sábado, 7 de diciembre de 2013

#Imagina de Louis PARTE 7

Llevas horas caminando por una calle desierta. De repente, ves al final de la calle una figura alta, la forma de una persona, pero es de noche y está tan rodeada por las sombras que no puedes saber de quién se trata. Sin embargo, algo te hace desear con todas tus fuerzas acercarte a esa figura, sabes que en cuanto logres alcanzarla te sentirás menos cansada, menos angustiada. Avanzas más deprisa, por miedo a que la figura desaparezca en cualquier momento. Estás exhausta, aunque a punto de llegar a su lado. Ya distingues mejor el contorno de su cuerpo, e incluso te parece ver de pasada el destello de unos ojos azules que te miran con poco interés. A tan solo unos pasos de él –ahora sabes que es un hombre-, notas tus pies hundirse en algo viscoso. Primero uno y luego el otro. Llevas los ojos al suelo y comprendes que has caído en algo parecido a unas arenas movedizas, aunque de color rojo sangre. Con desesperación, intentas sacar las piernas, pero éstas por el contrario se hunden más. Alzas la vista, pensando que quizás ese chico podría ir a ayudarte. Pero él ya no está.

Abres los ojos con la respiración entrecortada y un sudor frío resbalándote por la frente. Miras el reloj de tu pared; las siete de la mañana. Coges tu móvil y apagas el despertador antes de que suene, sintiendo que la cabeza te va a estallar. Te incorporas en la cama y tu habitación parece dar vueltas a tu alrededor, de modo que decides que mejor te quedas tumbada.

Con esa pesadilla te has puesto sudando, y ahora tienes tanto frío que empiezas a tiritar. En estos momentos la camiseta-vestido de Louis no parece ser suficiente. En realidad, ni siquiera deberías llevarla puesta. A pesar de ello, no te ves con fuerzas de levantarte a por más ropa, por lo que te acurrucas en las sábanas esperando en vano que pase el dolor de cabeza.

Intentando no pensar en nada y con los brazos rodeándote el torso, con un malestar general y un martillo aporreándote la cabeza, debe pasar un rato porque dan dos toques a la puerta que te suenan como dos bombas cayendo en el piso de arriba.

Sólo logras soltar un gemido.

La puerta se abre y supones que tu padre entra. No puedes saberlo porque tienes la sábana echada por encima de la cabeza, aunque notas aclararse tu campo de visión, de lo que deduces que debe haber encendido la luz.

-¿Estás bien? –su voz suena alarmada y demasiado alta- No he escuchado tu alarma y…
-Baja la voz… -murmuras.
-¿Qué pasa? –vuelve a preguntar, aunque ahora más bajo.
-Me duele… muchísimo la cabeza –bajas un poco la sábana para que asomen tus ojos, y ves a tu padre mirarte con preocupación-. Tengo frío. Creo que me voy a morir aquí mismo.
-¡No digas esas cosas! –te reprende en un susurro.
-Lo siento –vuelves a subirte la sábana.

Notas un peso caer sobre tu cuerpo y poco a poco entras en calor.

-Te he puesto una manta. Y espera, que voy a traerte alguna pastilla. No te m… Ah, claro que no te vas a mover.

Escuchas pasos alejarse de tu habitación, y a pesar del dolor esbozas una sonrisa. Tu padre siempre se preocupa muchísimo cada vez que te pones mala, desde lo de tu madre. Y en cierto modo te gusta que lo haga porque sientes que hay alguien que desea protegerte.

Poco después tu padre baja con delicadeza la sábana para dejar tu cabeza al descubierto y te tiende un vaso de cristal a través del cual puedes ver un líquido blanco burbujeante.

-Puaj –haces una mueca de asco.
-¿Quieres o no quieres que se te quite el dolor de cabeza? –alza las cejas.
-Sí, trae –coges el vaso y te bebes el desagradable líquido intentando no respirar.

Te recorre un escalofrío y sacas la lengua como si así el sabor fuera a desaparecer.

-Ten –tu padre te da una pequeña galleta con chocolate que no habías visto antes.
-Gracias –te la metes en la boca y el sabor a medicina se esfuma casi por completo-. Qué previsor.
-Lo sé –sonríe-. Tengo que irme a la redacción, pero si necesitas cualquier cosa, llámame, ¿me oyes?

Va a salir por la puerta de la habitación cuando se da la vuelta y te mira.

-Porque no se te irá a ocurrir ir a clase hoy, ¿no?
-¿Me ves con intención de hacerlo?

Debes tener un aspecto deplorable, porque tu padre suelta una risa leve.

