Tu cerebro
recrea una escena en la que la moto de Harry tiene un desliz, y se estrella
contra una farola. O un muro. O un coche. No importa, el final es el mismo, y
un escalofrío de miedo te recorre la espalda. Probablemente ya haya ido a esa
velocidad muchas veces, más de las que te quieres imaginar, pero no puedes
saber que está haciéndolo y no sentir que un ataque de nervios se apodera de
ti.
De repente, se
te ocurre algo. Sabes que Harry nunca contesta al teléfono mientras va
conduciendo, es decir, se para y responde, pues no puede hablar con el casco
puesto. En este momento te agradeces a ti misma los esfuerzos que hiciste para
convencerle de que llevara siempre esa protección. Mientras caminas a paso
rápido en la dirección a la que él iba, sacas tu móvil del bolsillo y marcas
rápidamente su número. Los toques se agotan una vez, y no contesta. Vuelves a
intentarlo, y de nuevo se agotan. Te das golpecitos con los dedos en la pierna,
impaciente por que conteste a la tercera. Lleva un buen rato sonando cuando,
por fin, lo coge.
-¿Qué? –su voz
suena malhumorada.
Exhalas un
suspiro de alivio.
-¿Qué?
–pregunta de nuevo, molesto.
-Styles, bájate
ahora mismo de esa moto –intentas que suene impositivo, pero más bien pareces
desesperada.
-No tengo por
qué… -se calla durante un momento- ¿Dónde estás?
-Aquí –dices,
al ver su figura quieta al final de la calle.
-¿Pero qué…?
El joven deja
caer el brazo que sostiene el teléfono pegado a su oreja y tú cuelgas conforme
te acercas a él. Está sentado en lo alto de su moto, que descansa quieta en la
acera. Con su torso envuelto en la chaqueta de cuero negro, y su pelo
alborotado por haber llevado el casco, no puedes evitar pensar en lo guapo que
está.
-Harry
–murmuras, cuando estás lo suficientemente cerca de él.
-Creía que no
te apetecía verme –contesta con rencor impreso en sus palabras.
-Tal vez no me
apetecía que tú me vieras a mí.
-¿Cómo? –sus
ojos reflejan desconcierto.
-Quizás no
quería que vieras cómo me derrumbaba.
-¿Y lo que me
has dicho?
-Lo siento –te
sientes pequeña ante su mirada desde lo alto de su imponente moto.
-De todos
modos, tienes razón, soy un egoísta –suspira.
-No, no lo
eres. Cambiaste toda tu vida por mí –susurras.
-Pero esta
mañana no sabía si podría hacerlo por segunda vez –admite.
-Intentémoslo.
Él asiente de
forma casi imperceptible con la cabeza, y cruzáis una mirada llena de
significado, de sinceridad, de sentimientos.
-Yo también lo
siento –se disculpa.
Te encoges de
hombros.
-¿Amigos de
nuevo? –le tiendes la mano en un gesto solemne.
Él te toma de
la mano y da un leve tirón para acercarte a sí.
-Yo no quiero
ser tu amigo –dice en tu oído, adoptando su tono de siempre.
Sueltas una
risita de alivio.
-Entonces no lo
seas.
-Perfecto –te
mira un instante-. ¿Sabes qué?
-Obviamente no
–sonríes.
-Me apetece
chocolate…
-¿Quién es el
adicto ahora? –alzas las cejas.
-Estaba
pensando en… un bombón.
Entonces
entiendes a lo que se refería, y las comisuras de tus labios se giran levemente
hacia arriba.
-Llévame a casa
–pides.
-Pero…
-Puedes quedarte,
si quieres –ladeas la cabeza.
-Ah –sonríe con
picardía-. Toma.
Te tiende su
casco, y tú lo miras con desaprobación.
-Styles, no
vuelvas a ir así de rápido con la moto –le reprendes.
-Siempre voy
así –se encoge de hombros.
-Me da igual.
¡Podrías haberte matado!
-Pues mira, un
problema menos.
-No digas
tonterías –le das un puñetazo.
-Era broma
–sacude la cabeza.
-No vuelvas a
ir así de rápido, por favor –repites.
Te mira durante
un momento, dudando.
-Lo pensaré.
-Prométemelo.
Prométemelo o no me pongo el casco nunca más –te cruzas de brazos, mirándolo
con autosuficiencia.
-Pues no lo
hagas –casi consigue hacerte creer que no le importa, pero no lo logra.
-Está bien –le
devuelves el casco y te subes en la moto.
-Vale, lo
prometo –resopla-. Ahora póntelo.
-Dilo bien.
-Prometo que no
volveré a ir tan rápido con la moto. ¿Contenta?
-Muchísimo –con
una sonrisa, le coges el casco de las manos y te lo pones, obediente.
-Bombón… -te
lanza una mirada elocuente.
-¿Qué?
-Si no te
levantas, no puedo coger el otro casco –dice.
-Ah, lo siento
–te sonrojas levemente y vuelves a la acera.
-Gracias.
