25 de diciembre; al
mediodía.
Desde
la cama, Zayn sigue con la mirada todas las vueltas que doy por la habitación.
Ahora mismo debo parecer una histérica, sacándolo todo de los cajones y
armarios y metiéndolo en la maleta hecho un barullo, pero la verdad es que la
preocupación me impide pensar con demasiada claridad y recordar que si guardo
las cosas de forma ordenada quizás haya alguna posibilidad de que la maleta cierre.
Por
eso, cuando está ya todo dentro, no consigo unir un lado de la cremallera con
el otro.
-¡Mierda!
–me siento encima de la maleta, y es cierto que la distancia se acorta un poco,
pero aún no soy capaz de cerrarla.
-Necesitas
relajarte –dice Zayn con voz calmada.
-¡No
puedo! ¡La puta maleta no cierra y mi vuelo sale en una hora! –chillo.
Noto
que las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos. No quiero derrumbarme, no
delante de él, pero no puedo evitarlo y rompo a llorar. Me cubro la cara con
las manos en un vano intento de disimular.
-Eh,
eh –sus manos acarician mis mejillas, limpiando las lágrimas.
-Zayn…
-balbuceo.
-Mírame
–aparta con suavidad mis manos de mi rostro y me obliga a mirarle; está
arrodillado delante de mí-. Tienes tiempo, ¿sí? Esta maleta va a cerrar,
tranquila, sólo relájate un poco, venga, te ayudaré a ordenarla.
-Pero
es que no… -no puedo dejar de llorar.
-No… ¿qué? –pregunta con voz dulce.
-No
quiero que se muera –expreso en voz alta el gran miedo que me corroe por
dentro.
-Shhh…
tu madre no se va a morir –intenta tranquilizarme.
-Papá
ha dicho que está muy grave…
-Pero
eso no quiere decir que no vaya a sobrevivir.
-Y
ni siquiera sé qué le pasa. Puede haber tenido un accidente de coche, puede
haberse quemado en un incendio, puede…
-Basta
–dice con voz suave pero autoritaria-. No te martirices. En tres horas y media
estarás en Madrid, hasta entonces, no pienses en eso.
-¿Y
si para entonces ya…?
-No
–hace el recorrido de mis lágrimas a lo largo de mis mejillas con sus dedos pulgares.
-Zayn…
-¿Sí?
-¿Qué
va a pasar con nosotros?
La
expresión de su cara cambia totalmente, y desvía la mirada en un gesto de
dolor.
-No
lo sé –dice, finalmente.
-No
quiero que se acabe –susurro.
-Yo
tampoco…
Se
produce un breve silencio en el que ambos estamos esperando a que se nos ocurra
una solución que sabemos que jamás llegará.
-Supongo
que… podrías venir a ver a tu padre de vez en cuando, seguro que le encantará
verte –ladea una sonrisa triste.
-A
mí también me gustaría verle pronto –también sonrío; está claro que no hablamos
de mi padre, sino de él, de Zayn.
-¿Y
hasta entonces?
-Podemos
hablar por teléfono… -propongo
-O
por Skype.
-También
–suspiro.
-No
quiero perderte. Quiero poder tocarte, besarte… a lo mejor por Skype no se ve cuando te sonrojas, y no
quiero perder todo eso –una lágrima resbala lentamente por su mejilla.
-No
me vas a perder, Zayn –enredo mis manos en su pelo-. Sólo me tendrás… de otra
manera.
-Está
bien –murmura.
Miro
el reloj; ya es hora de cerrar la maleta e irme.
-¿Me
ayudas? –pido.
-Claro
–Zayn se apoya también y conseguimos cerrar la maleta.
-Gracias
–intento sonreír, pero no lo consigo.
-Al
final…
-¿Qué?
-Al
final no nos hemos besado en el muérdago.
-Tienes
razón –suspiro una vez más.
-Pero
volverás, ¿verdad?
-Zayn,
ya… No sé cómo estará mi madre, ni siquiera sé si seguirá viva… Pero no creo
que vuelva hasta dentro de un tiempo, a no ser que ella… que ella muera –de
nuevo empiezo a llorar.
-No
importa, lo entiendo –respira hondo-. En cualquier caso, por si algún día
vuelves…
Me
toma de la mano, me pega a él y me da un tierno beso en los labios.
-…
esperaré bajo el muérdago.
25 de diciembre; por la
tarde.
Todo
es como si fuera un sueño. Quizás el vuelo me haya dejado un poco aturdida. O a
lo mejor es porque las despedidas no me sientan bien. He tenido que decirle
adiós a papá, Marga y Violet con bastante apremio, y aunque parezca raro, ya
les echo de menos. A Zayn… he preferido no decirle nada. No quería decirle
adiós, pero tampoco sé si realmente un hasta
pronto habría sido cierto.
