Abrir una
puerta puede volverse una tarea realmente complicada cuando tienes las dos
manos ocupadas, especialmente si te resulta imposible dejar eso que estás
haciendo. Harry intenta abrirla, pero al final tiene que separar sus manos de
tu cuerpo, al que no dejaban de acariciar con apremio un segundo antes. Resopla
con fastidio, y tú aprovechas que tus manos sí están libres para pasar tus
dedos desde su cuello hasta la base de su espalda, consciente de que eso hace
aún más difícil que la llave encaje en la cerradura.
Cuando por fin
logra hacer girar la llave, Harry le da una patada sin demasiados miramientos a
la puerta y retoma lo que estaba haciendo antes de esa molesta pero necesaria
interrupción. Tú le das otra patada a la pieza de madera para cerrarla una vez
que habéis entrado, y camináis a tientas hasta el dormitorio entre besos y
caricias.
Harry te sienta
en la gran cama con intenciones de tumbarte, pero tú le pones una mano en el
pecho y le haces retroceder un poco.
-¿Qué? –te mira
sin comprender- ¡Ahhh!
-¡Ahhh! –le imitas,
y luego sonríes- Ya querías escaquearte.
-No es eso –te
besa-. Es que es difícil tener paciencia con ciertas cosas.
-Pues tienes
que aprender a ser paciente–ahora le besas tú a él.
-¿No podemos
saltárnoslo? Sólo por esta vez –suplica, sus labios rozando los tuyos.
-Siempre me
dices lo mismo, Styles. Y ya sabes la respuesta.
-“No” –lo
pronuncia como si fuera tu voz.
-Y menos hoy,
que llevas ese traje que te sienta tan bien –te muerdes el labio inferior.
-Pues me
sentará bien, pero estás deseando quitármelo, bombón.
-Styles…
-Está bien
–accede finalmente, tendría que acabar haciéndolo de todos modos.
-Ése es el
precio que tienes que pagar porque me suba en tu moto –te encoges de hombros y
enredas una mano en su pelo, besándole una vez más.
-De vez en
cuando tendrías que hacer un strip-tease tú
también.
-Vale, la
próxima vez lo hago yo.
-¿En serio?
–alza las cejas.
-Ajá. Con una
condición.
-Ah, lo
suponía. Demasiado bonito para ser verdad –suspira-. ¿Cuál?
-Hazlo
despacio, Styles –susurras.
Sus labios
buscan tu oído.
-Vas a ver el strip-tease más lento de la historia,
bombón –dice con voz seductora tras morder tu lóbulo.
Se te escapa
una risilla y apoyas los codos en el colchón, poniéndote cómoda.
-Que empiece el
espectáculo –dice Harry con teatralidad.
Te llevas un
pulgar a la boca y muerdes distraídamente tu yema con una sonrisa permanente en
los labios. Él va hasta el equipo de música y pulsa el botón “Play”, tras lo
que empieza a sonar una canción. Recuerdas cuando, medio en broma y medio en
serio, Harry y tú grabasteis ese disco especialmente para sus strip-teases.
Styles se
coloca justo delante de ti, y con gesto casi desinteresado se lleva una mano al
nudo de la corbata y empieza a tirar de ella con lentitud. Una vez la ha sacado
completamente, se la quita del cuello y la deja caer al suelo. La pieza de tela
revolotea por unos segundos en el aire, hasta que se acaba posando justo al
lado de sus pies. Sin dejar de mirarte con sus brillantes ojos verdes, hace un
leve movimiento de hombros que provoca que la chaqueta del traje se descuelgue,
y luego tira con cuidado de ambas mangas, primero la izquierda, luego la
derecha. También la deja que caiga junto a sus pies. Como si la tela blanca de
la camisa fuera a romperse ante su contacto, desabrocha con mucho cuidado los
tres primeros botones; el del cuello y dos del pecho, dejando ver parte de su
piel, de manera que se empiezan a adivinar las dos alas que lleva tatuadas en
sendos pectorales. Esboza una sonrisa fugaz y se pasa la lengua por el labio
inferior, cambiando el peso de una pierna a otra. Sus dedos comienzan a
desabrochar el resto de los botones con deliberada parsimonia, dejando al
desnudo cada vez un poco más de su piel.
