En cuanto sales
del edificio, echas a correr, como si eso fuera a borrar lo que acaba de pasar.
Por un momento, crees que Harry va a aparecer detrás de ti, va a tomarte de la
mano, girarte y limpiar las lágrimas que escapan sin control de tus ojos. Pero
eso no ocurre, no sientes ningunos dedos sobre los tuyos, e imaginas a Harry
sacando otro cigarrillo del paquete con total tranquilidad.
“No”, te dices. Sabes que a él también le ha afectado. Ha tenido que
hacerlo.
Styles ha
vuelto a hacer cosas ilegales. Sientes náuseas, y tienes que apoyarte en la pared
de un edificio para no caerte al suelo. Y las hace por tu culpa, eso está
claro. Ves en tu cabeza su rostro herido y te aguijonea una punzada de dolor.
Caminas tan aprisa como puedes en dirección a la estación de tren, y ahora el
recorrido se te hace infinitamente más corto, tal vez porque te encuentras como
en una situación de surrealidad que te tiene aturdida. Como si fuera un sueño.
Sí, tiene que ser un sueño. No puedes haber roto con Harry. Entenderías que él
hubiera roto contigo, pero, ¿tú con él? Jamás harías eso en la vida real.
Imposible.
La sensación de
náusea aumenta, y te descubres corriendo hasta el cuarto de baño del tren para
llegar a tiempo de vomitar en el váter. Eso ha sido totalmente real. Tiras sin
fuerzas de la cadena y pones la boca debajo del grifo para enjuagártela. El
agua fresca que corre por tus labios es real.
Desconcertada,
sales del aseo y te dejas caer en uno de los asientos verdosos del tren.
¿Cuándo te has subido? Ni siquiera eres consciente de ello.
Mordiéndote la
uña del dedo gordo con nerviosismo –algo que nunca antes habías hecho-, recreas
en tu mente todo lo que ha pasado en la casa de Harry, buscando qué has hecho
mal, cuál ha sido el problema, por qué has propuesto terminar tu relación con
él. ¿Ha sido acaso porque pensabas que él te diría que no, que vale la pena
intentarlo, y así te convencerías a ti misma de que era cierto? ¿O porque
realmente piensas que es mejor dejarlo? ¿Tiene Jake algo que ver en tu
decisión? ¿O ha sido por culpa de las mentiras de Harry?
Tus piernas
empiezan a desdibujarse bajo tu mirada, y te asalta la vaga idea de que quizás
vayas a desmayarte. Antes de que puedas decidir qué te está pasando, el mundo
se oscurece ante tus ojos.
…
Los párpados te
pesan, y te cuesta bastante abrir los ojos. Tienes un sabor desagradable en la
boca, y cuando consigues enfocar te encuentras con una mujer menuda de al menos
setenta años mirándote con el entrecejo fruncido.
-Ya pensaba que
no te ibas a despertar, niña –su voz suena ligeramente preocupada.
-¿Dónde…?
–miras a tu alrededor, intentando ubicarte.
-En el tren,
claro –dice como si fuera lo más obvio del mundo.
-Pero…
Te quedas
callada, y la anciana alza las cejas y espera a que poco a poco recuerdes lo
que ha pasado. En efecto, los recuerdos van inundando tu memoria, tanto que
parece que la cabeza te vaya a explotar. El mundo empieza a dar vueltas otra
vez a tu alrededor, pero antes de que pierdas otra vez el conocimiento, la
mujer se sienta en la butaca contigua a la tuya y te toma una mano con decisión.
-¿Y tus padres?
–pregunta.
-Yo no… no vivo
con mis padres –contestas, aturdida.
-Ah, claro
–asiente con la cabeza-. ¿Y qué te ha pasado?
Sin poder
evitarlo, rompes a llorar. La anciana te da unas palamaditas en la espalda y te
susurra palabras tranquilizadoras. ¿Qué deberías decirle? ¿Qué tú has roto con
tu novio? Esa mujer habrá sufrido experiencias mucho peores que seguro que ni
siquiera han sido por decisión propia, así que no merece que le cuentes algo
tan insignificante como eso. Te tapas el rostro con las manos mientras dejas
que las lágrimas resbalen por entre tus dedos. Entonces notas que una mano te
alza la barbilla con decisión.
-Es por amor,
¿verdad? –sus ojos brillan de repente de una forma juvenil.
Asientes con la
cabeza quedamente.
-Es normal,
niña –sonríe, tal vez recordando algún momento de su pasado-. Es normal.
Vas a decir
algo, si bien no sabes realmente qué, cuando la mujer habla de nuevo.
-El amor es
complicado. El amor hace daño, a ti y a los que te rodean –te acaricia la
mejilla como lo hacía tu abuela cuando eras pequeña y ella aún vivía-. Pero el
amor es fuerte. Y, a pesar de todo, merece la pena.
Habla con tanta
pasión que te preguntas cuál fue su historia, qué ha llevado a una persona de
esa edad a defender el amor de esa forma, cuando normalmente las personas
mayores no creen en él.
-Pero ha sido
culpa mía –dices con voz débil.
-Nunca será
culpa de una sola persona en aquello en lo que estén implicadas dos… o tres
–vuelve a sonreír.
Tú das un
respingo. ¿Cómo puede saber que…?
-Así que no
llores, niña, porque aunque tú huyas del amor, el amor siempre vuelve a por ti
–su expresión se muestra serena cuando justo entonces el tren para y ella
recoge del suelo una pequeña bolsa de viaje en la que no te habías fijado-. Me
bajo aquí –es lo único que dice, tras lo cual sale del vehículo.
Te quedas
mirando a la anciana moverse con lentitud por el andén, y te da la sensación de
que gira la cara para sonreírte a través del cristal, pero estás tan
desconcertada que no sabes si te lo has imaginado.
