Celia y Eli
entraron a la clase de inglés conscientes de que iba a ser una hora
desperdiciada de sus vidas; no iban a aprender nada nuevo y en su lugar
tendrían que luchar para no morir de aburrimiento. Así eran las clases con el
profesor Castillo. Una lucha por la supervivencia. Tanto Celia como Eli se
preguntaban a veces cómo era posible que supieran algo de inglés, pero luego
echaban un vistazo a su reproductor de música y lo comprendían. No era el
profesor Castillo quien les enseñaba, sino Rihanna, Nicky Minaj, Usher...
En cualquier
caso, al que ahora tenían enfrente era a su profesor, que... ¡No era el
profesor Castillo! Para su sorpresa, en lugar de la cara tan conocida surcada
de algunas arrugas y mentón prominente, encontraron la de un tipo joven y
bastante atractivo, con incipiente barba y vivos ojos marrones.
Toda la clase
observaba atentamente al hombre que permanecía de pie delante de la pizarra,
pero éste no habló hasta que la habitación estuvo totalmente en silencio.
-Supongo que os
estaréis preguntando quién soy -Celia alzó las cejas al notar que el joven
tenía un leve acento inglés que su casi perfecta pronunciación española no
lograba ocultar.
Algunas personas
de la clase emitieron unas risillas. Obviamente todos se lo preguntaban.
Especialmente las chicas, que no parecían capaces de apartar la mirada del
apuesto joven.
-Pues soy
vuestro nuevo profesor de inglés -sonrió al ver los rostros sorprendidos de los
alumnos.
Un murmullo que
acabó convirtiéndose en griterío se apoderó de la clase, aunque se pudo
escuchar una pregunta por encima de todas las voces: "¿por qué?"
Todos se preguntaban qué clase de milagro podría haber apartado al profesor Castillo
de sus horarios.
-Vuestro
profesor ha tenido que abandonar las clases temporalmente por una serie de
problemas personales que ni siquiera yo sé. Lamento no poder satisfacer vuestra
curiosidad -entonces escribió algo en la pizarra.
"Liam
Payne".
-¿Eso qué es,
algún escritor inglés aburrido? -preguntó alguien, y Celia se giró en su
asiento para ver quién lo había dicho.
-No, pequeño inculto de la literatura británica, es mi nombre -él volvió a
sonreír.
Se escuchó una
risa generalizada, y toda la clase pensó que el nuevo profesor había empezado
bien.
-Por si alguien
no se ha dado cuenta, soy inglés -se sentó en el borde de la mesa del profesor,
algo impensable para su predecesor.
Alguna gente se
mostró asombrada, y Celia suspiró: ¿cómo podían no haberlo notado con lo
evidente que era?
-Y como acabo
de llegar y necesito ponerme al día... He pensado en que me hagáis una ronda de
preguntas, para conocernos más. Anónima, claro. La escribís en un papel, y yo
contesto.
Aquello suscitó
aún más interés en la gente. Las personas nunca parecen cansarse de echar un
ojo a la vida de los demás, parece provocar algún tipo de placer oculto.
-Con una
condición -ladeó una sonrisa-. Responderé a las preguntas personales siempre y
cuando uno de vosotros responda a la misma pregunta. Quien yo diga.
Más que una
clase de inglés, parecía un programa de televisión, y eso le gustó a todos.
-Así que tened
cuidado con lo que preguntáis, porque os podría tocar responder a vuestra
propia pregunta -alzó una ceja.
El nuevo
profesor permaneció sentado en la mesa balanceando ligeramente las piernas
mientras los estudiantes sacaban un folio y un bolígrafo para hacer sus
preguntas.
Celia sacó un
papel con desgana. Eli, sin embargo, parecía embargada por el mismo entusiasmo
morboso de todos sus compañeros. Su amiga se preguntó qué podía escribir en el
papel.
Se le
ocurrieron un par de cosas, pero se dio cuenta de que realmente lo que quería
saber era cuántos años tenía aquel atractivo profesor. Ni siquiera sabía por
qué, y no era una pregunta para nada original, pero sintió la apremiante
necesidad de saber su edad.
"¿Cuántos
años tienes?" escribió en el papel. Luego lo dobló varias veces y miró a
su alrededor. La gente aún estaba formulando sus preguntas, así que fue la
primera en levantarse e ir hacia la mesa del profesor para dejar allí su papel.
