domingo, 18 de mayo de 2014

TESTIGOS DE LA LUNA - Capítulo 11.

I

Natasha mira atentamente a Connor mientras la señora MacMurray le sirve su chocolate caliente. Parece algo mayor que el año pasado, como si todo lo ocurrido le hubiera servido para madurar incluso más. La joven de pelo negro da un sorbo a su infusión, que en realidad no le está sirviendo para relajarse. O tal vez sea la presencia de su ex amigo lo que ha anulado todo posible efecto a su bebida. No le gusta haberle hecho daño, pero ya no puede cambiar las cosas.

-¿Y tú por qué no puedes dormir? –le pregunta, consciente de que le toca a ella hablar.
-No estoy muy seguro.

Miente, y Natasha lo sabe. Han pasado cinco meses, pero sigue conociéndole. Aun así, no cree que tenga derecho a meterse en la vida del muchacho, puesto que salió de ella por decisión propia. 

-Ya se te pasará –le sonríe.
-¿Y tú? 

Connor da un largo trago a su chocolate, pero está tan caliente que hace una mueca cuando pasa por su garganta. Natasha considera gracioso el gesto y se le escapa una risilla, a lo que él la mira con un asomo de desaprobación, aunque al final sonríe también.

-Lo que a mí me pasa es que pienso demasiado –reconoce Natasha, a pesar de lo que no está dispuesta tampoco a entrar en detalles.
-Eso es un problema.
-Muy grande. 

Los dos se quedan en silencio. Ahora al menos es un poco menos incómodo que antes, pero las palabras no salen con fluidez, y ninguno de ellos está experimentando la calma que había ido a buscar a aquella cafetería.

-¿Qué tal te va con Owen? 

Natasha alza los ojos de su infusión, probablemente con la sorpresa impresa en su rostro. No esperaba esa pregunta, ¿cómo iba a esperarla? Cierra un momento los ojos y respira hondo. 

-Bien –miente. 
-Me alegro. 
-Gracias.

La joven tira disimuladamente de las mangas de su camiseta, que se ha puesto de manga larga para impedir que alguien –especialmente su hermano- viera las marcas moradas que tiene desde ayer. Hoy se notan menos, pero prefiere que nadie las vea. ¿Por qué le habrá preguntado Connor eso? ¿Sabrá algo de lo que está pasando últimamente con Owen? No, eso es imposible. De repente, Natasha recuerda lo que Owen le ha dicho esta tarde, cuando estaban en la cama. Le ha pedido, o más bien ordenado, que no hablara con Connor. Y ella le ha prometido que no lo haría, tal y como hizo cinco meses atrás, cuando rompió su amistad con el joven rubio porque el chico del que estaba perdidamente enamorada se lo pedía. 

Natasha se revuelve en su silla, inquieta. Está segura de que Owen no va a entrar a esa cafetería, no tiene nada que ver con los sitios que él frecuenta, pero se siente algo culpable. Por un momento tiene el impulso de levantarse para marcharse, pero justo entonces Connor habla de nuevo.

-Natasha… creo que deberíamos volver a ser amigos.
-Con…

Él la interrumpe.

-Bueno, lo sé. No me refiero a una amistad como la que teníamos antes. Me refiero a saludarnos cuando nos crucemos en el pasillo, a no apartar la mirada, a poder mantener una conversación como los dos compañeros de residencia que somos –Connor la mira fijamente a los ojos.
-Ahora mismo estamos manteniendo una conversación.
-En la que parece que los dos tengamos pinchos en la silla, por cierto –señala él. 

Una sonrisa cruza el rostro de la joven. Empieza a recordar por qué era su amigo, y le duele lo que hizo, casi más ahora que cuando sucedió. Connor tiene razón, parece que a ambos los estén torturando, que estén hablando prácticamente en contra de su propia voluntad. Natasha tiene ganas de decirle que sí, pero piensa en Owen y agacha la mirada.

-No lo sé, Connor…
-Como quieras. 
-Además, tú deberías estar enfadado conmigo, ¿no?
-Naty, han pasado cinco meses.

Ella lo mira. Hacía mucho tiempo que no lo escuchaba llamarla así, y tiene la sensación de que Connor se arrepiente de haberlo hecho, o de que no lo ha hecho intencionadamente.

-Ya no estoy enamorado de ti. ¿Qué puede tener de malo que nos llevemos bien? –insiste.
-No lo sé –mira su vaso vacío y se levanta de la mesa-. No lo sé.

