lunes, 30 de diciembre de 2013

#Imagina de Louis PARTE 15 (ÚLTIMA PARTE)

[Os dejo una canción para que escuchéis mientras leéis el capítulo, y mirad la letra porque tiene que ver con este #Imagina: escuchar. Disfrutad de esta última parte]


-Vamos, ¡arriba!

Tu padre tira un poco más de tu sábana y tú te encoges, intentando no perder el poco calor que quedaba en la cama.

-No quiero -tu protesta queda envuelta en la tenue voz del sueño.
-Sí quieres -te contradice papá.
-No -metes la cabeza debajo de la almohada.

Entonces notas una mano suave sobre tu hombro.

-Se te ha caído el señor Carrot -la voz dulce de tu madre consigue hacerte sacar un poco la cabeza.

Por el rabillo del ojo ves que mamá tiene en la mano el conejito de peluche con que siempre duermes.

-¿Se ha hecho daño? -preguntas.
-Un poco, pero si le das un besito dejará de dolerle -esboza una sonrisa cómplice.

Sales por completo de tu escondite y rápidamente le das un beso al muñeco.

-Mucho mejor –dice mamá-. Y ahora… ¿vamos a vestirnos para ir al cole?
-Pero es que…
-Cielo, te lo vas a pasar genial. Vas a hacer muchos amigos, a aprender muchas cosas y a jugar.
-¿De verdad?
-Mamá nunca te mentiría –te mira con sus cariñosos ojos verdes.
-Vale –accedes finalmente.

Tu padre os contempla, perplejo, mientras ella te ayuda a vestirte. Quizás haya cosas que sólo puedan conseguir las madres, piensa seguramente.

El señor Carrot descansa en la cama, totalmente curado gracias a tu beso, mientras mamá te hace dos trenzas en el pelo, una a cada lado de la cabeza.

-Eres muy guapa –dice tu madre, dándote un beso en la frente cuando termina su trabajo-. El día en que todos los chicos se enamoren de ti, ¿me lo contarás?
-Yo no quiero que ningún chico se enamore de mí –cruzas los brazos sobre tu pecho.
-¿Por qué no?
-Porque son pesados y asquerosos –haces una mueca de desagrado.
-Pero eso son los del parque –te recuerda tu madre deshaciendo y haciendo de nuevo el lazo que ata tu vestido a tu espalda-. No todos los chicos son así.
-Bah.
-¿Me lo contarás? –pregunta otra vez.
-Claro, mamá.

Sonríes, dejando que tus pensamientos vaguen a cualquier otra cosa, y desayunas como siempre has hecho, al lado de tus padres, con las piernas colgando de la silla porque aún no son lo bastante largas como para llegar al suelo. No importa, ya crecerás. Y en tu infantil e inocente interior tienes la certeza de que todo permanecerá siempre así, de que tu mundo es inquebrantable, que cada mañana tendrás a papá a tu izquierda y a mamá a tu derecha, que reirás con ellos y la sonrisa no desaparecerá jamás de vuestros rostros, porque así ha sido siempre y así será.

-Vamos, es hora de irse.

Tus padres recogen la mesa en un momento y un instante después tu madre está a tu lado, tendiéndote la mochila para que te la cuelgues a la espalda. Papá se agacha enfrente de ti para que sus ojos queden a la altura de los tuyos, y te mira con un destello inconfundible de orgullo paternal.

-Qué mayor eres ya –murmura.
-¡Pues prepárate porque voy a ser tan alta como tú! –exclamas, con la excitación del niño que se siente halagado porque le han dicho que es grande.
-Es posible –ríe él-. Pásatelo bien y haz muchos amigos.
-Eso intentaré.

Con un beso en la mejilla te despides de tu padre, que se queda en casa, metido en su estudio. Mientras bajáis por las escaleras, tu madre y tú jugáis a que en el momento en que tú saltas para bajar los escalones, ella tira de tu mano hacia arriba para que el salto sea aún mayor, y tú no puedes parar de reír mientras tanto. La mayoría de los niños de cuatro años son felices, y tú lo eres.

Por suerte, el metro no está muy concurrido esa mañana, quizás porque la hora punta ya ha pasado y la mayoría de la gente ya se encuentra trabajando. En cualquier caso, tu madre y tú vais prácticamente solas en el vagón, a excepción de una señora que lee un libro –si bien sus ojos amenazan peligrosamente con cerrarse de un momento a otro- y un chico de unos quince años que lleva los auriculares del teléfono puestos y tararea de forma bastante precaria la canción que está escuchando.

