...
y ese beso nunca llega a suceder. Haciendo acopio de toda tu fuerza de
voluntad, apoyas con suavidad una mano en el pecho de Louis y presionas
levemente para que se eche hacia detrás. Él te mira sin comprender y
ligeramente avergonzado.
-¿Es que...? -balbucea.
-Es que tienes novia -lo miras fijamente.
No vas a expresarlo con palabras, pero debería
entenderlo. No sería justo, ni para Veronica ni para ti, que eso ocurriera.
Louis tiene que ser consciente de que no puede tenerlo todo. Que elija, y que
elija de verdad.
Te
mira, sofocado, igual que te miraría alguien al que has visto cometer un delito.
O más bien que casi lo comete. Es curioso como, muchas veces, cuando estamos a
punto de conseguir algo que llevamos mucho tiempo deseando, nos arrepentimos, o
de repente no estamos seguros de si es lo que queremos simplemente por el miedo
que nos produce alcanzar lo inalcanzable y perder esa sensación de lucha
constante que hasta el momento nos guiaba. A ti no es que te pase eso –no hay
nada en el mundo que desees más que besar a Louis-, pero no crees que esa sea
la forma. No mientras él esté con otra.
De
alguna manera, el chico comprende por qué le has apartado. Quizás que te
conozca desde que estabas en prescolar no sea tan malo después de todo, porque
jamás le dirías que deje a Veronica, pero él es capaz de entenderlo sólo con
mirarte.
Louis
asiente suavemente con la cabeza.
-Tienes
razón.
-Lou…
-le miras.
-¿Sí?
–sus ojos se alzan hacia ti.
-¿Qué
es esto? –preguntas con voz grave.
-¿El
qué?
Haces
un gesto que abarca la habitación y por consiguiente a vosotros dos.
-Ah
–suspira-. Esto es la vida.
-Odio
cuando te pones filosófico –esbozas una tímida sonrisa.
-¿Por
qué? –él también se permite sonreír.
-Porque
en esos momentos sueles tener razón y no estoy acostumbrada a ello.
Suelta
una leve carcajada musical, como si hace un momento no hubierais estado a punto
de besaros, y sin querer su rodilla roza a la tuya.
-Siempre
tengo razón.
-Ya
querrías tú –no apartas tu pierna al contacto.
-Hay
otras cosas que quiero más que eso –se encoge de hombros con tranquilidad y se
levanta de la cama.
Tú
decides ignorar su evidente insinuación y permaneces apaciblemente sentada en
tu silla.
-¿Sabes?
Tengo un asuntillo que arreglar –se dirige hacia la puerta de tu dormitorio.
-¿Pero
no…? –señalas la ventana, confusa.
-Tengo
que salir a la calle, así que da lo mismo que lo haga desde allí –apunta con el
dedo a su cuarto- que desde aquí.
-Ah.
Cuando
está a punto de salir, parece cambiar de idea y vuelve a donde estás. Te da un
ligero beso en la cabeza, casi sólo un roce, y sale de la habitación sin decir
palabra y con una sonrisa en los labios.
La
puerta de la casa suena al cerrarse, e inmediatamente después te tiras a la
cama. Huele a él. Genial. Menuda estúpida estás hecha. ¿Cómo has podido
rechazar ese beso? Ahora pensará que tú no sientes lo mismo. Porque él siente
algo por ti, ¿cierto? Aunque a lo mejor no, y sólo está confuso. Bah, tú
también estás confusa. Pero no, no, no. No habría estado bien que os hubierais
besado. Ha sido mejor así. Que comprenda que es o Veronica o tú. Claro. Has
hecho bien. Pero esos labios…
El
dolor de cabeza que mágicamente había desaparecido desde por la mañana, vuelve
como una presa que había contenido demasiada agua y se rompe de repente,
provocando un desastre que lo arrastra todo a su paso, y luego lo deja
encharcado y pantanoso. Así está tu cerebro ahora mismo. Espeso y empezando a
sentirse condolido de tanto cavilar.
Te
estás planteando qué hacer para pasar el rato sin que el dolor de cabeza
aumente pero sin dormir –lo cual en estos momentos sería una misión imposible-,
cuando la puerta de tu casa vuelve a sonar.
Sobresaltada,
por un momento piensas que pueda ser Louis, lo cual no tiene sentido porque,
sí, tiene una llave de tu casa, pero para casos de emergencia, y además se ha
ido con la intención de hacer algo. Y ojalá que ese algo sea cortar
definitivamente con Veronica.
-¡Ya
he vuelto! –escuchas la voz de tu padre.
-Hola
–dices desde tu cuarto.
Los
pasos de tu padre se acercan a tu habitación y el hombre entra.
-¿Cómo
te encuentras? ¿Todo bien?