Deja el dinero que corresponde en la barra y se marcha de la cafetería. Es una cobarde, no ha sido capaz de quedarse con él –cuando en realidad le apetecía-, porque teme la reacción que Owen podría tener. No quiere volver a la residencia, pero caminar sin rumbo por las calles nocturnas de Chicago tampoco le parece la mejor opción. Así que vuelve a su cuarto, se mete en la cama, y se pregunta por qué es tan difícil querer a alguien. 


II

Ayleen pulsa el botón rojo de colgar el teléfono, y se lo guarda en el bolsillo. La llamada ha durado al menos veinte minutos, pues sus padres querían saber muchas cosas y ella tenía otras tantas que contarle. Cuando le han preguntado si ya había hecho nuevos amigos, Ayleen no ha estado muy segura de qué responderles. Aparte de Connor… No cree que Derek pueda considerarse su amigo. Natasha es una potencial amiga, sí. Y Hayley, Mark y Hugo también. Ella ha respondido bastante ambigua, sin dar muchos detalles ni nombres, y por ahora sus padres parecen satisfechos. Les echa de menos, y eso sí se lo ha dicho claramente. Pero de nada sirve lamentarse, tiene un día libre por delante que cuanto antes empiece, antes acabará. Comienza a estar ansiosa por empezar las clases en la universidad. 

La joven pelirroja se desnuda y coge del armario una camiseta color azul marino de tirantas, de esas cortitas y anchas que ahora se llevan mucho. Se pone también unos shorts blancos, y se mira al espejo, preguntándose si de verdad le queda bien esa camiseta que enseña parte de su abdomen, pero su hermana, Hannah, le ha repetido una y mil veces que le sienta estupendamente, así que no lo piensa más, y alborotándose un poco el pelo, sale de su dormitorio. 

Casualmente, cuando ella sale, también lo hace Natasha, su vecina. 

-¡Hola! –exclama la joven de piel bronceada, que luce un bonito vestido blanco y dos grandes brazaletes marrones en las muñecas.
-Buenos días –Ayleen la saluda con una sonrisa.
-¿Vas a desayunar?
-Sí, ¿y tú?

Natasha asiente con la cabeza, y juntas bajan las escaleras.

-Por cierto, todavía no sé qué estudias.
-Derecho –la joven morena se recoge el pelo en una larga cola mientras caminan.
-Anda, como Connor –dice Ayleen más para sí que para su nueva amiga-. ¿Y no os conocéis de las clases?
-Sí, claro –contesta Natasha escuetamente-. ¿Qué vas a hacer tú?
-Medicina.
-Oye, si mi hermano se pone muy pesado contigo, dale una patada en el culo, ¿vale? –le dice Natasha con complicidad.
-Por ahora creo que lo soporto –Ayleen sonríe.
-Puede llegar a ser muy cansino.
-Lo intuyo.

Las dos jóvenes ríen.

-Bueno, yo me voy por allí, que he quedado con Owen para pasar la mañana por ahí y almorzar fuera, porque sabes que hoy el comedor no funciona, ¿verdad? 
-Sí, sí lo sé. Pasadlo bien.

Ayleen se despide de Natasha con la mano, y esta última sale de la residencia. La chica pelirroja, en cambio, va hasta la cafetería, y en efecto, allí encuentra  a Connor, charlando amistosamente con el camarero. Mientras se acerca a él, el estómago se le encoge al recordar que ha quedado para almorzar con Derek. ¿Ahora qué pasa si Connor le propone ir a comer juntos? ¿Le dice con quién ha quedado? Debería hacerlo, sí. Tampoco puede ser tan grave, y no quiere mentirle.

-Buenos días –la saluda Connor tras despedirse del camarero.
-Hola –Ayleen sonríe, y juntos van hasta una mesa para dos. 
-¿Qué vas a pedir? 
-Mmm, no lo sé –la chica ojea un folio plastificado con todo lo que se puede comer en la cafetería de la residencia.
-Yo un gofre. Con chocolate y nata por encima –el joven se pasa la lengua por los labios, como saboreando lo que va a comer.

Ayleen no pasa por alto el gesto, pero se mantiene serena. 

