Cabrón.
No puedo
llamarlo de otra manera después de la mirada de autosuficiencia que me ha
lanzado. Aunque se me hace aún más insoportable la sonrisa –que probablemente
las chicas llamarían encantadora- que le dirige a ella. A mi chica.
La miro. Sigue
sujetando con fuerza mi mano. ¿O soy yo el que sujeta la suya? Tiene los labios
aún entreabiertos por la única palabra que ha sido capaz de pronunciar, y, para
qué mentir, me hace sentir mejor que a ella tampoco le haya gustado esa pequeña
sorpresa.
Todo esto debe
pasar en un segundo, que por cierto a mí se me hace eterno, porque entonces él
hace un gesto con la mano y nos invita a pasar. Probablemente yo no estaría
invitado si pudiera evitarlo, pero voy en el lote.
Te aguantas, ojitos azules, le digo con la mirada.
Vivirá todo un año conmigo, y tú mientras tanto estarás a 30
millas de nosotros, parece responderme alzando levemente las cejas.
-Pues sí, Jake.
Yo –le sonríe de nuevo.
-Va… vaya, qué
sorpresa –dice ella, insegura.
-Bueno,
pensamos que ya que a él lo conocimos en la boda y era majísimo, era una buena
opción para ser tu compañero de piso –su madre nos adelanta y entra en la casa
como si fuera suya.
Mientras
entramos, se me ocurren bastantes adjetivos para nombrar a Jake, y ninguno es
precisamente majísimo. Tal vez si fuera
una mujer estaría encantada con el chico, pero soy un tío, y con ver las
miradas que le dirige a mi novia, sé
exactamente lo que se le está pasando por la cabeza. Lo que le gustaría hacer
con ella. Se me encoge el estómago, y tengo que luchar con todas mis fuerzas
para que mi expresión permanezca impasible.
-¿Os enseño el
piso? –pregunta él.
-¿Por… por qué
no nos sentamos primero y… no sé, hablamos un poco? –mira hacia unos sillones
del salón, y agradezco de inmediato que lo proponga; necesito sentarme.
-Claro
–responde Jake, con su característica caballerosidad.
-También hay
que decir que Jake supo escoger piso cuando vino aquí –añade su madre a la vez
que todos vamos hasta los sillones.
-Sí, es difícil
encontrar uno bueno, todos están ya ocupados –comenta él, sacando algo de un
armarito-. Aunque tengo que admitir que fueron mi hermano y tu nuevo primo
quienes lo descubrieron.
El hecho de
que, aunque le hable su madre, él se dirija a la hija para contestar me hace
sentirme aún más molesto.
-Bueno, pero tú
lo has mantenido –dice la mujer, contenta.
Bah, como si
eso fuera un mérito.
-¿Galletas?
–muestra la caja que ha sacado del armario- Puedo preparar un té ahora mismo.
-Gracias –la
madre coge la caja y la coloca en la mesa.
-Ahora vuelvo
–dice Jake, saliendo del salón.
La mujer mira a
su hija con una repentina expresión de sorpresa.
-¿Pasa algo?
–pregunta, como si no supiera exactamente lo que pasa.
-Bueno, es que…
-ella duda un momento- esperaba que fuera… una chica.
-Es un chico
encantador, ya lo verás –asegura-. No vas a tener ningún problema con él. Y a
ti no te molesta, ¿verdad, Harry?
Me sorprende
que su madre se digne a dirigirse a mí. Me siento tentado a no responder, pero
ella me da un leve apretón de manos, así que lo hago.
-En absoluto
–digo escuetamente.
-¿Ves? Todo te
va a ir de maravilla.
-Por cierto
–Jake asoma la cabeza por la puerta-. A lo mejor podrías venir a ayudarme y así
vas aprendiendo dónde están las cosas en la casa.
Siento unas
ganas enormes de levantarme y darle un puñetazo al ojos azules en esa cara
bonita que tiene, pero ella debe darse cuenta de que me tenso, porque me pone
una mano en la pierna y me dirige una mirada tranquilizadora. ¿Cómo pretende
que esté tranquilo mientras la veo irse con ese tío? ¿No se da cuenta de que no
deja de mirarla como un cazador mira a una presa? Joder.
Cuando nos
quedamos solos en la habitación, miro a todas partes menos a sus padres. Me ha
sorprendido que el padre todavía no haya abierto la boca, y justo mientras lo
pienso rompe su voto de silencio.
-¿Y cómo lo
llevas? –pregunta.
Decido
ignorarlo a menos que me haga saber claramente que me lo dice a mí.
-Es a ti,
muchacho.
Giro la cabeza
y lo miro un momento.