Él también se
levanta, sube la parte trasera y saca del compartimento otro casco negro para
él. Se sube en la moto y espera a que tú también lo hagas. Cuando estáis los dos
montados, arranca y el vehículo empieza a desplazarse muy, muy despacio.
-Styles
–protestas.
-¿Sí? –gira la
cara y te mira inocentemente a través del cristal de su casco.
-Si mi abuela
se partiera una cadera andaría más rápido de lo que tú vas –te quejas.
-Creía que
querías que fuera despacio.
-Sí, y también
quiero llegar a mi casa antes de morirme.
-Entonces,
aclárate. Establece prioridades –su voz suena divertida.
-Quiero que
vayas a la velocidad permitida –mides tus palabras con cuidado-. Bueno, un par
de kilómetros por hora por debajo.
-Está bien
–parece satisfecho, y cumple lo que has pedido.
Cuando llegáis
a tu casa, todo parece haber vuelto a la normalidad. Esta vez Harry no hace su
típico strip-tease, sino que pasáis
directamente a lo que viene después, y la verdad es que hacía mucho tiempo que
Harry no se esmeraba tanto en llevarte al mismísimo Paraíso.
…...
Días después, a principios de septiembre…
Vas sola en el
tren que te lleva hasta Guildford. Tus padres probablemente ya estén allí, y
puesto que no iban desde Londres han ido con su coche. Harry ha decidido ir con
su moto para volver después a la hora que quiera sin tener que coger el tren.
De todos modos, en su viaje de regreso iría solo.
Miras la
pequeña maleta que llevas a tus pies, y piensas en los días que has pasado en
casa de tus padres. No habéis vuelto a nombrar el tema de Harry, se les nota
que están más relajados desde que la universidad te va a hacer alejarte de él.
Aunque la relación que tienes con ellos se ha vuelto algo más fría.
Llevaste hasta
casa –la de tus padres- todas las cajas con tus cosas de tu otra casa –la que
compartías con Julia-, y ellos las han llevado en el coche hasta el piso que
vas a tener ahora. Demasiados lugares en los que vivir, cuando en realidad
ninguno es en el que querrías estar.
Se te pasa por
la cabeza la idea de que Harry vaya conduciendo a la misma velocidad que el
otro día, pero te prometió que no lo haría, y crees que está cumpliendo su
promesa. Todo esto le está agobiando muchísimo, incluso más que a ti. Porque tú
te vas, pero él se queda. Tu vida va a ser diferente, vivirás en una casa
nueva, irás a sitios nuevos, conocerás a gente nueva. Pero la vida de Harry
será exactamente la misma… sólo que sin ti. Si la situación fuera al revés, no
sabes si serías capaz de soportarlo.
Cuando el tren
por fin llega a la parada correspondiente, tras algo menos de una hora de
viaje, suspiras mientras caminas por el andén. ¿Habrán llegado ya tantos tus
padres como Harry? Esperas que no sea así, porque entonces sería realmente
incómodo para los tres.
-¡Hola, cielo!
–exclama tu madre, antes de que te des cuenta siquiera de dónde procede su voz.
Miras
alrededor, desconcertada.
-Aquí –dice
ella, y te das la vuelta; te encuentras a tus padres mirándote de una forma que
no habías visto antes.
-Ah, hola –le
das un corto abrazo a tu madre y un beso en la mejilla a tu padre-. ¿Ha llegado
Harry?
-Sigo pensando
que él debería venir otro día –comenta la mujer.
-¿Por qué?
Forma parte de mi vida, igual que vosotros –haces un gesto de cansancio con la
mano-. ¿Ha llegado o no?
-Sí, ha ido al
baño, aunque parece que el váter se lo ha tragado –interviene tu padre.
-Si lo estabais
mirando con esa cara, no me extrañaría que se hubiera tirado a ver si el agua
de la cisterna se lo tragaba –respondes, con repentino mal humor.
-No seas
exagerada –recrimina tu padre.
-Voy a
buscarlo.
Dejas la
pequeña maleta con ellos y te diriges con decisión al cuarto de baño de
hombres.
-¿Harry?
–preguntas, sin mirar dentro del baño- Harry, ¿estás ahí?
-Pasa, si
quieres. No hay nadie –escuchas su voz hueca, carente de emoción.
-No sé si…
-asomas un poquito la cabeza y lo ves con las manos apoyadas en el lavabo, con
la mirada perdida en algún punto del espejo- Está bien –entras.
Sus ojos buscan
los tuyos en la superficie reflectante.
-No sé si puedo
hacerlo –susurra.
-¿El qué? –te
acercas a él y le acaricias el pelo de la nuca con dulzura- Siento si mis
padres han sido…
-No, no tiene
que ver con ellos –encoge levemente los hombros ante tu contacto.
-¿Entonces?
-No sé si puedo
ir hasta ese sitio, decirte adiós, y ver cómo cierras la puerta, dejándome a mí
al otro lado –dice atropelladamente.
