sábado, 24 de mayo de 2014

TESTIGOS DE LA LUNA - Capítulo 12.

I

Hayley alza las cejas mientras mira a Connor y a la chica pelirroja caminar delante de ella. Ayleen es más baja que su amigo, pero aun así harían buena pareja. Además, se nota que entre ellos existe... algo. Hayley nota de repente algo en su costado y da un respingo, para inmediatamente escuchar la risa de Hugo. 

-¿En qué piensas? -le pregunta él.
-En nada -esboza una sonrisa.
-Sabes que no se puede pensar en nada, ¿verdad? -Mark la mira de soslayo.
-Marcus, no empieces con tus rollos psicológicos -Hayley resopla.

Connor se da la vuelta y ríe, por lo que la joven supone que estaba escuchando lo que decían. Mejor que no haya dicho lo que estaba pensando, entonces.

-Ayleen, ¿qué te parece Chicago? -Hugo la hace ponerse a su altura.
-Bueno, no es la primera vez que vengo, aunque la zona universitaria nunca la había visto -la pelirroja muestra una bonita sonrisa-. Pero me gusta.
-A veces es demasiado bulliciosa para mi gusto -apunta Mark.
-Para ti todo lo que no sea silencio absoluto es algo bullicioso -Hayley se venga por lo de antes.

Los cinco chicos ríen, y Hayley nota que Ayleen está ya más relajada que al principio. Cuando han salido de la residencia se notaba que se sentía extraña, pero ahora parece estar más cómoda entre ellos. No es fácil hacer nuevos amigos, y menos adaptarse a un grupo ya formado, así que no la culpa por su actitud. De hecho, cree que puede caerle bien, pero no terminan de agradarle las confianzas que se toma con Connor. Le conoce desde hace dos días y ya parecen amigos de toda la vida. Y conociendo a su amigo, sería capaz de enamorarse de ella. En cambio, no sabe cómo es ella así que no está segura de que a pesar de sus sonrisas amistosas y su amabilidad no acabará haciéndole daño. Por lo pronto, Hayley no tiene intención de juzgarla como tal, pero no va a descuidarse.

-¿Qué hora es? -Ayleen mira a sus nuevos amigos.

Hugo mira en su móvil.

-La una.
-¿Qué pasa? -pregunta Mark al ver la mueca de Ayleen.
-Es que ha quedado con Natasha para ir a comer -aclara Connor.

¡Con Natasha! Hayley recuerda el año pasado, cuando Connor era amigo de Natasha. Ella se relacionó con la morena, aunque su amistad no fue tal y como la de Connor, y se alegra, porque al final Natasha acabó haciéndole daño a su amigo.

-¿Sois amigas? -Hayley mira a Connor y él sabe lo que está pasando por su cabeza.
-Estamos en proceso -Ayleen parece nerviosa de repente-. Es mi vecina de habitación.
-¿Y a qué hora habéis quedado?
-Pues... -la pelirroja se muerde el labio, dubitativa- a la una y media.
-Entonces deberíamos volver ya -Hugo vuelve a mirar su móvil, para confirmar la hora.
-Sí, mejor.

El grupo camina por las calles de Chicago por las que ha venido, si bien ahora van más rápido que antes, recreándose menos en el paisaje. Hayley nota que Ayleen está tensa de repente, ¿por qué? A lo mejor sabe lo que pasó con Connor, y por eso se siente en cierto punto mal, por estar quedando con la joven que le partió el corazón a su nuevo amigo. En realidad, Hayley no puede sospechar que el comportamiento de Ayleen no tiene nada que ver con eso. 


II

Derek mira la hora. La una y diez. Se pasa una mano por el pelo a la vez que se mira en el espejo, comprobando que su aspecto aparentemente despeinado está tal y como él quiere. Se pone una camiseta blanca con unos dibujos grises en el centro, que resalta el tono bronceado de su piel. Se deja los pantalones negros que llevaba y se mira en el espejo una vez más. Así está perfecto. Se gusta a sí mismo, y está convencido de que ese es el primer requisito para gustarles a los demás. ¿Cómo le vas a gustar a alguien si no te gustas a ti mismo? Mira el reloj de nuevo. La una y cuarto. No sabe si ya es momento de ir a la habitación de Ayleen, tal vez ella todavía no esté lista. Le apetece verla. Casi la ha conseguido ya, porque si no no habría aceptado ir a almorzar con él. Con suerte, puede que esa misma tarde pase algo entre ellos. No acostarse, por supuesto, pero algo que les acerque un poco más a ese paso. 

