Llevas horas caminando por una calle desierta. De repente, ves
al final de la calle una figura alta, la forma de una persona, pero es de noche
y está tan rodeada por las sombras que no puedes saber de quién se trata. Sin
embargo, algo te hace desear con todas tus fuerzas acercarte a esa figura,
sabes que en cuanto logres alcanzarla te sentirás menos cansada, menos
angustiada. Avanzas más deprisa, por miedo a que la figura desaparezca en
cualquier momento. Estás exhausta, aunque a punto de llegar a su lado. Ya
distingues mejor el contorno de su cuerpo, e incluso te parece ver de pasada el
destello de unos ojos azules que te miran con poco interés. A tan solo unos
pasos de él –ahora sabes que es un hombre-, notas tus pies hundirse en algo
viscoso. Primero uno y luego el otro. Llevas los ojos al suelo y comprendes que
has caído en algo parecido a unas arenas movedizas, aunque de color rojo
sangre. Con desesperación, intentas sacar las piernas, pero éstas por el
contrario se hunden más. Alzas la vista, pensando que quizás ese chico podría
ir a ayudarte. Pero él ya no está.
Abres los ojos
con la respiración entrecortada y un sudor frío resbalándote por la frente.
Miras el reloj de tu pared; las siete de la mañana. Coges tu móvil y apagas el
despertador antes de que suene, sintiendo que la cabeza te va a estallar. Te
incorporas en la cama y tu habitación parece dar vueltas a tu alrededor, de
modo que decides que mejor te quedas tumbada.
Con esa
pesadilla te has puesto sudando, y ahora tienes tanto frío que empiezas a
tiritar. En estos momentos la camiseta-vestido de Louis no parece ser
suficiente. En realidad, ni siquiera deberías llevarla puesta. A pesar de ello,
no te ves con fuerzas de levantarte a por más ropa, por lo que te acurrucas en
las sábanas esperando en vano que pase el dolor de cabeza.
Intentando no
pensar en nada y con los brazos rodeándote el torso, con un malestar general y
un martillo aporreándote la cabeza, debe pasar un rato porque dan dos toques a
la puerta que te suenan como dos bombas cayendo en el piso de arriba.
Sólo logras
soltar un gemido.
La puerta se
abre y supones que tu padre entra. No puedes saberlo porque tienes la sábana
echada por encima de la cabeza, aunque notas aclararse tu campo de visión, de
lo que deduces que debe haber encendido la luz.
-¿Estás bien?
–su voz suena alarmada y demasiado alta- No he escuchado tu alarma y…
-Baja la voz…
-murmuras.
-¿Qué pasa?
–vuelve a preguntar, aunque ahora más bajo.
-Me duele…
muchísimo la cabeza –bajas un poco la sábana para que asomen tus ojos, y ves a
tu padre mirarte con preocupación-. Tengo frío. Creo que me voy a morir aquí
mismo.
-¡No digas esas
cosas! –te reprende en un susurro.
-Lo siento
–vuelves a subirte la sábana.
Notas un peso
caer sobre tu cuerpo y poco a poco entras en calor.
-Te he puesto
una manta. Y espera, que voy a traerte alguna pastilla. No te m… Ah, claro que
no te vas a mover.
Escuchas pasos
alejarse de tu habitación, y a pesar del dolor esbozas una sonrisa. Tu padre
siempre se preocupa muchísimo cada vez que te pones mala, desde lo de tu madre.
Y en cierto modo te gusta que lo haga porque sientes que hay alguien que desea
protegerte.
Poco después tu
padre baja con delicadeza la sábana para dejar tu cabeza al descubierto y te
tiende un vaso de cristal a través del cual puedes ver un líquido blanco
burbujeante.
-Puaj –haces una
mueca de asco.
-¿Quieres o no
quieres que se te quite el dolor de cabeza? –alza las cejas.
-Sí, trae –coges
el vaso y te bebes el desagradable líquido intentando no respirar.
Te recorre un
escalofrío y sacas la lengua como si así el sabor fuera a desaparecer.
-Ten –tu padre
te da una pequeña galleta con chocolate que no habías visto antes.
-Gracias –te la
metes en la boca y el sabor a medicina se esfuma casi por completo-. Qué
previsor.
-Lo sé –sonríe-.
Tengo que irme a la redacción, pero si necesitas cualquier cosa, llámame, ¿me
oyes?
Va a salir por
la puerta de la habitación cuando se da la vuelta y te mira.
-Porque no se
te irá a ocurrir ir a clase hoy, ¿no?
-¿Me ves con
intención de hacerlo?
Debes tener un
aspecto deplorable, porque tu padre suelta una risa leve.