Como no podía
ser de otra manera tratándose de él, la camisa está por fuera del pantalón, así
que al quitar todos los botones, ambos lados de la tela se separan; podría
decirse que están invitándote a contemplar sus bien formados abdominales. Con
dos movimientos expertos, desabrocha los dos botones de cada puño de la camisa,
y en lugar de dejar que ésta resbale por sus brazos, se la quita él mismo,
haciendo así que sus músculos se tensen y se relajen ante tus ojos. Lanza la
prenda a una esquina de la habitación, y se pasa una mano por el pelo,
alborotándoselo.
Está realmente
guapo así, con el torso desnudo y el pelo revuelto. Tanto, que ya ni siquiera
quieres que termine el strip-tease. O
tal vez sí, pero no eres capaz de seguir sentada en la cama sin hacer nada
mientras él se desviste de esa forma tan sugerente.
Te levantas,
pegas tu cuerpo al suyo y le das un prolongado beso en los labios. Empiezas a
quitarle la correa que sujeta el pantalón, y notas que él sonríe aun mientras
te besa.
-¿No era yo el que tenía que ser paciente?
–murmura.
-A veces hay
que hacer excepciones –dices, tirando el cinturón a alguna parte del
dormitorio.
-¿Por ejemplo?
–lleva sus besos por todo tu cuello.
-Por ejemplo
cuando llevas traje –echas la cabeza un poco hacia atrás.
-Bombón, no hay
quién te entienda –sonríe.
-Pues deja de
intentar entenderme y bésame –pides, y él lo hace.
Tardáis el
tiempo que ha necesitado Harry para quitarse su corbata en quedar los dos
totalmente desnudos. Ahora sí dejas que Styles te tumbe en la cama, y, con la
canción del strip-tease aún de fondo,
hacéis el amor.
…
Despiertas
sintiendo el familiar olor de Harry a tu lado. Giras la cabeza y ves que él
tiene los ojos abiertos; estaba mirándote. Desde el día en que pasó aquello cuando él se fue de la cama
antes de que despertaras, precisamente la primera vez que estuvisteis juntos,
nunca más ha vuelto a levantarse antes de que tú lo hagas. Sabes que aún se
culpa por lo que pasó aquella mañana, y eso que ya ha pasado más de un año. Así
que, como siempre se despierta antes que tú, ya estás acostumbrada a que lo
primero que veas al abrir los ojos sean los suyos observándote.
-Buenos días,
bombón –dice él, con una sonrisa en los labios.
-Buenos días
–contestas lánguidamente, revolviéndote en la cama.
-Son las diez y
media, creo que deberíamos ir levantándonos.
-Hhhm –te pones
la almohada en la cabeza, como si así pudieras seguir durmiendo.
-¿No quieres
levantarte? –su tono de voz suena divertido.
-No –protestas.
-Está bien…
-hace una pequeña pausa- Ya te levanto yo.
Te das cuenta
de lo que va a hacer sólo un segundo antes de que lo haga, así que te resulta
imposible escapar de sus rápidos dedos recorriendo tus costados y haciéndote
cosquillas. Te retuerces sobre ti misma y dejas escapar varias carcajadas.
Harry para por un momento al ver que necesitas respirar.
-No, no, ya voy
–dices, al darte cuenta de que sus manos vuelven a acercarse a tu vientre.
-¿Segura? –alza
una ceja.
-Totalmente –te
incorporas pesadamente.
-Te recuerdo
que Julia va a matarnos –comenta él, levantándose de la cama.
-Ya –apartas
las sábanas, dejando al descubierto tu desnudez.
-Qué sexy
–Harry silba desde la otra parte de la habitación mientras saca unos bóxers
negros de un cajón y se los pone.
-Gracias –le
regalas una sonrisa y gateas sobre la cama hasta que estás lo más cerca posible
de él.
Harry se
inclina hacia ti y te besa.
-¿Me prestas
una camiseta? –pides; te encanta ponerte su ropa.
-¿No te da
vergüenza tener que pedirle ropa ¡a un huerfanito!? –bromea él.
-Bueno, con
veinte años no sé yo si sigues siendo precisamente un huerfanito, Styles –ladeas la cabeza.
-El caso es
ponerle pegas a todo lo que digo.
Pones los ojos
en blanco.
-Anda, toma –te
tiende una de sus camisetas de tirantas, que, obviamente te está ancha.
Sonríes de
oreja a oreja como agradecimiento, y te la pones. Te queda lo suficientemente
grande como para poder usarla de vestido, aunque el ancho hueco de los brazos
hace que cuando estés de perfil se te vea el pecho.