-Mamá.
-Dime, mi vida –tu madre gira la cara para mirarte.
-¿Voy a aprender a leer en el colegio? –señalas a la señora que ya tiene los ojos cerrados y la respiración relajada.
-Por supuesto que sí.
-¿Y por qué esa mujer se ha dormido si estaba leyendo?
-Probablemente el libro era aburrido.
-¿Serán aburridos los libros que yo lea en el cole? –debes mirar a tu madre con expresión de verdadera preocupación porque suelta una carcajada.
-No, cielo, tú leerás libros que serán divertidos, ya lo verás –te da un beso en el pelo y te achucha contra sí.
-¿Me cuentas un cuento? –pides.
-Claro.

La media hora de trayecto hasta tu colegio a estrenar la pasas escuchando una historia que tu madre improvisa en el metro sobre un garbanzo aventurero que tenía que rescatar al resto de sus amigos de la bolsa de garbanzos de una sopa; a los pobres los iban a hervir. A partir de aquel momento, nunca supiste si debías comerte las sopas o por tu culpa algún pequeño garbancito iba a quedarse huérfano.

En cuanto estáis frente a la puerta del colegio, te aferras con fuerza a la mano de tu madre, temerosa de tantos niños que van y vienen, corren, gritan y lloran. Te sientes intimidada y perdida, y en un desesperado intento de no ponerte a llorar, te abrazas a la pierna de tu madre.

-Mamá, no quiero –balbuceas.
-Cariño, no van a hacerte nada –te acaricia la cabecita con amor.
-P… pero… -cierras con fuerza los ojos.

Mamá se agacha, igual que ha hecho tu padre antes de que salieras de casa, y te alza un poco el mentón para que la mires. Con los pulgares, recorre tus mejillas limpiando unas lágrimas que en realidad no han llegado a escapar de tus ojos.

-¿Te acuerdas de cuando me dijiste que querías ser mayor? –pregunta.

Tú asientes con la cabeza.

-Esto es ser mayor –susurra, y a pesar del ruido, tú la escuchas-. Para ser mayor, tienes que enfrentarte a las cosas que te dan miedo. Eso no significa que no te asusten, no. Pero estás demostrando que tú puedes más que todo lo demás. Pues ahora es cuando tienes que demostrar que te mereces crecer. Además, estos niños van a ser tus amigos, ya lo verás.
-Es que…
-Sé valiente –te pone un dedo en los labios y luego sonríe-. Porque yo sé que eres valiente.

Con algo más de confianza gracias a las palabras de tu madre, vuelves a asentir con la cabeza. Tu madre te da un abrazo y cuando te giras hacia la entrada, te da una leve palmadita en la espalda. “Adelante”, parece decirte. Con las manos en ambas asas de tu mochila y la mirada fija en el frente, caminas hacia delante. Intentas esquivar a los niños que van corriendo en todas direcciones, y en la mayoría de ocasiones lo consigues, pero aun así no puedes evitar chocar con varios, y tienes que contener el impulso de echar a correr hacia tu madre. Miras de reojo y ves que sigue allí, sonriéndote y animándote con la mirada. Pero en esa mirada ves algo más. Un poco detrás de ti y a la izquierda, hay un chico que parece igual de impresionado que tú. El pequeño alza sus ojos azules, que se encuentran con los tuyos, y tú bajas la mirada, turbada.

-Hola –escuchas que dice una voz a tu lado al cabo de un segundo.

Antes de saludar, miras para ver si el chico parece peligroso. Es al que acabas de ver, y la verdad es que no da la sensación de que tenga dos filas de dientes, ni parece el coco u otro monstruo similar. De hecho, te resulta vagamente familiar.

-Hola –decides corresponder.
-Me suenas –dice él, con total naturalidad.
-Y tú a mí –admites.
-¿No vives en el edificio de al lado de mi casa?
-No lo puedo saber si no me dices cuál es tu casa –alzas tus pequeñas cejas.
-La que está al lado de la tuya, seguro –asiente para sí mismo-. Tu cuarto se ve desde el mío.
-¿No sabes la dirección de tu casa?
-No, ¿tú sabes la de la tuya?
-La verdad es que no.
-Pues entonces –el chico pone los ojos en blanco.