-La verdad es que no. Hasta l…

Justo entonces se escucha el sonido del portero llegar desde la entrada.

-Debe ser Louis –suspiras.
-Voy a decirle que hoy no vas al instituto –la figura de tu padre desaparece y te llega su voz amortiguada desde la entrada.

Miras al techo de tu cuarto, empezando a sentirte un poco mejor, aunque la cabeza sigue doliéndote una barbaridad y el dolor de todo el cuerpo no parece que vaya a desaparecer.

-¡Me voy! –anuncia tu padre- Vaya, hola, Louis…
-Buenos días.

La voz de tu amigo suena entrecortada, como si hubiera subido las escaleras corriendo. Quizás lo haya hecho. Con un rápido movimiento te atusas el pelo, intentando parecer sólo un muerto viviente y no un muerto del todo. La puerta de la casa se cierra justo cuando Louis cruza la de tu dormitorio.

-¡¿Estás bien?! –camina con premura hasta ti.
-Si no gritas, sí –te llevas la mano al puente de la nariz.
-Lo siento –susurra, sentándose en el borde de tu cama-. ¿Qué te pasa?
-Me ha mordido un cocodrilo y van a tener que amputarme la pierna, ¿tú qué crees?

Louis suelta una risa nerviosa.

-Muy descriptiva, gracias. ¿Estás bien?
-Es obvio que no –tiras un poquito de la sábana hacia arriba, más por ocupar las manos que por otra cosa.
-Estoy seguro de que es por el frío que pasaste ayer.
-Louis, ¿desde cuándo la cabeza duele por pasar frío?
-El cuerpo está conectado, lo que pasa en una parte afecta a todo –ladea la cabeza.
-Bah –pones los ojos en blanco.
-¿Y te vas a quedar aquí sola?
-Sí.
-Pero…
-Es un dolor de cabeza, por Dios. ¿Se puede saber por qué te preocupas tanto? –exclamas, y en ese instante lamentas hacerlo porque tus propias palabras rebotan con unos dolorosos golpes en tu cráneo.

Él guarda silencio un momento.

-Sólo me preocupo por ti –contesta, molesto.
-Pues estoy bien. Más o menos bien –al ver su expresión dolida suavizas el tono-. Lou, te agradezco mucho que te preocupes, pero vas a llegar tarde a clase.
-Es que no quiero que te quedes sola.
-No me…
-Además, a primera hora tenemos Literatura y no tengo ninguna gana de ir si no estás tú para escribirme cosas en la mesa –te mira con auténtico pesar.

Por extraño que parezca, sus palabras te hacen sentir peor que ese maldito dolor de cabeza. Sería tan fácil imaginar que él siente algo por ti si no fuera por…

-Seguramente Veronica tendrá ganas de verte –dices.

Louis cierra los ojos un momento, como si estuviera encajando un golpe bajo. Lo miras, confusa, pero cuando él vuelve a abrir los ojos apartas la mirada.

-Puede ser –admite.
-Y tú también tienes ganas de verla a ella –afirmas.
-Supongo –dice sin demasiada convicción.

El martillo interior de tu cerebro empieza a golpear con más fuerza.

-Louis, no tengo ni idea de por qué actúas así, sinceramente no sé si la quieres o no la quieres, pero si no la quieres no tiene ningún sentido que estés con ella –te masajeas la sien-. Y la verdad es que tampoco me encuentro como para discutirlo ahora, pero…
-¿Sabes? Creo que dormir te sentaría bien –suelta de repente.
-Bonita forma de hacerme callar –frunces los labios.
-Lo digo en serio. Ayuda a quitar el dolor de cabeza.
-No quiero dormir.
-Vamos –te sube aún más la sábana, como acurrucándote, aunque no era necesario que lo hiciera.
-No –bufas.
-No me voy hasta que te duermas.
-Tendré pesadillas –susurras, pensando en tu último sueño.

Louis se lleva una mano a la barbilla tal y como hacen en las películas, pensativo.

-Te cantaré una canción –sonríe.
-No quiero que llueva –tú también esbozas una sonrisa.
-No canto tan mal, eh.
-Ya. Pero por si se te olvidaba, lo que me pasa es que me duele la cabeza. Ya sabes, con ruidos, gritos, música
-Vaya, tienes razón.

Con un movimiento totalmente natural, Louis se tumba a tu lado en la cama.

-¿Pero qué…?
-Buenas noches –gira la cabeza y os quedáis mirándoos por un momento.

