sábado, 14 de diciembre de 2013

#Imagina de Louis PARTE 10

... y ese beso nunca llega a suceder. Haciendo acopio de toda tu fuerza de voluntad, apoyas con suavidad una mano en el pecho de Louis y presionas levemente para que se eche hacia detrás. Él te mira sin comprender y ligeramente avergonzado.


-¿Es que...? -balbucea.
-Es que tienes novia -lo miras fijamente.



No vas a expresarlo con palabras, pero debería entenderlo. No sería justo, ni para Veronica ni para ti, que eso ocurriera. Louis tiene que ser consciente de que no puede tenerlo todo. Que elija, y que elija de verdad.


Te mira, sofocado, igual que te miraría alguien al que has visto cometer un delito. O más bien que casi lo comete. Es curioso como, muchas veces, cuando estamos a punto de conseguir algo que llevamos mucho tiempo deseando, nos arrepentimos, o de repente no estamos seguros de si es lo que queremos simplemente por el miedo que nos produce alcanzar lo inalcanzable y perder esa sensación de lucha constante que hasta el momento nos guiaba. A ti no es que te pase eso –no hay nada en el mundo que desees más que besar a Louis-, pero no crees que esa sea la forma. No mientras él esté con otra.

De alguna manera, el chico comprende por qué le has apartado. Quizás que te conozca desde que estabas en prescolar no sea tan malo después de todo, porque jamás le dirías que deje a Veronica, pero él es capaz de entenderlo sólo con mirarte.

Louis asiente suavemente con la cabeza.

-Tienes razón.
-Lou… -le miras.
-¿Sí? –sus ojos se alzan hacia ti.
-¿Qué es esto? –preguntas con voz grave.
-¿El qué?

Haces un gesto que abarca la habitación y por consiguiente a vosotros dos.

-Ah –suspira-. Esto es la vida.
-Odio cuando te pones filosófico –esbozas una tímida sonrisa.
-¿Por qué? –él también se permite sonreír.
-Porque en esos momentos sueles tener razón y no estoy acostumbrada a ello.

Suelta una leve carcajada musical, como si hace un momento no hubierais estado a punto de besaros, y sin querer su rodilla roza a la tuya.

-Siempre tengo razón.
-Ya querrías tú –no apartas tu pierna al contacto.
-Hay otras cosas que quiero más que eso –se encoge de hombros con tranquilidad y se levanta de la cama.

Tú decides ignorar su evidente insinuación y permaneces apaciblemente sentada en tu silla.

-¿Sabes? Tengo un asuntillo que arreglar –se dirige hacia la puerta de tu dormitorio.
-¿Pero no…? –señalas la ventana, confusa.
-Tengo que salir a la calle, así que da lo mismo que lo haga desde allí –apunta con el dedo a su cuarto- que desde aquí.
-Ah.

Cuando está a punto de salir, parece cambiar de idea y vuelve a donde estás. Te da un ligero beso en la cabeza, casi sólo un roce, y sale de la habitación sin decir palabra y con una sonrisa en los labios.

La puerta de la casa suena al cerrarse, e inmediatamente después te tiras a la cama. Huele a él. Genial. Menuda estúpida estás hecha. ¿Cómo has podido rechazar ese beso? Ahora pensará que tú no sientes lo mismo. Porque él siente algo por ti, ¿cierto? Aunque a lo mejor no, y sólo está confuso. Bah, tú también estás confusa. Pero no, no, no. No habría estado bien que os hubierais besado. Ha sido mejor así. Que comprenda que es o Veronica o tú. Claro. Has hecho bien. Pero esos labios…

El dolor de cabeza que mágicamente había desaparecido desde por la mañana, vuelve como una presa que había contenido demasiada agua y se rompe de repente, provocando un desastre que lo arrastra todo a su paso, y luego lo deja encharcado y pantanoso. Así está tu cerebro ahora mismo. Espeso y empezando a sentirse condolido de tanto cavilar.

Te estás planteando qué hacer para pasar el rato sin que el dolor de cabeza aumente pero sin dormir –lo cual en estos momentos sería una misión imposible-, cuando la puerta de tu casa vuelve a sonar.

Sobresaltada, por un momento piensas que pueda ser Louis, lo cual no tiene sentido porque, sí, tiene una llave de tu casa, pero para casos de emergencia, y además se ha ido con la intención de hacer algo. Y ojalá que ese algo sea cortar definitivamente con Veronica.

-¡Ya he vuelto! –escuchas la voz de tu padre.
-Hola –dices desde tu cuarto.

Los pasos de tu padre se acercan a tu habitación y el hombre entra.

