domingo, 20 de octubre de 2013

#Imagina de Harry PARTE 21 -2º temporada-

En cuanto sales del edificio, echas a correr, como si eso fuera a borrar lo que acaba de pasar. Por un momento, crees que Harry va a aparecer detrás de ti, va a tomarte de la mano, girarte y limpiar las lágrimas que escapan sin control de tus ojos. Pero eso no ocurre, no sientes ningunos dedos sobre los tuyos, e imaginas a Harry sacando otro cigarrillo del paquete con total tranquilidad.

“No”, te dices. Sabes que a él también le ha afectado. Ha tenido que hacerlo.

Styles ha vuelto a hacer cosas ilegales. Sientes náuseas, y tienes que apoyarte en la pared de un edificio para no caerte al suelo. Y las hace por tu culpa, eso está claro. Ves en tu cabeza su rostro herido y te aguijonea una punzada de dolor. Caminas tan aprisa como puedes en dirección a la estación de tren, y ahora el recorrido se te hace infinitamente más corto, tal vez porque te encuentras como en una situación de surrealidad que te tiene aturdida. Como si fuera un sueño. Sí, tiene que ser un sueño. No puedes haber roto con Harry. Entenderías que él hubiera roto contigo, pero, ¿tú con él? Jamás harías eso en la vida real. Imposible.

La sensación de náusea aumenta, y te descubres corriendo hasta el cuarto de baño del tren para llegar a tiempo de vomitar en el váter. Eso ha sido totalmente real. Tiras sin fuerzas de la cadena y pones la boca debajo del grifo para enjuagártela. El agua fresca que corre por tus labios es real.

Desconcertada, sales del aseo y te dejas caer en uno de los asientos verdosos del tren. ¿Cuándo te has subido? Ni siquiera eres consciente de ello.

Mordiéndote la uña del dedo gordo con nerviosismo –algo que nunca antes habías hecho-, recreas en tu mente todo lo que ha pasado en la casa de Harry, buscando qué has hecho mal, cuál ha sido el problema, por qué has propuesto terminar tu relación con él. ¿Ha sido acaso porque pensabas que él te diría que no, que vale la pena intentarlo, y así te convencerías a ti misma de que era cierto? ¿O porque realmente piensas que es mejor dejarlo? ¿Tiene Jake algo que ver en tu decisión? ¿O ha sido por culpa de las mentiras de Harry?

Tus piernas empiezan a desdibujarse bajo tu mirada, y te asalta la vaga idea de que quizás vayas a desmayarte. Antes de que puedas decidir qué te está pasando, el mundo se oscurece ante tus ojos.


Los párpados te pesan, y te cuesta bastante abrir los ojos. Tienes un sabor desagradable en la boca, y cuando consigues enfocar te encuentras con una mujer menuda de al menos setenta años mirándote con el entrecejo fruncido.

-Ya pensaba que no te ibas a despertar, niña –su voz suena ligeramente preocupada.
-¿Dónde…? –miras a tu alrededor, intentando ubicarte.
-En el tren, claro –dice como si fuera lo más obvio del mundo.
-Pero…

Te quedas callada, y la anciana alza las cejas y espera a que poco a poco recuerdes lo que ha pasado. En efecto, los recuerdos van inundando tu memoria, tanto que parece que la cabeza te vaya a explotar. El mundo empieza a dar vueltas otra vez a tu alrededor, pero antes de que pierdas otra vez el conocimiento, la mujer se sienta en la butaca contigua a la tuya y te toma una mano con decisión.

-¿Y tus padres? –pregunta.
-Yo no… no vivo con mis padres –contestas, aturdida.
-Ah, claro –asiente con la cabeza-. ¿Y qué te ha pasado?

Sin poder evitarlo, rompes a llorar. La anciana te da unas palamaditas en la espalda y te susurra palabras tranquilizadoras. ¿Qué deberías decirle? ¿Qué tú has roto con tu novio? Esa mujer habrá sufrido experiencias mucho peores que seguro que ni siquiera han sido por decisión propia, así que no merece que le cuentes algo tan insignificante como eso. Te tapas el rostro con las manos mientras dejas que las lágrimas resbalen por entre tus dedos. Entonces notas que una mano te alza la barbilla con decisión.

-Es por amor, ¿verdad? –sus ojos brillan de repente de una forma juvenil.

Asientes con la cabeza quedamente.

-Es normal, niña –sonríe, tal vez recordando algún momento de su pasado-. Es normal.

Vas a decir algo, si bien no sabes realmente qué, cuando la mujer habla de nuevo.

-El amor es complicado. El amor hace daño, a ti y a los que te rodean –te acaricia la mejilla como lo hacía tu abuela cuando eras pequeña y ella aún vivía-. Pero el amor es fuerte. Y, a pesar de todo, merece la pena.

Habla con tanta pasión que te preguntas cuál fue su historia, qué ha llevado a una persona de esa edad a defender el amor de esa forma, cuando normalmente las personas mayores no creen en él.

-Pero ha sido culpa mía –dices con voz débil.
-Nunca será culpa de una sola persona en aquello en lo que estén implicadas dos… o tres –vuelve a sonreír.

Tú das un respingo. ¿Cómo puede saber que…?

-Así que no llores, niña, porque aunque tú huyas del amor, el amor siempre vuelve a por ti –su expresión se muestra serena cuando justo entonces el tren para y ella recoge del suelo una pequeña bolsa de viaje en la que no te habías fijado-. Me bajo aquí –es lo único que dice, tras lo cual sale del vehículo.