Sueltas un bufido y sigues andando, pero él permanece a tu lado.

-Por cierto, me llamo Louis.

Lo miras, sorprendida, y le dices tu nombre en voz baja, como quien revela un secreto.

-¿Cuál es tu color favorito? –pregunta Louis.
-El azul –contestas.
-¿El azul? –se muestra sorprendido- Pensaba que sería…
-¿El rosa? –le sacas la lengua- Todo el mundo me dice lo mismo. Eres como los niños del parque.
-¿Qué? En fin, mi color favorito es el naranja.
-Eso sí que es raro. ¿Por qué te gusta?
-Porque es el color de las zanahorias, y me gustan las zanahorias.
-¿Sabes? Mi conejo de peluche se llama señor Carrot –sonríes.

Por fin llegáis al patio donde están pasando lista por un megáfono y asignando a cada niño su nueva clase. Louis y tú permanecéis juntos, en silencio, esperando a que os toque ir a la fila que os corresponda, junto a vuestra nueva clase. Llaman primero a Louis, y tú esperas, ahora más tranquila que antes –en parte porque los niños han dejado de chillar y en parte porque tu encuentro con ese chico te ha hecho pensar que quizás no todos esos pequeños vayan a intentar comerte-, a que pronuncien tu nombre.

Cuando te asignan tu clase y te colocas en la fila, escuchas una voz a tu lado.

-Hola otra vez –Louis te sonríe ampliamente-. Estamos en la misma clase.
-Sí.
-¿Quieres ser mi amiga?

Lo miras durante un instante, sin comprender.

-Estos niños –señala a vuestro alrededor- son unos salvajes. Pero creo que tú podrías ser mi amiga.

Ríes hasta tal punto que sientes que las lágrimas escapan de tus ojos, y te sujetas la barriga con las manos, sin poder parar de reír.

-¿No quieres? –Louis parece apenado.
-Sí, sí quiero –te limpias la cara, en la que ahora se han formado churretes.
-Genial –se muestra verdaderamente contento.
-Podemos ser mejores amigos, si quieres.
-¿No tienes ya un mejor amigo? –él ladea la cabeza.
-No –te encoges de hombros.
-Yo tampoco. Así que vale –os dais la mano para cerrar el trato.

Mientras siguen llamando a niños, tú recuerdas lo que mamá te ha dicho esa mañana.

-No te habrás enamorado de mí, ¿verdad? –lo miras con sincera curiosidad.
-¡Claro que no! –arruga la nariz- Puaj. Sería asqueroso enamorarse de tu mejor amiga.
-Sí, tienes razón –tú también haces una mueca de disgusto-. Sólo quería asegurarme, porque mamá dice que soy muy guapa y que los chicos se van a enamorar de mí.
-No estás mal –Louis encoge un hombro-. Pero no te preocupes, que yo no.
-¿Nunca jamás?
-Jamás de los jamases me enamoraría de mi mejor amiga.


Y la solemnidad en sus palabras hace que las creas durante años, que no las cuestiones, porque, a fin de cuentas, no tienes mucha idea de en qué consiste exactamente enamorarse, pero crees que hay besos de por medio, y besar a tu mejor amigo sería impensable, muy raro… ¿o no? 





FIN 
...

[Bueno, chicas, pues aquí acaba este #Imagina. Sé que ha sido más corto que otros, pero no hay que alargar las cosas más de lo necesario. Espero sinceramente que os haya gustado y hayáis disfrutado leyéndolo al igual que yo escribiéndolo. Quería daros las gracias por todo el apoyo que me habéis mostrado, de verdad, me habéis sorprendido una vez más con lo mucho que os habéis implicado. Me habéis sacado decenas de sonrisas, y no lo digo por decir; realmente lo habéis hecho. Por favor, aunque no hayáis comentado en el resto de capítulos, os agradecería mucho que comentárais en este, ya sea aquí en el blog, en mención en twitter, o en ambas, y que marquéis abajo en las casillas lo que os ha parecido este #Imagina. Gracias por estar ahí siempre y por leer, y, como siempre, muy pronto seguiré dando guerra con una nueva historia. Os adoro <3


Ana.]

15 comentarios:

  1. Awww es genial Ana, me ha encantado. Todos tus #Imaginas son adorables y están muy bien redactados. Te voy a decir una cosa, eres una de mis escritoras favoritas, así que jamás te rindas por cumplir tu sueño. Un beso.