-¿Cómo llevo el
qué? –pregunto, con recelo.
-Esto –señala a
su alrededor con un movimiento de brazo.
-Como lo
llevaría cualquiera, supongo –me encojo de hombros.
-¿De verdad no
te importa que su compañero de piso sea un chico?
-¿Le importaría
a usted que su mujer se fuera a vivir con otro hombre?
Veo las caras
de estupefacción de ambos y sé que no debería haberlo dicho, pero la verdad es
que me siento algo mejor. Ellos me atacan, yo respondo. No es lo más
inteligente por mi parte, porque al final sólo acabaré buscándoles problemas
con su hija, pero no puedo resistirlo.
-Bueno, ya está
–Jake vuelve a aparecer, ahora con una bandeja en las manos.
Ella viene a su
lado, ahora con una expresión más relajada, lo que me preocupa. Aunque tampoco
es muy racional esa preocupación, teniendo en cuenta que va a vivir aquí. Se
acostumbrará, se harán amigos… Y él intentará que algo más. Por supuesto que lo
intentará. Es imposible no querer intentarlo con ella.
-No sé si
sabrás usar la ducha, pero las bolsitas del té ya sabes dónde están –bromea
Jake, sentándose en el otro extremo del sillón donde estoy yo.
Muy inteligente
por su parte. Ahora ella estará entre los dos.
-Cierto –dice
ella, cogiendo la tetera y llenando cinco tazas.
-De todos
modos, ya te enseñaré a usar todas las otras cosas. Ahora verás, tenemos bañera
de hidromasaje.
No escucho lo
que sea que ella contesta, estoy demasiado ocupado intentando borrar la imagen
que se ha formado en mi mente. Ella y él en la bañera de hidromasaje. Juntos.
Sin ropa. Sacudo la cabeza con fuerza, pues empiezo a sentir náuseas y necesito
dejar de pensar en todas esas cosas. No voy a sobrevivir un año entero si no me
calmo. Además, ¿por qué pienso esas cosas? Ella me quiere, está conmigo. No va
a hacer nada de eso.
Me doy cuenta
de que todos los presentes me miran.
-¿Estás bien?
–me pregunta Jake con falsa preocupación, aunque sé que oculta una sonrisa.
-Sí,
perfectamente –me finjo alegre para no darle la satisfacción de que sepa lo
mucho que me afecta todo esto.
-Toma tu té,
Hazza –me lo pone entre las manos con cuidado, pero sé que como intente
tragármelo voy a vomitarlo.
-La verdad es
que no… me apetece –digo.
-¿Una galleta?
–el ojitos azules se mete en la conversación.
-Si no os
importa, iré a por un vaso de agua –me levanto del sillón y ella hace lo mismo.
-Eso ya sé
dónde está –esboza una sonrisa y me guía hasta la cocina.
Me apoyo en la
mesita de la cocina y la observo ponerse de puntillas para alcanzar el armario
en el que se encuentran los vasos. Lo pone debajo de un pequeño grifo que hay
en el fregadero y espera a que se llene. Es guapa incluso de espaldas. Cuando
se da la vuelta para darme el vaso, ve que la estoy mirando, y me regala una
preciosa sonrisa.
-Styles…
-susurra, acercándose a mí, aún con el vaso en la mano.
-Bombón…
-No puedes
estar así –sus hombros están levemente hacia abajo; ella tampoco está
precisamente feliz.
-Lo sé –admito.
-Sólo va a ser
mi compañero de piso –me besa.
-Eso no es lo
que él quiere, en realidad –suspiro.
-Harry… -me
reprende.
-Lo veo en cómo
te mira –me defiendo-. Y creo que todavía entiendo la mente de los hombres
mejor que tú.
-Pues aquí no
va a pasar nada a menos que sea en mi dormitorio y contigo –me dice con
firmeza.
-Gracias –miro
al suelo.
-Te quiero
–enreda su mano libre en mi pelo y me besa de nuevo.
Todo esto me
hace sentir todavía peor, porque es ella la que se muda, y encima está
consolándome y siendo fuerte por mí, cuando debería ser yo el que lo fuera.
-¿Todo bien por
ahí? –la ya irritante voz de Jake nos llega desde el salón.
-Sí, ya vamos
–me da el vaso y me coge de la otra mano para casi tirar de mí hasta el salón.
Cuando todavía
vamos por el pasillo, la detengo.
-Creo que
debería irme –susurro.
-¿Por qué? –no
parece que la idea le guste, y eso me hace sentir algo mejor.
-Porque ahora
tienes que ordenar tus cosas, tienes que ver tu nueva casa… Y yo no tengo nada
que ver con esto –explico.
