jueves, 10 de abril de 2014

EN UN INSTANTE - Capítulo 25.

El viaje por el Támesis del pequeño barco terminaba justo al lado de la Torre de Londres. Lo sabía perfectamente porque antes de aquella excursión me había aprendido la planificación de memoria, emocionada por lo que el viaje a Londres implicaba. Sin embargo, ahora no tenía ni idea de dónde estaba. Es decir, sabía que mi cuerpo estaba allí, digamos en alguna parte de Londres, pero mi mente estaba muy lejos. No sabía qué pensar. No sabía cómo actuar. Ni siquiera me importaba que Amber viera la cara de sufrimiento interior que debía tener en aquel momento. Sólo sabía que estaba confusa, y enfadada, aunque no estaba segura de si era con Niall, con los chicos, con el mundo o conmigo misma.

Bajé tambaleante las escaleras del barco, y seguí al profesor Jackson cuando empezó a andar, junto con todo el grupo. Stephanie vino a mi lado y caminamos juntas en silencio. Cuando el profesor de historia nos informó de que íbamos a entar a una visita guiada al interior de la torre, me las apañé para escabullirme y mi amiga hizo lo mismo. De todos modos, el profesor no notaría nuestra ausencia, estaría demasiado preocupado examinando el importante recorrido histórico de las joyas que la corona británica guardaba en la torre.

Nos sentamos en un pequeño muro, y miré distraídamente a los turistas que iban y venían, intentando ordenar mis pensamientos para poder iniciar una conversación coherente con Stephanie.

-Bueno, ¿y tú qué opinas? –me preguntó ella, como si estuviéramos hablando de unos zapatos que se quisiera comprar.

Suspiré, indecisa.

-No lo sé –contesté con sinceridad-. Nos han mentido.
-Nos han ocultado la verdad –puntualizó mi amiga.
-¿Ahora les defiendes? –la miré, probablemente con el ceño fruncido.
-No les defiendo. Sólo intento que veamos las cosas de manera objetiva.
-No hay una manera objetiva.
-Intenta dejar de lado tus sentimientos –Steph me miró con sus grandes ojos claros.
-¿Y crees que puedo hacerlo así sin más? –levanté la voz, y un turista asiático que pasaba por allí nos miró con sobresalto.
-A ver –mi amiga empezó a hacerse una trenza, señal de que estaba nerviosa-. Tratemos de ponernos en su lugar.
-No puedo –dije con rotundidad-. Lo único que veo es que nos quieren utilizar para promocionarse, punto. Bueno, más bien a ti, porque yo no debo servirles de mucho.

Steph me miró mordiéndose el labio inferior.

-Ahora ten el valor de decirme que tú no has pensado que se hicieron nuestros amigos por eso –le dije, al ver que no contestaba.
-Claro que lo he pensado –se defendió-. Pero oye, por mucho que tengas que promocionarte, es imposible que se hayan hecho nuestros amigos sólo por eso. ¿Tú serías amiga de Amber por necesidad?

Negué firmemente con la cabeza. No sería amiga de Amber ni aunque fuéramos los dos únicos seres humanos restantes en el planeta. Ni aunque ella tuviera toda la comida del mundo y yo estuviera muriéndome de hambre. Pensaréis que es una exageración, pero lo sentía así. Esa arpía, además de todo lo que me había hecho a lo largo de los años, acababa de destrozar mi relación con Niall. No imaginaba precisamente corazones y arco iris cuando pensaba en ella. Y para colmo de males, Niall había tenido la poca consideración –por llamarlo de alguna manera- de decirle a su hermana lo que Steve Evans había dicho de mí. En nuestra última conversación Niall no lo había mencionado, ni yo tampoco saqué el tema. He de admitir que tenía la mente tan nublada por todo lo que estaba pasando en general que ni siquiera recordé echarle eso en cara.

-Steph, Niall le ha dicho a Amber lo que pasó con el manager –dije, mirando fijamente a mi amiga.

Ella pareció sorprendida, pues eso no se lo había contado.

-¿Estás segura?
-¿Y cómo lo va a saber ella si no? ¿Divina inspiración? –ironicé.
-Pues no lo sé, pero yo creo que los chicos nos quieren de verdad –afirmó mi amiga después de respirar hondo y deshacer su trenza, sólo para empezar a hacerla de nuevo-. Seguro que hay una explicación para que Amber lo sepa. Niall no te haría eso.
-Yo sí que no lo sé. Ya dudo de cualquier cosa.
-Además, aunque todo hubiera sido una estrategia para abrirse paso en la ciudad, Niall enamorándose de ti no era en absoluto necesario. Eso no estaría en el guion si hubiera un guion –apostilló Stephanie.
-Niall no se ha enamorado de mí.
-Le gustas, al menos.
-No lo sé –repetí, y me levanté del muro.