-Me
ha empezado a molestar un poco la cabeza otra vez –reconoces.
-Entonces…
–va a salir del dormitorio, pero tú se lo impides negando con la cabeza.
-No
creo que una pastilla me lo pueda quitar.
-¿Por
qué dices eso? –te mira con una mezcla entre curiosidad y preocupación.
-Porque
aunque me tome una pastilla no voy a dejar de pensar y darle vueltas a la
cabeza, así que el dolor no va a desaparecer –suspiras.
Tu
padre se sienta en tu cama, frente a ti, confuso.
-¿Y
en qué piensas?
Su
voz te recuerda a cuando eras pequeña y aparecías en su estudio llorando.
Siempre empezabas a llorar desconsoladamente y cada vez que tu padre te
preguntaba por qué lo hacías, tú negabas con tu cabecita y las lágrimas
brotaban aún con más fuerza. Entonces él se agachaba a tu lado, te rodeaba con
sus brazos y te susurraba palabras tranquilizadoras al oído hasta que volvías a
poder hablar. Todas las veces empezaba con la misma pregunta: “¿Echas de menos a mamá?”, a lo que tú
siempre respondías que sí. Luego te hacía otras preguntas, las que con toda seguridad
tu madre te habría hecho, y acababa desviando tu atención a otros temas, hasta
que las lágrimas desaparecían de tus ojos. Nunca te has parado a pensar que tal
vez, cuando tú te ibas de su estudio con un amago de sonrisa en los labios, tu
padre se quedara dentro llorando todo lo que tú habías llorado en su hombro
mientras él se mostraba fuerte y te decía que todo iba a salir bien.
Así
que decides que tu padre se merece que confíes en él. Si no, ¿qué os queda? Es
bien cierto que siempre le cuentas tus problemas, pero nunca has hablado con él
sobre chicos porque hasta el momento nunca habías sentido nada serio por
ninguno.
-En
Louis –admites, esquivando su mirada.
Tu
padre guarda silencio y tú le miras, para ver si sigue ahí. Vuelves a dirigir
los ojos al suelo en cuanto compruebas que no se ha marchado.
-Lo
suponía –dice, finalmente.
-¿Lo
suponías?
-Bueno,
quizás no sea tu madre –su voz tiene un deje nostálgico-, pero hay cosas que se
notan. Y además, ella me lo advirtió.
Bufas.
-¿Y
no podría estar pensando en él porque me preocupe que, por ejemplo, se haya
partido una pierna?
-No,
porque los dos sabemos que no me lo estarías contando a mí a menos que sea algo
de lo que no puedes hablar con él.
Como
acto reflejo, miras a tu padre, sorprendida.
-Oh,
vamos, sabes que es cierto –sonríe.
-Papá,
no…
-Escúchame.
Hay cosas que se le pueden contar a los padres y a los amigos. Luego hay otras
que sólo deberían decírseles a los padres, y otras sólo a los amigos. Es
normal.
-Bueno,
pues… eso.
-Louis
tenía novia, ¿cierto?
Asientes
con la cabeza.
-Papá,
iba a besarme –dices, sintiendo que te sonrojas.
-Vaya…
-se pasa una mano por la barbilla- ¿Y no lo ha hecho?
-Yo no he querido que lo hiciera –sueltas
todo el aire de tus pulmones con fuerza.
-¿Por
qué?
-¡Pues
porque tiene novia! –exclamas- Es mi amigo y le quiero muchísimo (me refiero a como
amigo en este caso), pero no pienso hacer o empezar nada con él mientras esté
con otra. Que decida lo que quiere.
Tu
padre te mira con lo que te parece identificar como un destello de orgullo en
los ojos.
-Me
parece que has hecho lo mejor que podías hacer –te acaricia un momento el pelo
con cariño-. Puede que esté confundido. Pero lo que no debes hacer es darle a
entender que no te importa que tenga novia. Tú te mereces un Louis entero para
ti sola. Y si no se da cuenta de eso…
-De
hecho creo que cuando lo he apartado se ha dado bastante cuenta –esbozas una
pequeña sonrisa.
-¿Cómo
le llamabais los jóvenes a eso de apartaros para no besar a alguien? ¿Hacer la
anaconda? –pregunta tu padre.
Tú
sueltas una carcajada con ganas.
-¡Hacer
la cobra! No la anaconda –dices, ahogando tus palabras entre risas.
-Ah,
pues eso –sonríe ampliamente-. Vas a tener que darme unas cuantas clases de
lenguaje moderno.
-¿Para
incluirlo en tus artículos? –alzas las cejas.
-Claro.
Imagínate lo bien que quedaría el titular: “Kate
le hace la cobra a William en público, ¿tendrán problemas matrimoniales?”
Vuelves
a reír.
-Papá,
por favor.
