#Imagina de Harry PARTE 2 -2º temporada-

Mientras das un sorbo a tu copa de agua, ves acercarse a dos tipos a vuestra mesa, que deben ser los dos que ponía en la placa que se sentaban con vosotros. Notas la mano de Harry entrelazarse con fuerza sobre la tuya por debajo de la mesa, y al mirar más detenidamente a los dos chicos que se acercan entiendes a qué se debe su reacción.

Son dos jóvenes de entre veinte y veinticinco años bastante parecidos entre ellos, por lo que deben ser hermanos. Los dos tienen el pelo castaño y ojos grandes, aunque el mayor los tiene marrones y el que parece más joven los tiene de un azul celeste realmente intenso. Sin embargo, lo que hace que el menor sea ligeramente más guapo que su hermano es su cuerpo, alto y musculoso, mientras que el mayor es quizás demasiado delgado. Aun así, los dos atraen las miradas de la gente que tienen a su alrededor, y no es algo que te sorprenda. A ti misma te cuesta un poco apartar tus ojos de ellos.

Cuando giras tu cabeza hacia Harry, ves que él te mira con recelo, y podría decirse que con algo de expectación.

-Pues no tienen más de cincuenta años –sonríes tranquilamente y te encoges de hombros.

-Pues no –Harry asiente-. Son muy guapos, ¿verdad?

-Venga ya, Styles, no te me pongas dramático –le das un beso en la mejilla-. Tú eres más guapo que los dos juntos –y realmente lo piensas así.

A pesar de eso, él no parece relajarse. Suspiras. Te preocupa un poco que Harry sea tan celoso. No por ti, sino por él, porque lo pasa mal en situaciones en que realmente no tiene motivos para ello.

Los jóvenes llegan hasta la mesa, de modo que Styles no contesta.

-¡Hola! –saluda el de ojos azules de forma alegre; desde el otro lado de la mesa circular tiende una mano- Soy Jake.

-Encantada –tu mano y la de Harry se separan y te levantas para poder estrechar la de Jake a la vez que dices tu nombre.

-Harry –dice escuetamente, y también le da la mano.

-Yo soy Matt –interviene el otro joven, y el proceso se repite.

Los cuatro os sentáis en vuestros respectivos sitios, ellos dos enfrente de vosotros. Está claro que Harry no va a empezar una conversación para llenar ese silencio que amenaza con ser incómodo, así que lo haces tú.

-Entonces, ¿sois hermanos? –preguntas.

Jake y Matt parecen sorprendidos.

-Sí, ¿tanto se nos nota? –Jake hace una mueca.

-¡Sois idénticos! –exclamas.

-Bah –Matt hace un gesto para quitarle importancia con la mano-. No nos parecemos en nada.

-¿A que son iguales, Hazza? –miras a Harry de forma elocuente.

Él da un respingo. Nunca habías usado ese apelativo para referirte a él, aunque está claro que suena cariñoso. Tal y como una chica llamaría a su novio si éste se llamase Harry. Styles también se da cuenta de que estás dando a entender la clase de relación que hay entre vosotros dos, y se tranquiliza considerablemente.

-Clavados –responde él, y tú le acaricias con dulzura la pierna, agradeciéndole que haya decidido meterse en la conversación.

-Pues yo no lo veo –Jake niega con la cabeza.

-Es verdad, yo soy más guapo –bromea Matt.

Styles pone los ojos en blanco, pero ninguno de los dos chicos se da cuenta.

-Discrepo –contesta su hermano.

-¿Quién tiene novia y quién no? –Matt ladea la cabeza.

-Tú tienes y yo no, pero eso no tiene nada que ver.

No sabes si eso relaja a Harry o lo pone más nervioso. Quizás un poco de ambas, porque al menos uno de ellos no querrá nada contigo. Pero el que queda libre es el más parecido a tu edad, y también el más atractivo…

-Ah, ¿no? –ironiza Matt.

-No, si yo no tengo es porque no quiero –te da la sensación de que fija su mirada en ti.

-Podemos pedirle a la señorita que decida –el hermano te señala.

Tú te sobresaltas y Harry suelta un bufido.

-¿Yo?

-Me gustaría pensar que no estoy ciego y que no hay ninguna otra chica que yo no veo en la mesa –Matt alza una ceja.

-¿Pero es que no ves que la estás poniendo en un compromiso, ciruelo? –Jake le da un golpe en el hombro.