-Entonces yo otro –deja la carta en la mesa.
-¿Quieres leche? 
-Sí.
-Voy a pedirlo –Connor se levanta.
-Eh –protesta ella, que pensaba que el camarero iba a la mesa a preguntar, y hace amago de ponerse también en pie.
-Ahora mismo vuelvo –el chico la hace sentarse presionando levemente sobre su hombro, y se va hasta la barra.

Justo entonces, como si estuviera todo maquiavélicamente planificado, entran a la cafetería Derek y dos de sus amigos. Owen no está, porque como le ha dicho antes Natasha, se han ido toda la mañana por ahí. Ayleen se pasa una mano por el pelo, nerviosa de repente y mira horrorizada como Derek va en su dirección mientras sus amigos se sientan en una mesa cerca de la barra.

-Buenos días, pelirroja –señala a Connor, que está esperando en la barra, de espaldas a ellos y todavía no se ha dado cuenta de la presencia de Derek-. ¿Continuáis en el proceso de fusión Aynor?
-Capullo –le suelta ella, tapándose disimuladamente un lado de la cara con la mano, a pesar de que si Connor mira los va a ver juntos igualmente.
-Lo que me sorprende es que ahora él pase de sus antiguos amigos sólo para estar contigo. Seguro que le gustas.

Ayleen aprieta con fuerza las rodillas una contra otra, intentando canalizar su nerviosismo. 

-No pasa de sus amigos. Ellos llegaron anoche, y probablemente estén durmiendo todavía.
-Le gustas –repite Derek.
-Pues entonces ya sois dos.

La joven baja la mirada, maldiciéndose por dentro. ¿Por qué ha dicho eso? Ni siquiera lo piensa. Es imposible que le guste a Connor, y Derek es sólo un pesado que quiere aprovecharse de ella. Cuando vuelve a alzar la mirada, ve que el chico de pelo negro la mira con una sonrisa misteriosa. 

-No te olvides de nuestra cita –dice, antes de darse la vuelta para marcharse.
-No es una cita –Ayleen le contesta a su espalda.
-Ya veremos.

La chica pone los ojos en blanco y Connor llega con una bandeja con la leche y los gofres. La sonrisa se ha borrado de su rostro, por lo que Ayleen adivina que les ha visto hablando.

-¿Qué quería? –su voz suena más extrañada que inquisidora. 
-Nada… -Ayleen duda, pues es el momento de comentarle que va a ir con él a almorzar- Es un pesado.
-Claro que lo es. Y más imbécil que todos los imbéciles de Chicago juntos –vierte el contenido de un sobre de azúcar en su leche-. Ni siquiera entiendo cómo puede tener amigos. Tan imbéciles como él, supongo.

Ayleen traga saliva. Toda su determinación de decirle que ha quedado con Derek se esfuma. Connor pensaría que es una estúpida, igual que todas las tías a las que seguro que convence para que queden con él. Tal vez Ayleen no sea diferente a ellas, pero no va a hacer nada que no quiera, e ir con él a comer tampoco es un pecado capital. ¿Por qué odiará tanto Connor a Derek? No se lo piensa preguntar, no ahora, porque lo que necesita es cambiar de tema. Corta un trozo de gofre y se lo mete en la boca apresuradamente.

-¡Qué bueno! –exclama, aunque ni siquiera está siendo consciente de cómo sabe.
-Mucho –la expresión de Connor se relaja y también come de su gofre.

Durante el desayuno, hablan de unas cosas y otras, conociéndose un poco más. Derek no ha vuelto a salir a colación, pero Ayleen no puede sacárselo de la cabeza. Sigue allí, comiendo con sus amigos, y de vez en cuando la mira con descaro. Afortunadamente, Connor no puede verlo porque queda de espaldas a ellos. 

-… es que las películas francesas son horribles –ahora están hablando de cine.
-En eso estoy de acuerdo contigo –concede Connor-. Pero Intocable está muy bien.
-¿Cuál es esa? –Ayleen le da el último sorbo a su leche.
-Un tipo rico que está en silla de ruedas y no puede moverse contrata a un chico negro para que se encargue de cuidarlo –él se queda callado un momento-. A ver, dicho así no suena interesante, pero de verdad, me reí mucho con esa peli.
-Entonces tendremos que verla –ella sonríe.
-Cuando quieras –él le corresponde-. ¿Qué vas a hacer esta mañana?

Ayleen se muerde el labio inferior.