Steph vino conmigo por entre la gente, sin rumbo fijo durante un rato. No nos alejamos mucho, pues teníamos que estar allí cuando nuestros compañeros salieran de la visita. Tampoco hablamos. Sentía que mi amiga se había puesto de parte de mis no-sé-si-amigos, en lugar de entender mi postura, y eso me dolía. No obstante, Stephanie sólo estaba haciendo lo que siempre hacía. Calmar las cosas, verlas desde la perspectiva de la objetividad, ponerse en la piel de los demás y hacer todo lo posible porque todo vaya bien.

No os aburriré con el resto del viaje a Londres. Después de la visita volvimos al hotel, recogimos nuestras maletas y viajamos de vuelta a casa en el tren. Al contrario que en la ida, Niall no se sentó con Stephanie y conmigo, y nosotras no le invitamos a ello. Steph les dirigió a veces a los chicos alguna palabra, pero se notaba que no se sentía cómoda, y dejaron de intentar aparentar que todo iba bien. Yo ni siquiera les miré. Soy extremadamente dura y rencorosa, lo sé. Pero no puedo evitarlo.

Al ver desde la ventanilla del tren a mis padres esperándome en la estación, fue como si me hubiera caído un jarro de agua encima, despertándome de lo que había parecido un sueño. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo… Y ahora, de vuelta a casa, me encontraba con unos padres con los que creía recordar que supuestamente me estaba empezando a llevar bien, con una cita en el psicólogo en la que llevaba días sin pensar, y con el hecho de marcharme, irme a casa y no tener la posibilidad de que Niall se acercase a mí en cualquier momento, me dijera que lo sentía y que yo le perdonase y todo volviera a ser como antes. Encima al día siguiente era sábado y tendría que esperar dos días llenos de incertidumbre para verle de nuevo.  

Fingí una sonrisa –y no penséis que me costó mucho trabajo porque estaba acostumbrada a hacerlo- y bajé del tren. Me despedí de Steph, y mi amiga me pidió que si necesitaba cualquier cosa la llamase. No les dije adiós a los chicos.

-¿Qué tal todo, cielo? –me preguntó mi madre en cuanto llegué a su lado, dándome un fuerte achuchón.
-¡Genial!

Respondí con efusividad fingida, pero mis padres no estaban acostumbrados a escucharme expresar ningún tipo de emoción, de modo que con poco entusiasmo que imprimiese a mi voz ellos ya pensaban que era cierto. Mejor, porque mentía fatal.

En el trayecto en coche desde la estación, me estuvieron interrogando sobre todo lo que había hecho, y en cierto modo me alegré de tener algo en lo que pensar, algo que no fuera Niall, porque obviamente lo que a mis padres le interesaba era la visita al Museo Británico o cómo estaba la comida del hotel, no si una imbécil de mi clase resultaba ser la hermanastra del chico que me había dado mi primer beso en la parte lateral de un pub en el que un manager sin tacto acababa de llamarme aberración de la naturaleza. Vaya, había sido un viaje muy completo.

-¿Tienes hambre?
-¿Eh? –había escuchado que me decían algo pero no sabía qué.
-Que si tienes hambre –repitió mi padre, mirándome a través del espejo del conductor.
-La verdad es que no –dije sinceramente-. Creo que el viaje me ha trastocado el apetito –eso no era tan sincero.
-Bueno, pero algo tendrás que cenar –mi madre sacó su lado más protector.

Asentí con la cabeza distraídamente, porque cuando mi madre se empeña en algo es mejor aceptarlo a contradecirla.

-Por cierto, mañana por la mañana tienes cita con el psicólogo –dejó caer mi padre como el que no quiere la cosa.
-Pero mañana… -busqué algún motivo para protestar, pues ahora que lo veía tan cerca no estaba convencida de que ir fuera buena idea.
-Mañana es sábado y no tienes nada mejor que hacer –mi madre zanjó la posible discusión; y ahí estaba otra vez la mujer que solía ser, autoritaria y poco empática.

Suspiré y lo acepté sin más, pues tampoco tenía muchas alternativas. Al menos me consolaba la idea de que yo les había dicho a mis padres que haría la prueba, no que iría de forma continuada. Al día siguiente iría a la cita y no tendría que volver a verle la cara a ese tipo.

El resto del viaje en el coche lo pasé mirando por la ventana, dejando mi mente volar pues era peligroso permitirle que se asentara en algún pensamiento. Después de cenar (o más bien de darle un par de bocados a mi cena), me fui a mi cuarto diciendo que estaba cansada. En realidad lo estaba, y mucho. Más que si hubiera corrido tres kilómetros. Aunque claro, yo nunca había corrido esa distancia así que no sabía cuánto cansaba realmente correr tres kilómetros. El caso es que me tumbé en la cama. Me había duchado antes y me había puesto el pijama, de modo que simplemente crucé las manos sobre el pecho y esperé a ver si me dormía. Sin embargo, mis ojos se negaban a cerrarse. Me revolví, intentando que el escurridizo sueño apareciera. Pero se había puesto en huelga y no tenía intención de visitarme.

