Llevas
toda la tarde tirada en tu cama, llorando. No puedes dejar de pensar que se ha
ido, que no está a tu lado como prometió que haría, que lo has decepcionado y
que aquello tan bonito que habías empezado a sentir se va a tener que
desvanecer, porque él ya no lo siente por ti.
-Todo
por culpa de ser una maldita rica de mierda –murmuras, con tono de desprecio
hacia ti misma.
Durante
los siguientes días, aunque la taquilla de Niall está al lado de la tuya, y a
veces tenéis clases juntos, no tienes la oportunidad de hablar con él. Siempre
está ocupado charlando con alguien, o no te
mira, te evita. Y tú vas a todas partes como un zombi, es una sensación
insoportable, no te habías dado cuenta de lo mucho que le necesitabas hasta que
ha dejado de estar a tu lado.
Los
chicos, sin embargo, a veces si se acercan a ti y te hablan, intentando que te
sientas un poco mejor.
-Tengo
que comprarme un traje para el baile, pero no tengo ni idea de ropa y cosas
así, ¿por qué no vienes y me ayudas? –te pregunta Louis un día.
Tú
suspiras, pensando que supuestamente tú ibas a ir al baile con Niall.
-Bueno,
seguro que Harry y Liam pueden ayudarte mejor que yo –sonríes débilmente.
-¡Pero
ellos no pueden venir! ¿De verdad me vas a dejar solo? Puede que aparezca en el
baile con un traje de lunares… –hace pucheros, y te saca una tenue carcajada.
-Está
bien, está bien, iré contigo.
-¡Gracias!
–te da un beso en la mejilla, y quedáis en veros en el centro comercial a las
seis.
Os
encontráis allí, y camináis hasta la zona donde está la ropa elegante, tanto de
chico como de chica. El teléfono de Louis suena.
-Ups,
lo siento, un segundo, mira si quieres mientras los vestidos por si te gusta
alguno –te guiña un ojo y te lleva hasta los vestidos mientras contesta.
Al
principio no haces lo que te ha dicho, pero como la llamada se alarga, acabas
echándole un ojo a la ropa. Hay algunos bonitos, pero ninguno te llama
especialmente la atención hasta que te encuentras con uno blanco, con algunas
partes brillantes, y un broche al cuello.
-Guau
–murmuras, para ti misma.
-¿Te
gusta? –dice Louis, que de repente está a tu lado.
-Ah,
¡qué susto! –exclamas- Bueno, sí, es precioso, pero… no voy a ir al baile, así
que da igual. ¿Miramos tus trajes?
-¿Ni
siquiera te lo quieres probar? ¿Qué talla tienes? –se pone a buscar entre los
vestidos iguales.
-Seguro
que hay, si es la mediana, pero no, da igual, no quiero hacerte perder el
tiempo, vamos –sonríes.
Lo
tomas de la muñeca y lo llevas hasta los trajes de hombres. No deseas pensar
demasiado en lo que podría haber sido y no es.
Os
pasáis toda la tarde allí, Louis probándose trajes, y tú juzgando cuál es el
mejor para él. Al final se compra uno que os gusta a los dos y que no es muy
caro para sus posibilidades.
-Muchas
gracias por haberme ayudado. ¿Quieres que te lleve a casa?
-No,
no hace falta, gracias a ti –le das un beso en la mejilla y, cuando ya se ha
ido, llamas a Charles para que vaya a recogerte.
Las
cosas con Niall siguen sin cambiar. Obviamente, ya no vas con él a tocar la
guitarra, así que intentas hacerlo tú sola, pues tienes que haber aprendido
para final de curso, pero no tiene nada que ver lo rápido que era cuando Niall
te enseñaba con lo lenta que vas ahora. Finalmente llega el día del baile, y
aunque tenías la secreta esperanza de que las cosas se hubieran arreglado para
ese día, no ha cambiado nada, con lo que mientras todo el mundo del instituto
debe estar arreglándose, tú estás tumbada en tu cama leyendo un libro y con los
cascos puestos. Tratando de no pensar demasiado en que quizás Niall vaya con la
tal Martha a la que le había prometido que sería su pareja.
