miércoles, 25 de diciembre de 2013

#Imagina de Louis PARTE 14

Tocan a la puerta de tu casa y te levantas de la silla de tu escritorio para ir a abrir. Sin embargo, cuando llegas allí tu padre ya ha abierto la puerta y tiene ante él a Louis… ¿vestido de traje?

-Hombre, hola –le saluda tu padre con total naturalidad.
-Hola, ¿está…? –entonces sus ojos te localizan- Ah, sí. Buenas tardes.

Su sonrisa radiante te deja totalmente desconcertada.

-Louis, ¿por qué llevas puesto un traje? –frunces el ceño.

Él se mira el cuerpo como si acabara de darse cuenta de la chaqueta negra que descansa sobre sus hombros, o de la corbata a rayas que pende de su cuello sobre la camisa blanca. Hace un gesto con la mano para quitarle importancia.

-Hoy es el baile de Navidad, ¿recuerdas? –alza las cejas.
-Sí, y recuerdo que dijimos que no íbamos a ir –te cruzas de brazos.
-¿Has preparado ya la cena? –le pregunta Louis a tu padre, ignorándote.

Tú casi te habías olvidado de que él seguía allí, y por un momento te sonrojas. No es que tu padre no sepa que hay algo entre vosotros, nada más lejos de la verdad, pero no sabe con exactitud qué, y lo cierto es que tú tampoco. Vuestra relación sigue igual que siempre, excepto por besos robados de vez en cuando y miradas furtivas cargadas de significado. A efectos prácticos, lo mismo que antes. Claro que es bastante difícil que, por ejemplo, os veais más a menudo de lo que ya lo hacíais.

-No, todavía no. ¿Quieres cenar aquí? –ofrece tu padre.
-Mm, la verdad es que había pensado secuestrarla un rato esta noche –te señala como si no estuvieras escuchando perfectamente la conversación-. Es el baile de Navidad del instituto pero ella no quiere ir. Así que la llevaré a cenar a alguna pizzería, ya sabes, lo elegante la asusta –adopta un tono confidencial.

Tú resoplas.

-Lo elegante no me asusta.
-Claro, por mí puedes secuestrarla siempre que me la devuelvas sana y salva antes de las doce.
-Anda, como Cenicienta –ironizas.
-Estupendo –Louis entra a la casa.
-Voy a seguir escribiendo, cuando os vayáis no te olvides de despedirte de mí –tu padre te revuelve el pelo cuando se marcha.
-¡Ag! –protestas, intentando peinarte un poco con las manos.
-Pero si estás preciosa –el joven sonríe de nuevo.
-Tú calla y ven –lo coges de la muñeca y tiras de él hasta tu dormitorio.

Cierras con fuerza la puerta detrás de ti y miras a Louis, furiosa.

-Si pretendes que vaya contigo a ese baile, no pienso hacerlo.
-Sé muy bien que no quieres ir. Pretendo llevarte a cenar, eso es todo –contesta con tranquilidad.
-¿Y el traje? –preguntas con una mezcla entre recelo y escepticismo.
-Puede que tú no quieras vestirte de princesa, pero a mí me hacía ilusión vestirme de princeso –contesta con tono ofendido.

Contienes el impulso de soltar una carcajada y en su lugar alzas las cejas.

-Y creo que lo elegante sí te asusta –reitera él.
-No lo hace.
-Sí que lo hace –adopta una expresión seria-. De hecho creo que lo elegante te suena a compromiso, y el compromiso te da miedo porque no tienes ni idea de lo que significa o lo que implica.

Te quedas boquiabierta, maldiciendo en tu interior que a veces comprenda lo que te ocurre incluso antes que tú misma.

-Pero tranquila, que vaya de traje no significa que tengamos que casarnos –vuelve a ser el Louis bromista de siempre.
-No es eso, imbécil –le das un golpe en el hombro.
-Venga, ¿a dónde quieres que te lleve a cenar? Hay un montón de restaurantes cutres en Londres, aunque el traje va a quedar algo fuera de lugar, pero…
-¿El plan no era manta y película?
-Sí, pero luego he pensado que: a) eso está demasiado estereotipado y b) es exactamente lo que venimos haciendo desde hace años, y me apetecía hacer algo diferente, algo que nos consolidara como… -se queda callado.
-¿Pareja? –adivinas.

Louis asiente con la cabeza, y si no lo conocieras tan bien dirías que ha estado a punto de sonrojarse.

-Está bien –aceptas.
-¿Ah, sí? –parece asombrado de lo fácil que ha resultado ser al final.
-Sí.

Que los dos acabéis de aceptar que sois, de una forma u otra, pareja, te ha hecho relajarte. Además, tú también querías algo que te lo demostrara, y quizás esa sea la mejor forma. Pero ese traje… Siempre has huído de la ropa elegante, eso es cierto.