-¿Cómo te encuentras? ¿Todo bien?
-Me ha empezado a molestar un poco la cabeza otra vez –reconoces.
-Entonces… –va a salir del dormitorio, pero tú se lo impides negando con la cabeza.
-No creo que una pastilla me lo pueda quitar.
-¿Por qué dices eso? –te mira con una mezcla entre curiosidad y preocupación.
-Porque aunque me tome una pastilla no voy a dejar de pensar y darle vueltas a la cabeza, así que el dolor no va a desaparecer –suspiras.

Tu padre se sienta en tu cama, frente a ti, confuso.

-¿Y en qué piensas?

Su voz te recuerda a cuando eras pequeña y aparecías en su estudio llorando. Siempre empezabas a llorar desconsoladamente y cada vez que tu padre te preguntaba por qué lo hacías, tú negabas con tu cabecita y las lágrimas brotaban aún con más fuerza. Entonces él se agachaba a tu lado, te rodeaba con sus brazos y te susurraba palabras tranquilizadoras al oído hasta que volvías a poder hablar. Todas las veces empezaba con la misma pregunta: “¿Echas de menos a mamá?”, a lo que tú siempre respondías que sí. Luego te hacía otras preguntas, las que con toda seguridad tu madre te habría hecho, y acababa desviando tu atención a otros temas, hasta que las lágrimas desaparecían de tus ojos. Nunca te has parado a pensar que tal vez, cuando tú te ibas de su estudio con un amago de sonrisa en los labios, tu padre se quedara dentro llorando todo lo que tú habías llorado en su hombro mientras él se mostraba fuerte y te decía que todo iba a salir bien.

Así que decides que tu padre se merece que confíes en él. Si no, ¿qué os queda? Es bien cierto que siempre le cuentas tus problemas, pero nunca has hablado con él sobre chicos porque hasta el momento nunca habías sentido nada serio por ninguno.

-En Louis –admites, esquivando su mirada.

Tu padre guarda silencio y tú le miras, para ver si sigue ahí. Vuelves a dirigir los ojos al suelo en cuanto compruebas que no se ha marchado.

-Lo suponía –dice, finalmente.
-¿Lo suponías?
-Bueno, quizás no sea tu madre –su voz tiene un deje nostálgico-, pero hay cosas que se notan. Y además, ella me lo advirtió.

Bufas.

-¿Y no podría estar pensando en él porque me preocupe que, por ejemplo, se haya partido una pierna?
-No, porque los dos sabemos que no me lo estarías contando a mí a menos que sea algo de lo que no puedes hablar con él.

Como acto reflejo, miras a tu padre, sorprendida.

-Oh, vamos, sabes que es cierto –sonríe.
-Papá, no…
-Escúchame. Hay cosas que se le pueden contar a los padres y a los amigos. Luego hay otras que sólo deberían decírseles a los padres, y otras sólo a los amigos. Es normal.
-Bueno, pues… eso.
-Louis tenía novia, ¿cierto?

Asientes con la cabeza.

-Papá, iba a besarme –dices, sintiendo que te sonrojas.
-Vaya… -se pasa una mano por la barbilla- ¿Y no lo ha hecho?
-Yo no he querido que lo hiciera –sueltas todo el aire de tus pulmones con fuerza.
-¿Por qué?
-¡Pues porque tiene novia! –exclamas- Es mi amigo y le quiero muchísimo (me refiero a como amigo en este caso), pero no pienso hacer o empezar nada con él mientras esté con otra. Que decida lo que quiere.

Tu padre te mira con lo que te parece identificar como un destello de orgullo en los ojos.

-Me parece que has hecho lo mejor que podías hacer –te acaricia un momento el pelo con cariño-. Puede que esté confundido. Pero lo que no debes hacer es darle a entender que no te importa que tenga novia. Tú te mereces un Louis entero para ti sola. Y si no se da cuenta de eso…
-De hecho creo que cuando lo he apartado se ha dado bastante cuenta –esbozas una pequeña sonrisa.
-¿Cómo le llamabais los jóvenes a eso de apartaros para no besar a alguien? ¿Hacer la anaconda? –pregunta tu padre.

Tú sueltas una carcajada con ganas.

-¡Hacer la cobra! No la anaconda –dices, ahogando tus palabras entre risas.
-Ah, pues eso –sonríe ampliamente-. Vas a tener que darme unas cuantas clases de lenguaje moderno.
-¿Para incluirlo en tus artículos? –alzas las cejas.
-Claro. Imagínate lo bien que quedaría el titular: “Kate le hace la cobra a William en público, ¿tendrán problemas matrimoniales?”

Vuelves a reír.

-Papá, por favor.
-Lo sé, lo sé. De todos modos, yo no escribo sobre esas cosas.
-Y menos mal.