Derek se tumba en la cama y cierra los ojos. No tiene más ganas de pensar. A la una y media irá a por ella, y si no está lista todavía, puede esperarla dentro de la habitación. Aun con los ojos cerrados, el joven moreno sonríe con picardía. Permanece unos minutos así, concentrándose en su propia respiración, intentando dejar la mente en blanco, y cuando vuelve a mirar el reloj, ve que es la una y veinticinco. Se levanta de la cama de un brinco, coge su característica chaqueta de cuero y sale de su habitación. Derek baja las escaleras y precisamente al llegar a la puerta de la habitación 119, Ayleen está llegando también.

La pelirroja parece sorprendida de verle allí. 

-¿Es que no me esperabas? –pregunta Derek, al ver que ella no dice nada.
-No, no es eso –sacude la cabeza y abre la puerta-. Espera un momento.

El joven moreno no tiene otra opción que no sea asentir y esperar en el pasillo. ¿De dónde vendrá? Se la ve nerviosa, o al menos con prisa. Pocos minutos después, Ayleen sale del cuarto, con la única diferencia visible de que se ha pintado los labios de rojo, aunque no excesivamente intenso. Él la mira a los ojos y ella sostiene su mirada. Está muy guapa. 

-¿Vamos, o me vas a tener aquí todo el día? –espeta Ayleen.
-¿Es que tienes hambre? –Derek echa a andar y ella le sigue- ¿O es que te mueres por pasar una tarde conmigo?
-Según lo que dijiste ayer, es sólo un almuerzo.
-Según lo que tú dijiste ayer, estás enfadada conmigo, y aun así tenemos una cita. 
-No es una cita.

Mientras bajan las escaleras, Derek nota que Ayleen está todavía más tensa que antes, pero en cuanto salen de la residencia, su postura se relaja y parece totalmente calmada.

-¿Se puede saber qué te pasa?
-¿Cómo que qué me pasa?
-Que hace un momento parecías al borde del ataque de nervios.
-Es que estaba desesperada por pasar un rato contigo –contesta Ayleen irónicamente.
-Lo suponía –él sonríe ampliamente. 
-Espero que no tengas intención de llevarme al McDonald’s –comenta la chica, que va siguiendo a Derek todo el rato.
-¿Por qué piensas que podría hacerlo?
-Porque es el único sitio para comer que he visto por la zona.
-¿Y quién dice que nos vayamos a quedar en la zona?

Derek aprovecha que acaban de llegar al lugar donde tiene aparcado su coche, saca las llaves y pulsa el botón para abrirlo, con lo que las luces parpadean una vez ante la atónita mirada de Ayleen. Él sonríe para sus adentros. Está particularmente orgulloso de esa adquisición, le ha sido de gran ayuda a la hora de impresionar a las chicas. Derek quería un descapotable moderno, preferiblemente un Audi, negro y con asientos de cuero. No obstante, sus padres no estuvieron dispuestos a comprárselo, por lo que su abuelo decidió darle su viejo Ferrari rojo. Es antiguo, pero tras darle una capa de pintura se quedó muy bien, y desde entonces le ha servido bastante. 

-Las señoritas primero –abre la puerta e invita a Ayleen a sentarse en el asiento del copiloto.
-¿Tú estás loco? –ella frunce el ceño.
-¿Loco por? –la mira, desconcertado de verdad.
-¿Qué te hace pensar que me subiría en un coche contigo? –se cruza de brazos.
-Que no quieres que te lleve a comer al McDonald’s –Derek sonríe por enésima vez en el rato que llevan juntos.
-Já, tú lo que quieres es secuestrarme y aprovecharte de mí.
-No voy a necesitar obligarte a nada, ya lo harás tú solita.

Le guiña un ojo con picardía e inmediatamente Ayleen pone los ojos en blanco. No le importa, el joven sabe que en realidad le gusta su comportamiento. 