-La verdad es
que no. Hasta l…
Justo entonces
se escucha el sonido del portero llegar desde la entrada.
-Debe ser Louis
–suspiras.
-Voy a decirle
que hoy no vas al instituto –la figura de tu padre desaparece y te llega su voz
amortiguada desde la entrada.
Miras al techo
de tu cuarto, empezando a sentirte un poco mejor, aunque la cabeza sigue
doliéndote una barbaridad y el dolor de todo el cuerpo no parece que vaya a
desaparecer.
-¡Me voy! –anuncia
tu padre- Vaya, hola, Louis…
-Buenos días.
La voz de tu
amigo suena entrecortada, como si hubiera subido las escaleras corriendo.
Quizás lo haya hecho. Con un rápido movimiento te atusas el pelo, intentando
parecer sólo un muerto viviente y no un muerto del todo. La puerta de la casa
se cierra justo cuando Louis cruza la de tu dormitorio.
-¡¿Estás bien?!
–camina con premura hasta ti.
-Si no gritas,
sí –te llevas la mano al puente de la nariz.
-Lo siento –susurra,
sentándose en el borde de tu cama-. ¿Qué te pasa?
-Me ha mordido
un cocodrilo y van a tener que amputarme la pierna, ¿tú qué crees?
Louis suelta
una risa nerviosa.
-Muy
descriptiva, gracias. ¿Estás bien?
-Es obvio que
no –tiras un poquito de la sábana hacia arriba, más por ocupar las manos que
por otra cosa.
-Estoy seguro
de que es por el frío que pasaste ayer.
-Louis, ¿desde
cuándo la cabeza duele por pasar frío?
-El cuerpo está
conectado, lo que pasa en una parte afecta a todo –ladea la cabeza.
-Bah –pones los
ojos en blanco.
-¿Y te vas a
quedar aquí sola?
-Sí.
-Pero…
-Es un dolor de
cabeza, por Dios. ¿Se puede saber por qué te preocupas tanto? –exclamas, y en
ese instante lamentas hacerlo porque tus propias palabras rebotan con unos
dolorosos golpes en tu cráneo.
Él guarda
silencio un momento.
-Sólo me
preocupo por ti –contesta, molesto.
-Pues estoy
bien. Más o menos bien –al ver su expresión dolida suavizas el tono-. Lou, te
agradezco mucho que te preocupes, pero vas a llegar tarde a clase.
-Es que no
quiero que te quedes sola.
-No me…
-Además, a
primera hora tenemos Literatura y no tengo ninguna gana de ir si no estás tú
para escribirme cosas en la mesa –te mira con auténtico pesar.
Por extraño que
parezca, sus palabras te hacen sentir peor que ese maldito dolor de cabeza.
Sería tan fácil imaginar que él siente algo por ti si no fuera por…
-Seguramente
Veronica tendrá ganas de verte –dices.
Louis cierra
los ojos un momento, como si estuviera encajando un golpe bajo. Lo miras,
confusa, pero cuando él vuelve a abrir los ojos apartas la mirada.
-Puede ser –admite.
-Y tú también
tienes ganas de verla a ella –afirmas.
-Supongo –dice sin
demasiada convicción.
El martillo
interior de tu cerebro empieza a golpear con más fuerza.
-Louis, no
tengo ni idea de por qué actúas así, sinceramente no sé si la quieres o no la
quieres, pero si no la quieres no tiene ningún sentido que estés con ella –te masajeas
la sien-. Y la verdad es que tampoco me encuentro como para discutirlo ahora,
pero…
-¿Sabes? Creo
que dormir te sentaría bien –suelta de repente.
-Bonita forma
de hacerme callar –frunces los labios.
-Lo digo en
serio. Ayuda a quitar el dolor de cabeza.
-No quiero
dormir.
-Vamos –te sube
aún más la sábana, como acurrucándote, aunque no era necesario que lo hiciera.
-No –bufas.
-No me voy
hasta que te duermas.
-Tendré
pesadillas –susurras, pensando en tu último sueño.
Louis se lleva
una mano a la barbilla tal y como hacen en las películas, pensativo.
-Te cantaré una
canción –sonríe.
-No quiero que
llueva –tú también esbozas una sonrisa.
-No canto tan
mal, eh.
-Ya. Pero por
si se te olvidaba, lo que me pasa es que me
duele la cabeza. Ya sabes, con ruidos, gritos, música…
-Vaya, tienes
razón.
Con un
movimiento totalmente natural, Louis se tumba a tu lado en la cama.
-¿Pero qué…?
-Buenas noches –gira
la cabeza y os quedáis mirándoos por un momento.