De repente te das cuenta de que ha vuelto a conseguirlo. Igual que cuando tenías cinco años, ha logrado que tus problemas se conviertan en sonrisas. Te ha hecho olvidar lo que te preocupaba. Sin embargo, debe de notar que acabas de volver a pensar en Louis porque su mirada se pone seria y se acerca un poquito a ti.

-¿Quieres que te cuente un secreto?
-Vale.
-Te voy a decir lo que mamá me dijo sobre Louis y tú.
-Ya me lo dijiste –le recuerdas.
-No te lo dije todo.

Miras a tu padre con expectación.

-Cuando Louis y tú empezasteis a ser amigos, rápidamente os llevabais genial. Nunca os peleabais, y estaba claro que entre vosotros dos había una especie de entendimiento mutuo que superaba nuestra comprensión. Aunque eso a veces ocurre en los niños, parece que son los mejores amigos y luego al día siguiente se pelean. Pero tu madre, que parecía tener un sexto sentido para estas cosas, un día me dijo lo que pensaba –hace una pequeña pausa dramática.
-¿Y qué pensaba? –dices, sin poder contenerte.

Habla como si fuera ella la que lo hiciera.

-“Si siguen así, cuando crezcan seguirán siendo amigos. Los mejores amigos del mundo, inseparables, seguro. Y al final se enamorarán el uno del otro. Al principio estarán confusos, no entenderán lo que les pasa. Pero luego lo comprenderán, y será difícil, porque no se conciben de otra manera que no sea como amigos, no van a entender que entre ellos habrá peleas de pareja, pero también habrá besos, porque no tenían nada de eso antes. Lo curioso es que los dos empezarán a sentirlo a la vez, aunque no serán capaces de decírselo el uno al otro. Necesitará tiempo, pero al final…”
-¿Todo eso te dijo? –lo miras, incrédula, interrumpiéndolo.
-No –una sonrisa triste ocupa su rostro-. Me dijo: “les pasará igual que a nosotros”.

Tu boca se abre formando una ‘o’.

-¿Mamá y tú erais como Louis y yo? –preguntas, con los ojos como platos.

-Sí –cierra los ojos un momento para volver a abrirlos-. A lo mejor esto es genético. Y fíjate, ya sabes el final de la historia. “…y acabaron felices y comiendo perdices, con una hija maravillosa que también tendrá su final feliz con su mejor amigo”.



[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.] 

11 comentarios:

  1. SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUESIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUESIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUESIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUESIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE SIGUE ME ENCANTA!<3 LOVE LOUIS

    ResponderEliminar
  2. Awwwww muy tiernoo!! Pero quiero escenas alskdjsla con Louis yaaa!!

    ResponderEliminar
  3. Aadksha que kuki sube el siguiente prontito. Las escenas cn el padre son adorables. Un besito xoxo

    ResponderEliminar
  4. aii que guayy¡¡ la historia de los padres es muy linda¡¡¡¡ y creo que ha echo muy bien en apartarse , si de verdad la quiere pues que deje a la novia y se vaya a con ella..¡¡ siguienteee

    ResponderEliminar
  5. Geniall todo!!!! Pero yo tambien quiero escenas asdfghjs con louis yaa!!!!!!!! Jajajajaja

    ResponderEliminar
  6. No se besaron D: Pero esta genial. Me encanto la historia de los padres, es super tierna <3. Sube más por favor! Me tienes en tensión.
    Un besazo de directioner
    Ana ∞

    ResponderEliminar
  7. <3 me encantaaaaa
    Eres buenisima ecribiendoo <3

    ResponderEliminar
  8. me encantaaaaaaaaa <3<3<3<3 es geniaaaal

    ResponderEliminar
  9. Ana, Ana, Ana... No me hablaste ayer por twitter como haces cada día que subes cap y claro, yo no me doy cuenta y cuando voy a mirarlo ya se ha pasado un día y no es para nada genial, créeme.
    Bueno, pues ahora que lo he leído, te cuento lo que pienso, como cada vez que subes cap y yo te dejo uno de esos comentarios taaan largos y que tanto te gustan (aunque esta vez no me hayas dicho nada).
    Bien, muy bien hecho eso de apartarse, porque eso le ha dado pie a él a saber lo que realmente quiere, que es estar con ____, pero esto ya yo te dije que iba a acabar pasando, ¿lo recuerdas? jajaja
    La historia de los padres, es preciosa y sinceramente, cada día te superas más.
    Te quiero mucho, no cambies nunca. :3
    Mari <3

    ResponderEliminar
  10. SIGUEEEEE POR FAVOR ese louis tiene que decidir y quiero saber su eleccion POR FAVOR SIGUEEEE!!!

    ResponderEliminar

Motivos para sonreír.