-¿Quieres que te enseñe mi carné de conducir? A lo mejor así te fías de mí –saca una cartera de su bolsillo trasero del pantalón.
-No hace falta –suspira y se sube en el coche.
-Merci –Derek cierra la puerta.
-No te creas que hablando en francés me impresionas.

Él da una carcajada por toda respuesta y se coloca en el lugar del conductor. Pone las llaves, arranca el coche y justo cuando va a pisar el acelerador ve por el rabillo del ojo que Ayleen lo está mirando con desaprobación.

-¿Qué? –se gira para mirarla.
-Ponte el cinturón.
-¿Qué? –vuelve a preguntar, ahora alzando las cejas.
-Me has escuchado perfectamente. 

Derek pone los ojos en blanco. No está acostumbrado a ponerse el cinturón, y no es porque crea que eso gusta más a las chicas, sino simplemente porque él es así. 

-Bueno, pero pónmelo tú –sus labios se curvan en una amplia sonrisa.
-Creo que eres lo suficientemente inteligente como para comprender el mecanismo de un cinturón.
-Vale, pues… -presiona el acelerador y el coche empieza a moverse.
-¡Para, para! –exclama ella, y Derek obecede.

Divertido, contempla cómo Ayleen se desabrocha su propio cinturón y se inclina hacia él. Si está entrando en el juego es porque quiere, así que Derek sabe que no está tan lejos de su objetivo como pensaba al principio. La chica se estira para coger el cinturón del lado del conductor, y a pesar de que intenta evitar tocar a Derek, es imposible. Su pecho roza el del chico y sus brazos también. Rápidamente, Derek aprovecha que Ayleen ha decidido ponerse una camiseta corta, porque alarga un brazo y acaricia lentamente su vientre, haciendo circulitos alrededor de su ombligo. Ella da un respingo y se da con el retrovisor en la cabeza. Al menos tiene el cinturón en la mano.

-Ay –se queja, frotándose la cabeza con la mano que tiene libre.
-Mira qué bien, ya puedo seguir yo solo –Derek coge el cinturón de donde ella lo sostiene, y se lo abrocha.
-¿Por qué has hecho eso? –protesta Ayleen, volviendo a su sitio y colocándose su cinturón.
-¿El qué? –se hace el inocente.
-Derek, hay una cosa que se llama espacio personal y tienes que aprender a respetarlo. 
-Dime que no te ha gustado –le dedica una fugaz mirada y vuelve a poner el coche en marcha.

La joven pelirroja no dice nada. Por supuesto que le ha gustado. Derek es consciente de que él le gusta tanto como Ayleen le gusta a él. 

-No puedes ir por ahí acariciando a la gente cuando te venga en gana –masculla la chica.
-La próxima vez te pediré permiso –recoloca el retrovisor y pisa un poco más fuerte el acelerador.
-No habrá próxima vez –sentencia Ayleen.
-Por supuesto que la habrá.

Derek conduce con seguridad, sabiendo perfectamente que después de esa tarde, Ayleen deseará que vengan muchas más. 


[Pues aquí tenéis el capítulo 12, espero que os haya gustado, y bueno, el siguiente capítulo espero que sea bastante más interesante. Como siempre, si habéis leído, comentad aquí en el blog y mencionadme en twitter, por favor, os lo agradezco mucho, sobre todo porque últimamente estoy algo decaída con todo este tema. Gracias por leer, intentaré subir cuanto antes]

3 comentarios:

  1. ME ENCANTAAAAAAA *-* Por fin subes jaja. Un beso

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  2. OH MAI GA' (ingles de oxford e.e)

    Me encanta derek *-*

    Ay, no se que decirte :( es que tengo la sensacion de que siempre te digo lo mismo :/ "es perfecta, me encanta y sigue pronto".

    No digo que no sea verdad, (que si lo es) pero es muy monotono todo y... ay xd

    Asdfghjkl *-*

    ¿Te he dicho alguna vez que eres una delicia de persona? :3 Lo eres u.u

    Sigue muuuuuuy pronto :)

    Besooos de tu fan namber guan (el ingles de oxford volvio xd)

    xx

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  3. Cada vez me gusta maaaas ;)
    A lot of Besosss Anaa :))

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