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  2. Holaaa
    me ha gustado mucho enserio me esperaba otro final ya sabes el típico pero este me ha gustado y mucho gracias por hacerme sonreír con tus imaginas me ayudan mucho :) para cuando el de nialler? Kisses <3

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  3. Dios... Me sorprendes, enserio... Casi me haces llorar. No digo más. Increible.

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  4. Me ha encantado escrubes genial, ya tengo ganas de leer el proximo.

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  5. Me a encantadoo simplemente perfecto :')

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  6. Ana, sinceramente eres genial, jamás en la vida, en todos los años que me quedan de vida (que espero sean muchos) me cansaré de repetírtelo. Desde que empecé a leerte, me has hecho meterme de lleno en la lectura, y es algo que te agradezco enormemente.
    Realmente eres genial, pequeña. Espero seguir teniéndote en 2014, o me va a dar algo.
    Este imagina ha sido uno de los mejores. Ha sido muy intenso, manteniendo la intriga desde la primera hasta la última palabra.
    Sencillamente genial,, tanto como tú.
    No cambies nunca, eres perfectamente imperfecta.
    Te quieroo
    María

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  7. Me ha encantado este ultimo capitulo, me parecio tan perfecto bueno,este ultimo capitulo y el resto del Imagina,me ha encantado, supongo porque a mi me encantaria que sucediera lo de este Imagina (excepto lo de que se muera mi
    madre) En fin,me da lastima que se haya acabado pero bueno,no importa
    porque se que volveras a escribir otro perfecto Imagina pronto.
    Besos:)

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  8. Pues que voy a decirte...Que gracias a ti por sarcarnos sonrísas a nosotras.
    Escribes genial!Un beso:*

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  9. Hola Ana :)
    La verdad, yo no suelo comentar, no porque no quiero, sino porque no me da tiempo, pero a veces te comento por aquí. Llevo leyéndote desde... hace más de un año.. wow, y me han encantado todos y cada uno de tus imaginas. Sé que no te conozco de verdad, pero se nota que eres una gran persona y tienes muchísimo talento. Espero de verdad que llegues a publicar un libro y que tengas fama.
    Con respecto a este imagina, pues que ha sido de mis favoritos. Está genial, y mi debilidad es Louis so...
    Este capítulo me ha impresionado y encantado, y no has hecho el típico final. Lo has dejado como.. ¿abierto? Y me encanta.
    Bueno, siento si me he enrollado mucho, jajaja. Muchos besos, y feliz año <3
    Una lectora.

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  10. Pues bueno Ana, estoy por aquí de nuevo, dejándote un comentario, ya que creo que no lo he hecho en todo el Imagina, y como mucho te he hablado por ask.

    Quiero que sepas que me he enamorado de este Imagina, pero sobretodo del final, me ha desprendido ternura, la ternura de las niños de 4-5 años, esa ternura que te saca sonrisas con los comentarios que hacen. Sé que quizás disfrute más el próximo ya que será de mi debilidad, pero esté de Louis me ha encantado, y creo que mucha gente está de acuerdo.

    Y bueno, sé que esto no es un super comentario, pero espero haberte transmitido lo mucho que me ha gustado esté Imagina. Quizás no pueda comentarte en cada capítulo del próximo, pero no dudes, nunca, pero nunca, que sigo leyéndote, siempre estaré por aquí, como una sombra que observa y lee todo.

    Que vaya muy bien en todo. Feliz fin de año, y feliz próximo año.

    Atentamente, una anónima para que sonrías :-)) <3

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  11. Me ha encantado Ana de verdad. Sigue haciendo imaginas a si :)

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  12. Aww q bonitoo Ana.Me ha encantado el imagina esque todos tus imagina me encantan jeje.Espero q pronto hagas más historias:)

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  13. Bueno en realidad nose que mas decirte ya que te lo he dicho todo en mis anteriores comentarios.Con este capitulo has hecho que se me salten las lagrimas de verdad, la pobre niña pensaba que su mundo nunca cambiaria pero en realidad no es asi. Sigue escribiendo tan bien como siempre que yo estare aqui leyendote como de costumbre. Gracias xoxo ;)

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  14. Que decir de este fantástico imagina ! Me ha encantado una y cada una de partes y este final ha sido ... PERFECTO. No me lo esperaba jajaja. Bueno en conclusión q este imagina me ha encantado y q espero el siguienteeeee ;)
    Bssss guapa

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