El
traqueteo del taxi contribuye un poco más a crear esa atmósfera irreal. De
repente hace sol, las voces suenan en español, los taxis son blancos. Incluso
me resulta extraño que el conductor del taxi no sea ese chófer que nos llevaba
a todas partes.
Camino
del hospital, me pregunto cómo he llegado hasta allí, y no quiero ni pensar qué
le puede haber pasado a mamá. Ni siquiera voy a pasar por casa a dejar las
cosas, ya haré con ellas lo que sea.
Cuando
el taxi se para, veo ante mí el nombre del hospital en una franja blanca que
destaca entre dos franjas rojas: “Hospital
General Universitario Gregorio Marañón”.
Impaciente,
pago al taxista, que me ayuda a bajar las maletas del maletero.
Y
ahí me quedo, en la puerta del hospital, con mis bolsas de viaje en las manos y
sin saber muy bien qué hacer. Supongo que me da miedo lo que pueda encontrar
cuando pregunte en recepción el nombre de mi madre.
Finalmente,
camino hacia la entrada. Me acerco a unas chicas que, tras un mostrador,
atienden a gente tanto por teléfono como en persona.
-Disculpen…
-digo con voz tenue; se me hace raro hablar en español.
-¿En
qué podemos ayudarle? –me pregunta una de ellas, y su tono me recuerda al de un
robot.
-Pues
quería saber si… Bueno mi madre está aquí, pero no sé dónde y…
-¿Nombre?
-¿El
mío?
-No,
el de su madre.
-Ah.
La
mujer no parece reparar en mi expresión nerviosa y descompuesta, y simplemente
se limita a buscar eficientemente en sus archivos el nombre que acabo de
decirle. Supongo que actúa así porque si simpatizara con el dolor de todo el
mundo, la que acabaría destrozada sería ella.
-Se
encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos. No puede entrar a donde ella
está, pero puede verla a través del cristal, por supuesto. ¿Desea ir?
-Sí,
claro, pero no sé dónde… -balbuceo; y entonces me doy cuenta de que eso
significa que... ¡está viva!
-Doctor
Jiménez, ¿va a la UCI? –pregunta la mujer a un tipo con bata blanca que pasa
por delante del mostrador.
-Sí,
claro, me toca revisión –contesta él, y al verme me pregunta-. ¿Estás bien?
-Pues
la verdad es que no mucho… -contesto, algo mareada.
-¿Podía
acompañar a esta chica allí, doctor? Está su madre –hace una mueca.
-Por
supuesto, acompáñame –el médico me coge con suavidad del brazo para que me
mueva-. ¿Cómo te llamas?
Supongo
que me pregunta mi nombre para hacerme pensar en otra cosa. Buena estrategia. También
me pregunta sobre mi edad, y por qué voy al hospital con maletas. Le explico
que vengo de Londres, y siento una punzada de dolor al pensar en Zayn.
-¿Y
quién es tu madre?
Se
lo digo, y el médico frunce el ceño.
-¿La
conoce?
-Sí,
sé quién es –dice; no sé si eso es bueno o malo.
-¿Y…?
-Está
grave, pero estable. Incluso he pensado pasarla a planta mañana si sigue como
va.
Una
pregunta me corroe por dentro, pero antes de que pueda hacerla, y tras pasar
una puerta, llegamos a un pasillo en que las paredes de las habitaciones son
cristales y se puede ver a los enfermos de dentro. Siempre pensé que la UCI
sería un sitio estresante, con médicos yendo de aquí para allá haciéndole cosas
a los enfermos, pero es al contrario de lo que yo me imaginaba: es una zona
tranquila, no hay prácticamente actividad, simplemente hay algunas personas
sentadas en bancos fuera de las habitaciones, seguramente familiares
destrozados de los enfermos. Me pregunto si yo tendré la misma cara de
desolación.
-Ven,
iré primero con tu madre –ahora el médico camina con más resolución.
Se
para en la puerta de una de las habitaciones, y me da miedo mirar a través del
cristal.
-¿No
puedo…? –señalo la puerta.
-Supuestamente
no –mira a su alrededor-. Pero pasa, tienes hasta que yo termine con la
revisión –sonríe levemente.
-Gracias.
Entra
él primero, y yo le sigo. Dirijo mi mirada hacia la camilla blanca que ocupa el
centro de la habitación, y me cuesta reconocer a mi madre. Tiene cables por
todas partes, el pelo alborotado alrededor de la cara y lleva una especie de
vestido, también blanco, de esos que tienen todos los enfermos. Nunca la había
visto así, y la imagen me impacta tanto que tengo que apoyarme en un pequeño
armario para ser capaz de seguir de pie.