Tu amigo alarga
un brazo y posa sus dedos sobre tus párpados. Con cuidado, tira de ellos hacia
abajo hasta que cierras los ojos. Tú no te atreves a volver a abrirlos por
miedo a que Louis siga estando tan cerca y no seas capaz de contener las ganas
de besarle.
En el silencio
de la casa, escuchas su respiración fuerte y constante, y sin siquiera
pretenderlo, la tuya se acompasa a la de él. Poco a poco, vas relajándote y
olvidando el dolor de cabeza. No sabes muy bien cuánto rato pasa, pero estás a
punto de quedarte dormida cuando notas algo cálido sobre tus labios. Algo en tu
subconsciente te dice que deberías estar dormida así que no abres los ojos, ni
siquiera permites que tu respiración se agite.
Y sólo cuando
sientes el peso de Louis levantarse de la cama y escuchas la puerta de tu casa
cerrarse, abres los ojos como platos y dejas que tu corazón se desboque como
nunca lo ha hecho, al comprender que eso cálido que has sentido sobre tus
labios han sido los labios de Louis.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]
¿Cómo nos dejas así? Eres muy cruel, se me ha hecho muy corto D:
ResponderEliminarSiguienteeee, es geniaaaaal <3333
ResponderEliminarHola, Ana!
ResponderEliminarAhora entiendo por qué me dijiste ayer que dejara de leer fics... JAJAJAJAJA
Es genial, me encanta, escribes más que genial, de verdad. Eso si, siempre me dejas con esa intriga en mente, (que tarde o temprano yo acabo por descifrarte y me mandas dejar de leer, pero es algo que no puedo evitar, I CAN'T STOP!!) pero que sepas que yo te quiero mucho, mucho, mucho.
¿Qué te puedo decir de esta parte? Pues a ver, pensemos... Louis es lo más asdfghjkl de estrellas abajo, porque si se tiene que saltar las clases para estar conmigo, se las salta. Y yo soy gilipollas, que le digo que se vaya, pero como está taaan enamorado de mi, me obliga a cerrar los ojos para que no me de cuenta de que lo que va a hacer es besarme y... el resto te lo cuento luego que sino le descifro la historia a las demás y dejarán de leerte (okno, PERO COMO A ALGUNA SE LE OCURRA DEJAR DE LEER A ANA, LE REBANO LA CABEZA DE UN MACHETAZO Y LUEGO SE LA DOY A MI LEÓN MAL DOMADO (aka Harry según Nere @1DArmySpain) Y YA VERÉIS COMO OS ESPABILÁIS JUUUUMMMM)
Y nada, lo mismo de siempre, que te quiero mucho, que no cambies, que espero poder verte algún día en persona y todas esas cosas que te digo en cada comentario y prácticamente cada día jajaja
Te quiero muchísimo, Ana
Mari <3
Oh dios!!la ha besado!la ha besado!!
ResponderEliminarComo se te ocurre dejarla asi?? Me ha encantadoo por favor siguela pronto besoos:)
skdñfksjadfñlksjañlkjgalkgjlkfjñlkjadfsñl Beso. Ay. Que ha habido beso. Muérome. JAJAJAJAJA Síguela pronto Ana, está perfecta ;) (@_mysexymalik)
ResponderEliminarSolo puedo describir lo que siento con una palabra: SHORO.
ResponderEliminarBueno, que nos ha encantado q es perfecto, tititi tatata, y todo eso que té decimos siempre q asdfghjklxoxon
ResponderEliminarLouis es un poco cobatde no? Dejarla ahi, darla un beso y luego se marcha, pues si es un poco cobarde!! Aunque claro q piensa q esta dormida!!!! Y la otra ahi cono q no se entera de na y ek otro se pira, q Ademas esta cn veronica, ay jopelines!!!! Hahahaha. Bueno besos guapa q escribes genial, q q mal este final tan de golpe en plan hasta aqui el capiii!!! q cruel eres tia, bueno xoxon :*
asdfghjklasdfgh me encanta pero admite que eres un poco perra por dejarnos con la intriga. Sube el siguiente capitulo pronto POR FAVOR no podre seguir viviendo sin el siguiente capitulo (carita de pena) xoxo /@luciamaraver98 sigueme porfi me haria mucha ilusion/
ResponderEliminarPorfiiin un imagina de mi debilidad *-* hfgtsyrtskeuygfsdkfg
ResponderEliminarDioooos me ha encantado, escribes genial y ademas cada vez que dejas con la intriga ya te ganas que te sigamos leyendo xD
TIENES.QUE.CONTINUARLO. No nos puedes dejar asiii D:
Dios que bonito de verdad pero como nos dejas asi jooo.. me he quedado con ganas de mas ¡¡...
ResponderEliminar