-No pretenderás
salir con eso a la calle, ¿no? –pregunta él, frunciendo el ceño.
-Por favor,
Styles, ¡claro que no! –niegas con la cabeza levantándote de la cama- Es
simplemente que no me apetece ponerme a desayunar en vestido de boda,
¿entiendes?
-Entiendo –te
lanza unas braguitas que saca de su cajón.
-¿Y esto? –las
coges al vuelo.
-Las dejaste
aquí para ocasiones como esta, ¿recuerdas?
-Pues la verdad
es que no –te las pones.
-Vaya una vieja
estás hecha, bombón, ya con pérdidas de memoria y todo.
-Venga, tira, a
desayunar –le empujas por la espalda y lo haces que salga de la habitación.
Os dirigís
hasta la cocina, donde preparáis dos vasos de leche con sendas tostadas de
tomate. Colocáis vuestra comida en la mesa y os sentáis, uno enfrente del otro.
-Tengo que ir a
echar hoy las solicitudes de las universidades –comentas tras darle el primer
bocado a tu tostada.
-¿Las solicitudes? ¿En plural? –pregunta
él.
-Bueno, voy a
estudiar en la universidad de Londres, está claro. Pero, ¿y si hubiera algún
problema, no me aceptaran, ya tuvieran todas las plazas ocupadas…?
-En ese caso,
tendrías que irte a otra universidad –su tono de voz se ensombrece.
-Ajá. Y aunque
eso no va a pasar –haces hincapié en
ese “no”-, siempre hay que tener un
plan B.
-¿Y qué otras
universidades vas a pedir?
-La de Bath…
-¡Ésa está al
menos a dos horas de Londres! –te interrumpe Harry.
-Styles,
cálmate, voy a pedir más. La de Bedford, la de Essex, la de Norwich, la de
Guildford…
-Sí, qué
bonito, la de Guildford, para que te vayas a compartir piso con el tío este,
John.
-Jake, se
llamaba Jake –le corriges en tono cansado.
-Pues como sea
–notas que su humor empeora cada vez más.
-Harry, hay
muchas universidades en Londres. Sólo las pido por si me toca la única papeleta
mala entre diez mil buenas. Por si acaso, nada más –llevas tu mano a la suya y
la acaricias, intentando tranquilizarlo.
-Ya, pero ¿y si
sí que te tocara la papeleta mala?
-Bueno, pues
encontraríamos la forma de resolverlo.
-No veo cómo.
-No serías
capaz de vivir sin mí ni un solo día, ¿eh? –bromeas.
-Es que no
quiero que lo pases mal porque no ves mi preciosa cara todos los días, no es
otra cosa –dice, aunque sabes que no es cierto.
-Seguro. Tú me echarías demasiado de menos a mí, acéptalo.
-Espero no
tener que comprobarlo –suspira-. Además, ese Jake estaría encantado de ser él
el que viviera contigo.
-Dramático
–dices, poniendo tus manos alrededor de tu boca como si fuera un megáfono.
-No,
preocupado.
-Styles, no te
pega estar preocupado –dices-. Y tampoco tienes motivos para estarlo.
¿O quizás sí?
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]
Por diossss asdfghjkl!!! Espere tooooodo el dia para poder leerlo aaaaaahhh lo ameeeeeeeeee!!!!! Demasiado!!! Sigueee . Espero el siguiente con ansias ;) PD: te amo
ResponderEliminarDios q bn escribes por favor haz uno de niall tengo ganas de un imagina de niall
ResponderEliminarTú, tú, tú... Tú quieres matarme, hija de mi vida ¿CÓMO PUEDES DEJARME ASÍ? Creo que lo haces para que nos dé algo a todas. Sí, te he pillado, reconócelo. ¡JÁ! Además de que escribes genial y blablablá -es que siempre te lo digo jejeje, aunque no te lo diga hoy, que sepas que tu eres asdfghjklñ- tienes una imaginación que...OH DIOS. Viví completamente el momento "strip-tease", se me revolvió algo en el estómago, las mariposas se quedaron en mal lugar comparado con lo que sentí y se me aceleró el corazón y... Me mordía el labio :3 JAJAJAJAJA Dios, me encanta esta novela asdfghjklñ. Me encantas tú.
ResponderEliminarPD: ¡TE ADORO!
ATTE: @Rachelforever99
Simplemente PERFECTO, escribes TAN bien <3
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