Caminó sin
prisa hasta la mesa, y vio que el profesor la miraba mientras andaba. Eso le
hizo sentir una atención especial por parte de él que le resultó interesante,
como si fuera la afortunada chica de la clase en la que el tipo popular del
instituto ha decidido fijarse. Dejó con parsimona el folio en la mesa y desde
allí pudo ver que el profesor era aún más atractivo de cerca, las limpias
facciones de su rostro se notaban con más claridad, sus ojos parecían brillar
un poco más. Él no dejó de observarla en ningún momento, y Celia creyó ver que
alzó un poco las cejas. Cuando hubo dejado el papel en la mesa, volvió hacia su
sitio contoneando ligeramente las caderas, sabedora de que él la estaba
mirando. Se preguntó por qué se fijaba tanto en ella, pero no le dio más
vueltas. Las cosas buenas nunca suelen cuestionarse. ¿Y qué tenía de bueno que
su nuevo profesor la mirara con tanto interés? Probablemente era un halago.
Se sentó en su
sitio y se dio cuenta de que Eli la miraba con los ojos muy abiertos.
-¡Te estaba
mirando el culo! -exclamó ella en un susurro.
-¿Quién? -Celia acercó su cabeza a la de su amiga para evitar que alguien más
las escuchara.
-¡El profesor!
-No lo estaba haciendo -negó ella, aunque sabía que estaba mintiendo.
-Sí lo estaba haciendo -dijo Eli con rotundidad.
Celia suspiró.
-¿Tú crees?
-Totalmente. Y tú lo has hecho a posta -murmuró la chica.
-Eli, no digas tont...
-Ibas moviendo el culo para que él te mirara -recriminó; no se le escapaba una.
-Lo siento.
-A mí me da igual, por mí como si quieres tirártelo ahí mismo -dejó escapar una
risilla.
-¡Eli! -le tapó la boca con la mano, aunque no pudo evitar reír.
-Chst, vosotras dos -Payne las miró-. ¿Habéis escrito ya vuestra pregunta?
Celia alzó una ceja.
-Estoy en ello
-contestó Eli.
-Yo acabo de entregarla hace un momento, señor Payne -ladeó una sonrisa.
-Pues guardad silencio -pidió él.
Algunos
compañeros se levantaron a dejar sus papeles y el profesor dejó de prestar
atención a las dos chicas.
-Está bueno,
¿eh? -Eli retomó la conversación.
-Tú siempre tan directa -rió Celia.
-¿Lo está o no?
-Mucho.
-Las clases de inglés se van a volver muy interesantes -su amiga alzó las
cejas.
Entonces Payne
llamó a la clase al silencio y cogió uno de los papelitos.
-¿Cuánto tiempo
vas a quedarte aquí? -leyó con su perfecta y británica pronunciación- Bueno,
esa no es personal. No lo sé, no sé cuánto dura la baja de vuestro antiguo
profesor -respondió.
Había un par de
papeles preguntando de dónde era.
-Wolverhampton,
Inglaterra -contestó-. ¿Y tú? -dijo a uno de los alumnos.
El chico
respondió que era de la ciudad en que se encontraban, y Payne pasó a otra
cuestión.
-¿Cuántos años
tienes? -rió levemente- Ya estaba faltando esta pregunta. Espero que no me
preguntéis cuánto peso porque hace tiempo que no cojo una báscula. Pues tengo
veinticuatro años.
No fue un dato
que sorprendiera a nadie. Se notaba que era joven, aunque quizás sí era digno
de mención que alguien de veintipocos tuviera trabajo. Celia calculó
mentalmente la diferencia de edad que había entre ellos. Veinticuatro menos dieciocho… Seis. Bueno, no estaba mal. Pero,
¿qué más daba? ¡Era su profesor! Sacudió la cabeza y volvió a prestar atención
a las respuestas de Payne.
-¿Tienes novia?
–decía otra de las preguntas.
En la clase
estalló una leve carcajada. Era algo que seguro que se estaban preguntando
todas las chicas de aquella sala.
-No, no tengo
–contestó el profesor, y se escuchó un murmullo de asombro-. ¿Y tú? ¿Tienes
novia… o novio?
Celia tardó
unos segundos en darse cuenta de que la pregunta iba dirigida a ella. Claro,
había sido una pregunta personal, ahora le tocaba responder a alguno de los
alumnos. Y precisamente la había escogido a ella. La chica sintió la satisfacción de saber que
sus compañeras querrían haber sido el centro de interés del joven profesor en
esa pregunta, por lo que tardó un poco en contestar.