-Sería un compromiso si nos conociera de algo, fuéramos sus amigos o nos fuera a volver alguna vez más en su vida –razona el de ojos marrones-. Como ninguna de las tres cosas es cierta…

Harry los observa discutir con sorprendente calma.

-Sólo pido la opinión sincera de una chica –Matt te mira.

-Vamos a ver –Styles hace un gesto de tiempo muerto con las manos-. Tú eres más guapo que tu hermano, ya está –señala a Jake.

Todos os quedáis con la boca abierta.

-Tampoco era tan difícil, cariño –Harry te mira y ves que oculta una sonrisa; tú también luchas por no sonreír, sobre todo al escucharle llamarte cariño.

Los dos hermanos no pueden decir nada más porque tus padres y tus tíos aparecen de repente y ocupan sus asientos. Afortunadamente, tus padres quedan a tu lado, y al lado de Harry están tus tíos. Habría sido demasiado tenso al revés.

-¿Interrumpimos algo? –pregunta alegremente tu tía, colocándose su servilleta en las piernas.

-No, sólo estábamos… -buscas una palabra adecuada- conociéndonos.

-Ah, ¡estupendo! Yo soy Rose.

Tú incansablemente efusiva tía comienza con las presentaciones de todo el mundo, y por un momento en la mesa se produce un caos de manos estrechándote las unas a las otras. Harry y tú sois los únicos que permanecéis sentados, tú porque ya les conoces a todos y Harry porque todos saben que merece una presentación especial.

-Así que tienes novio, ¿eh? –tía Rose te mira alzando las cejas repetidas veces en un intento de gesto de complicidad- Qué bien callado te lo tenías.

-Bueno, nos vemos de celebración en celebración, tampoco he tenido oportunidad de decírtelo –contestas.

-Tienes razón, ¡eso hay que cambiarlo! Un día de estos nos vamos tú, tu madre y yo de compras, ¿qué te parece? –sonríe de oreja a oreja.

Antes de que puedas contestar, tu padre cambia de tema. Es su hermana, y la quiere, pero tía Rose a veces puede llegar a ser insoportable.

-Bueno, chico, entonces tú eres Harry, ¿no? –le mira directamente a los ojos.

Él alza las cejas levemente, sorprendido de que tu padre sepa tu nombre, pero su mirada no le intimida en absoluto.

-Sí, Harry Styles –responde él con tranquilidad.

-¿Y cuántos años tienes? –pregunta.

-Veinte.

Luchas por no hacer una mueca. Está claro que a tu padre no le ha hecho demasiada gracia que tenga dos años más que tú.

-Ajá. Entonces, supongo que estás estudiando, ¿no?

-Papá, esto parece un interrogatorio –protestas.

-¿Por qué no dejas que Harry nos cuente algo sobre él? –dice tu madre, aunque eso no te tranquiliza.

Tu madre es psicóloga, de modo que estás casi segura de que quiere que él hable para hacerle un análisis psicológico o cualquiera sabe qué. Tienes la sensación de que tus padres van desde un principio en busca de pegas en Harry, y él tiene que estar dándose cuenta de lo mismo.

-Está bien –accede tu padre; así se asegurará de que Harry no es en realidad un psicópata con intenciones de matarte.

-Prefiero lo de las preguntas –interviene Styles.

Suspiras.

-Harry está estudiando un ciclo formativo de mecánica en mi instituto.

-Que a partir de ahora no será tu instituto –te recuerda tu madre.

-Ya, lo sé –bufas; odias que te recuerden que después del verano irás a la universidad.

-Entonces, ¿fue allí donde os conocisteis? –la mujer le pregunta directamente a Harry.

-En realidad, no –responde él.

Te preguntas si Harry contará la historia real, puesto que no quería decir que es camarero. Miras a tu alrededor y ves que el resto de componentes de la mesa, en lugar de estar hablando entre ellos, están muy pendientes de todo lo que decís vosotros cuatro. Especialmente tía Rose, aunque Jake también parece bastante interesado.

-Verán –dice Harry, y te asombra que les hable de usted-, además de estudiar, trabajo como camarero.

-¿Y tienes tiempo para ambas cosas? –inquiere tía Rose.

-Sí, porque el trabajo es sólo durante el fin de semana –explica-. Entonces, un día su hija fue al restaurante donde trabajo. Y así nos conocimos.

-Los ciclos formativos duran dos años, ¿no? –dice tu padre.

-Y un tercer año de prácticas laborales –responde Harry.

-Entonces tú vas a empezar tu año de prácticas, ¿me equivoco?