Tocan
a la puerta de tu dormitorio, pero no lo oyes, así que te das cuenta de que hay
alguien en tu habitación cuando te tocan suavemente la pierna.
-¡Ah!
–exclamas, sobresaltada.
Miras
y ves que es Robert, el mayordomo, quien está allí.
-Lo
siento, señorita.
-No
importa. ¿Qué pasa? –nunca suele necesitar ir a tu cuarto, o hablar contigo.
-Esto…
un chico me ha dejado esto para usted –pone una gran cajeta que lleva en las
manos en la cama-. Y ha insistido especialmente en que lea usted la carta que
hay dentro.
Frunces
el ceño. No tienes ni idea de qué puede ser.
-Gracias,
Robert –sonríes, y él se va.
Miras
con curiosidad la caja. Un fugaz pensamiento de que quizás sea de Niall te
asalta, pero sacudes la cabeza. Eso es imposible.
Abres
con cuidado la caja, y dentro ves algo blanco bastante voluminoso. Lo sacas con
cuidado y es… ¡el vestido que viste en el centro comercial! Entonces esa caja…
¿es de parte de Louis? Sales rápidamente del cuarto, sin pensar que quizás
leyendo la carta saldrías de dudas, y le gritas a Robert, que ya va escaleras
abajo:
-¡El
chico que te ha dado la caja, ¿era rubio o moreno?!
Él
piensa durante un momento.
-Era
rubio, sí, sin duda, señorita –te dice, y sigue caminando.
-¡AH!
–sueltas un grito de emoción.
Hay
muchos chicos rubios en el mundo, pero… ¡podría ser Niall!
Te
miras al espejo colocándote el vestido por delante. Es precioso, sin duda.
Dejas el vestido y vuelves a mirar en la caja. Ahí está la carta. La coges con
manos temblorosas, impaciente por saber lo que pone.
“Soy
un capullo. Un imbécil. Un gilipollas. Soy todas las cosas malas que se te
ocurra decirme. Te prometí algo, y no lo cumplí. Me sentí realmente mal, bueno,
ya lo sabes, no te voy a repetir todas las cosas que te dije en el jardín de tu
casa. Y supongo que he necesitado demasiado tiempo, no para saber lo que
sentía, sino para ser capaz de decírtelo, para encontrar el modo. Porque, ¿sabes?
Sé que soy un capullo, un imbécil, y un gilipollas. Pero… me encantaría que me
dejaras serlo a tu lado. Que me perdonaras por haberme equivocado. Y que me
ayudaras a cambiar todas esas cosas malas que tengo, o que al menos estuvieras
a mi lado, como yo no he estado al tuyo cuando te dije que lo haría. ¿Me
dejarías? No hay nada que desee más en el mundo. ¿Vendrías conmigo al baile? Te
estaré esperando en la puerta de tu casa, si no quieres salir ni siquiera para
decirme que no, lo entiendo. Pero me encantaría que te pusieras ese vestido
blanco, que salieras, me sonrieras, y me dijeras que sientes lo mismo que yo. Y
que me perdonases. También me encantaría que me dejaras quererte. Aunque ya lo
hago. Niall.”
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, gracias.]
¿Habrá otra parte?
ResponderEliminarPOR FAVOOR,NECESITO SABER QUE PASAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA. ES REALMENTE BONITO. <3
ResponderEliminarNo me muero, eres una genia, no entiendo a veces como se te ocurren antos escenarios :) Tienes futuro de escritora, me encantaria saber que pasa, me dejas siempre con la intriga D: Atte: Maite :)
ResponderEliminar:') Joder que bonito...
ResponderEliminar