
http://www.wattpad.com/story/13542389-you%26i-harry-styles-y-_______-green o también la estoy subiendo en http://livedlovedliedfanfic.blogspot.com.es/