-Yo tampoco
estoy comprometida, señor Payne –dijo con atrevimiento.
Ahora hasta los
chicos la miraron. Había dicho aquello en un tono bastante provocativo, y eso
no se le pasó por alto a nadie; tampoco al profesor, que la penetró con la
mirada, escrutándola, quizás intentando adivinar qué pasaba por su mente. Ella
sonrío con ironía y se apartó un mechón de pelo de la cara.
-Bien, pasemos a…
la siguiente pregunta –Payne sacudió la cabeza y cogió otro papel.
La hora pasó
bastante rápido con el profesor respondiendo a las curiosidades de sus alumnos,
aunque en los últimos diez minutos de clase explicó cómo iba a llevar la
asignatura en el tiempo que estuviera en el centro, y dejó claro que esa
primera clase había sido relajada para romper el hielo, pero que a partir de
ese momento tendrían que ponerse las pilas. Pasó lista e intentó memorizar los
nombres de los casi treinta estudiantes que había en la habitación.
Celia estaba
segura de que su nombre se lo había aprendido a la perfección.
Cuando sonó el
timbre que indicaba el final de la clase –y del día-, los alumnos se levantaron
de sus asientos rápidamente, deseosos de irse a casa.
-¿Hacemos los
deberes juntas? –preguntó Eli mientras recogían sus cosas.
-Lo siento,
pero esta tarde tenemos reunión del club de lectura –respondió Celia.
-Sigo sin saber
por qué estás metida ahí –bufó su amiga.
-Sí lo sabes.
Me gusta leer, y me sube la nota de Lengua.
-Aun así…
-Algún día te
sacaré un libro, para que pruebes a leer algo.
-De más de cien
páginas no, que me mareo –Eli y su amiga rieron.
-Vale, será uno
de estos que pone “a partir de ocho años” –bromeó Celia.
-Intentaré leer
hasta el final, te lo prometo –la chica siguió la broma.
Así, se
quedaron las últimas de la clase sin darse cuenta. Celia se fijó en que el
nuevo profesor estaba leyendo un libro mientras esperaba a que terminaran de
salir, pero creyó ver que un par de veces alzó la vista hacia ellas. Quizás
estaba impaciente por que las chicas salieran de la clase o quizás… quizás
había otros intereses ocultos en su mirada de vivos ojos marrones.
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SOY PRIMER COMENTARIO ღღ, LO AMEEEE ESTA (NO HAY PALABRAS NENA) ME ENCANTA TU ESCRITURA SEGUILAAA QUE ESTAAA UFFF
ResponderEliminarNo me gusta por la parte de que no es primera persona... Pero es tu novela :)
ResponderEliminarPues a mi me gusta asi. No pasa nada si de vez en cuando se cambia la manera de narrar. Yo creo que el imagina sigue siendo igual de bueno ;)
ResponderEliminarMe encaaaaaaaaaaaaaaaantaaaaaaaa!!! :)))))
ResponderEliminarA mi me ha encantado. Este rollo profesor-alumna me intriga mucho siempre. Si vas a hacer solamente tres o cuatro partes porque hay gente a la que no le gusta, hazlas largas por las que sí nos gusta, si no es mucho pedir, claro. Sigue así preciosa.
ResponderEliminarPD.: Me parece bien que le hayas puesto nombre a la protagonista pero creo que hablo en nombre de la mayoría que siempre aparezca nuestra Rayita o simplemente sea en primera/segunda.
Me gusta mucho por favor no la cambies esta perfecta asi aparte leemos cosas nuevas en diferente tiempo, esta muy interesante síguela! <3
ResponderEliminarME ENCANTAAAAAAAAAAAAA!!!
ResponderEliminarGrrr Idola!!! Es Perfectoo
ResponderEliminarLa narración está bien así, y me gusta que la protagonista tenga un nombre. Lo único que no me gusta es la personalidad de Celia, parece un poco puta. Por favo, que no sea tan fácil.
ResponderEliminarCariño tienes un don escribes muuy bien, me ha encantado sobretodo porque trata de mi pequeño superheroe :) graciaas
ResponderEliminarme hubiese gustado mas que fuera de mi jajaja me entiendes? pero es muy buena
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