Mi mente, tan oportuna como siempre, volvió a repasar de nuevo todos los acontecimientos. ¿Cómo podía Niall haberle contado a Amber lo que Steve Evans le había dicho? Aunque fueran hermanos, el propio Niall había asumido lo mezquina que era Amber. Y aun así se lo había dicho. Aplasté la cara contra la almohada, pues ahora me encontraba bocabajo, y dejé de respirar un momento. No me hizo sentir mejor.

No sé por qué, pero recordé el momento en que Niall me había besado. Mi primer beso. Había sido raro, pero bonito. Me habría gustado compartir más besos con Niall, y no obstante... me daba la impresión de que lo que aún no había empezado se estaba acabando.

Me levanté de la cama, ahora resultándome todavía más imposible dormir. Estaba nerviosa, y necesitaba canalizar esos nervios de alguna forma. Recordé que en mi mochila del viaje –que seguía en lo alto del escritorio, aún sin vaciar- llevaba un paquete de chicles. Bueno, al menos ocupar la mandíbula en algo me haría aliviar mis ganas de morder a Amber y arrancarle un brazo.

Rebusqué en la mochila, topándome por el camino con una botella de agua medio vacía, un paquete de pañuelos, la cartera, un papel… ¿Un papel? Extrañada, pensé que quizás fuera algún ticket de compra, aunque lo veía poco probable. Capturé el papel entre mis dedos y lo saqué de la mochila. En él había escrito con letra clara:

No soporto que estemos así. Mañana por la mañana estaré esperándote en Oak Park. Espero de todo corazón que vayas. Hablemos otra vez, por favor. Lo siento. N.


Tuve que leer la nota unas cuatro veces antes de asmilarla. Era obviamente de Niall, y yo podría haber pensado que era alguna jugarreta de mal gusto de Amber pero sabía que esa era la letra de mi amigo. ¿Mi amigo? ¿Qué era realmente? Cuarenta y ocho horas atrás era mi amigo. Veinticuatro horas atrás era algo así como mi pareja. En ese momento… no estaba segura. Leí la nota una quinta vez, analizando concienzudamente la situación. Dejé que mi puño se cerrase sobre ella, convirtiéndola en una bola arrugada. Miré mi mano con determinación. Sabía lo que iba a hacer, e iba a ser algo decisivo para saber de nuevo qué papel jugaba Niall en mi vida. 

[¿Qué pensáis que va a hacer la protagonista? Porque os recuerdo que al día siguiente por la mañana ya tiene una cita... Comentad lo que pensáis que va a pasar aquí en el blog, en mención por twitter o en ambas cosas. Sé que este capítulo no tiene muchas cosas interesantes pero el siguiente sí asdfghjklñ. En fin, espero que os haya gustado y gracias por leer]

4 comentarios:

  1. Anaaaaaaa.
    Hola :) Primero y antes de nada, siento no haber comentado en el otro capítulo. Lo leí y me encantó, pero he estado liada con exámenes y trabajos y no vi la oportunidad de conectarme. Así que te digo ahora que estuvo genial. Igual que este :3 Para ser sincera, no se me ocurren muchas cosas que podría hacer la protagonista. Pero... Si fuese yo, para saber lo que siente de verdad el chico, le llevaría conmigo a la consulta del psicólogo, a ver como reacciona. Así sabría se puedo confiar en él o no.
    De todas formas, hay una cosa que me llama la atención no sólo en la protagonista, sino también en mucha gente, y es el concepto que se tiene de los psicólogos. Yo creo que esos sitios no tienen nada de malo, ni la gente que va a ellos. Me refiero, no están locos jajaja Pero bueno, ese es otro tema (del que podría sacar muuuuchas opiniones) pero probablemente no te interese, así que mejor lo dejo. Bueno, pues espero que sigas pronto que quiero saber cómo continúa la historia :)
    (@_mysexymalik)

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  2. Ayyyyy q majo Niall q deja la notica!!! Y la cita con el psicológico me encantaría q fuera... A la M jajajaja bueno eso ya se vera en el fantástico y siguiente cap, q esperó q subas prontoooo ;). Muchos besossss Anaaa :*

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  3. Hoy no te comento mucho porque estoy de mal humor, pero quiero que sepas que me encantó, y que sigo aquí, apoyándote.
    Espero que sigas muy pronto.
    Y en serio, siento esta mierda de comentario, pero no tengo ánimo para escribir más.
    Te quiero <3

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  4. Holaaaap.
    Antes que nada,no ha estado nada mal el capítulo,en serio.
    A lo que iba.
    Yo creo que se meterá en la consulta del psicólogo y cual ninja,saltará por la ventana para reunirse con Niall.
    okno.
    No creo que la chica del imagina sepa hacer saltos mortales así queeeeeee,ya veremos que pasa.
    Hasta la próxima :)

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