-Lo
sé, lo sé. De todos modos, yo no escribo sobre esas cosas.
-Y
menos mal.
De
repente te das cuenta de que ha vuelto a conseguirlo. Igual que cuando tenías
cinco años, ha logrado que tus problemas se conviertan en sonrisas. Te ha hecho
olvidar lo que te preocupaba. Sin embargo, debe de notar que acabas de volver a
pensar en Louis porque su mirada se pone seria y se acerca un poquito a ti.
-¿Quieres
que te cuente un secreto?
-Vale.
-Te
voy a decir lo que mamá me dijo sobre Louis y tú.
-Ya
me lo dijiste –le recuerdas.
-No
te lo dije todo.
Miras
a tu padre con expectación.
-Cuando
Louis y tú empezasteis a ser amigos, rápidamente os llevabais genial. Nunca os
peleabais, y estaba claro que entre vosotros dos había una especie de
entendimiento mutuo que superaba nuestra comprensión. Aunque eso a veces ocurre
en los niños, parece que son los mejores amigos y luego al día siguiente se
pelean. Pero tu madre, que parecía tener un sexto sentido para estas cosas, un
día me dijo lo que pensaba –hace una pequeña pausa dramática.
-¿Y
qué pensaba? –dices, sin poder contenerte.
Habla
como si fuera ella la que lo hiciera.
-“Si
siguen así, cuando crezcan seguirán siendo amigos. Los mejores amigos del
mundo, inseparables, seguro. Y al final se enamorarán el uno del otro. Al
principio estarán confusos, no entenderán lo que les pasa. Pero luego lo
comprenderán, y será difícil, porque no se conciben de otra manera que no sea
como amigos, no van a entender que entre ellos habrá peleas de pareja, pero
también habrá besos, porque no tenían nada de eso antes. Lo curioso es que los
dos empezarán a sentirlo a la vez, aunque no serán capaces de decírselo el uno
al otro. Necesitará tiempo, pero al final…”
-¿Todo
eso te dijo? –lo miras, incrédula, interrumpiéndolo.
-No
–una sonrisa triste ocupa su rostro-. Me dijo: “les pasará igual que a nosotros”.
Tu
boca se abre formando una ‘o’.
-¿Mamá
y tú erais como Louis y yo? –preguntas, con los ojos como platos.
-Sí
–cierra los ojos un momento para volver a abrirlos-. A lo mejor esto es
genético. Y fíjate, ya sabes el final de la historia. “…y acabaron felices y comiendo perdices, con una hija maravillosa que también
tendrá su final feliz con su mejor amigo”.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]
SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUESIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUESIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUESIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUESIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE ME ENCANTA!<3 LOVE LOUIS
ResponderEliminarAwwwww muy tiernoo!! Pero quiero escenas alskdjsla con Louis yaaa!!
ResponderEliminarAadksha que kuki sube el siguiente prontito. Las escenas cn el padre son adorables. Un besito xoxo
ResponderEliminaraii que guayy¡¡ la historia de los padres es muy linda¡¡¡¡ y creo que ha echo muy bien en apartarse , si de verdad la quiere pues que deje a la novia y se vaya a con ella..¡¡ siguienteee
ResponderEliminarTE ADOROOO♥♥♥
ResponderEliminarGeniall todo!!!! Pero yo tambien quiero escenas asdfghjs con louis yaa!!!!!!!! Jajajajaja
ResponderEliminarNo se besaron D: Pero esta genial. Me encanto la historia de los padres, es super tierna <3. Sube más por favor! Me tienes en tensión.
ResponderEliminarUn besazo de directioner
Ana ∞
<3 me encantaaaaa
ResponderEliminarEres buenisima ecribiendoo <3
me encantaaaaaaaaa <3<3<3<3 es geniaaaal
ResponderEliminarAna, Ana, Ana... No me hablaste ayer por twitter como haces cada día que subes cap y claro, yo no me doy cuenta y cuando voy a mirarlo ya se ha pasado un día y no es para nada genial, créeme.
ResponderEliminarBueno, pues ahora que lo he leído, te cuento lo que pienso, como cada vez que subes cap y yo te dejo uno de esos comentarios taaan largos y que tanto te gustan (aunque esta vez no me hayas dicho nada).
Bien, muy bien hecho eso de apartarse, porque eso le ha dado pie a él a saber lo que realmente quiere, que es estar con ____, pero esto ya yo te dije que iba a acabar pasando, ¿lo recuerdas? jajaja
La historia de los padres, es preciosa y sinceramente, cada día te superas más.
Te quiero mucho, no cambies nunca. :3
Mari <3
SIGUEEEEE POR FAVOR ese louis tiene que decidir y quiero saber su eleccion POR FAVOR SIGUEEEE!!!
ResponderEliminar