-Por ahora, no tengo nada pensado. ¿Por?
-Podríamos ir a algún sitio con Hayley, Mark y Hugo, y así os vais conociendo.
-Me parece bien, pero…
-¿Pero?
-Bueno, que… -titubea- ya he quedado para comer.
-Ah, ¿sí? ¿Con quién? –pregunta con curiosidad.
-Con Natasha –es la única persona con la que se ha relacionado aparte de Connor… y de Derek.
-Vaya.
-Es mi vecina de habitación –se explica Ayleen rápidamente-. Así que habíamos pensado ir a comer juntas.
-Claro, es genial. Podemos estar de vuelta para mediodía –Connor se termina su gofre y sonríe amablemente.
-Vale.

La pareja se levanta, pagan lo que han comido y salen de la cafetería. Alguien en la mesa de Derek silba a Ayleen cuando pasan por al lado, y ella cierra los ojos con fuerza, avergonzada. Al menos Natasha no aparecerá por allí hasta pasado el almuerzo, así que Connor no la verá mientras Ayleen esté fuera. Sin embargo, las mentiras no se sostienen por sí solas, y en ocasiones hay que contar muchas de ellas para no ser descubierto… aunque la verdad casi siempre acaba por desvelarse. 


[Bueno, ¿qué os parece? ¿Creéis que Connor se enterará de que Ayleen ha quedado con Derek? Y si se entera, ¿cómo reaccionará? Comentad en el blog, por favor, y si podéis, mencionadme también en twitter, agradezco mucho los comentarios, no importa que nunca antes me hayáis comentado, al contrario, prefiero que lo hagáis aunque sea ahora. Gracias por leer, espero que os haya gustado]

3 comentarios:

  1. Me ha encantadooo, me gusta mucho tmbn la forma de ser de Ayleen! :) Quiero ver q pasa en la cita de Ayleen y Derek... UyuyUyyuyy jajajaja.
    Muchos besos Anaaa ;)

    ResponderEliminar
  2. Ana :)
    Bueno, así sí JAJAJAJA En fines de semana te comento todo lo que quieras y más. Soy una pesada, lo sé, pero como sé que amas mis parrafadas (ironía jajaja) pues aquí te dejo otra para que te entretengas.
    Bueno, bueno... Buen capítulo. Odio a Derek, srsly, le odio. Pero es que me encanta <3 Así a lo bipolar, sí. Sobre Natasha y Connor... Me gustaría que fuesen amigos otra vez, creo que ya te lo puse ayer, pero lo repito. Es que son muy adorables juntos, yo les shippeo jajaja Bueno, aunque con Ayleen también me gusta Connor... Ay, el que no me gusta es Owen. La verdad es que agradezco que la situación sea realista en ese sentido. Yo he leído muchas novelas donde la chica que sufre violencia de género siempre es valiente y va a la policía o encara al chico y esas cosas, pero nunca es así en la realidad. Pocas chicas se atreven a eso. Por eso agradezco que seas realista así jajaja Aunque también creo que Derek no se va a quedar de brazos cruzados cuando se entere, pero bueno, ya se verá. En cuanto Ayleen y Derek, genial, quiero que queden ya ;) pero me da a mí que Connor se va a enterar y no le va a gustar, aunque creo que tampoco puede decirle que no a la chica xd Bronca entre Derek y Connor no eh, eso no jajajaja Bueno, bueno, que me voy y me creo yo aquí mi propia película JAJAJAAJAJA
    Pues eso Ana, que me ha encantado, de verdad. Me parece que es impresionante lo que haces cuando escribes. Lo más difícil a la hora de redactar es, a mi parecer, transmitir sentimientos a los demás, hacer que el lector se ponga triste o alegre a la vez que los personajes mientras se adentra en la historia. Y tú eso lo consigues, y creo que es un gran mérito. Claro que yo sólo soy una chica normal que la gusta leer demasiado y que cuenta las cosas por su propia experiencia jajaja Eres genial redactando ¿sabes? Yo jamás podría hacer eso, me desborda la imaginación, sí, pero plasmarla en un papel... Es distinto. Bueno, pues nada, animarte a que sigas con esto y con todo lo que te propongas, que seguro que lo consigues :3
    Espero la siguiente parte ;)
    (@_mysexymalik)

    ResponderEliminar
  3. Que el chico saliera con la amiga..ya lo esperaba, esta parte no me está enganchando mucho, va muy lenta o es típico. Sigues escribiendo muy bien,solo que de todo lo que he leído esto me gusta menos.

    ResponderEliminar

Motivos para sonreír.