-Sí. Es decir, que se equivoca. Voy a empezar mi segundo año.

-Pero… -tu padre se muestra desconcertado.

Harry carraspea y bebe un sorbo de su vaso de agua antes de comenzar la explicación.

-Yo terminé el instituto a los dieciocho años, como todo el mundo. Luego estuve un año trabajando, para ahorrar algún dinero, y empecé el ciclo formativo con diecinueve años.

-¿Y tus padres? ¿No te pagan ellos los estudios? –pregunta tu madre.

Tanto Harry como tú os tensáis. Acaricias la mano de él mientras habla.

-No tengo –contesta.

-¿Qué no tienes qué…?

-Padres. Crecí en un orfanato, luego me acogió una familia, estuve con ellos hasta que me hice mayor de edad, y por eso estuve un año trabajando, para poder pagarme los estudios.

Bueno, es una versión relativamente parecida a la real, puede que tu madre no se dé cuenta de que miente.

-¿Y en qué trabajabas? –tía Rose se muere de curiosidad.

-Tenía varios trabajos. Camarero en los fines de semana, guardia de seguridad de algunos locales todas las noches, y a lo largo de la semana era empleado en una tienda.

-Vaya, parece difícil llevar tantas cosas a la vez –tu padre alza una ceja.

-No tenía otra clase de distracciones –se encoge de hombros.

-Y vosotros os conocisteis…

-… unos días antes de que echara mi matrícula en el instituto –Harry termina la frase.

Tus padres guardan silencio por un momento, asimilando todo lo que han escuchado en el último cuarto de hora. Mientras tanto, los camareros aparecen con los entrantes y la gente empieza a comer.

-Sé que es una pregunta un poco indiscreta, pero… ¿con un trabajo de fin de semana te da para comer, vestirte, y todo eso? –pregunta tu madre.

-Durante ese año que estuve trabajando, casi no gasté dinero, así que tengo algunos ahorros –se encoge de hombros.

-¿Y dónde vives?

-En una residencia para estudiantes.

-Mmm…

-Me dieron una beca. No es fácil estudiar para una persona en una situación como la mía.

-Ah, claro –asiente distraídamente con la cabeza.

-Bueno, a lo mejor podríamos dejar el interrogatorio para otro momento –propones- A este paso tía Rose se va a comer nuestros platos –bromeas.

El ambiente se vuelve un poco más distendido mientras la gente come, y tus padres empiezan una conversación sobre política con tus tíos. Jake y Matt se dedican a pelearse entre ellos todo el rato, aunque se nota que se llevan bien. De vez en cuando, pillas a Jake mirándote, y él instantáneamente aparta la mirada.

-Entonces vosotros sois… -dice tía Rose mirando a los hermanos.

-Amigos del novio –contesta Matt.

-¿Y por qué no estáis en la mesa de los amigos?

-Porque fuimos sus compañeros de piso durante un tiempo, pero no conocemos al resto de sus amigos –explica Jake.

-Ajá, ¿y cuántos años tenéis? –pregunta la mujer.

Te alegras de que tu tía haya decidido centrar su atención en los dos jóvenes mientras esperáis al primer plato, así tus padres probablemente dejen a Harry en paz durante un rato.

-Yo veinticuatro, él veinte –dice Matt.

-Y ahora mi querido hermano también se va del piso y me deja solo –el chico se finge triste.

-No voy a rechazar un trabajo por quedarme vigilándote el culo, hermanito –le da un codazo.

-No estaréis interesados en compartir un piso en Guildford, ¿verdad? –Jake parece referirse a Harry y a ti, pero sólo clava sus ojos en los tuyos.

-Bueno, yo pretendo estudiar en la universidad de Londres –respondes.

Styles ni siquiera responde, es obvio que se tiene que quedar en Londres.

-¿Y no te interesa la universidad de Surrey, que es la de Guildford, claro? –el chico de ojos azules ladea la cabeza- Está sólo a una hora de Londres…

-Dicen que tiene mucho prestigio –interviene tu madre.

-Mamá, sabes de sobra que voy a estudiar en Londres –sacudes la mano-. Así que, lo siento, tendrás que buscarte a otro compañero de piso.

Se produce un silencio que interrumpen los camareros al traer el primer plato. Consiste en un filete de carne que probablemente sea solomillo aderezado con unas verduras y salsa de color ocre. La gente empieza a comer sin decir nada más, y Harry coge la jarra de agua para rellenar su vaso.