“El amor siempre vuelve a por ti”, ha dicho.
Ya, pues no
crees que en tu caso vaya a ser verdad. Harry estaba “totalmente de acuerdo” en que era hora de acabar vuestra relación.
No más mentiras. No más dudas, ni celos, ni problemas. Ni tampoco más besos,
miradas cómplices, no más palabras susurradas al oído.
No te quedan
fuerzas para ir a lavarte la cara antes de bajarte del tren, por lo que tu cara
posiblemente esté surcada por los recorridos de las lágrimas, y tus ojos rojos.
¿Qué más da? Tampoco te importa demasiado lo que piense Jake.
Sin embargo,
cuando llegas a casa y abres la puerta con abatimiento, al ver a Jake aparecer
a toda velocidad y ver cómo su cara se crispa en un gesto de preocupación, no
puedes evitar lanzarte hacia él y dejar que te abrace, hundir tu cara en su
pecho y desear que sus brazos te refugien de todo lo que está pasando, como
aquel primer día que te quedaste en la casa y él fue a consolarte.
Seguramente
estás empapando su camiseta, aunque a él no parece importarle. Al contrario, te
acaricia el pelo con dulzura y te susurra que todo va a ir bien.
-Jake…
-susurras, cuando vuelves a ser capaz de hablar.
-Shhh, no pasa
nada –ahora sus manos acarician tu espalda.
-Sí pasa –alzas
tus ojos para encontrarte con esos dos pedazos de océano que te miran con
ternura.
-¿Qué pasa?
-Lo he
estropeado todo…
-No lo has
hecho –sus dedos recorren tus brazos desnudos.
-Sí que…
-No –te corta-.
Has hecho lo mejor para ti.
-No sé qué es
lo mejor para mí, yo…
-Te mereces a
alguien que jamás dude de ti, alguien que no te mienta, alguien que te quiera
de verdad.
¿Por qué todo
el mundo parece saber lo que estaba pasando menos tú?
-Pero Harry…
-Y yo te quiero
–dice Jake.
-Por favor, no…
Sin dejarte
terminar lo que ibas a decir por enésima vez, el joven se inclina hacia ti y
posa sus labios sobre los tuyos. Es sólo un roce ínfimo, pero un beso al fin y
al cabo. No te apartas de él, si bien tampoco le correspondes. Sólo te quedas
donde estás, muy quieta, demasiado confusa para pensar.
-No puedo, Jake
–cuando separa sus labios de los tuyos, retrocedes un paso y vas rápidamente
hacia tu cuarto.
Cierras la
puerta y apoyas la cabeza en ella, abatida. Tú quieres a Harry, no a Jake.
Estás enfadada con Styles por haberte mentido, y estás cansada de sus celos,
pero le quieres. No puedes corresponder a Jake, porque no puedes hacerle eso a
él, ni tampoco a tu novio. Bueno, ex novio. Sientes unas ganas enormes de
pegarle puñetazos a la pared, y eso te recuerda a los nudillos ensangrentados
de Harry.
Tal vez tus
padres tengan razón, y él no sea la persona adecuada. Quizás por mucho que le
quieras un futuro con él sería imposible, y sólo acabarías haciéndote más daño.
Es posible que lo mejor haya sido acabar ahí, recordar el año con él como una
bonita pero alocada, imposible, irrepetible, irresponsable, y maravillosa
historia de amor. Sabes que a tu madre le encanta Jake, por eso quiso que
fueras a vivir con él. Es educado, amable, simpático, encantador, guapo, y te
acaba de decir que te quiere. O al menos ese es el Jake que tú conoces.
Es absurdo,
pero te viene a la mente la película de El
Diario de Noa. La protagonista escoge a su primer amor, aquel con el que
siempre estaba peleando, el que sus padres no querían, el que no tenía nada que
ofrecerle a parte de estar a su lado y quererla. Pero Noa no le mentía. No
pensaba que se acostaría con alguien que ella le había dicho que era solo un
amigo. No dudaba de ella.
Exhausta, te
metes en la cama sin siquiera quitarte la ropa. Con los ojos muy abiertos y
fijos en el techo, te preguntas qué estará haciendo Harry en este momento.
Normalmente, aún seguiría allí en Guildford, contigo. Estaríais viendo una
película, caminando por la calle, o incluso en esa misma cama haciendo el amor.
Ahora,
probablemente, él estará en su casa, aliviado por no tener que preocuparse más
de lo que haces y dejas de hacer, pensando en qué hacer con su recién adquirida
libertad, fumándose un cigarro con indiferencia. O a lo mejor, sólo a lo mejor,
está mirando la pequeña percha negra que tiene tatuada en el brazo, escuchando
el eco en su mente de sus propias palabras:
“-¿Y si… y si algún día lo dejamos?
-En ese caso, me acordaré de ti igualmente –dice como si fuera
lo más evidente del mundo.
-¿Y si no quieres acordarte de mí? –alzas las cejas.
-¿Por qué no iba a querer? Aunque lo dejáramos, todo lo que
hemos pasado juntos estaría ahí, lo hemos vivido. En el hipotético caso de que
dejara de quererte, te quise, y fui feliz contigo. ¿Por qué no recordarlo?”
Sin darte cuenta de cuándo ni cómo, poco a poco tus
ojos van cerrándose, sin ganas de contemplar un mundo que de repente ha dejado
de tener color.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]
GRACIAS POR HACERME LLEGAR HASTA LAS 100 ENTRADAS. OS ADORO.
GRACIAS POR HACERME LLEGAR HASTA LAS 100 ENTRADAS. OS ADORO.
Cada una de tus entradas es perfecta ♥
ResponderEliminar