-Sí que tienes
que…
La interrumpo.
No se me da bien decir adiós, y tampoco quiero hacerlo delante de sus padres y
del ojitos azules.
-Vendré este
fin de semana –le aseguro
-Pero…
La atraigo hacia
mí y le doy un prolongado beso. Luego me asomo al salón, me bebo el vaso de
agua delante de todos y hago un gesto de despedida con la mano.
-Me voy ya. Nos
vemos pronto –digo en general, pero me refiero a Jake, como advertencia.
Le doy otro
beso, este mucho más corto, y creo que empiezo a entender el concepto de marcar el terreno.
-Hasta luego
–nadie parece especialmente apenado de que me vaya; nadie excepto ella, que me
mira con los ojos llorosos mientras salgo por la puerta.
Bajo las
escaleras a tientas, pues las formas ya han empezado a desfigurarse por culpa
de las lágrimas que pugnan por salir de mis ojos. Las dejo escapar, sintiéndome
aquel niño pequeño que lloraba en el orfanato, porque de nuevo estoy perdido,
me siento sin nada a lo que aferrarme. Estoy solo. Sin ella.
Cojo la moto sin saber muy bien que lo estoy haciendo,
y ni siquiera me pongo el casco. No sé si porque no me doy cuenta, o como acto
infantil e inservible de rebeldía. Emprendo el camino de vuelta con el único
pensamiento en mi mente de que al llegar a casa me espera una botella de vodka
que dejé en mi dormitorio esta mañana. Sabía que iba a necesitarla.
[Espero que os haya gustado. Por favor, mencionadme en twitter o comentad con vuestra opinión, y marcad en las casillas de abajo la opción que más se asemeje a lo que os ha parecido el #Imagina, ES MUY IMPORTANTE, gracias.]
es genial , me encanta en serio , es perfecta . Por favor sigue asi y siguela pronto jaja :)
ResponderEliminarBssss guapaaaa
Ay... Tanta perfección junta no, Ana, que hace daño. En seeeeeeerio, sobresaliente.
ResponderEliminarUn besito <3
Tia tienes que seguirla ya!! Por dios es que es demasiado perfecta.
ResponderEliminarLlora harry lloro yo me encanta !!!
ResponderEliminarDemasiada perfección junta Ana, esto se está poniendo interesante. Siguela cuando puedas.
ResponderEliminarAtentamente, una anónima para que sonrías :D
A ver, a ver, a ver por dónde empiezo mi super comentario -casi nunca comento, especialmente, porque siempre llego tarde cuando publicas, pero leo igual; a partir de ahora dejaré siempre un comentario-.
ResponderEliminarEn twittah, nos pediste que te dijéramos cómo nos caía Jake, si bien, si mal... A mí me cae, es decir, ni bien, ni mal, lo soporto. Pero, como intente algo más o de indicios de sus intenciones, lo siento, pero cruz y raya-imagíname haciendo el cruz y raya con las manos (?)-.
El tema "padres", me molesta, me molesta muchísimo. Tus padres, supuestamente, quieren lo mejor para ti, quieres que seas feliz, independientemente de lo que quieras hacer en la vida, deben aceptarte, es decir, son tus padres. No sé si me explico. Se nota, que quieren que acabe con Jake, pero no lo conseguirán, porque estoy enamorada de Harry -realmente, no, pero en el #Imagina sí, aunque de quien estoy enamorada es de Zayn, ah-.
Comprendo a Harry, comprendo que no se vea capaz de ser fuerte por los dos, ni si quiera por sí mismo. Que se refugie en la bebida, lo veo ya, de demasiado cobarde. Pero no nos engañemos, yo también lo haría si se tratara de Harry -o de cualquier otro perteneciente a 1D- yo debería ser la que está destrozada -más de lo que realmente estoy-. Pero Harry, pienso, que es como de sentimientos ocultos, es decir, que no muestra ni la mitad de lo que siente. Por ejemplo, él pocas veces dice 'te quiero', pero cuando lo dice siento que está siendo lo más sincero que una persona puede ser al decir esas dos palabras, siento que me quiere muchísimo más de lo que dice. ¿Me entiendes?
Soy muy de alargarme mucho, lo sé. Me dijiste que te encantaban los comentarios largos, así que, siempre intentaré hacerlos así.
Un beso muy grande, cielo. Espero que la sigas pronto, cuando puedas, sabes que no te presiono :)
ATTE: @Rachelforever99
Quiero decirte, que este comentario era para el capítulo 10, pero no sé cómo acabó puesto en el 9. En fin... @Rachelforever99, otra vez :D
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