El
camino hasta tu casa os lleva una media hora, pero es más un paseo que una
caminata forzada, así que lo disfrutas. Habláis de cualquier cosa, tal y como
lleváis haciendo desde el día que os conocisteis.
-¿Cómo
te puede gustar Rihanna? –exclama Niall.
Lleváis
un rato hablando de vuestros gustos musicales.
-No,
no, ¿cómo puede no gustarte a ti Rihanna? –lo miras, riendo.
-Bueno,
sus canciones son demasiado…
-¿Demasiado
qué?
Frunce
el ceño buscando la forma de decir lo que está pensando. Tú sabes a lo que se
refiere, pero te hace gracia que le dé vergüenza decirlo y por eso quiera
encontrar otro modo de expresarlo.
-Demasiado…
explícitas, ya sabes, muy, ah, no sé, pornográficas –bufa.
Tú
no puedes evitar romper a reír.
-¿Qué?
–te mira con los ojos entrecerrados.
-Nada,
nada –sigues riendo.
-Seguro…
-Vale,
ya paro, pero no te enfades, tonto –le das un beso en la mejilla.
-Mucho
mejor –sonríe ampliamente.
Llegáis
al barrio donde está tu casa, bastante acomodado, con sus grandes jardines
alrededor de las mansiones de lujo.
-¿Qué
se nos ha perdido por aquí? –te pregunta Niall, mirando a su alrededor.
Suspiras.
-En
breve lo vas a ver…
Seguís
andando unos metros hasta que te paras enfrente de tu casa. Es de color blanco,
aunque algunas paredes que no corresponden con dormitorios son enteras de
cristal, dándole un aspecto moderno. Tiene un jardín enorme, y una piscina en
él.
Miras
a Niall durante un segundo y luego tocas al timbre de la puerta de acceso al
jardín.
-¿Sí?
–pregunta una voz masculina.
-Robert,
soy yo, abre, por favor –pides con voz cansada.
Te
estás empezando a arrepentir de esto.
-Oh,
claro, señorita –la puerta comienza a moverse, hasta que queda totalmente
abierta.
Vuelves
a mirar a Niall. Está totalmente perplejo. Tiene los ojos abiertos como platos,
y sus labios forman una pequeña “o”. Como seguís de la mano, tiras un poco de
él, y haces que ande.
Entráis
al jardín y la puerta se abre, pero en lugar de meterlo en la casa, lo llevas a
la zona de la piscina, y os sentáis en unas tumbonas que hay al lado. Él sigue
como en estado de shock.
-Niall…
di algo, por favor.
Alza
la mirada lentamente hacia ti.
-¿Señorita?
–pregunta con un hilo de voz.
Así
que eso es lo que le ha sorprendido más.
-Sí,
bueno, es un formalismo, en fin, yo les pido que no me llamen así, pero ellos
lo hacen… -intentas explicar.
-Así
que esta es… tu casa –parece intentar asimilarlo.
-Sí.
-Vives
aquí…
-Sí.
-Eres…
rica –mira a la casa al decir eso.
Tomas
aire antes de decir:
-Sí.
Niall
respira hondo una vez, y luego vuelve a mirarte. Ves sus ojos celestes, que
siempre son tan cálidos, fríos como el hielo.
-¿Sabes
cuál es el problema? El problema no es que lo seas, eso me da igual –las palabras
salen de su boca como en un torrente desbordándose-. Lo que me jode, lo que
realmente me jode, es que no me lo habías dicho. No. ¿Para qué? Total, yo sólo
te he contado a ti todo sobre mí, todo. Porque pensaba que eras mi amiga, y
ahora algo más. Lo creía de verdad. Y lo absurdo es que sé que te gusta
Rihanna, sé que eres alérgica a los perros, aunque te encantan, sé que tienes
un lunar en la base de la espalda, ¡y no sé que eres rica! Eso es algo que no
vendría mal decir, ¿sabes? Porque has tenido ocasiones para hacerlo.
Se
ha levantado de la tumbona y camina de un lado para otro.
-Lo
siento –murmuras-. Sé que debí decírtelo. Pero… creí que me ibas a odiar por
eso.
-¡¿Por
qué se supone que te iba a odiar por eso?!
-¡Porque
dijiste que Zayn era “asquerosamente rico”! ¿Crees que de verdad iba a pensar
que no tenías nada en contra de la gente como yo? –te levantas también y alzas
la voz, frustrada- Joder, ¡es que no sabía qué hacer! Intenta entenderlo.
-Tú
deberías intentar entenderme a mí también –murmura.
-¡Lo
hago! –te llevas las manos a la cabeza, sin saber qué hacer.
-Entonces
entenderás que… Dios, necesito asimilar algunas cosas.
-¿Qué
cosas, Niall, qué cosas?
-Primero:
que no me has dicho algo así cuando yo me he abierto a ti. Segundo: que vives
en este... ¡palacio! –señala a tu casa.
-Ser
rica no ha sido mi elección…
-Pero
no habérmelo dicho sí que lo ha sido. Eso es lo que verdaderamente me duele.
-¡No
quería que me trataras diferente! La gente tiene dos reacciones hacia nosotros:
o nos odian o fingen que nos aman para aprovecharse de nosotros. Y no quería
que tú tuvieras ninguna de esas dos reacciones hacia mí –una lágrima resbala
por tu mejilla.
-Necesito…
pensar, en serio. Nos vemos –Niall sale del jardín a paso rápido.
En
realidad, entiendes su reacción. Pero desearías que no hubiera sí, que lo
hubiera comprendido.
-¡Dijiste
que no ibas a salir corriendo fuese lo que fuese! ¡Dijiste que estarías a mi
lado! –gritas, para que te escuche.
Ves
que él deja de andar, y se gira hacia ti. Te mira durante un segundo, y te
parece ver que sus ojos ahora son un poco menos fríos. A pesar de eso, vuelve a
girarse, y le ves desaparecer.
Sólo
deseas que no se haya ido para siempre.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, gracias.]
*-* 9
ResponderEliminarDios como no la sigas te dgo que me voy atu casa, te secuestro, y me dices lo que pasa ehhhhh jajajjaja. ME ENCANTA *-*
ResponderEliminar