-Se ha gastado –te dice, al volcarla sobre su copa y ver que no cae nada-. ¿Me pasas esa de ahí, bombón?

Todas las miradas se levantan de los platos hasta vosotros dos. Tú ya te has acostumbrado a que te llame así, de hecho te gusta, pero intentas imaginar cómo será para alguien escuchar por primera vez a un chico llamar “bombón” a una chica. Cuando menos, llamativo.

Le tiendes la jarra de agua como si nadie os estuviera observando.

-Gracias –dice Harry al cogerla.

-De nada –le sonríes.

Escuchas a tu padre mascullar algo, aunque aprecias bastante que no haya montado un numerito allí. Seguramente, te lo montará en cuanto que Harry no esté delante.

Un minuto después, vuestros compañeros de mesa vuelven a ponerse a comer, pero la verdad es que a ti se te ha quitado el hambre. Empiezas a ser consciente de lo problemático que puede llegar a ser si tus padres se ponen en contra de tu relación con Harry. Te levantas de la silla.

-Voy al baño –no se lo dices a nadie en especial.

Styles te mira, evaluándote.

-Te acompaño –dice, finalmente.

-No hace falta –esbozas una sonrisa que sabes que no se refleja en tus ojos.

-Por favor –se levanta también.

Camináis en silencio hasta los servicios. Hay una puerta que da a una sala relativamente amplia, rodeada de espejos y con un par de sillones color carmín. En las dos paredes de los lados hay dos puertas con sendos dibujos en la parte superior, una con un sombrero claramente femenino y otra con una chistera. Se escucha una música lenta de fondo, y no logras localizar los altavoces de los que proviene el sonido. Te diriges a la puerta con el sombrero, pero te detienes justo antes de abrir la puerta.

-En realidad no necesito entrar –suspiras, y te das la vuelta.

-Lo sé.

-Lo siento –miras al suelo.

-¿Por qué? –se acerca a ti y te toma de una mano.

-Porque mis padres te han bombardeado a preguntas y…

-Los dos sabíamos que iba a pasar.

-Pero no que iba a ser tan… incómodo.

-Bombón –te alza la barbilla para que le mires.

-Styles…

-¿Sabes qué necesitamos ahora? –ladea una sonrisa.

-¿Qué? –no puedes evitar sonreír también.

-Un buen paseo en moto –te mira con picardía.

Tú sueltas una carcajada.

-No vendría mal –reconoces.

-¿Te acuerdas de cuando te daba miedo subirte?

-¡No me daba miedo subirme! –protestas.

-¿Entonces qué era?

-Me daba miedo… estar tan cerca de ti y no poder resistir mis impulsos –le pasas una mano por el pecho de forma teatral.

-Sí, seguro –te atrapa por la cintura y vuestros pechos colisionan.

-Es verdad, no eres tan irresistible, Styles –te encoges de hombros.

-Eso no te lo crees ni tú, bombón.

-¿Lo comprobamos? –le retas.

-Claro.

Sonríes y él acerca su cara poco a poco a la tuya. Sientes la respiración de Harry acelerarse conforme vuestros labios recortan la distancia que hay entre ellos. Sus dedos recorren tu espalda muy despacio hasta llegar a tu trasero. Tú llevas la mano que tenías en su pecho de nuevo hacia arriba, y acaricias su cuello. Ya que vuestros labios prácticamente se rozan, el joven va a unirlos a los tuyos pero tú echas la cabeza hacia atrás.

-¿Ves? Puedo resistirme a ti –dices, apartándote completamente de él.

-Porque no he usado todas mis armas de seducción –se cruza de brazos.

-Lo que tú digas –te muerdes el labio inferior, y de repente vuelves a la realidad-. Deberíamos volver.

-Por una vez, y aunque no me guste, estoy de acuerdo –dice.

-Gracias –tiras de su mano hasta la puerta de salida.

-¿Por?

-Despejarme un poco.

-No entiendo por qué estás tú más agobiada que yo.

-Porque la que tiene que pelear con ellos si no les gustas soy yo –resoplas.

-¿No decías que les iba a gustar? –alza una ceja.

-Desde el principio han ido con la intención de buscarte cosas malas –miras al suelo.

-No deberían pensar en cómo soy yo, sino en si te hago feliz.

-Pues entonces… hazme feliz –pides mientras salís de los aseos.

-Eso intento.

Te besa en el cuello desde detrás y una enorme sonrisa ocupa tu rostro. Si alguien sabe cómo hacerte feliz, ése es Harry Styles. 

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