-Quizás
no ha sido buena idea que te deje entrar –reflexiona el médico mientras trastea
en una máquina que está conectada a alguna parte del cuerpo de mi madre.
-Pero
si ayer… ayer estaba bien –murmuro.
-No
te imaginas la cantidad de cosas que pueden suceder en veinticuatro horas.
Me
acerco un poco a la camilla. Mamá está dormida, o sedada, la verdad es que no
lo sé, pero tiene los ojos cerrados y no quiero despertarla. Sintiendo de
repente un afán protector, le tomo la mano con delicadeza y le doy un beso en
la mejilla. Parece tranquila, como si estuviera durmiendo, lo que me relaja un
poco. Al contemplarla de cerca, pienso que no hay signos de ningún tipo de
accidente: ni quemaduras, ni heridas, ni sangre… ¿Qué puede haberle pasado?
-Doctor,
¿cómo está? –pregunto, pues veo que la está auscultando.
-Va
mejorando –dice, alentador-. Estas cosas van así, es una pequeña crisis, pero
en unos días estará recuperada.
No
entiendo muy bien de lo que me está hablando.
-¿Qué
cosas? –digo, desconcertada.
-Bueno,
la situación de tu madre, siempre se dan…
Sé
que es de mala educación interrumpir, pero lo hago.
-¡¿Pero
cuál es la situación de mi madre?! –exclamo.
Ahora
es el médico el que no parece comprender.
-¿Qué?
-Sí,
que qué le pasa.
-Hija
–el hombre suspira-… tu madre tiene cáncer.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]
Dios mio he llorado.. siguela.. que penaa joliin
ResponderEliminarOMFG!! No la puedes dejar asi
ResponderEliminarQUE TIENE CANCER ¡¡¡ ME HE QUEDADO EN SHOCK ¡¡¡¡ NO LA DEJES ASI SIGUELA ¡¡¡
ResponderEliminarPOR CIERTO EL CAP A ESTADO GENIAL ¡¡¡
OMG OMG *____*cancer?oh dios siguela pronto porfiiis
ResponderEliminarbesiiis!!
HE LLORADO :''''( ¿CANCER? POBRE CHICA Y POBRE MUJER... POR FA SUBE SIGUIENTE PRONTO...
ResponderEliminarGRACIAS POR TUS MARAVILLOSOS IMAGINAS ^.^
Pero queee!!!! Como la dejas asii?!?! He llorado muchoo, siguela prontoo poor favoor!!!! Besos:)
ResponderEliminarAhora mismo estoy en estado de shock. Cuando su padre dijo "Muy grave" nunca pensé que se refería a cáncer. Qué situación más agunstiosa. Espero que su madre supere esto. También espero que Zayn vuelva a aparecer (y no a través de una pantalla de ordenador). Por cierto, todavía queda pendiente el caso de Jaime. Interesante. Continúala en cuanto puedas. Genial. ‹з
ResponderEliminarMuchas emociones, demasiadas... Que pasara con su madre? No puede morir!! Y Zayn no puede ser que solo lo vea a traves del ordenador!!! Enserio he llorado como si fuera una pelicula ;( SIGUELAA QUE LA QUE VA A MORIR DE NERVIOS SOY YO JAJAJAJA
ResponderEliminarQue bonito, le esperará bajo el muérdago. Pobre Zayn, no poder tocar ni besar a quien amas, tiene que ser jodido. ¡Y pobre mamá! Que tiene cancer, esa maldita enfermedad del que pocos salen, ojala no existiera; se le habrá roto el corazón ala protagonista.
ResponderEliminar¡De verdad, enhorabuena! Sigue con el mismo entusiasmo y llegarás lejos, aquí, una fan tuya. Muchas besos y sigue esto porque te guste, no porque te lo digan los demás preciosa.
Me muero, ha sido perfecto me ha hecho sentir muchas cosa , siguelo pronto pliss ¡¡ <3.
ResponderEliminarNo Se Que decir.
ResponderEliminarEstuvo Perfecto.
La historia dio Un Giro tremendo!!!
Siguela Pronto Por Favor!
Mediocre. Con drama totalmente innecesario. Lágrimas insulsas. Las palabras 'adolescentes drámaticas y peliculeras' prácticamente luchan por salir de mi boca.
ResponderEliminarMejor deja de mancillar la escritura y dedícate a ser una fan más de 1D.
Y tu dedicate a no meterte en la vida de los.demas.
EliminarCancer??Dios mio pobree:(|||me a encantado
ResponderEliminarMe encanta tu novela!! SIGUELA!
ResponderEliminar