-Vas a tener que quitarte eso –señalas su vestimenta- porque no tengo nada similar y no creo que vayamos a ir tú en traje y yo en vaqueros.
-Estoy seguro de que sí tienes algo –te contraria Louis abriendo tu armario.
-Eh –protestas débilmente.
-¿Qué? –te mira sin comprender- ¿Ahora no quieres que abra tu armario?
-No sé, no, claro que no, qué más da –balbuceas, sin saber muy bien por qué te has quejado.

Quizás el hecho de que entre vosotros dos ahora haya algo bastante más frágil que una amistad te da la sensación de que hay ciertas cosas que preservar. Aunque, pensándolo de otra forma, si no se ha espantado en los más de diez años que tenéis de amistad, ¿por qué iba a hacerlo ahora?

-Tan ordenado como siempre –se burla él, rebuscando entre la ropa.
-Pues tú lo estás poniendo peor de lo que ya estaba –recriminas.
-Tampoco hay mucha diferencia entre “horrible” y “fatal”, ¿no crees?
-Cállate –pones los ojos en blanco, si bien Louis no puede verte.

Pasados unos segundos, saca la cabeza de entre tanta ropa con una falda negra y una blusa de flores.

-Ajá –sonríe, satisfecho.
-No pienso ponerme esa blusa –se la quitas de las manos, la haces un barullo y la metes en un cajón.
-¿Por qué no?
-Porque no me gusta. Ni me acuerdo de la última vez que me la puse.
-Bueno, pues ya tenemos la falda –incasable, vuelve a rebuscar en el armario.

Exhalas un profundo y sonoro suspiro, y mientras él está ocupado buscando, se te ocurre algo. Sigilosamente, trepas por el escritorio y abres la ventana.

-¿Pero cómo se puede tener tanta ropa? –refunfuña él, que por lo visto se ha liado la mano con un pañuelo para el cuello.

Tú ríes por lo bajo e, intentando no mirar al suelo, saltas desde la escalera de incendios de tu edificio hasta la del suyo. Hacía mucho tiempo que no lo hacías, y eso te ha traído un agradable recuerdo a cuando érais pequeños. Por supuesto, vuestros padres no sabían que saltábais así, pues en ese caso os habrían prohibido que lo hiciérais. Pero ahora que ya es simplemente dar un paso para pasar de una escalera a la otra, parecen haberlo aceptado bien. A toda velocidad, tiras de la ventana de Louis y esta se abre. Entras en el dormitorio y sacas del armario unos pantalones vaqueros, los que más te gusta que se ponga.

Justo cuando vuelves a tu cuarto, Louis se da la vuelta con una especie de camisa blanca de tirantas en la mano.

-Esta sí te tiene que gustar o… -se queda callado al ver sus vaqueros en tus brazos- ¿De dónde has sacado eso?
-De tu cuarto –ahora eres tú la que sonríe-. Y te los vas a poner si quieres que vaya contigo a alguna parte.
-Pero…
-Tomlinson –le lanzas una mirada elocuente.
-Vale –termina por aceptar.
-Muy bien –vuelves a sonreír.

Intercambiáis la blusa y el pantalón.

-En cinco minutos te quiero aquí, y sin esto –señalas la corbata.
-Así es que le quitas la gracia a todo –protesta.
-No, más bien prefiero no llamar la atención más de lo necesario –le empujas hasta la ventana.
-Pero si ya te he visto en ropa interior, ¿qué más…?
-Chitón –le haces callar, poniéndote colorada.

Él sale con una carcajada y tú cierras las cortinas para cambiarte. Al final siempre te convence para que hagas lo que él quiere. Te pones la falda y la blusa, te pillas el pelo con un par de horquillas y tras dudarlo un segundo, te echas un poco de rímel en las pestañas.

Louis toca a tu ventana cuando te estás poniendo las botas. Terminas de abrocharlas y abres para que él entre. Viene como le has dicho, con la chaqueta de traje pero unos vaqueros y con camisa pero sin corbata.

-Mucho mejor –sonríes.
-¿Tan feo iba antes?
-No, pero es que estos vaqueros te resaltan aún más el culo –ríes con picardía y le das una palmada.
-¡Eh! –protesta, aunque ríe también- Tú estás muy guapa.
-Gracias –coges tu bolso y abres la puerta del dormitorio para que Louis salga-. Adelante.

Haciendo un círculo con los ojos, el chico sale.

-¿Has decidido ya dónde vamos a cenar? –cuestiona.
-Creía que de eso siempre se encargaba el chico.
-Contigo mejor no organizar nada, porque nunca se sabe…

Le lanzas una mirada de reproche y él ríe.

-Es broma, enana, si sabes que yo te quiero.

Os quedáis en silencio durante un momento. Sin embargo, tú sabes que ese ‘te quiero’ no ha sido el te quiero de un enamorado, sino el que siempre te dice, el amistoso. Así que sueltas el aire que habías contenido y vas hasta el estudio de tu padre.

-Papá, nos vamos –dices sin abrir la puerta.
-¡Pasadlo bien! –escuchas su voz.

Louis te tiende su brazo para que lo agarres, igual que en las películas antiguas, y tú haces un gesto para restarle importancia.

