Niall se da
cuenta de que estás mirando a Zayn, y te da un golpecito en el hombro.
-¿Sabes quién
es? –pregunta.
Niegas con la
cabeza.
-Es hijo del
director. Rico. Asquerosamente rico. Supongo que es el más popular del
instituto. Y su novia no se queda atrás.
Te muerdes la
parte interna del labio, fingiendo que no te importa demasiado.
-Ah, pues antes
me he chocado con él y parecía majo…
-¿Es que vas
dándole golpes a todo el mundo? –pregunta Niall, riendo.
-Bueno… -te
encoges de hombros, y sonríes.
-No creas. Es
simpático con todas las chicas guapas, da igual que tenga novia o no.
Tú ladeas la
cabeza. ¿Te acaba de decir que eres guapa? Sonríes de nuevo. En cualquier caso,
no crees que Zayn haya pensado que lo eres.
-Pues no sé… ¿No
te cae bien? –miras a tu nuevo amigo.
-No demasiado.
No preguntas,
pero intuyes que ocurre algo por lo que no se llevan bien.
Al ver que todo
el mundo ha entrado ya a clase, el profesor llama al orden.
Miras como Zayn
se sienta, pero te obligas a ti misma a apartar la vista, aunque desearías no
hacerlo. Es… buf, guapísimo. Que Niall diga que es simplemente un típico
popular que trata bien a todas las chicas guapas porque es un insensible o algo
así no significa que tú lo creas. De hecho, no lo crees, pero no quieres
contradecir a tu único amigo, por lo que no discutes más.
-¡Chicos,
chicos, silencio! –le pide el profesor a los amigos de Niall, que siguen
parloteando.
Ellos se callan,
y entonces el hombre te señala.
-Quería
anunciaros que tenemos en nuestra clase a una nueva compañera –tu cara se pone
como un tomate.
Te pide que te
pongas en pie y te presentes. Tú dices tu nombre y te sientas cuanto antes. Todos
te miran, y te parece ver que Zayn te sonríe. No, debes estar loca. Es
imposible que te haya sonreído. Lo del aparcamiento fue simplemente que te
chocaste con él, y él intentó que te dieras cuenta de que no era nada. Punto.
Era precisamente eso. Nada.
-Como has
llegado a mitad de curso, no sabes nada de lo que estamos haciendo en clase –el
profesor suspira-. Verás, tus compañeros tuvieron, a principio de curso, que
elegir un instrumento musical y tienen que aprender a tocarlo para final de
curso. Sin embargo, tú tienes menos tiempo que ellos para hacerlo… Así que he
decidido que un compañero tuyo que sí toca ya un instrumento, te ayude a
aprender. A él le subiría la nota, y tú podrías aprender para final de curso,
igual que tus compañeros, ¿qué te parece?
No te has
enterado muy bien de lo que te ha dicho, pero para no hacerte notar más todavía
el primer día de clase, asientes.
-Sí, me parece
bien –sonríes, insegura.
-Niall, ¿te
importaría enseñarle a nuestra nueva compañera a tocar la guitarra? –suelta el
profesor de golpe.
-Claro que no
–él sonríe.
Tú te quedas
realmente sorprendida. ¿Niall te va a enseñar a tocar la guitarra? Vaya, al
menos ya le conoces, y parece simpático. Pero, ¿es que Zayn no toca ningún
instrumento? Si tuviera que enseñarte él, sería perfecto. Pero nada nunca es
perfecto. Excepto el propio Zayn, claro.
La clase
comienza, pero tú no haces caso de lo que el profesor dice. Tu mente está bien
lejos. O cerca. Más concretamente, dos filas más atrás, y tres asientos hacia
la derecha. Justo en el sitio del chico moreno de ojos marrones. ¡Ah, lo tuyo
se está volviendo una obsesión! Siempre te pasa igual. Te enamoras de los
chicos nada más verlos, y luego lo pasas fatal, porque ninguno te corresponde.
Toca el timbre y
sales de clase. Caminas al lado de Niall camino a las taquillas.
-¿Así que tocas
la guitarra? –comentas.
-Sí –sonríe.
-¿Y yo tengo que
aprender? –tuerces el gesto.
-En efecto.
-¿Y tú me vas a
enseñar?
-Sí.
-Tengo la
impresión de que me acabarás lanzando la guitarra a la cabeza –suspiras.
Niall ríe.
-¿Por qué?
-Porque soy
nefasta para esas cosas, se me da fatal aprender a tocar instrumentos –bufas.
-¿Y por qué
estás en clase de música? –él ríe.
-Porque me gusta
la música, pero no sé tocar ningún instrumento –te cruzas de brazos.
-Ya verás que no
es tan difícil. Y será divertido aprender, no soy tan malo enseñando…
Llegáis a las
taquillas y guardáis las cosas en ellas.
-No, pero yo soy
mala aprendiendo –sonríes.
-No lo creo
–cierra su taquilla.
-Qué depresión,
llego aquí y ya me mandan algo tan difícil –te llevas una mano a la frente.
-Va, no es para
tanto, yo te voy a ayudar…
-Ya, bueno… Y
encima no conozco a nadie aquí –resoplas.
Niall se cruza
de brazos.
-Vaya, me acabo
de enterar de que mis padres me llamaron “Nadie” de segundo nombre –alza una
ceja.
Tú rompes a reír.
Es un chico realmente gracioso.
-A mis amigos es
que no les has hecho mucho caso, pero luego a la hora del almuerzo les
conocerás mejor –sonríe.
Tú suspiras.
-Lo siento, no
sé, estaba distraída…
-Con Zayn –ladea
la cabeza.
-No –protestas.
-Ya –saca sus
cosas de la siguiente clase y tú le imitas.
-Bueno, en
cualquier caso, si quieres, podemos quedar esta tarde para que te presente al
resto de mis amigos, ¿te parece bien?
Asientes con la
cabeza. No estará mal conocer a gente nueva. Quizás eso te ayude a sacarte a
Zayn de la cabeza. Niall te mira con sus brillantes ojos celestes, y te das
cuenta de que ese chico te cae realmente bien.
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Motivos para sonreír.