Te quedas mirando a la anciana moverse con lentitud por el andén, y te da la sensación de que gira la cara para sonreírte a través del cristal, pero estás tan desconcertada que no sabes si te lo has imaginado.

“El amor siempre vuelve a por ti”, ha dicho.

Ya, pues no crees que en tu caso vaya a ser verdad. Harry estaba “totalmente de acuerdo” en que era hora de acabar vuestra relación. No más mentiras. No más dudas, ni celos, ni problemas. Ni tampoco más besos, miradas cómplices, no más palabras susurradas al oído.

No te quedan fuerzas para ir a lavarte la cara antes de bajarte del tren, por lo que tu cara posiblemente esté surcada por los recorridos de las lágrimas, y tus ojos rojos. ¿Qué más da? Tampoco te importa demasiado lo que piense Jake.

Sin embargo, cuando llegas a casa y abres la puerta con abatimiento, al ver a Jake aparecer a toda velocidad y ver cómo su cara se crispa en un gesto de preocupación, no puedes evitar lanzarte hacia él y dejar que te abrace, hundir tu cara en su pecho y desear que sus brazos te refugien de todo lo que está pasando, como aquel primer día que te quedaste en la casa y él fue a consolarte.

Seguramente estás empapando su camiseta, aunque a él no parece importarle. Al contrario, te acaricia el pelo con dulzura y te susurra que todo va a ir bien.

-Jake… -susurras, cuando vuelves a ser capaz de hablar.
-Shhh, no pasa nada –ahora sus manos acarician tu espalda.
-Sí pasa –alzas tus ojos para encontrarte con esos dos pedazos de océano que te miran con ternura.
-¿Qué pasa?
-Lo he estropeado todo…
-No lo has hecho –sus dedos recorren tus brazos desnudos.
-Sí que…
-No –te corta-. Has hecho lo mejor para ti.
-No sé qué es lo mejor para mí, yo…
-Te mereces a alguien que jamás dude de ti, alguien que no te mienta, alguien que te quiera de verdad.

¿Por qué todo el mundo parece saber lo que estaba pasando menos tú?

-Pero Harry…
-Y yo te quiero –dice Jake.
-Por favor, no…

Sin dejarte terminar lo que ibas a decir por enésima vez, el joven se inclina hacia ti y posa sus labios sobre los tuyos. Es sólo un roce ínfimo, pero un beso al fin y al cabo. No te apartas de él, si bien tampoco le correspondes. Sólo te quedas donde estás, muy quieta, demasiado confusa para pensar.

-No puedo, Jake –cuando separa sus labios de los tuyos, retrocedes un paso y vas rápidamente hacia tu cuarto.

Cierras la puerta y apoyas la cabeza en ella, abatida. Tú quieres a Harry, no a Jake. Estás enfadada con Styles por haberte mentido, y estás cansada de sus celos, pero le quieres. No puedes corresponder a Jake, porque no puedes hacerle eso a él, ni tampoco a tu novio. Bueno, ex novio. Sientes unas ganas enormes de pegarle puñetazos a la pared, y eso te recuerda a los nudillos ensangrentados de Harry.

Tal vez tus padres tengan razón, y él no sea la persona adecuada. Quizás por mucho que le quieras un futuro con él sería imposible, y sólo acabarías haciéndote más daño. Es posible que lo mejor haya sido acabar ahí, recordar el año con él como una bonita pero alocada, imposible, irrepetible, irresponsable, y maravillosa historia de amor. Sabes que a tu madre le encanta Jake, por eso quiso que fueras a vivir con él. Es educado, amable, simpático, encantador, guapo, y te acaba de decir que te quiere. O al menos ese es el Jake que tú conoces.

Es absurdo, pero te viene a la mente la película de El Diario de Noa. La protagonista escoge a su primer amor, aquel con el que siempre estaba peleando, el que sus padres no querían, el que no tenía nada que ofrecerle a parte de estar a su lado y quererla. Pero Noa no le mentía. No pensaba que se acostaría con alguien que ella le había dicho que era solo un amigo. No dudaba de ella.

Exhausta, te metes en la cama sin siquiera quitarte la ropa. Con los ojos muy abiertos y fijos en el techo, te preguntas qué estará haciendo Harry en este momento. Normalmente, aún seguiría allí en Guildford, contigo. Estaríais viendo una película, caminando por la calle, o incluso en esa misma cama haciendo el amor.

Ahora, probablemente, él estará en su casa, aliviado por no tener que preocuparse más de lo que haces y dejas de hacer, pensando en qué hacer con su recién adquirida libertad, fumándose un cigarro con indiferencia. O a lo mejor, sólo a lo mejor, está mirando la pequeña percha negra que tiene tatuada en el brazo, escuchando el eco en su mente de sus propias palabras:

“-¿Y si… y si algún día lo dejamos?
-En ese caso, me acordaré de ti igualmente –dice como si fuera lo más evidente del mundo.
-¿Y si no quieres acordarte de mí? –alzas las cejas.
-¿Por qué no iba a querer? Aunque lo dejáramos, todo lo que hemos pasado juntos estaría ahí, lo hemos vivido. En el hipotético caso de que dejara de quererte, te quise, y fui feliz contigo. ¿Por qué no recordarlo?”

Sin darte cuenta de cuándo ni cómo, poco a poco tus ojos van cerrándose, sin ganas de contemplar un mundo que de repente ha dejado de tener color. 


[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]

GRACIAS POR HACERME LLEGAR HASTA LAS 100 ENTRADAS. OS ADORO.

1 comentario:

Motivos para sonreír.