-Gracias, pero sé bajar escaleras yo solita –sonríes.
-Es que ya ni puedo ser un caballero –se lamenta el chico.

Tú le sacas la lengua.

-Es cierto, podría ser un caballero si tú fueras una señorita normal.
-Es lo que te ha tocado –te encoges de hombros.

Louis te abraza desde detrás mientras cierras la puerta de tu casa, produciéndote un escalofrío.

-No lo habría preferido de otra manera –susurra en tu oído.

Te das la vuelta y quedáis cara a cara, con los cuerpos totalmente juntos. Te quedas muy quieta, aún sin saber cuándo es el momento apropiado y cuando no. En todo esto, necesitas que tu amigo te guíe. Y, por lo visto, éste sí es el momento. Despacio, Louis inclina su cara hasta que queda a la altura de la tuya. Notas su aliento sobre tus labios y siguiendo un impulso, le besas. Automáticamente, sus manos comienzan a deslizarse por tu espalda, desde los omóplatos hasta la base, justo al comienzo del trasero. Esta vez vuestras bocas se mueven a un ritmo más acelerado que las demás, y sientes un calor muy intenso crecer en tu interior. Dejas que tus dedos vaguen por el pelo del chico, por su nuca, por su espalda, por su pecho, y de repente te separas de él, resollando.

-Yo… -le miras a los ojos, que brillan todavía más que normalmente- no creo que éste sea… aquí…

Él deja resbalar un dedo por tu mejilla.

-Tienes razón. No hay prisa –sonríe.

Asientes con la cabeza y le tomas de la mano con determinación.

-¿Vamos a cenar?
-Vamos.

Bajáis juntos las escaleras y Louis te guía hasta que recorréis unas cuantas manzanas. Finalmente, entráis en un restaurante italiano al que nunca antes habéis ido.

-Era verdad lo de la pizzería –dices, casi para ti misma.
-Jamás te mentiría.
-Tampoco puedes hacerlo sin que me dé cuenta.

Un camarero os guía hasta una mesa para dos al fondo del local. Mientras esperáis a que os traiga el menú, Louis toma distraídamente tus manos entre las suyas en lo alto de la mesa, y tú piensas que, por primera vez, la gente que os vea pensará que sois una pareja y en realidad no se estará equivocando, como pasaba antes. Ahora sois una pareja. Estáis juntos. Haciendo lo que haría cualquier otra pareja que no hubieran sido los mejores amigos desde que tienen uso de razón. Tal vez lo vuestro no sea tan diferente a lo de los demás. Tal vez pueda llegar incluso a ser mejor que lo de los demás.

-Por cierto… -Louis te saca de tus pensamientos.
-¿Sí? –le miras.
-Llevo bastante tiempo queriendo decirte algo…
-¿Qué? –le instas a continuar.

Sus ojos se clavan en los tuyos y te hacen estremecer. Las palabras que salen de sus labios suenan sinceras, reales, cargadas de sentimiento, diferentes a como han sonado hasta ahora, preciosas, inestimables, tan deseadas que escucharlas casi parece algo surreal.


-Que te quiero.



[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]

8 comentarios:

  1. Me encanta, es tan asdfghjsj ����. Siguela pronto, muero por leer el siguiente capitulo. ����
    - Mar

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  2. ¡Me encanta!
    <3
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  3. Ana me encanta ... realmente has revolucionado tus #Imaginas con este rollo de mejores amigos enamorados. Como siempre con una narracion dulce y pulcra me embobaste hasta el final. Lucho como siempre bromista recatado y relajado. Has captado la verdadera perzonalidad de nuestro Louise


    Te Quiero Mucho

    P.D. gracias por ser tan buena escritora. Tus historias encantan

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  4. ¡¡¡¡¡Oleeeeeeeeeeeeeee!!!!! me gusta muchooooooooooooooooooooooo

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  5. Me ENCANTAN. Es tan perfecto como tu y como todo lo que escribes.
    No te conozco pero se que eres una de las mejores persona que hay en este mundo no solo por lo que escribes, sino también por lo que pones en Twitter que me identifico mucho con ello. Sube pronto preciosa.

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  6. Sjbfpwjdowndndlwlwjsndlsnsndmqpsns AAAAAAA!!! Me ha encantado enserio!!! Quiero el siguiente YA por favor date prisa en escribirlo, como nos puedes dejar así... Espero la última parte (por desgracia) del imagina bezicosss

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  7. Dios mio me encantooo por favor el siguiente *---* me encnata como escribes :3 es hermoso tooodooo lo que sucede :D
    besos<3 :***

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  8. Me ha gustado Ana pero sinceramente este me a "cansado" un pocito ya que el rollo este de llevarse tanto tiempo para un simple beso o seguir actuando asi como amigos no me atrae mucho, enfin a gusto los colores supongo. Lo siento por este comentario no tan bueno :( pero quiero que sepas que me encanta como escribes y las historias que haces enserio, son geniales :) <3

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