-Harry, te dije
que no tenías por qué venir…
-¡Pero es que
tampoco podía quedarme en Londres y despedirme de ti en la estación de tren!
–exclama de repente, apartando la vista del espejo y mirándote a los ojos.
-No es el fin
del mundo –dices en voz bajita, aunque sientes que sí lo sea-. Nos veremos de
vez en cuando. Hablaremos por teléfono, por skype.
-No es lo mismo
–recorre tu mejilla con la yema de su dedo índice.
-Pero es lo que
tenemos –respiras hondo.
Él asiente con
la cabeza, aunque sabes que no se siente mejor. Lo sabes porque a ti te pasa
exactamente lo mismo. Sin embargo, ya tendrás tiempo de llorar cuando estés
encerrada en tu nueva habitación; ahora no es el momento.
-Ya lo he
rescatado –dices en un tono mucho más alegre de lo que sientes, cuando salís de
nuevo al andén.
-¿Se había
quedado atrancado en el váter? –masculla tu padre, haciendo referencia a
vuestra conversación anterior.
-¿Qué? –Styles
frunce el ceño.
-Nada, nada
–esbozas una sonrisa falsa y coges tu maleta.
-Por favor
–dice Harry, con una formalidad inusitada en él, quitándote la maleta de la
mano.
-Tampoco pesa
–señalas las ruedas-, pero como quieras.
Os tomáis de la
mano que a él le queda libre y comenzáis a andar en dirección a la salida.
Tienes la sensación de que las miradas de tus padres, que van por detrás, están
quemando vuestras manos unidas, pero ignoras ese detalle.
Al llegar a la
puerta, ves el coche de tus padres aparcado en la calle que queda enfrente, y
la moto de Harry un par de plazas a la izquierda.
-Os iré
siguiendo, porque no sé dónde está la casa –dice Harry casi con esfuerzo por
tener que hablar con tus padres.
-Está bien. No
te vayas a perder –responde tu padre.
Le lanzas una
mirada asesina que él ignora abriéndote la puerta del coche para que entres.
Diriges tus ojos a Harry, sin saber qué hacer. Es como si te obligaran a
elegir.
-Supongo que,
como siempre, no querrás subirte en la moto –dice él como si nada.
-Por supuesto,
odio ese trasto –señalas su vehículo, intentando poner expresión indescifrable
para que no sepan que estás mintiendo.
En realidad, te
das cuenta de que Harry lo hace para intentar que tus padres no le odien más.
Probablemente, si supieran que te subes en la moto con él, te atarían a tu cama
para que no pudieras salir de tu cuarto nunca más. Te subes en el coche con tus
padres, y tienes que apartar algunas bolsas para poder atarte el cinturón.
-Está aquí
cerca –informa tu madre, aunque no te interesa la información, no quieres saber
nada acerca de tu nueva vivienda hasta que sea estrictamente necesario.
Te fijas en las
expresiones de tus padres y ves que están tranquilos. Claro, no es la primera
vez que te dejan en otra ciudad para que vivas sola. Ya sufrieron el síndrome
del nido vacío hace dos años. Y, sin embargo, no puedes evitar pensar que hay
algo más que hace que no parezcan en absoluto preocupados.
Cuando el coche
por fin se para, sales de él tan rápido como te es posible. Miras alrededor.
Bueno, la zona no tiene mala pinta, hay un parque en la otra acera, y los
edificios están bien cuidados. Mientras tanto, tu madre ya ha tocado al piso
correspondiente y sostiene la puerta abierta con una mano.
-Primero lo ves
y luego vamos subiendo las cosas –dispone.
Asientes con la
cabeza y, de nuevo de la mano de Harry, subís las escaleras. Al llegar al
tercero, tu madre para en la puerta B, que está abierta.
-¡Hola, ya
estamos aquí! –dice, desde fuera.
Harry aprieta
un poco más tu mano y justo entonces aparece por la puerta una persona a la que
no esperabas. Su nombre tarda un momento en salir de tus labios, impregnado de
sorpresa.
-J… Jake.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]
Oh my fucking God. Siguela pronto, el el mejor imagina evere.
ResponderEliminar¿Quien es Jake?
ResponderEliminarJake es un amigo,del novio de la boda a la que fueron el otro dia y a jake le gusta “bombón“ y Harry le tiene odio eterno
Eliminardios!! mio1!!! AAAAAA!!!!!!! La tienes que seguir!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! en serio ya esta llegando lo bueno :)
ResponderEliminarAna cielo tienes que seguirla es apsolutamente genial y si no la prontito ire a tu casa y entrare a tu habitacion por la noche y te torturare muajjajaja okno.
ResponderEliminarYo lo se, tu lo sabes, nosotras sabemos que la seguiras pronto xD
De la novela no hay mucho que decir porque seguro que te lo han dicho muchas pero muchas veces (segurisimo) asique te dire algo que ya sepas (sorry) y es que AMO tu novela la primera parte fue alucinante y la segunda es todabia mejor bueno me despido de ti y me voy un besazo para la mejor escritora