Tu amigo alarga un brazo y posa sus dedos sobre tus párpados. Con cuidado, tira de ellos hacia abajo hasta que cierras los ojos. Tú no te atreves a volver a abrirlos por miedo a que Louis siga estando tan cerca y no seas capaz de contener las ganas de besarle.

En el silencio de la casa, escuchas su respiración fuerte y constante, y sin siquiera pretenderlo, la tuya se acompasa a la de él. Poco a poco, vas relajándote y olvidando el dolor de cabeza. No sabes muy bien cuánto rato pasa, pero estás a punto de quedarte dormida cuando notas algo cálido sobre tus labios. Algo en tu subconsciente te dice que deberías estar dormida así que no abres los ojos, ni siquiera permites que tu respiración se agite.


Y sólo cuando sientes el peso de Louis levantarse de la cama y escuchas la puerta de tu casa cerrarse, abres los ojos como platos y dejas que tu corazón se desboque como nunca lo ha hecho, al comprender que eso cálido que has sentido sobre tus labios han sido los labios de Louis. 



[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]

10 comentarios:

  1. ¿Cómo nos dejas así? Eres muy cruel, se me ha hecho muy corto D:

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  2. Siguienteeee, es geniaaaaal <3333

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  3. Hola, Ana!
    Ahora entiendo por qué me dijiste ayer que dejara de leer fics... JAJAJAJAJA
    Es genial, me encanta, escribes más que genial, de verdad. Eso si, siempre me dejas con esa intriga en mente, (que tarde o temprano yo acabo por descifrarte y me mandas dejar de leer, pero es algo que no puedo evitar, I CAN'T STOP!!) pero que sepas que yo te quiero mucho, mucho, mucho.
    ¿Qué te puedo decir de esta parte? Pues a ver, pensemos... Louis es lo más asdfghjkl de estrellas abajo, porque si se tiene que saltar las clases para estar conmigo, se las salta. Y yo soy gilipollas, que le digo que se vaya, pero como está taaan enamorado de mi, me obliga a cerrar los ojos para que no me de cuenta de que lo que va a hacer es besarme y... el resto te lo cuento luego que sino le descifro la historia a las demás y dejarán de leerte (okno, PERO COMO A ALGUNA SE LE OCURRA DEJAR DE LEER A ANA, LE REBANO LA CABEZA DE UN MACHETAZO Y LUEGO SE LA DOY A MI LEÓN MAL DOMADO (aka Harry según Nere @1DArmySpain) Y YA VERÉIS COMO OS ESPABILÁIS JUUUUMMMM)
    Y nada, lo mismo de siempre, que te quiero mucho, que no cambies, que espero poder verte algún día en persona y todas esas cosas que te digo en cada comentario y prácticamente cada día jajaja
    Te quiero muchísimo, Ana
    Mari <3

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  4. Oh dios!!la ha besado!la ha besado!!
    Como se te ocurre dejarla asi?? Me ha encantadoo por favor siguela pronto besoos:)

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  5. skdñfksjadfñlksjañlkjgalkgjlkfjñlkjadfsñl Beso. Ay. Que ha habido beso. Muérome. JAJAJAJAJA Síguela pronto Ana, está perfecta ;) (@_mysexymalik)

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  6. Solo puedo describir lo que siento con una palabra: SHORO.

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  7. Bueno, que nos ha encantado q es perfecto, tititi tatata, y todo eso que té decimos siempre q asdfghjklxoxon
    Louis es un poco cobatde no? Dejarla ahi, darla un beso y luego se marcha, pues si es un poco cobarde!! Aunque claro q piensa q esta dormida!!!! Y la otra ahi cono q no se entera de na y ek otro se pira, q Ademas esta cn veronica, ay jopelines!!!! Hahahaha. Bueno besos guapa q escribes genial, q q mal este final tan de golpe en plan hasta aqui el capiii!!! q cruel eres tia, bueno xoxon :*

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  8. asdfghjklasdfgh me encanta pero admite que eres un poco perra por dejarnos con la intriga. Sube el siguiente capitulo pronto POR FAVOR no podre seguir viviendo sin el siguiente capitulo (carita de pena) xoxo /@luciamaraver98 sigueme porfi me haria mucha ilusion/

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  9. Porfiiin un imagina de mi debilidad *-* hfgtsyrtskeuygfsdkfg
    Dioooos me ha encantado, escribes genial y ademas cada vez que dejas con la intriga ya te ganas que te sigamos leyendo xD
    TIENES.QUE.CONTINUARLO. No nos puedes dejar asiii D:

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  10. Dios que bonito de verdad pero como nos dejas asi jooo.. me he quedado con ganas de mas ¡¡...

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